Escena 3

Entre Líneas

Todo estaba en calma, las luces estaban encendidas y el televisor apagado, la temperatura de la sala la refrescó un poco después de haber caminado un par de calles en una noche cálida y húmeda. Permaneció estática frente a la puerta por unos cuantos segundos hasta que fue capaz de reconocer a la pequeña figura que la esperaba recostada relajadamente en el sillón.

- Fue mala idea darte llaves – dijo Seulgi al aventar su bolso hacia el sillón en el que Wendy reposaba.

La vecina no se inmutó, soltó un quejido al recibir el golpe del bolso contra su estómago pues parecía que la actriz cargaba con ladrillos, aún así, no le dirigió la mirada. Optó por tomar el bolso y colocarlo en el lugar vacío del silló donde sus cortas piernas, incluso completamente estiradas, no alcanzaban a llegar. Seulgi observó este peculiar comportamiento y continuó con su regreso a casa ahora cerrando la puerta detrás de ella y quitándose los zapatos con la esperanza de ponerse más cómoda.

 - ¿A qué se debe el placer? - preguntó Seulgi.

Sobre la mesita habían al menos unas diez botellas verdes no muy altas y tras fijar la mirada en ellas, pudo deducir que se trataba de Soju. Entre las mismas había un par de latas vacías de cerveza y una caja de pizza que aún humeaba y cuyo olor pudo percibir solamente después de que el impacto visual tras abrir la puerta de su departamento había aminorado.

Encontrar a su vecina bebiendo alcohol en su departamento y tirada en su sillón era una escena que no se presentaba todos los días, y si Seulgi no tuviera una relación tan cercana con ella, probablemente para ese entonces ya hubiera llamado a la policía.

- ¿Has escuchado el programa de las 5:00 pm, Seulgi?

Wendy habló una vez que Seulgi se acercó hacia ella, pateó el bolso que previamente había acomodado a sus pies para que cayera al piso y Seulgi pudiera ocupar su lugar. A la actriz le disgustó un poco la acción porque siempre le había molestado que se les diera mal trato a sus pertenencias, cosa que en el pasado le había ocasionado entrar en varias riñas con su hermano. Se sentó en el sillón y se estiró para disolver la rabieta que comenzaba a hacerle un nudo en el estómago pues solamente así podría dejar pasar por alto la acción de la intrusa.

- Sí, a veces sintonizo la estación antes de que comience tu programa - dijo con voz calma.

- Y comparado al mío, ¿crees que es bueno?

Seulgi se tomó un minuto para pensar a qué quería llegar la pequeña con aliento alcohólico que había irrumpido en su departamento, concluyó que sólo había una bala para dos tiros en esta ruleta rusa. Una explicación al escenario con en el que se encontró al entrar a su departamento sería que algo fue mal en el trabajo y que Wendy esperaba encontrar deshago en el alcohol, la comida y en su compañía. La otra explicación sería que algo bueno pasó en el trabajo de Wendy y su emoción la había traicionado haciendo que se infiltrara al departamento contiguo, tal y como había pasado con Seulgi. La actriz podía imaginarse a Wendy parada en el pasillo debatiendo entre entrar a su departamento y pretender que nada había pasado o irrumpir en el de Seulgi para contarle la buena noticia. Honestamente, la última explicación tenía más sentido.

En más de una ocasión Seulgi había sintonizado, antes de la hora del comienzo de su programa, la estación de radio en la que Wendy trabajaba, y sinceramente era algo de lo que siempre terminaba arrepentida.

El programa previo al de su vecina le parecía tan aburrido que la cuenta regresiva para que comenzara el programa que ansiaba escuchar se hacía eterna, era como si los minutos se hubieran tumbado de aburrimiento en el reloj y se rehusaran a avanzar. Cuando por fin lograba escuchar la animada voz de Wendy que saludaba a sus radioescuchas su mente se despabilaba y se encontraba capturada en la plática de la locutora, de vez en cuando le era imposible soltar risitas al escuchar las ocurrencias de Wendy que la llevaban a ponerse en una situación embarazosa y que a menudo incomodaba a sus invitados, a ella incluida. La popularidad del programa de Wendy demostraba que no era solo Seulgi quien se encontraba cautivada por la personalidad de la locutora. Así que se decidió por apretar el gatillo y disparar la última explicación y seguirle la corriente.

- Pienso que el programa ofrece buen contenido en sus secciones y tiene potencial, pero siempre que lo escucho me es imposible enfocarme en lo que ofrece porque el locutor es simplemente muy aburrido, ¿no crees? Tu programa es mucho mejor.

Los ojos de Seulgi iban del rostro de su vecina hacia la mesita frente al sillón y mientras las palabras escapaban de su boca, Wendy se había enderezado para servir dos vasitos de Soju, el alcohol llenaba los vasos en medida que la voz de Seulgi llenaba el silencio del departamento. La actriz observaba con atención sus movimientos y trataba de descifrarla.

- Seulgi – dijo Wendy levantando la mirada, tomó un vaso y lo extendió hacia ella.

Seulgi lo tomó como una invitación, se acercó a su vecina y tomó el vaso. Amabas se miraron a los ojos mientras empinaban el vaso contra sus bocas y el alcohol se deslizaba por sus gargantas. La joven actriz no pude evitar hacer una mueca, se sintió tentada a tomar un trago de cerveza para que el espeso y concentrado sabor a alcohol pudiera deslizar mejor. Una vez que los vasos tocaron la mesita frente a ellas, Wendy rompió el contacto visual sólo para llenarlos a tope una vez más.

- Ya veo, entonces es una opinión popular… ¿Será por eso que…

Repentinamente azotó la botella de Soju sobre la mesa una vez que ambos vasos estaban rebosantes de alcohol, el fuerte ruido sacó a Seulgi de su estado ítico para con su vecina haciendo que saltara del sillón. Pensó que esta noche, ni el alcohol ni la compañía de su vecina harían el truco para poder relajarse, la vecina se la estaba poniendo difícil. Wendy ignoró su alrededor, se llevó una mano a la barbilla y frunció el ceño como si tratara de atar cabos sueltos para poder proporcionar a Seulgi el final de la pregunta que anteriormente había planteado y que intencionalmente había dejado abierta en una pausa dramática. Una pausa larga, muy larga, tan larga. A este punto, Seulgi se sentía angustiada, las acciones de la vecina le parecían sospechosas y el hecho de que no fuera al grano con respecto a la razón de la escena que se había montado esa noche en su departamento la tenía inquieta. ¿Acaso se había equivocado en su respuesta? Wendy, aún en la pose que simulaba a la de la escultura El Pensador de Rodin, retomó.

- ¿… Será por eso que cancelaron el programa?

- ¿Ah? ¿Cancelaron el programa? Vaya… - Seulgi proseguía con cautela negándose a tomar el vaso frente a ella si Wendy no lo hacía primero.

- Si, Seulgi, fue cancelado hoy. Pero parece que los productores te hicieron un favor.

- ¿A mí? – La cabeza de Seulgi se inclinó levemente hacia la derecha mostrando confusión.

- Sí, ahora cada vez que sintonices mi programa con anticipación podrás escucharme a mí.

- Si voy a sintonizar con anticipación… ¿cómo voy a poder escucharte? No entiendo…

- Vas a poder escucharme porque... mi programa va a llenar la hora del que fue cancelado.

La voz de Wendy cambió por completo, pasó a ser plana a tener un tono ahora más burbujeante, miraba a Seulgi con una media sonrisa que solo se dibujaba en su rostro cuando la emoción pedía explotar y salir de su cuerpo. La actriz frente a ella sonrió ampliamente, sus mejillas se levantaron en forma de un bulto de masa rosada y le exprimieron los ojos, en ellos se dibujó una mirada suave y tierna.

- ¡¿Es enserio?! ¡¡¡Felicidades, Wendy!!!

Seulgi no pudo evitar lanzarse hacia la persona que tenía a su lado para acobijarla en un fuerte y largo abrazo, unas risitas se escaparon por la amplia sonrisa que hacía que sus mejillas parecieran regordetas. Wendy respondió al abrazo, pero la apartó después de unos segundos, pues pensó que, si no lo hacía, durarían así lo que restaba de la noche. Escuchar la risita de Seulgi golpetear contra su oreja y la calidez del cuerpo de la actriz, hicieron que la realización de su logro se agudizara. Se sintió orgullosa de sí misma.

- Own, ¿Estás feliz por mí, osito? – Wendy apartó a Seulgi y ahora que la tenía frente a sus ojos, no pudo evitar pellizcarle las mejillas. La actriz parecía una versión aún más adorable de un osito de peluche. Wendy estaba segura de que, si le pellizcaba las mejillas, respondería con una frase adorable como los juguetes que uno se encuentra en los almacenes. Su predicción no falló.

- ¡Wendy, me siento muy orgullosa y feliz por ti! Eres toda una inspiración.

Ambas se miraron por un momento con una grande sonrisa, Seulgi sintió la iniciativa de tomar el vaso frente a ella y fue ahora ella quien lo levantó frente a su vecina para proponerle consumir el líquido embriagador. Wendy tomó su vaso rozando la cálida mano de la actriz para entrechocarlo con el del tierno osito, ambas deslizaron el contenido de este al mismo tiempo y sus espaldas hicieron contacto con el respaldo del sillón, después de un momento de silencio, Wendy habló.

- Lo estamos haciendo mejor de lo que imaginé. -soltó con un suspiro.

- ¡Lo sé! – Seulgi rió y en su voz aún se notaba la emoción del momento. – Si no fueras locutora, la hubieras armado en grande como actriz, de seguro me hubieras tumbado de las listas de popularidad - dijo entre risitas.

- Por eso mismo es que trabajo en la radio, Seulgi. No podría hacerle eso a mi mejor amiga.

Seulgi rió y le lanzó un puñetazo en el brazo más fuerte de lo planeado, los ojos de Wendy se desorbitaron lo que ocasionó que la risa de la actriz aumentara y la abrazara nuevamente en tono de disculpa. Esta era una escena tan familiar para ambas y cada vez que la montaban, sentían que los lazos entre ellas se fortificaban. Después de lanzar un violento golpe y mostrar sus caras graciosas guardaron silencio y echaron la cabeza hacia atrás; Seulgi con el estómago adolorido de tanto reír y Wendy con un brazo que sentía se le había salido de su lugar. Miraban hacia el blanco techo y sabían que la una pensaba en lo mismo que la otra.

Seulgi y Wendy habían llegado a Seúl hacía un par de años, ambas con diferentes pasados, pero con la certeza de su amistad en el presente. Eran jóvenes, inexperimentadas y estaban hambrientas por devorar sus sueños.

La lucha de Seulgi había sido muy distinta a la de Wendy. Seulgi siendo la hermana mayor de un pequeño, provenientes de una familia de clase media, tuvo que abrirse paso sola. Comenzó a trabajar incluso desde antes de que se le tuviera permitido legalmente y estudió duro durante años para poder ingresar a las mejores academias. Descubrió su sueño, ahora vocación, desde pequeña; y era algo que Seulgi consideraba como la mayor fortuna que la vida le había brindado. Se sentía así cuando a sus compañeros de clase se les cuestionaba sobre sus planes a futuro relacionados con su orientación vocacional y observa como la mente de la mayoría de sus iguales quedaba en blanco. En su caso era distinto, ella lo tenía claro. Pensaba que, si esta iluminación no hubiese llegado temprano en su vida, se sentiría vacía y sin rumbo y probablemente el motor de su vida se habría oxidado para entonces. A la Seulgi de hace unos años atrás le enorgullecía este descubrimiento, y de alguna forma un tanto altanera, le hacía sentir especial. Y era este sentimiento de tener entre sus manos este algo especial, que le impulsaba a conseguir lo que quería. A la Seulgi del presente le incomodaba recordar esa altanería, pero no se avergonzaba de que esta misma la había hecho fuerte en su persistencia.

Wendy, por el contrario, vivía en una familia acomodada y tenía su vida planeada. Al terminar sus estudios trabajaría para la empresa familiar y con el tiempo, heredaría el cargo de su padre. Era algo con lo que Wendy se sentía conforme, era algo que desde pequeña se le había repetido una y otra vez y, por ende, era una instrucción memorizada y lista para ser acatada. Debido a su estatus social, desde pequeña se le impartió la mejor educación y se le expuso a diversas artes. Wendy accedía a cualquier petición de sus padres, probaba cuanto se le pusiera sobre la mesa, y siempre rendía muy bien en lo que se le pedía. Mantener a sus padres complacidos era la forma en la que le gustaba vivir. Adoraba el título de hija ejemplar y abrazaba la comodidad de su despreocupada vida. Sin embargo, para cuando conoció a Seulgi, una apenas reconocible sensación de incomodidad comenzó a producirse en su interior. Era la peculiar personalidad de Seulgi la que le robaba la atención y por primera vez sentía curiosidad por algo más que no estuviese relacionado a su vida.

Seulgi era una alumna renombrada entre los alumnos, su esfuerzo en la vida escolar era palpable y nunca se le notaba a gusto con su obtener. Wendy la observaba a la distancia y le parecía que miraba un maratón. Había algo dentro de Wendy que se avivaba cada vez que intentaba descifrarla y era esta nueva tarea la que la atraía, con el tiempo la hizo su objeto de estudio y no pasó mucho para que las dos se acercaran. La suavidad y modestia con las que Wendy inició contacto, tomaron por sorpresa a Seulgi y la fachada de soberbia de Wendy, o más bien, la percepción e impresión que tenía de ella cambió por una de calidez y recogimiento. Para Seulgi, Wendy era la representación de la bondad en la tierra y siempre se preguntaba cómo era que nunca se le veía rodeada de amigos. Seulgi se sintió bendecida por segunda vez en la vida al ser elegida por Wendy. Siempre tenía oídos abiertos y palabras que colmaban su corazón. Y, además, la chica no era para nada aburrida. Tenía un sentido del humor ocurrente que nunca fallaba en sacarle carcajadas. La tranquilidad que portaba Wendy le ayudo a recalibrar la velocidad con la que marchaba en la vida y su apoyo le brindó un descanso que no sabía que tanto necesitada. Por el otro lado, fue Seulgi quien le enseñó a Wendy que de los simples pasatiempos nacen los sueños. Se tuvieron la una a la otra cuando Seulgi decidió perseguir un sueño sin futuro y cuando Wendy traicionó el futuro de su familia. Y no olvidaron tomarse de la mano al dar sus primeros pasos en las amplias y abarrotadas calles de Seúl.

- Y bien… – Wendy se incorporó bruscamente del sillón para abrir ahora dos latas de cerveza.

- Ah, ¿estamos mezclando? – Seulgi se acomodó en el sillón para tomar apresuradamente la bebida amarga que Wendy tenía para ella y que por fin podía beber.

- No veo que te quejes – Wendy rió. Amabas hicieron un brindis y tomaron el primer trago de una larga ronda esa noche.

- ¿Cómo te fue en el trabajo?

- Eeeh…

El cerebro de Seulgi había hecho corto circuito pues una larga cantidad de imágenes pasaban frente a ella a velocidad luz, recordaba el nerviosismo del día, lo bien que Joohyun se veía, lo mal que lo había hecho en la lectura, lo maliciosa que era Sooyoung, el peso que cargaba en los hombros y lo último, la promesa de Joohyun por contactarla. Su cerebro hizo corto circuito.

Wendy notó el pantallazo azul en los ojos de la joven actriz y la expulsión de una vocal alargada a falta de palabras hicieron que se preguntara qué podía haber ido mal con ella. Los circuitos dentro de Seulgi volvieron a funcionar y después de un pestañeo regresó a su departamento.

- ¿Qué tal si hablamos de eso después? Celebremos por ahora.

Seulgi tenía plena confianza en que hablar con Wendy le ayudaría, un historial de problemas y conversaciones apoyaban ese pensamiento, pero sabía que ahora no era el momento. No lo era porque no podía arruinar el humor de la noche con sus problemas laborales cuando su vecina estaba viviendo el momento de su vida; y no podía porque su mente era un remolino de pensamientos y le era imposible categorizarlos, mucho menos ordenarlos y exteriorizarlos. Por esta misma razón, el instinto de Wendy le gritaba que dejara en paz el tema y esperara a que Seulgi viniera a ella para hablarlo, como más de una vez lo había hecho en el pasado.

- Que no se te ocurra soltármelo esta noche porque pienso embriagarnos y ya sabes cómo olvidas todo. Me rehúso a recordarte mañana cuando estés con resaca el maravilloso consejo que probablemente te daré y que te solucionará la vida. El que me supliques sólo lo hará peor, lo sé... - los ojos de Wendy volvieron a desorbitarse y se llevo un mano a la boca - Wow, espera, creo que estoy teniendo un déjà vu.

La vecina bromeó y por la mente de Seulgi pasaron los recuerdos de lo que Wendy narraba. El déjà vu era para ambas. La verdad de sus palabras hicieron que Seulgi quisiera cambiar de tema. 

- ¡Tu voz es tan aburrida! Pon algo de música WenDJ – dijo Seulgi como si lo que Wendy había dicho hubiera sido arrastrado por la corriente.

- Tendrás que acostumbrarte a mi voz porque ahora la escucharás más seguido – Wendy chasqueó sus dedos con sus manos en forma de pistola, apuntaban a Seulgi. La actriz lanzó un resoplido por lo vergonzosa que su vecina podía llegar a ser.

- Música por favor, complace a tu fiel radioescucha.

- A la orden, señora. Tengo el playlist perfecto para esta noche.

Mientras Wendy sacaba el celular de su bolsillo, Seulgi echó una ojeada sobre la mesita.

- Por cierto, gracias por la comida – Seulgi se estiró para alcanzar una rebanada de pizza, sorpresivamente aún estaba caliente y era de su combinación de ingredientes favorita. A pesar de que era la celebración de Wendy, su vecina se había esforzado por hacer la noche placentera para ambas –Voy a comer rico gracias a ti – Seulgi sonrió antes de darle una gran mordida al trozo de pizza haciendo que casi desapareciera. Wendy sonrió con dulzura sin mirarla, pretendía aún buscar entre su biblioteca la canción ideal. Ambas eran buenas para avergonzar a la otra.

- ¿Te apetece salir a bailar una vez que terminemos de cenar? Y de que terminemos de beber todo esto, claro.

- Pensé que esta era la celebración.

- No, este es el comienzo de la celebración. ¿Entonces?

- Pero ¿no trabajas mañana?

- Trabajo hasta entrada la tarde y aún soy joven, aún somos jóvenes. ¡Esta noche somos jóvenes, Seulgi! – Wendy tiró su celular contra la mesa como si el reemplazarlo por uno nuevo a la mañana siguiente fuera tarea fácil. Seulgi supo que su vecina estaba en otra nube ahora. La música comenzó a sonar y el cuerpo de Seulgi instintivamente acompañó al de Wendy que se meneaba y retorcía en el asiento del sillón que compartían.

- ¿Entonces? – retomó Wendy, ahora con un pedazo de pizza en su boca.

La combinación de alcohol, comida y el recibimiento de la buena noticia fueron capaces de animar a Seulgi y liberarla de la cárcel de pensamientos en la que había permanecido encerrada desde la mañanana. Se sintió agradecida con Wendy, quien sin saberlo, le había elevado el ánimo. Seulgi sonrió sin intentar disimularlo y dió otra mordida a la rebanada de pizza, habló con la boca llena.

- Wendy, siempre estoy de humor para el baile.

Una larga noche las esperaba.

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Thank you!
Jossosan
Para todos los que siguen está historia; no la he dejado en el olvido.
Me mudé lejos de casa, me encuentro comenzando desde cero y me ha sido difícil continuar escribiendo dadas las circunstancias.a Sin aembargo, la historia sigue en pie. Gracias a los que continúan esperando

Comments

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irnbaebae21 #1
Chapter 9: Esperare con respeto tu regreso uwu
Itaenylove
#2
Chapter 9: tengo esperanzas de q pronto vas a actualizar (^^)
de todas formas voy a esperar xd
AChriad #3
Chapter 9: te sigo esperando:(
ItaNyanG #4
Te sigo esperando.
Munusuo #5
Chapter 9: La historia va muy bien, eres muy buena escribiendo, gracias por actualizar, estaré esperando por más ?
Skyth06
#6
Chapter 9: OMG me encanta!!
Skyth06
#7
Chapter 8: Felicidades por lo de tu tesis!! Y excelente cap
A_readerg #8
Chapter 7: No suelo comentar pero de verdad me gusta la historia y tu forma de escribir...Esperando tu proximo update.
Skyth06
#9
Chapter 7: Quedó muy bueno
Kimdubu02
#10
Cant wait for the english version!