Cuando despertó un día después del accidente se encontró en una casa ajena, en un dormitorio que no conocía. El aspecto de la habitación era muy señorial, era amplio y luminoso, la cama en la que encontraba tenía un cobertor de color miel, el dosel de la enorme cama tenía decoraciones doradas y olor de la estancia era agradable. A varios metros de la cama había una mesita, con un jarrón repleto de flores y al lado un teléfono móvil. Salió del dormitorio y se apoyó en la puerta que había cerrado tras de sí para terminar de colocarse los zapatos. Miró a su alrededor y pronto una mujer de aspecto refinado apareció en el amplio pasillo.

― Oh querida ¡has despertado!

― Sí, yo… ¿qué ha pasado? ¿Dónde estoy?

Tiffany se llevó una mano a la frente, dejando ver con ese gesto la confusión en la que estaba sumergida

― Oh querida, lo lamento mucho, mi esposo sin querer te golpeó con el coche cuando cruzaste sin mirar, creíamos que habías muerto, pero solo estabas inconsciente. Quisimos llevarte a un hospital pero no tenías identificación y preferimos traerte a casa, el médico de la familia te ha hecho un reconocimiento y dice que todo está correcto… ― explicó la señora.

― Yo… un hombre me llevó a su casa e intentó desvestirme, por eso corría, yo… lamento si he estropeado su coche.

― ¡Oh no querida!, el coche no es importante, lo importante es que te encuentres bien, has dormido 29 horas seguidas, ¿quieres que mi esposo te lleve al hospital para que te revise otro médico?

― No… estoy bien. Me gustaría ir… ―calló.

Fanny recordó que Yul la había dejado, sin explicación alguna y comenzó a llorar.

― Oh querida, no llores, dime, ¿dónde quieres ir?

― Supongo que… no lo sé, simplemente me marcharé. ¿Podría darme un vaso de agua?

― ¡Por supuesto! Acompáñame.

Mientras ella se dirigía a toda prisa por el pasillo que daba a la cocina

Tiffany la seguía en silencio por detrás.

Al entrar una señora corpulenta le sirvió un vaso de agua, no le vio la cara pero sus manos le resultaron familiares, la sirvienta de la cocina se giró y continuó cortando zanahorias para la cena, Fanny alzó la 

vista y tan pronto como reconoció el peinado saltó y abrazó a la cocinera, hecho que dejó boquiabierta a la señora Kim.

― Dios mío, Victoria, ¡eres tú! ―dijo con alegría.

― Señorita Tiffany ¿es usted? ―respondió incrédula la anciana.

― Sí, soy yo ―le dijo mientras ella se giraba para verla de frente.

―Cuanto tiempo sin verla, ha crecido usted muy hermosamente, se ha convertido en una preciosa señorita.

La señora Kim miraba sorprendida, supuso que se conocían por la reacción de ambas.

― Pero Victoria, ¿qué haces aquí? ―preguntó sorprendida.

― Pues verá señorita…

― Por favor, no me llames señorita, solo llámame Fanny

―interrumpió a la cocinera.

― Está bien. Cuando el señor Kwon murió y su hijo envió al señorito

Yul a Europa y la envió a usted al orfanato a mí me despidió. Mientras yo buscaba trabajo los Kim buscaban una cocinera y, aquí estoy, hace 14 años que estoy con ellos.

Miró sorprendida a la señora Kim, curiosa por la situación, Victoria había cuidado tan bien de ella como lo había hecho Yunho y ahora trabajaba para ella.

― N o sabía que se conocían ―dijo ella al ver que Fanny la miraba curiosa.

― Es una larga historia, señora. ―le contó Victoria.

― Ya veo, la señorita… ― la señora Kim miró a la joven, esperando un apellido, a lo que respondió.

― Hwang. A pesar de haber sido adoptada legalmente Tiffany nunca tomó el apellido de los Jung.

― Hwang ―sonrió haciéndole un guiño―debió ser preciosa de pequeña.

― Lo era señora Kim, lo era, pero aún lo es, ¿no cree? ―los colores subieron a las mejillas de Fanny ―Aunque su hijo también es un chico muy apuesto.

― ¿Tiene un hijo? ― Preguntó la joven curiosa, en esa casa no parecía haber rastro de nadie más que las sirvientas y el matrimonio Kim.

― Sí, lo tengo, pero después de la desgracia vive solo.

― O h, lo… ¿siento? ― dijo poniendo cara de consecuencia.

La señora Kim bajó la mirada y no respondió.

― No se preocupe señorita Tiffany.

― Solo Tiffany ― advirtió de nuevo.

― El señorito Taeyeon no murió, él tuvo un accidente de motocicleta y se llevó un fuerte golpe en la cabeza, pero no murió, él está...

― O h Dios mío… ― murmuró.

Fanny horrorizada se imaginó que habría quedado en coma, o parapléjico o alguna cosa aún peor.

― El quedó ciego, los médicos no saben aún el motivo ―explicaba

Victoria, ―Después del accidente se negó a ver a nadie y vive recluido en su piso desde hace 3 años.

― Vaya, lo siento, debe ser muy duro para ustedes, ―le dijo a la señora Kim poniendo una mano sobre su hombro derecho.

― ¿Quieres ayudar? ― preguntó de pronto, sorprendiendo a Victoria y a la joven.

― ¿Ayudar?

― Sí, eres joven y bonita, cuida de él durante unos días, a ver si se anima.

Tiffany llevaba cuidando de los pequeños del orfanato desde hacía

3 años, el tiempo que llevaba con Yul, a pesar de ser un trabajo que le gustaba hacer no creía que tras haber sido abandonada de ese modo pudiera cuidar ni siquiera de ella misma.

― Debo negarme señora, lo siento, pero lo que me pide es un poco… embarazoso, ahora mismo ni siquiera sé dónde quedarme.

La joven no quería volver a aquel apartamento donde había compartido tantas cosas con su amado Yuri, sabía que si encontraba allí a Yul no podría levantar cabeza, de modo que lo mejor sería no verlo en un tiempo.

― Pero entonces es perfecto, señorita Hwang, él vive solo en su piso, podrías quedarte con él.

― Lo siento pero no ―comenzaba a sentirse violenta ante aquella insistencia, la señora Kim no la conocía de nada y quería que cuidara de su hijo ciego…

― Solo ven a verlo una vez y luego opinas.

― Pero es que yo nunca he cuidado de nadie ―omitió que hasta hacía unos días había estado cuidando de aquellos niños en el orfanato, no tenía ni fuerzas ni ganas para cuidar a nadie.

― Pero él está solo y se niega a vivir con nosotros…

― No, señora, no… es que de verdad no tengo ánimos tampoco, hasta hace unos días… ―calló, no quería recordar que Yuri la había dejado, no podía olvidar ver como se marchaba y la dejaba sola.

― Hace unos días ya es pasado ―sonrió.

Se le agotaban las excusas y la señora Kim era cada vez más insistente, Victoria sonreía al verla presionada, pero no era una sonrisa malévola, era más bien una sonrisa de aprobación, como si realmente estuviera bien que cuidase de un extraño y se mudase con él de 

repente, claro que él no solo era un extraño, además estaba ciego y no salía nunca de su cuarto, ¿cómo iba a cuidar de alguien así?.

― ¡¡Vamos!! ―continuó presionando de un modo que la incomodaba de sobremanera ― por favor, ―su tono decayó de anímico y fingidamente alegre a un tono de súplica que le partió el alma. Victoria se dio cuenta…

― Señorita Tiffany acompañe a la señora Kim a ver a su hijo y luego decida ―la miró con un gesto compasivo hacia la mujer―A demás es un chico muy guapo, ―le susurró al oído, con una agradable sonrisa en los labios.

Victoria parecía la abuela que nunca tuvo, y ahora, después de haberlo perdido todo… la recuperó a ella.

SOLO ESTYO DE BUEN HUMOR DEJARE 4 CAPITULOS AHOAR SUBO LOS OTROS DOS LOS TENIA LISTOS DESDE HACE DIAS PERO ESTABA DE VACACIONES Y SON SAGRADAS.