CAPITULO 9

Te amo , luego existes

Fue en esa época cuando empecé a ver a Nichkhun más como un compañero de desgracias que como a un enemigo.

Conociéndote, estoy segura de que te habrás alegrado al ver cómo nos apoyamos el uno al otro en los momentos difíciles. Como él mismo diría, las circunstancias crean a veces extraños compañeros de camino, ¡la vida resulta tan irónica y caprichosa!

Después de tanto tiempo, he llegado a aceptar que Julián era tan digno de tu afecto como yo, y por eso he conseguido perdonarte que, durante un tiempo, nos tuvieras a los dos sometidos a esa especie de juego macabro donde parecías estar subastando tu amor.

                                                                                                                ***

Durante dos semanas, el tiempo se detuvo y mi vida pareció paralizarse por completo. Llegaba tarde al instituto, apenas me relacionaba con el resto de mis compañeros y, con frecuencia, perdía el hilo de los razonamientos cuando daba clase. Era como una mujer vacía, hueca por dentro e incapaz de reaccionar. Tiffany me había prohibido llamarla, ¿no era eso de una crueldad infinita? Imaginarla junto a Nichkhun me producía un dolor físico, equivalente a haber ingerido una generosa dosis de letal veneno que me destrozara por dentro.

Sí, cada día que pasaba estaba más segura de que mi odiado enemigo iba a salir victorioso. Podía imaginarles solos en casa con una claridad que me abrumaba: en silencio los primeros días, hablándose distantes al cabo de una semana. Luego, cualquier tarde, uno de los dos iniciaría un tímido movimiento de aproximación, y el otro respondería con una sonrisa esquiva. De ahí pasarían a los roces aparentemente inocentes al pedirse la sal o el vino, y más tarde Tiffany lloraría, pediría perdón, y entonces él la sentaría en sus rodillas, la besaría en el cuello y…

¡Estaba volviéndome loca! ¿Tendría Tiffany la decencia de llamarme para despedirse definitivamente de mí? ¿O simplemente dejaría que las cosas se enfriaran poco a poco, creyendo que tal vez yo la olvidaría sin demasiados problemas? No podía más, tenía que ir a verla, no me importaba que se enfadara aún más conmigo. Mi amiga debía comprender que dos semanas de silencio eran más de lo que podía soportar y que nadie merecía un castigo tan severo.

Al fin, una tarde de domingo me vestí con lo primero que encontré y salí disparada a buscar a mi amante. Intuía que estaba cometiendo un error, pero ya nada me importaba. Como el enfermo que prefiere salir de dudas y al menos poder escapar de la lacerante incertidumbre, toqué en el telefonillo de la casa de mi amiga dispuesta a no salir de allí sin una respuesta clara sobre lo que podía esperar.

—¿Sí? Joder, era la voz de Nichkhun. ¿De verdad había esperado encontrar a solas a Tiffany? Tal vez debería irme, armarme de paciencia y seguir aguardando. Pero entonces la puerta del portal se abrió, y como una autómata yo entré y me metí en el ascensor. Dios, ¿les habría interrumpido mientras…?

No, no podía ser, aunque… ¿acaso creía que, durante los meses que Tiffany y yo habíamos sido amantes, ellos nunca habían tenido contacto físico? Ésa era una idea que me desgarraba de tal modo que procuraba desterrarla siempre de mis pensamientos. Sin tener ni idea de lo que iba a hacer o decir, temblando como una hoja y a punto de echarme a llorar, toqué el timbre y aguardé conteniendo la respiración.

—Vaya, eres tú.

Nichkhun parecía más delgado que la última que le vi. Llevaba el pelo revuelto, estaba sin afeitar y tenía aspecto de no haberse levantado de la cama en todo el día. Por lo demás, y dejando de lado la lógica sorpresa que le producía verme, no me pareció especialmente enojado conmigo.

—Hola —saludé con una voz vacilante que fui incapaz de disimular

—. Quería ver a Tiffany.

—No está. Lleva quince días en casa de sus padres.

Aquello me dejó totalmente desorientada. Por alguna razón estúpida, saber que tampoco Nichkhun la tenía hizo que me reconciliara un poco con el mundo. Durante unos segundos, los dos nos quedamos mirándonos en silencio, sin saber cómo terminar aquella insólita entrevista.

—¿Quieres pasar y tomar algo? Su invitación era ridícula, Nichkhun y yo no teníamos nada de qué hablar… pero como si de otra persona se tratara, me vi a mí misma franqueando su puerta, siguiéndole por el pasillo y aceptando una taza de té.

—No tienes muy buen aspecto — juro que, como frase para romper el hielo, habitualmente encuentro mejores opciones.

—Lo sé… tú tampoco.

Ambos esbozamos una sonrisa sincera. ¿Sería posible que mi enemigo lo estuviera pasando tan mal como yo? .A juzgar por el desorden de su casa y por su rostro demacrado, podría pensarse que así era.

—Así que querías hablar con Tiffany.

—¿Habéis discutido?

—¿Quieres decir que si la he montado una escena por ponerme los cuernos? La verdad es que no.Simplemente, metió toda su ropa en un par de maletas y me dijo que necesitaba tomarse un tiempo para ella misma.Joder, ¿cómo he podido estar tan ciego?

La furia que me había llevado hasta allí se había ido apaciguando poco a poco. Ante mí había un hombre derrotado, y verle así me daba más esperanzas de salir victoriosa. Si Tiffany había tomado la decisión de salir del hogar conyugal, tal vez el destino me tuviese preparado un final feliz, después de todo.

—¿Sabes lo que es gracioso? —me preguntó con una amarga sonrisa—. Los tíos solemos fantasear con nuestra mujer montándoselo con otra tía buena. Es algo que nos pone mucho, y en nuestra imaginación parece increíblemente y y divertido. Sin embargo… gracias a ti he podido comprobar que en la realidad jode, y mucho.

—Lo siento.

—Tranquila, no es culpa tuya. Supongo que son las malditas circunstancias. A veces, simplemente las cosas suceden, y no creo que haya que buscar culpables.

Cuanto más tiempo pasaba a su lado,más crecía en mí la sensación de haber sido injusta con él. Supongo que siempre hay dos versiones en un problema, y después de diez años de matrimonio, ¿quién no necesita a veces un poco de espacio para sí mismo? Al menos, él lo había buscado en lo alto de una montaña, y no en los brazos de una “tía buena”.

—¿No podríamos llamar a Tiffany? Quizá deberíamos reunirnos los tres y…

—Nunca había visto a mi mujer tal alterada. Me temo que lo único que podemos hacer es esperar… y que gane el mejor. Por cierto, haces unos regalos de cumpleaños horrorosos.

Mientras mi anfitrión me acompañaba hasta la puerta, envidié que fuera capaz de bromear con algo que a los dos nos estaba consumiendo las entrañas.

                                                                                                         ***

De modo que teníamos que esperar sin hacer nada a que Tiffany eligiese qué rumbo quería dar a su vida.Por mucho que intentase evitarlo, a veces me sentía muy irritada contra ella.

Entre todas las opciones del mundo, yo jamás habría dudado un instante a la hora de elegirla. Sin embargo, mi amiga dudaba de mí, no se lanzaba al vacío por tenerme, y eso me producía una pena espantosa y un resquemor creciente.

Cada día que pasaba, me parecía que se iba abriendo un abismo mayor entre nosotras. Su silencio me resultaba insoportable, y durante las noches ensayaba una y otra vez los reproches que pensaba dirigirle cuando volviera a mí. Claro que, ¿y si se decantaba por Nichkhun? O yendo más lejos, ¿y si decidía que ninguno de los dos la hacía feliz y prefería hacer borrón y cuenta nueva?

Definitivamente, aquello era demasiado. Si Tiffany pensaba que podía desaparecer cuando la venía en gana y que yo siempre estaría aguardándola sumisa como un perrito estaba muy equivocaba. Si quería recuperarme tendría que trabajárselo, suplicarme, tratarme como sin duda me merecía. Estaba dispuesta a mantener mi dignidad y no acudir a su llamada a las primeras de cambio.

Pero, un mes después de todo esto, una tarde sonó el timbre de mi puerta a una hora desacostumbrada. Con un atisbo de esperanza que fui incapaz de reprimir, abrí para encontrarme con un repartidor que llevaba una enorme caja de cartón.

—¿Kim Taeyeon? Traigo un paquete para usted. Firme aquí, por favor.

En vano traté de asegurar que yo no había encargado nada. Cinco minutos después tenía la caja, sin remite, en mi salón, de modo que lo único que podía hacer era abrirla para salir de dudas. Lo primero que vi, encima de un montón informe de ropa que no supe identificar, fue una nota doblada por la mitad.

Había visto mil veces su letra en los exámenes del instituto, y al reconocerla el corazón me dio tal vuelco que tuve que sentarme antes de empezar a leer.Con su caligrafía grácil y elegante (sí, hasta en eso era perfecta mi amiga),

Tiffany había escrito una simple frase:

“No sé si la vida es más sencilla para las lesbianas, pero si no te importa hacer un hueco para mi ropa en tu armario, estoy dispuesta a comprobarlo”.

Recordando con una sonrisa bobalicona aquella lejana conversación en un restaurante, olvidé en un instante todos mis reproches, corrí precipitada hacia mi móvil y busqué su número en la lista de contactos.

                                                                                                          ***

El cuerpo de Tiffany entre mis brazos, mi boca sobre su cuello, su delicioso olor inundando mi casa… imposible hacer reproches, imposible pararse a pensar. Lo único que podía hacer era llenarla de besos, apretarla muy fuerte para que no pudiera escaparse y dar gracias al destino por, al menos en una ocasión, haberme permitido triunfar.

—Siempre has sido tú, Taeyeon, siempre has sido tú…

Apenas la dejaba hablar ni darme explicaciones. Mi boca buscaba la suya buscando otro tipo de confirmación, ésa que sale de lo más hondo, ésa que no puede expresarse con palabras. ¿Cómo no iba a ser capaz de entender sus dudas, sus miedos ante una situación tan novedosa? Cambiar de vida no es tan sencillo como cambiar de zapatos, y de repente, al sentirme la elegida, todo me parecía haber discurrido de un modo lógico y natural. Tiffany era el ser más dulce y encantador del mundo, y resultaba imposible por completo oponer el menor reparo a su presencia.

—Yo también te he echado de menos, ha sido muy duro…

Mi cuerpo cayó sobre el suyo, obligándola a tumbarse en el sillón donde, por primera vez, le hice el amor una tarde que ahora parecía lejanísima pero cuyos detalles yo recordaba como si hubieran sucedido un par de horas antes.

Pronto, lo único que se oyó fue el sonido de nuestros jadeos.

                                                                                                       ***

—He quedado con Nichkhun mañana.Todavía no sabe que llevo dos días en tu casa.

—¿Quieres que te acompañe?

—No. Es algo que tengo que hacer yo sola. Me gustaría tanto seguir teniéndole como amigo…

No hice comentario alguno. Todavía sentía la punzada de los celos al saber que Tiffany iba a entrevistarse a solas con su marido, pero comprendía que no podía hacer nada por evitarlo. Si mi amada era el tipo de persona que yo esperaba que fuese, lo menos que podía hacer era afrontar su responsabilidad y ser honesta con la persona con la que había compartido gran parte de su juventud.

Casi sentía lástima por Nichkhun. Tener a tu lado al ser más encantador de la Tierra y perderlo es algo que nadie merecería tener que experimentar. ¡Qué bonita estaba Tiffany aquella tarde!

Acababa de regresar del instituto, donde había ido a solicitar reincorporarse a su plaza, y llevaba un traje de raya diplomática que le daba un aire serio pero al mismo tiempo irresistible. No pude evitar sentirme muy poco glamurosa, con mi viejo chándal y con mis zapatillas de estar en casa.

—Estoy segura de que lo entenderá —dije por animarla, más que por estar convencida de mis palabras.

—¿Y tú?, ¿me has perdonado ya mi indecisión?

—¡Claro! No hay nada que perdonar.

Tiffany me miraba con una media sonrisa pícara que ya conocía bien, y como un resorte los vellos de mis antebrazos se erizaron y un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

—Pues es una pena —contestó socarrona—, porque yo venía dispuesta a hacer cualquier cosa para que me perdonaras.

Sin dejar de sonreír, mi amiga se acercó a mí y desabrochó la chaqueta de mi chándal. Luego, dejándola caer de cualquier modo, me tomó de la mano y me llevó hasta el dormitorio. ¿De verdad era posible tanta felicidad?

Tiffany a mi lado, para siempre y sin el temor de verla desaparecer cada mañana como un ladrón furtivo. Era tan perfecto que sentí una leve sombra de inquietud, pero luego mi amante me quitó con cierta precipitación el pantalón y entonces me olvidé de todo lo que no fuera disfrutar el momento.

No era habitual que Tiffany tomara de aquel modo la iniciativa. Un poco desconcertada por su ímpetu pero en absoluto molesta, traté de desabrochar los botones de su camisa, pero ella me detuvo con un gesto autoritario que me encantó y me dejó sin palabras.

—No. Hoy mando yo.

Como en un sueño, dejé que mi amante me quitase la camiseta. Mis pequeños pechos agradecieron el contacto de sus manos, calientes y suaves, y cuando su boca succionó mis pezones tuve que exhalar un leve suspiro de impaciencia. Un nuevo intento de despojar de su ropa a mi compañera recibió la misma respuesta negativa, y cuando sus dedos tiraron del elástico de mi braguita y me dejaron así desnuda ante ella me sentí morir de excitación.

—Eres tan bonita… llevo semanas queriendo hacer esto.

No podía creer que mi suerte hubiera cambiado de ese modo. Con un gesto tan suave como decidido, Tiffany me obligó a tumbarme sobre la cama.

Luego, completamente vestida a excepción de la chaqueta de la que se había despojado, se subió a horcajadas sobre mí. Su boca buscaba la mía con avidez, sus manos recorrían todo mi cuerpo quitándome el aliento.

Tuve que cerrar los ojos cuando mi amante descendió por mi cuello y volvió a besar mis pechos con calma.

—¡No puedo más —supliqué—,desnúdate!

Por toda respuesta, Tiffany descendió hasta mi ombligo. La humedad de su lengua era embriagadora, su calidez me traspasaba como un rayo.

Estaba jadeando, me notaba empapada, dispuesta a llegar al o sin necesidad de más preámbulos. ¿A qué esperaba mi amante para quitarse la ropa y dar así rienda suelta a nuestro deseo?

El primer beso de Tiffany sobre mi o me pilló tan desprevenida que dando un respingo me incorporé sobre los codos, abriendo los ojos como asustada.

—¿Qué…?

Dios, ¡¿sería posible?! Notaba los labios de mi amante en la cara interna de mis muslos, su lengua jugueteando traviesa alrededor de mi o, sus manos separando con suavidad mis piernas para acomodarse mejor entre ellas. Con una ansiedad inconsolable,me derrumbé de nuevo sobre la cama, la vista fija en el techo y las manos asiendo las sábanas con rigidez.

¡Otro beso sobre mi inflamada ! Tiffany parecía ir con cautela, como si estuviera reconociendo el terreno o no supiera muy bien lo que debía hacer. O a lo mejor es que simplemente se estaba tomando su tiempo, porque el efecto que conseguía era…

—¡Ohhh…!

Su lengua acababa de entrar en mi interior, y yo ya no pude seguir pensando con claridad. El universo entero parecía venirse sobre mí, todo me daba vueltas, tenía que cerrar los ojos y asirme con fuerza a la cama para poder asimilar la miríada de sensaciones que estaba experimentando. Con una dedicación que nunca olvidaré, mi amante se adentró en mi cuerpo, explorando, acariciando cada centímetro con amorosa atención. Mientras yo no podía evitar gemir con desconsuelo, ella embestía hacia mí, multiplicaba su ritmo y parecía llenarme por completo.

¿De verdad era la primera vez que Tiffany hacía aquello? Me constaba que sí, y no pude dejar de agradecer al instinto la sabiduría con la que a veces es capaz de guiarnos y conducirnos.

Cuando el momento se acercaba, mis manos se enredaron en la preciosa cabellera rubia que tanto amaba, y mis dedos se clavaron como garfios sobre su cabeza, buscando aumentar su roce sobre mi cuerpo, tratando de fijar para siempre en mi memoria lo que estaba sucediendo.

No había peligro de que mi amante me abandonase antes de tiempo. Mi cuerpo se tensó, mis riñones temblaron, mis piernas se pusieron rígidas y una larga sucesión de hipidos incontrolados escaparon de mi garganta. Incansable, mi compañera siguió horadando entre mis piernas, tratando de penetrarme más allá de lo humanamente posible, llevándome hasta cotas de éxtasis que nunca hubiera imaginado posibles. El placer me invadió extendiéndose por todo mi vientre y descubriendo terminaciones nerviosas de mi cuerpo que ignoraba poseer, mi vista se nubló y la agonía me trasladó a un universo paralelo donde sólo existíamos nosotras y al que nadie más podía tener acceso.

Sólo cuando poco a poco empecé a recuperar el ritmo de la respiración, Tiffany retiró su boca de mis labios, y cuando lo hizo… por un instante sentí que aquello nunca más volvería a repetirse.

                                                                                                          ***

—Ummmm, ¿Tienes que irte ya?

—Sí, voy a llegar tarde.

Era nuevo, que Tiffany se hiciera la remolona mientras yo me levantaba para ir a trabajar. Pero ella no empezaría las clases hasta el mes siguiente, así que con un beso me despedí de ella para ir al instituto. Había algo romántico en la idea de dejarla en casa mientras yo me iba a cumplir con mis obligaciones. Era como jugar a ser una pareja convencional, y me gustaba fantasear con que mi amante dependiera de mí y yo tuviera que ganar dinero para las dos.

—¿Estarás aquí cuando vuelva?

Aunque seguía sin gustarme la idea de que fuera a entrevistarse ella sola con Nichkhun, después de lo sucedido la noche anterior me parecía ridículo sentir celos.

Nadie puede entregarse como lo había hecho Tiffany si no hay algo más que mera atracción física.

—Sí —suspiró ella—, claro que sí.

Estaba encantadora, desnuda en mi cama y medio cubierta por las sábanas.

Sabía que iba a pasar un mal trago con su marido, y lo lamenté de veras por los dos, pero cuando todo eso terminara… ¡el futuro parecía tan espléndido y maravilloso! Casi me sentí culpable por haber sido tan afortunada, no era algo a lo que estuviera acostumbrada.

—¿Me das otro beso antes de irte?

Encantada por el tono tierno que Ángela había empleado pero muy consciente de que ya llegaba tarde, me acerqué a ella y le di un fugaz y apresurado beso en los labios.

Mil veces he repasado aquel momento en mi memoria. Si hubiera podido imaginar que aquélla era la última vez que la besaba, desde luego no habría sido tan breve en mi despedida.

 

 

Se viene los ultimos capitulos !!!

 

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
czankx #1
Chapter 12: It's weird, is this base on someone's real life story? That was. Sudden death, Tiffany just finally decided to be with Taeyeon and was about to talk to Nickhun about choosing her, but ends up dying, it's unfortunate event.. It's supposed to be Taeny ending but ends up TaengSic, whoever has this true story, it's very unfortunate huhuhae
Janamm #2
Chapter 12: Hi you author. Usually I don't write any comments for any story. But here I m writing to you. Sorry but ending story was poorly very bad.. I want to say lots of things to u. But I can't. Ur writing skills are amazing. But I just don't like story ending. In real life mostly things happen negatively. But atleast in fiction we should get nice ending. Bye bye
Judithp
#3
Chapter 12: T_T ya decía yo que esto pintaba con un final triste <\3
Judithp
#4
Chapter 10: Porque la dejas asi!!! T_T esto es tan hilirantee :c pobre tetee <\3
leyling22
#5
Chapter 10: La uni consume mucho tiempo, espero te valla bien...
Me la relei de nuevo para agarrar el hilo de la historia, gracias por volver y actulizar. Esperando la proxima actualizacion :)
Luaniita #6
Chapter 8: Hola!!! , Si lose desaparecí no tengo excusas pero la u me consume por completo , pero ya estoy aquí dispuesta a darles los capítulos que faltan , hoy en la noche estare actualizando esperenlo con ansias
sone009_ #7
Por favor actualiza!
pilargutierrez #8
Chapter 8: Actualiza pronto por fabor
TaenyCol22 #9
Chapter 8: Espero que todo termine bien :(