Lo que ves aquí es tu falso hogar. Lo que ves ahí es un laberinto vacío. Lo que yo veo es tristeza reiterada.

Su consciencia comenzó a despertarse. Sin fuerzas para abrir los ojos, escuchó simplemente las voces que resonaban a su alrededor. No podía entenderles, pero era lo único que podía hacer para entender mejor que estaba sucediendo.

Movió sus dedos, tratando de sentir su cuerpo entumecido. Las voces se hicieron más fuertes y no tardaron en hacerse entender. Abrió los ojos con trabajo y se encontró con otros dos pares que la miraban de cerca, ambos con rastros tanto de curiosidad y preocupación como de una actitud defensiva.

— ¿Estás bien? — preguntó una voz profunda y melosa.

— E-eso creo.

— ¿Puedes moverte? — preguntó otra voz más delicada y delgada.

Taeyeon trató de mover el brazo donde estaban los dedos que había movido primero, mas solo pudo moverlo por unos milímetros.

— Todavía me siento entumecida. — respondió con un grazno. Una de las mujeres suspiró.

— Eso creí.

Taeyeon levantó un poco la cabeza y se encontró con una pequeña sala extrañamente amueblada. El tapiz era completamente blanco, sin ninguna mancha. Los sillones de piel eran color rosa pastel, sin ningún patrón. Los muebles eran de madera, mas no estaba segura de que tipo. Jamás le habían enseñado a diferenciar las diferentes clases de madera, a diferencia de otros como ella. A diferencia de Sunny.

Sintió dos pares de brazos colarse entre su cuerpo y donde estaba acostada para levantarla lentamente. Ella gimió un poco, pero fuera de ello no dijo nada.

—Vamos a moverte al sillón. — dijo la misma chica que había hablado primero, de cabello castaño y ojos color marrón. Taeyeon simplemente asintió con la cabeza.

—Trata de caminar si puedes. — le dijo la otra, cuyo cabello rubio le recordaba a sí misma, aunque sus ojos fueran algo felinos.

Poco a poco la fueron llevando al sillón hasta que la sentaron. La herida hizo un esfuerzo por ayudarles en su tarea, pero no aún no pudo moverse mucho. Ya asentada, movió su cuerpo para acomodarse mejor. Las dos mujeres se sentaron el sillón frente a ella.

—Buenos días. — dijo la mujer rubia tratando de eliminar la incomodidad que reinaba en la sala. ¿Qué se suponía que Taeyeon debía hacer en estas circunstancias? En casa todo el mundo la conocía y jamás tuvo que presentarse con nadie ni verse con desconocidos que no la conocieran primero.

“Casa… Ya no sé si puedo llamarle casa…” pensó Taeyeon con tristeza.

Escuchó a alguien aclararse la garganta, haciéndola volver a su predicamento. Se decidió en hacer lo que le vino primero a la mente.

—Gracias por ayudarme. Mi nombre es Kim Taeyeon. —  Las mujeres la vieron con sorpresa.

—Oh-um. Mi nombre es Hwang Tiffany. — dijo la castaña, todavía un poco sorprendida. La rubia le dio un codazo pero ella no le prestó atención. —Y ella es Jung Jessica.

—Es un gusto. — respondió Taeyeon.

Jessica, mirándola con curiosidad pero con ligera hostilidad, preguntó — ¿Qué haces aquí?

—Pues… esperaba que ustedes me dijeran.

—Te vi a lo lejos corriendo hacía el lago. Cuando vi que te aventaste corrí a sacarte.

—Oh. —Taeyeon respondió ruborizándose. Recordó todo lo que había pasado ayer y pensó en que le había dado a la castaña un espectáculo.

—Entonces, ¿qué haces en esta ciudad? — insistió la rubia.

—Nada, solo caminaba. — La rubia gruño con incredulidad. — ¿Qué? ¿Por qué me ves así?

La rubia parecía que iba a contestar, pero la castaña la detuvo. —Déjala, Jessie. Probablemente todavía esté desorientada.

¿Qué se suponía que debía contestar a eso? ¿Qué iba a decirles?

Jessica la miró por un momento, como si se asegurara de algo, para luego levantarse.

—Voy a ir a investigar si las ovejas están bien. Procura que ella tenga algo de comer. — le dijo a la castaña, quien sonrió y asintió.

Después de que Jessica se fue, Tiffany juntó sus manos. —Bueno, entonces vamos a la cocina para que tengas un poco de comer.

Acto seguido, levantó a Taeyeon de nuevo. Para la suerte de ambas, Taeyeon ya había recuperado un poco más la movilidad del cuerpo y trató de caminar sola. Aun así, todavía su cuerpo estaba un poco entumecido de una forma que ella misma no podía describir.

Ya sentada en una silla, Tiffany se dispuso a sacar un cazo e ingredientes de algo que Taeyeon, después de ver el humo blanco que salía de ella, consideró como un sistema de refrigeración.

—Entonces, ¿cuál es la verdadera razón por la que estás aquí? —Tiffany preguntó mientras tomaba un cuchillo y comenzaba a cortar una zanahoria.

—Ya te dije, estaba caminando. — dijo Taeyeon, sosteniendo su postura. Pudo ver que Tiffany hizo un pequeño puchero.

—No seas mala. Te protegí de Jessica. Merezco al menos una explicación. —Tiffany llenó un cazo de agua y lo puso en un aparato del que salió fuego. Taeyeon lo miró por un poco.

— ¿Qué es eso?

— ¿Qué cosa?

—Eso, lo que sacó fuego.

— ¿La estufa? —Taeyeon no contestó, lo que hizo que la otra mujer la volteara a ver. Taeyeon, quitando la mirada de la estufa y devolviéndola a esta última, contestó.

—Si es así como se llama, entonces sí. — Tiffany la miró extrañada, pero luego rio y meneo ligeramente la cabeza mientras continuaba preparando la comida.

—Eres extraña.

—Supongo.

Ya terminado el guisado, Tiffany lo puso un plato en la mesa frente a la bajita, quien sintió que se le hacía agua en la boca al oler la fuerte fragancia. Tomó la cuchara también dada y comió con rapidez. Tiffany se sentó en otra y la miró sin decir nada, probablemente porque la rubia parecía concentrada en su ajetreada tarea. No pasaron más que dos minutos para que Taeyeon terminara el plato.

—Dios santo. ¿Qué eres, una aspiradora?

—Lo siento. —Taeyeon se disculpó al recordar las veces que la castigaron al verla comer así.

—Está bien. Se nota que estabas muy hambrienta. —Taeyeon asintió. —Entonces, ¿de dónde vienes?

Los ojos de Taeyeon se ensombrecieron, cosa que Tiffany no pasó de largo.

—Eso no importa.

—Está bien. Está bien. ¿Y a dónde vas? —dijo Tiffany queriendo desviar la primera pregunta.

—N-no lo sé.

— ¿Cómo que no sabes?

—Simplemente no lo sé. Ni siquiera sé dónde estoy.

— ¿Desde cuándo no comes? —Taeyeon pensó en la panadería que había visto hace tiempo.

—Dos, tres semanas. —Los ojos de Tiffany se abrieron como platos.

—Imposible. —Taeyeon solo encogió los hombros.

— ¿Me das más, por favor?

Tiffany asintió, aún sorprendida, y se levantó para hacerlo. Ya otra vez sentada y el plato lleno en frente de la hambrienta, volvió a hablar.

— ¿No tienes dónde quedarte?

—No. —Taeyeon respondió entre cucharadas de estofado. La castaña le dio una pequeña sonrisa.

—Quédate con nosotras.

——

—Jessie, ella es extraña. —susurró Tiffany mientras volteaba a ver a la ahora dormida enana.

— ¿Por qué? ¿Qué te dijo?

—Primero, no sabía que era una estufa. Cuando le pregunté de donde venía solo agachó la cabeza y me dijo que no importaba. Dijo no saber dónde estaba. Además, ¡según ella no había comido en tres semanas!

— ¡Imposible! —Tiffany solo asintió con la misma sorpresa al recordar la afirmación de la recién llegada. — ¿Y por qué dejaste que se quedara? Puede ser peligrosa.

—Si resulta ser peligrosa, podríamos venderla al mercado por algunas cosas.

—Ah, no. Eso no. Después de la última vez, ya no quiero tener nada que ver con ellos.

—Piénsalo, Jessie. Ya no tenemos mucha comida y las raciones son escasas. Ella podría ser nuestra suerte.

Jessica solo suspiró y comenzó a caminar hacia su habitación mientras que Tiffany le seguía los talones.

—No lo sé, Tiff.

—Por favor, ¿por mí? Te recompensaré si lo haces. —continuó Tiffany con una sonrisa seductora. Inmediatamente el pulso de Jessica voló. La castaña se acercó y le tomó el cuello de la camisa para besarla. El pensamiento de Jessica se volvió errático al sentir los labios de Tiffany en los suyos. Ya no se molestó en pensarlo de nuevo. De todas maneras ambas sabían que ella no se podía resistir.

Hola a todos. Estoy haciendo un update porque mi musa ha estado muy activa estos días, así que hay mucha inspiración. Espero les guste, se suscriban, comenten. Gracias por leer :D

BigDinosaur