1 día antes…

Tiffany salía del ascensor con la cabeza agacha, evitando que el de seguridad hiciera algún tipo de reclamo por la mentira usada para poder subir sin ser anunciada hasta el apartamento de las chicas.

El señor obviamente la mira y ella nota la mirada un tanto desquiciada que el sujeto le dedica cuando presiona el botón para permitirle salir. Ella sabe que el berrinche de Sunny, el tipo lo ha pagado por su culpa, y él de alguna manera quisiera desquitarse con ella, pero si lo hace, podría ser despedido por las obvias quejas que ella presentaría.

Sale sin siquiera mirarlo o inclinarse, corre cuando ve que un taxi viene, como una bendición para ella, porque realmente quiere salir rápidamente del lugar, al cual sabe no tendrá oportunidad de regresar y adentrarse hasta donde hoy llegó, no de la forma en que lo había conseguido.

Da la dirección hacia la cual se dirige, que no es más que su hogar. Suspira fuerte al saber que tiene que regresar a ese lugar donde todo le asfixia, donde tiene tanta restricción pese a que antes podía presumir del ambiente tan igualitario y desprendido que solía respirar en torno a sus familiares .

Ahora, las cosas eran bastante diferentes, Tiffany había tomado caminos que al parecer su mamá no estaba de acuerdo, y ese desacuerdo se lo había comentado con su señor esposo, que se preocupó un tanto ante la situación. Enfrentando a su hija se dio cuenta que la pequeña Tiffany no solo había crecido en tamaño, sino que también estaba dispuesta a contestar y refutar sus palabras que sonaban como una orden. Orden que Tiffany estaba dispuesta a no asumir, y se lo hacía saber a su pariente.

Las cosas realmente se habían desenfocado desde ese punto y la señora Hwang, de vez en cuando se lamentaba por haber dejado de forma tan vertiginosa Corea, donde pensaba todo tenía una línea mucho más equilibrada respecto a su entorno.

No le veían ningún problema en que Tiffany fuera homoual, o que estuviera saliendo con una chica, por el contrario, creía que el punto de homogeneidad en el alma de su pequeña lo encontraba con la muchacha de dientes largos cuando estaba cerca.

Solía pensar que su hija podía quedar marcada de por vida sosteniendo esa sonrisa luminosa cada vez que la veía junto de Jessica, a quien estaba aprendiendo a querer y a aceptar, porque aun que estuviera de acuerdo con sus gustos, no era fácil asumir que tenía una relación y menos en un país tan conservador como Corea. Pero a su hija se le había vuelto bastante fácil y se había desenvuelto de manera natural, consiguiendo amigos y ahora tenía a su primera novia. O eso creía, al menos era la primera de la que ella le hablaba.

Cuando después de un tiempo sabían que iban a regresar a Corea, Tiffany decidió permanecer abrazando el secreto a escondidas, tenía un plan que creía podía funcionar. Y ese era que el señor Jung, notara que su hija era gay, juraba que él la echaría de la casa y Jessica debería tener un techo, ese techo tenía por obligación que ser su casa.

Piensa su madre, que Tiffany, se negaba a la idea de irse de Corea en primera instancia por Jessica, pero pocos días antes de marchar parece que las cosas se empezaron a romper. Justo cuando pensaba en que podía dejarla en casa de unos primos cercanos, ella simplemente llegó a casa tiró la puerta con fuerza y sin más comunicó “Me regreso con ustedes” yendo hacia su cuarto donde la puerta sonaba cada tanto, era el objeto que más pagaba su frustración.

La llegada a estados unidos había sido otro tema, Tiffany había adelgazado abruptamente y no salía de su habitación muy a menudo, solo para ir a clases y no conocía muchas de sus amistades, pero alguien del pasado aparecía en el retrato. Brittany, la amiga de la infancia de Tiffany. No estudiaban en el mismo instituto, pero al menos era alguien que la podía sacar de la oscuridad.

La señora Hwang realmente estaba agradecida con aquella muchacha por haberle dado otros aires a Fany, pero la dicha no iba a durar mucho. Su hija empezaba a llegar en la madrugada, oliendo a alcohol, la ropa desaliñada y su preocupación aumentaba cuando la chica que pese a su carácter fuerte empezaba a contestarle de forma grosera. Tiraba cosas de la casa para demostrar que realmente estaba en contra de las restricciones que le querían imponer, fue cuando su padre decidió entrar en la escena, y fue para que las cosas se pusieran aún peor.

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Tiffany muerde su mejilla interna, pensando en cómo las cosas realmente ahora no pueden tener arreglo y que la única alternativa que tiene ahora es llegar a casa, para seguramente discutir, y con todos los desplantes encima seguro explotará con ellos.

“¿Dónde estás?”

Le escribe a su amiga, sabiendo que no es la mejor idea de todas, pero lo único que quiere es un respiro y seguro la chica se lo puede dar.

-“En casa con Bruno ¿necesitas algo?”

Tiffany tuerce los labios sabiendo que cualquier cosa que le pida hacer obviamente estará al 2 por 1. Bruno irá sí o sí.

“Estoy bastante estresada, necesito estar lejos un momento…”

Los puntos suspensivos los pone como algún tipo de mensaje subliminal que quiere Britt capte. Pero simplemente no pasa.

-“Bruno y yo estamos planeando algo. Ven, si quieres te le mides”

“¿Qué cosa? No quiero ser un mal tercio”

-“por el contrario, serás un perfecto trio”

Fany muerde su labio en un borde, tratando de pensar si será lo mejor. Pero los pensamientos sobre su hogar la invaden e inmediatamente antes de dar la respuesta se dirige al conductor despegando la espalda del asiento “Señor, lléveme ahora a otra dirección, por favor”.

Indica por donde debe ir y luego vuelve a pegar la espalda y resopla

“Voy camino al apartamento”

-“perfecto, te espero”

♦♦♦

Aún a media noche, después del pleno conocimiento sobre su cuerpo desnudo  en una orilla de un gran colchón sin soporte que reposa en el suelo. Se pregunta porque está allí, incomoda ante los quejidos y el movimiento inescrupuloso de la pareja de al lado. Con quien había compartido mucho más que la compañía.

Se siente realmente asqueada de sí misma cuando cierra los ojos e imagina a Bruno, el novio de su mejor amiga, tocándola de la manera en que la tocaba, y llena aún más de cólera, cuando recuerda los quejidos de placer que dejaba ir cuando era el turno de dejar que ella fuera quien se dejara llevar.

Ahora, asume que siendo más de la media noche, la jornada ual no ha terminado, pero ella, después de su clímax, cayó rendida y parece que su amiga y su pareja aún no han tenido suficiente, el colchón se mueve de manera descontrolada, haciendo que su cuerpo vaya a su ritmo, los gemidos y los sonidos que hacen le provocan aún más grima de la que ya carga.

Aprieta los ojos queriendo simplemente huir. No está viendo nada, está de espalda a ellos, pero sus ojos apretados y la ilusión  de querer estar en otro lugar desaparecen cuando el o llega por parte de él, en un grito salvaje seguido por unos chillidos de cachorro que pese a que sabe que es por puro placer suena más bien como una gata en celo.

Tiffany abre los ojos y pega un pequeño brinco, observando en la penumbra varias cosas en el suelo, ropa, porcelana, botellas, suciedad en general. No sabe porque se sorprende si este ha sido el ambiente en el que ha estado todo este tiempo de la mano de su amiga, no era algo que le molestara en el pasado, pero ahora todo en ese lugar le parece repugnante, incluso ella y la pareja a su lado.

“Tiffany. ¿Estas despierta?” llama su  amiga poniendo su mano sudorosa en la espalda desnuda de Fany, que aprieta los ojos queriendo por un instante desaparecer. Hace silencio y trata de respirar normalmente para que no se den cuenta que su estado de conciencia está vigente.

Sabe que su amiga no ha llegado y que solo quiere llamarla para funcionar como un mero consolador, mientras ese ser repugnante probablemente toque sus partes observándolas.

Las ganas de llorar deben ser suprimidas de inmediato, sabe que su respiración y el posible temblor de su cuerpo la delatarían, se siente tan expuesta, tan denigrada, poco valorada. Solo sentimientos negativos invaden su ser.

El sofoco de todo aquello que hierve dentro la consume por un momento y deja salir un suspiro tembloroso y sonoro “¿Tiffany?” vuelve a llamar su amiga notando el sonido “déjala, está dormida” advierte su novio con vos soñolienta, y Fany cree que su amiga debería hacer lo mismo para ver si ella logra escapar del lugar sin ser notada.

Se arrepiente de no ir a casa, se arrepiente de haberse dejado llevar durante todo este tiempo, se arrepiente de todas las experiencias que ha vivido al lado de quien podía llamar a gritos entre alcohol mejor amiga, se arrepiente de estar allí, se arrepiente de tantas cosas que solo siente ganas de llorar viéndose rodeada de solo oscuridad, olor a basura, incomodidad, zozobra y sudor.

Quiere sabe exactamente porque está allí, de manera tan reducida. Su punto de luz asoma cuando recuerda unos cabellos rubios que parece que hubieran iluminado su vida, y debe morder sus labios para no permitir una vez más que el sentimiento aflore, pero aun que el quejido ha sido controlado y el movimiento involuntario de su cuerpo igual, las lágrimas empiezan a mojar  el colchón sin ningún tipo de funda. Esas sabanas que tenía puesto en un inicio han servido para que Tiffany cubra su cuerpo desnudo y lentamente, sin que se den cuenta hasta su pecho, mordiéndolas con fuerza cuando están cerca de su boca, evitando el grito de rabia y de dolor que se quedan de forma abrupta estacionados en su garganta.

Ante ello quiere cumplir con sus buenos recuerdos, el porqué le ha pasado esto, porque se siente como si realmente hubiera sido abusada, pero en realidad ella sola se entregó a esto. No sabe que o como hacer, porque también se siente prisionera, temerosa, una persona castigada. Cree que esto jamás hubiera ocurrido si se hubiera quedado en casa de Jessica o en su propia casa.

Cavila sobre la verdadera amistad y sabe que esto no es algún tipo de relación positiva, o a la que le pueda sacar algún tipo de buen partido. Se da cuenta de las palabras de Jessica cuando hablaba de la amistad con las enanas, que pese a que Tiffany no era del agrado, ahora siente respeto a la cercanía de Sunny con Sica, entiende a la perfección por qué Sica hablaba de incondicional, proteger, amor y enseñanza.

Sunny siempre estaba y ella siempre estaba para Sunny. Cuando ella lastimaba a la rubia SoonKyu como una fiera cuidando a su bebé estaba. Y todos estos años al lado de a quien consideraba su chica, entendiéndola, enseñándole, conociéndose y cuidándose, no es más que puro amor, y un sentimiento negativo más aparece. Envidia.

Se siente en la caída abismal más profunda que nadie más pudiera experimentar, y ciertamente tal vez muchos han pasado por el mismo tran