“La nueva Tiffany”

-Muchas gracias por tu ayuda.- El medico la miro sonriendo mientras se quitaba los guantes de las manos, lo lanzo a la papelera, se dispuso a lavarse las manos.

-Ha sido un placer ayudar.- Tiffany termino de lavar sus manos las seco, se quitó el gorro del quirófano tirando a la papelera.- Estoy agotada.-

-Vete a casa, te lo mereces.- El abrió la puerta para que ella pasara, la siguió.- ¿Quieres que te informe de cómo evoluciona el chico?-

-Si por favor.- Tiffany asintió.- Te daré mi número.- Miro su vestimenta, frunció en ceño.

-En el mostrador.- El rio, tomo un papel y un bolígrafo se lo tendió.

-Gracias.- Tiffany escribió su nombre, el número de casa y su móvil.

-A ti.- El la miro a los ojos.- Ha sido estupendo trabajar contigo.-

-Lo mismo digo Yoon Chun.- Le respondió con una sonrisa.- Nos vemos.- Camino hacia las habitaciones de los médicos, donde le habían prestado una taquilla para sus cosas. Pensó en tomar una ducha, pero era una tontería dando que su ropa estaba rota, sucia manchada de sangre.

-Pronto espero.- Yoon Chun se apoyó en el mostrador observando cómo se alejaba.

Después de vestirse y coger su bolso, Tiffany salió del hospital y se acercó a la parada de taxis, vio el edificio, la invadió una agradable sensación. No le importaba que ese fuera su hospital.

Subió al taxi, dio la dirección al conducto, él la miro con el ceño fruncido, claro su estado no era el más apropiado para ir a un barrio de lujo. Aguanto la risa imaginando la duda del conductor sobre si tendría dinero para pagarle o no. Al parar frente a la verja de su casa, ella le tendió el dinero y dio una buena propina. Se paró ante la inmensa verja negra, llamo al interfono, la cámara que había sobre el pilar derecho de la puerta la enfoco.

-Adelante señorita.- La voz de un hombre sonó a través del aparato y la verja se abrió inmediatamente.

Camino con tranquilidad por el camino de piedra, mirando a su alrededor recordando, la de juegos que había jugado en aquellos jardines, las veces que había corrido por ellos. Sonrió observando la inmensa fuente que había que rodear para llegar a ella, recordó la noche vieja que se bañó en ella. Con Yuri y Hayeon. Su sonrisa se borró.

Subió los escalones, cuando estaba cerca la puerta se abrió.

-Bienvenida niña.- Su nana BoA la miro con cariño.

-Hola nana.- Se acercó dándole un beso a la anciana, en la frente.- Te veo muy bien.-

-Ya soy vieja.- La mujer le sonrió mientras cerraba la puerta.- Tu padre está impaciente.-

-Imagino.- Tiffany rodo los ojos.

-¡Dios santo!, esa ropa esta para tirarla.- BoA la vio horrorizada.

-¡Al fin!- Changmin hizo su aparición por la puerta que daba el salón, la miro con el ceño fruncido.-Parece que te haya pasado un camión por encima.-

-Algo parecido.-Tiffany sonrió a su padre dándole un beso en la mejilla.- ¿Cómo te encuentras?-

-Bien ahora que tengo a mi doctora personal en casa.- El sonrió con cariño.

-Ya.- Ella frunció el ceño ¿Por qué ahora que veía a su padre no le parecía que estuviera tan enfermo?- Creo que subiré a darme un baño y adormir un poco. Llevo toda la noche de pie.-

-Pues eso tendrá que esperar.-Changmin la miro decidido.- Sube, dúchate, arréglate. Tenemos invitados a comer.-

-Supongo que entre ellos está tu socia.- Tiffany miro a su nana de reojo.

-Por supuesto.- El asintió.- Ya me conto vuestro desagradable encuentro y también elogio tu actitud en un caso extremo.-

-Vaya, que gentil.- Tiffany camino hacia las escaleras, comenzó a subir.

-¡Te quiero aquí lista en media hora!- Changmin dio la orden, como hacía años. Tiffany tuvo ganas de volverse hacia su padre y gritarle “Bajare cuando me dé la gana. Eso sí bajo”.

-Respira Tiffany.- Hablo para ella misma mientras inhalaba aire.- Esta enfermo.-

Atravesó el pasillo de la planta alta, mirando los cuadros los adornos de este, finalmente se paró en la puerta de la que había sido su habitación. Cuando la abrió, una multitud de recuerdos la inundaron. Paso mirando la gran cama al fondo, con un oso de peluche rosa. Genial lo primero que veía era un regalo de Taeyeon. Hizo una mueca mientras cerraba la puerta, observo completamente la habitación, todo estaba igual que cuando se fue, eso no le gustaba.

Una habitación rosa paste, con muñequitos y volantes.

-Esto necesita un cambio.- Frunció el ceño.- Aunque solo vaya a estar aquí semanas.

Vio las maletas vacías juntas al armario, supuso que su nana había colgado su ropa.

Abrió las dos puertas de la parte derecha de su armario e inmediatamente se arrepintió. Había escogido el lado equivocado, el lado en el que estaba su ropa hace ocho años, el lado en el que estaba el vestido que había comprado para verse hermosa para Taeyeon. Cerro las puertas bruscamente, ahora menos que nunca se le apetecía comer con ella.

Abrió las otras dos puertas mirando entre su ropa algo que ponerse, lo que selecciono lo puso en la cama, se metió a la ducha. Pensaba que no quería comer con Taeyeon, sin embargo se estaba esmerando en ponerse hermosa para que ella la viera. Es que no se podía quitar de la cabeza que la había reconocido, que había gritado su nombre. Cuando llevaban ocho años sin saber nada de cada una.

Se miró al espejo estando lista. El vestido negro se pegaba a su cuerpo resaltando su figura, los tacones le hacían ver más alta, esbelta, y, su cabello brillaba como nunca.

Salió de la habitación atravesando el pasillo con aire de superioridad, justo cuando llego a lo alto de la escalera la puerta de la entrada se abrió, Tiffany bajo algunos escalones puso la vista en la persona que acababa de entrar. Ahí estaba ella, mirándola como si no hubiera nadie más en la tierra. De repente Tiffany vio como ella se precipitaba hacia al lado empujada por alguien y una chica de piel blanca apareció y… ¿Grito?

-¡Ahhhhhh!- La vio precipitarse hacia ella con los brazos abiertos de par en par.- ¡Tiffany!- La abrazo con fuerza, necesito agarrarse de la baranda para no car por los escalones.- ¡Tenia tantas ganas de verte! ¡Eres más guapa de lo que recordaba! ¡¿Es cierto que