CAPITULO 7 (Parte 2)

Te amo , luego existes

Habíamos pasado la mañana del sábado en la playa, medio desnudas y dejándonos tostar por los rayos de un Sol espléndido que parecía brillar en honor a nuestro recién estrenado romance. El cuerpo de Tiffany era más hermoso que el mío, más exuberante, más tentador. Sin embargo, ella había elogiado mis pechos, pequeños pero uros como melocotones recién recogidos, y cada vez que los acariciaba, con una delicadeza mezcla de timidez y de sorpresa por lo novedoso de la experiencia, conseguía que mis pezones triplicaran su tamaño y mi pulso se acelerara hasta el punto de faltarme el aliento.

¡Era todo tan maravilloso! Sólo manchaba tanta felicidad el hecho de mirar el reloj y comprobar que, por mucho que intentara fijar el tiempo, éste transcurría lento pero implacable. Casi sin darme cuenta, el día se me había ido escurriendo entre los dedos, y al pensar que veinticuatro horas después estaríamos de vuelta en Isla jeju me parecía que la vida estaba dotada de una crueldad inadmisible.

Pero no podía dejarme abatir tan fácilmente. La noche anterior habíamos visto una especie de pub instalado directamente al aire libre sobre la arena de la playa, y después de cenar pensamos que sería agradable tomar allí una copa, bajo las estrellas y dejando que la brisa del mar nos refrescara después de un día tórrido en todos los sentidos. De modo que, tras disfrutar de una excelente cena en el hotel, hacia allí nos dirigimos, dispuestas a apurar hasta el fondo nuestra última noche en la isla.

***

No creo necesario mencionar lo hermosa que estaba Tiffany aquella noche. Llevaba unos vaqueros ajustados y un top que realzaba su busto pleno y elegante, y yo notaba que los hombres la miraban sin demasiado disimulo al pasar. Eso, lejos de molestarme, me llenaba de un orgullo que casi no podía esconder: sí, aquella hembra deliciosa estaba conmigo, buscaba mi mirada con la suya y ansiaba mis besos y mis caricias… al menos por esa noche.

—¿Has visto cómo te ha mirado ese tipo? —pregunté con espíritu travieso y divertido.

—¿A mí? No creo, hoy estás muy guapa con esa falda.

Aunque sabía que no podía rivalizar con ella, resultaba inevitable dejarse arrullar por sus palabras.

—Por cierto, he descubierto una tienda en Isla Jeju monísima. En cuanto volvamos voy a llevarte, estoy segura de que te va a encantar. Tienen unos modelos que favorecen mucho y están muy bien de precio.

—Ummm, estoy deseando ir contigo —en realidad, y si era con Tiffany, me daba igual un plan que otro.

—¿Te apetece otra copa?

—De acuerdo, pero que sea la última.

No le costó a Tiffany llamar la atención del chico que atendía las mesas. ¿Era la tercera o la cuarta ronda?

El rumor de las olas, la música suave, la oscuridad sólo atenuada por una Luna redonda y espectacular… todo invitaba a dejarse llevar, a jugar a ser otras personas, libres y sin complejos.

Estábamos en una de las últimas mesas, instalada directamente sobre la arena de la playa y, sin importarnos si alguien nos miraba o no, a veces nos cogíamos de las manos o incluso nos besábamos fugazmente en los labios.

—Lo estoy pasando muy bien. Apenas habíamos hablado durante todo el viaje. No me refiero a una conversación amistosa, por supuesto; quiero decir que no habíamos tocado el tema que, al menos a mí, me rondaba una y otra vez por mucho que intentara evitarlo. Ahora, las palabras de Tiffany, y el tono en que las había pronunciado, parecían una invitación a abordarlo, aunque viendo sus ojos brillantes y conociendo el efecto que el alcohol ejercía sobre ella, tal vez estuviera refiriéndose tan solo al momento presente, y no a lo que el porvenir pudiera reservarnos.

—Yo también –suspiré cogiendo de nuevo su mano entre las mías.

—¿Has estado en Venecia? Es un sitio maravilloso, me gustaría ir contigo alguna vez.

—Me apunto, ¿qué tal la semana que viene?

Me arrepentí de inmediato de haber hecho una pregunta tan estúpida. Había dado por supuesto que ninguna de las dos tenía ataduras, que éramos dos mujeres jóvenes con todo el verano por delante y con dinero suficiente para hacer lo que nos viniera en gana. El problema, por supuesto, era Nichkhun, el maldito Nichkhun.

—Creo que este mes no podré —de repente, Tiffany parecía incómoda, como si se estuviera reprochando haberse metido ella sola en la boca del lobo—.

Es que…

—Sí, ya sé, estás casada. Por fin, lo que llevaba temiendo todo el viaje había sucedido. En un instante, una simple frase había conseguido helar un ambiente que se hubiera dicho idílico hasta ese momento.

Era inútil fingir, a la vuelta de la esquina estaban todos nuestros problemas, aparcados pero de ningún modo resueltos.

—Escucha Taeyeon, no te enfades, yo…

—No me enfado —contesté en un tono que desmentía mis palabras.

—Vamos, alegra esa cara. ¿No podemos disfrutar de lo que tenemos esta noche?

—Tienes razón, perdona. Soy una tonta —contesté mientras pugnaba por reprimir unas lágrimas que hicieron que me enojara conmigo misma.

Con un gesto cariñoso, Tiffany acercó su silla a la mía y colocó afectuosamente su mano sobre mi rodilla desnuda. Después, sin importarle la gente que nos rodeaba y protegida por la oscuridad de la noche, se inclinó hacia mí y me besó dulcemente, primero en las mejillas y luego en los labios. Me sentía extraña, a un tiempo enfadada con ella pero deseosa de superar ese enfado y dejarme arrastrar al irresistible mundo de sensaciones que sabía que mi amante podía proporcionarme.

—Me gustas mucho Taeyeon. Te estás convirtiendo en alguien muy importante para mí.

 ¿Entonces —me hubiera gustado preguntarle—, por qué no le cuentas todo a Nichkhun y te vienes a vivir conmigo? Sabía la respuesta, y dolía tanto que no me sentía con ganas para escucharla de sus labios. Era consciente de que Tiffany se encontraba a caballo entre dos mundos, y sabía que abrumarla con reproches o forzarla a tomar una decisión prematura podía alejarla definitivamente de mí. Tenía que ser paciente, mostrarme alegre y seductora pero… ¡a veces me resultaba tan difícil disimular la angustia que me corroía por dentro!

—¿Estás mejor? Lo último que desearía es hacerte daño, pero necesito tiempo.

—¿Y tienes idea de cuánto tiempo te hará falta para saber lo que deseas?

Había sonado mucho más agresiva de lo que me hubiera gustado, y por un instante temí haber arruinado la noche de un modo definitivo. Sin embargo, Tiffany parecía especialmente deseosa de evitar una confrontación, y el tono de su respuesta trató de ser desenfadado y provocativo:

—Sé que esta noche te deseo a ti. Sé que ahora te deseo a ti.

Al decir esto, pasó su brazo izquierdo sobre mis hombros mientras su mano derecha, que había estado descansando en mi rodilla, avanzó suavemente en dirección a mis muslos.

Otra vez, unas pocas palabras y un simple gesto lo cambiaban todo. Por mucho que intentara resistirme, estaba indefensa ante el embrujo que Tiffany ejercía sobre mí. ¿Cómo podía sentirme a un tiempo tan irritada y tan irremisiblemente rendida a sus encantos? Deseaba discutir con ella, montar una escena… pero más aún necesitaba sentir esa mano que avanzaba sobre mi piel. Con voz ronca que no me pareció mía, contesté mirando fijamente a sus ojos, que nunca me habían parecido tan brillantes e incitantes:

—Paga esto y vamos al hotel.

La expresión de Tiffany me hizo saber sin la menor duda que estaba tan excitada como yo, pero ni en un millón de años habría imaginado su respuesta:

—¿Tan pronto? ¿Es que no estás a gusto aquí conmigo?

Un nerviosismo extraño me sacudió por dentro, ¿qué estaba pasando?

Nuestras sillas estaba tan juntas que el cuerpo de Tiffany descansaba recostado sobre el mío, su brazo seguía envolviéndome y su mano, arremangando mi falda, había llegado ya a una zona que me hacía perder la compostura.

—¿Estás loca, qué haces?

—Quiero hacer que te corras, aquí.

Sus palabras me llegaron como un susurro y amortiguadas por el viento.

Sin duda, las dos habíamos bebido demasiado, era una locura y desde luego no quería terminar en comisaría pero… delante teníamos el mar, con la espuma de las olas brillando blanca en la oscuridad y la brisa refrescando nuestros rostros; detrás, el murmullo decreciente del pub al aire libre, que progresivamente se iba quedando vacío y que apenas estaba iluminado por un par de luces lejanas.

Una angustiada mirada a mi alrededor me calmó parcialmente: las mesas más próximas estaban vacías; nadie podía ver otra cosa que nuestras espaldas, muy juntas la una a la otra, y el brazo de mi amiga sobre mis hombros.

Aun así…

—Vamos, adelanta el cuerpo y abre un poco las piernas, así no alcanzo.

Nunca me había parecido tan sensual la voz de Tiffany. Me acariciaba el oído de tal manera que me sentía incapaz de resistirme, estaba aterrada pero al mismo tiempo me parecía imposible desobedecer sus órdenes. ¿No corría el riesgo de convertirme para ella en un simple juguete ual? Podría ser, ¡pero resultaba tan excitante e irresistible estar a su lado!

—Nos van a ver…

—Claro que no. Tú relájate y disfruta, quiero hacer esto por ti.

El mero hecho de que Tiffany sintiera el deseo de darme placer era ya un afrodisíaco de fuerza infinita para mí, y cuando su mano se coló por debajo del elástico de la braguita y rozó por primera vez mi o, sentí que me abandonaba por completo y que ya no podía hacerme responsable de mis actos.

—¡Vaya, estás empapada! — cuchicheó en mi oído mi amiga, enardeciendo aún más mi excitación.

Fue la experiencia más intensa de mi vida. La música me llegaba amortiguada por el rumor de las olas, las conversaciones de las dos o tres mesas que quedaban ocupadas desaparecieron por completo, unas nubes dotadas de vida propia vinieron en nuestra ayuda ocultando por unos instantes la Luna y haciendo que un manto de sombra ocultara nuestra ilícita actividad.

¿Ilícita? Los dedos de mi acompañante habían conseguido desplazar por completo mi ropa interior, y ahora entraban a su antojo en mi cuerpo sin dificultad alguna. Tenía razón, estaba húmeda, tanto como el mar que ronroneaba unos metros por delante.

Nunca me había dejado ir de esa manera, sin importarme ya ser descubierta o no. Sólo quería sentir a Tiffany tan dentro como fuera posible, ser penetrada por ella de un modo tierno y salvaje, romántico y erótico a un tiempo.

Mientras su brazo izquierdo me apretaba contra sí y apoyaba su cabeza en la mía, su mano derecha me taladraba sin piedad, entrando y saliendo sin necesidad de pedir permiso y arrancándome sollozos a duras penas contenidos. Con un último resto de cordura, coloqué mi falda lo mejor que pude sobre mis piernas y, sin poder oponer más resistencia, me deslicé en los brazos del éxtasis.

El o fue imperioso y furtivo.

Estar en público dotaba a la situación de un toque de peligro y sensualidad que me volvía loca de voluptuosidad. Que fuese Tiffany, siempre tan pasiva y como ausente, la que por propia iniciativa hubiera deseado romper las hostilidades, me envolvía en un estado de felicidad que recompensaba gran parte de los temores que me afligían.

Clavando las uñas en su antebrazo, me deshice en una dulce agonía que nada ni nadie hubiera podido detener. Los espasmos se extendieron como un relámpago hacia mis muslos hasta llegar a las plantas de los pies, enterradas en la arena de una playa que nunca había asistido a un espectáculo tan hermoso.

—¿Te ha gustado? —preguntó innecesariamente mi amiga en tono burlón, mientras liberaba al fin mi  y recolocaba con disimulo mi falda.

Todavía reponiéndome con dificultad, busqué su mano benefactora con la mía y la acaricié suavemente. Allí estaban mi olor más íntimo y la prueba de nuestra travesura, pero lejos de haber quedado apaciguada, con nerviosismo busqué con la vista al camarero mientras me levantaba de mi sitio.

—Ahora vamos al hotel —jadeé—. No puedo esperar para tener la cabeza entre tus piernas.

Las dos salimos abrazadas y riendo como chiquillas, mirando al suelo obstinadamente mientras abandonábamos aquel lugar mágico donde nunca nos atreveríamos a volver.  

***

 

No sé si he explicado suficientemente lo que significa para mí el o oral. ¿Puede haber mayor acto de entrega, mayor demostración de afecto? Sumergirse en el o de la persona amada, aspirar sus fluidos, absorberlos, deleitarse en su aroma y su textura. Sin pedir nada a cambio, instalarse allí eternamente, convertirte en su esclava, su juguete, su fuente de placer inagotable. Forcejear hasta quedar exhausta, insistir más allá de lo esperado, buscar un segundo éxtasis, unir tus labios a los suyos hasta hacerlos indistinguibles, acariciar el diminuto clítoris, sentirlo encabritarse, ahogarte envuelta en un mundo de voluptuosidad incomparable…

Podría seguir, pero espero haber dejado claro lo que suponía para mí besar a Tiffany en su más escondido tesoro. Espero también que comprendáis cómo me sentía, después de lo que había pasado media hora antes, teniéndola ante mí desnuda como una diosa: las piernas separadas, mirándome en silencio pero pidiéndome con los ojos que la transportara al paraíso y la hiciese feliz.

Por último… también espero que imaginéis cómo me alteró el repentino sonido de su móvil.

—No hagas caso, no voy a cogerlo.

Pero el daño estaba hecho, las dos sabíamos perfectamente quién estaba al otro lado de la línea telefónica. Aun así, hice un esfuerzo por fingir que el ambiente seguía siendo tan íntimo y sensual como un instante antes de la odiosa interrupción. Arrodillada entre sus piernas, mordisqueé con suavidad la cara interna de sus muslos, besé sus ingles morenas y terriblemente apetitosas, sentí cómo Ángela se estremecía anticipando lo que estaba a punto de suceder…

Un segundo timbrazo volvió a interrumpir en seco mi laboriosa tarea.

—Lo siento, lo siento. Le contesto en un minuto, ¿no te importa?

—Debes estar bromeando.

—Por favor Taeyeon, si no me localiza se va a preocupar, entiéndelo.

—Sí, supongo que soy yo la que tiene que entenderlo todo siempre.

De nuevo, la sensación de desastre inminente. ¿Por qué era tan cruel el destino con nosotras? En cierto modo, Tiffany tenía razón, ¿no nos merecíamos al menos disfrutar de una noche perfecta? Una idea loca empezó a germinar en mi interior, y en mi descargo diré que había bebido más de lo habitual, que lo sucedido en la playa me había puesto en un estado de sensualidad que todavía me hacía sentir las piernas de trapo, y que deseaba obtener una pequeña victoria, por absurda y ridícula que ésta pudiera parecer.

El móvil había dejado de sonar, pero era evidente que Nichkhun no iba a rendirse y que insistiría hasta que lograra hablar con su mujer. Su mujer.

Esas dos palabras me hacían hervir de indignación. ¿Acaso no era también mía Tiffany? ¿Acaso no eran mis besos lo que esperaba aquella noche, con el o abierto como una flor y temblando de excitación? ¿Es que yo no tenía derecho a nada? Sentía un deseo incontenible de imponer mi voluntad en algo, de vengarme de Nichkhun y su situación privilegiada, de castigarle y humillarle tanto como a veces me sentía yo humillada y desvalida.

De cualquier modo, ¿no era una locura? ¿Qué demostraría con ello?

Realmente, no hubiera podido responder a esas preguntas, pero sí sabía una cosa: quería imponerme al menos en eso, hacer valer mi voluntad, conseguir que Tiffany se doblegara a mis deseos por primera vez desde que nos conocíamos.

—Voy a llamarle yo y así no volverá a molestarnos. Te prometo que será un instante.

—Sí, me parece bien.

Algo en mi tono autoritario hizo que Tiffany detuviera su gesto de marcar y me mirara extrañada. Con una media sonrisa y no muy segura de saber lo que estaba haciendo, me juré sin embargo a mí misma que iba a llevar mi travesura hasta el final. Después de todo, no sería yo la primera en proponer una locura esa noche.

—¿No vas… no vas a enfadarte, verdad?

—Al contrario —respondí sin dejar de sonreír—. Quiero comerte el coño mientras hablas con él.

—¡¿Qué?!

Ya lo había dicho, y lo curioso era que, lejos de romper el encanto, la vulgaridad de mis propias palabras había conseguido excitarme de un modo extraño. De pronto me sentía dueña de la situación, poderosa, capaz de alterar de algún modo el no tan idílico matrimonio de mi amante. En cuanto a ella, tenía tal expresión de sorpresa que estuve a punto de echarme a reír.

—Vamos, llámale —la animé mientras volvía a instalarme entre sus piernas.

—Debes… estás bromeando.

—¿No es un poco tarde para hacerse la niña buena? Vamos, llama.

Había dejado de sonreír. Ahora trataba de parecer segura y autoritaria, aunque en el fondo me preguntaba si no había lanzado un órdago demasiado alto.

Nuestras miradas se encontraron en un duelo silencioso. Traté de conseguir que la mía resultara firme e irresistible, haciendo un esfuerzo para poder transmitir a Tiffany sin palabras todo lo que estaba pasando por mi mente.

—Pero…

—No hay peros que valgan —la interrumpí sorprendida de mi propia audacia—. Voy a besarte de un modo que jamás olvidarás. Llama.

Un instante de vacilación, el gesto claro de tragar saliva, mi propia respiración llenando un silencio estremecedor y…

—Es… está bien.

¿Así, tan fácil? Parecía evidente que Tiffany estaba tan inflamada de deseo como yo. Había esperado que protestara con mayor vehemencia, que se negara en rotundo, que me hiciera insistir una y otra vez para convencerla. Sin embargo, una sombra de picardía había traspasado su mirada al plegarse a mi extraño deseo, ¿también a ella la excitaba la situación? Tal vez, tenía también viejas cuentas pendientes con su marido, desaires acumulados que, de improviso, podía devolverle de una sola vez.

¡Era increíble! Podía oír el establecimiento de llamada, Tiffany estaba ante mí, recostada en la cama, desnuda y con su o a escasos centímetros de mi boca. ¿Era aquello real, o se trataba de un sueño del que tarde o temprano tendría que despertar?

Temblando de excitación, volví a besar las ingles de mi amante, retomando la actividad justo en el punto donde había sido interrumpida.

—¿Cariño? Sí, estábamos fuera, he visto tus llamadas perdidas.

Aquello era fascinante. Siempre había sido políticamente correcta, jamás había roto un plato ni hecho nada inconveniente. Ahora, de repente, me parecía ser la heroína de una película erótica, ¡esa noche todo me parecía sencillo y posible!

—Sí… hemos estado en la playa… hace un tiempo buenísimo, ¿qué tal… qué tal tú por allí?

Habitualmente, dedico mucho más tiempo a mis encuentros uales. Me gusta ir despacio, demorarme, hacerme de rogar, provocar algún que otro suspiro de desconsuelo impaciente en mis amantes. Sin embargo, había algo eléctrico en el ambiente que me exigía premura, diciendo que la travesura que nos unía exigía una realización inmediata. Como lanzándome al vacío, insinué mi lengua entre los pliegues más recónditos de Tiffany, que se estremeció toda y emitió un encantador gemido apenas audible, pero que en ningún momento hizo ademán alguno por poner punto y final a aquella enloquecedora situación.

—Sí, ya hemos… puf… llegado al hotel.

Jamás habría sospechado lo mucho que estaba disfrutando con aquello. Ese estúpido nunca podría imaginar que yo, una tierna e inofensiva mujer, estaba poseyendo su bien más preciado, le estaba haciendo un cornudo, estaba triunfando sobre toda la injusticia que los convencionalismos sociales habían vertido sobre mí. Sí, él contaba con el peso de la costumbre y con diez años de convivencia, pero yo suponía lo nuevo, lo transgresor, lo irresistible, y mientras su mujer le hablaba con voz cada vez más temblona y entrecortada, yo la arrancaba un o que ni en sus mejores sueños él podría emular.

—¿Taeyeon? Sí… está en el… uf… baño.

Tiffany podía hablar ¿cómo no se extrañaba su marido? Mi lengua actuaba ya con descaro en su , entrando, saliendo, barrenando con toda a fuerza de la que era capaz. Mis labios aspiraban sus fluidos mientras mi amiga, con el rostro congestionado, sostenía con dificultad el teléfono y empezaba a contestar con monosílabos.

—Sí… —oí entonces ahí arriba— sí…

—¿Taeyeon?, ¿estás ahí? La voz de Nichkhun me sorprendió tanto que, por un instante, temí haber sido descubierta. ¿Podía haber mejor satisfacción para mi maltrecho orgullo?

El muy cretino le había pedido a su mujer que pusiera el manos libres para saludarme. Mi victoria era total, mi venganza estaba consumada. Al día siguiente, Tiffany dormiría con él, y yo sería dolorosamente consciente de ese pequeño detalle. A cambio, esta noche era para mí, y yo me la follaba casi delante de él.

—Sí —contesté interrumpiendo mi labor y tragando saliva, entre otras cosas— hola Nichkhun, ¿qué tal todo?

—Estupendo, no imagináis lo bonito que es esto. Alguna vez deberíais venir con nosotros.

—Seguro, la próxima vez.

—Me alegro de saludarte, un beso Taeyeon.

—Otro para ti.

Por un instante, sentí el deseo irresistible de explicarle a Nichkhun que, mientras hablábamos, su mujer estaba abierta y entregada a mí como una esclava, y que si pudiera besarme en las mejillas en ese preciso instante, aspiraría sin duda en mi boca el aroma íntimo y secreto de Tiffany, ése que él pensaba poseer en exclusiva. Sin embargo, apelando a lo poco que me quedaba de cordura dejé que mi amante desconectara el manos libres, y mientras yo volvía implacable a mi trabajo, fui testigo de cómo ella, mordiéndose los labios, guardaba un silencio obstinado mientras su marido le contaba algo que a buen seguro no estaba en condiciones de entender.

La suerte estaba echada.

Recurriendo a toda mi habilidad, aspiré sus labios mayores, los introduje en mi boca, forcejeé con ellos como si fueran de caramelo, los agasajé y succioné casi con crueldad. En algún momento que me pasó desapercibido, Tiffany había apagado el teléfono sin despedirse, pero no pude culparla por ello. Con habilidad concienzuda, empujé con mi lengua sobre su o, buscando la mayor superficie de contacto posible, apreté, porfié y removí la cabeza, excitada por sus gemidos ya desencadenados, por sus manos en mi pelo, por las convulsiones que sacudían su cuerpo.

Mientras Nichkhun pensaba probablemente que se había cortado la conexión, su mujer se derritió en mi oca de un modo bestial e incontrolado y yo, como una ilusa, pensé inocentemente que había vencido y era dueña de mi destino.

***

Una hora después, en la oscuridad de la habitación en silencio, me sentía profundamente desgraciada. ¿Qué había querido demostrar? ¿Qué había conseguido arreglar con aquella chiquillada? La propia Tiffany, una vez pasados los efectos del alcohol y del frenesí del o, parecía arrepentida de lo que habíamos hecho. ¿Se merecía Nichkhun que le tratáramos así? ¿No era después de todo otro crificado más en aquel endiablado enredo?

En realidad, poco o nada me importaban las respuestas a esas preguntas. Lo único que me quitaba la vida, lo que me mantenía despierta mientras oía a mi lado la suave respiración de Tiffany, era la incertidumbre por lo que iba a pasar con nosotras. Estaba enamorada hasta la médula de una mujer atrapada entre dos mundos; a su lado perdía el control y la estabilidad, y no tenía ni idea de cómo superarlo.

Si Tiffany llegaba a faltarme, sólo me quedaría morir.

 

Hola!!!!!!

Nueva actualizacion despues de una semana la Parte 2 del capitulo 7 , espero les gustes si veo mas comentario publico el capitulo 8 ya faltan pocos para acabar solo son 10 capitulos asi que les dejo leer 

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Thank you!

Comments

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czankx #1
Chapter 12: It's weird, is this base on someone's real life story? That was. Sudden death, Tiffany just finally decided to be with Taeyeon and was about to talk to Nickhun about choosing her, but ends up dying, it's unfortunate event.. It's supposed to be Taeny ending but ends up TaengSic, whoever has this true story, it's very unfortunate huhuhae
Janamm #2
Chapter 12: Hi you author. Usually I don't write any comments for any story. But here I m writing to you. Sorry but ending story was poorly very bad.. I want to say lots of things to u. But I can't. Ur writing skills are amazing. But I just don't like story ending. In real life mostly things happen negatively. But atleast in fiction we should get nice ending. Bye bye
Judithp
#3
Chapter 12: T_T ya decía yo que esto pintaba con un final triste <\3
Judithp
#4
Chapter 10: Porque la dejas asi!!! T_T esto es tan hilirantee :c pobre tetee <\3
leyling22
#5
Chapter 10: La uni consume mucho tiempo, espero te valla bien...
Me la relei de nuevo para agarrar el hilo de la historia, gracias por volver y actulizar. Esperando la proxima actualizacion :)
Luaniita #6
Chapter 8: Hola!!! , Si lose desaparecí no tengo excusas pero la u me consume por completo , pero ya estoy aquí dispuesta a darles los capítulos que faltan , hoy en la noche estare actualizando esperenlo con ansias
sone009_ #7
Por favor actualiza!
pilargutierrez #8
Chapter 8: Actualiza pronto por fabor
TaenyCol22 #9
Chapter 8: Espero que todo termine bien :(