POV Chaerin:

Me había pasado las últimas tres semanas pensando en Dara y en su viaje para conocerme. Creo que no estoy lista para tener una relación, me gusta estar sola, tener mi espacio, que nadie me invada, que nadie me exija cosas, pero a pesar de todo esto siento una atracción bastante poderosa por ella y bueno tendré que ver si me gusta el día en que nos veamos…

No podía contarle a nadie sobre Dara, sobre lo que estaba sintiendo, nadie iba a entenderme y nadie lo comprendería lo más probable es que si dijera una sola palabra me dirán que solo estoy confundida que no soy gay y que es solo una prueba. La verdad yo también pienso eso, no me gustan las mujeres, nunca me han gustado y si me he fijado en alguna es solo para ver su ropa y estilo, nada más allá, pero Dara, ella me provoca cosas distintas… quiero verla, conocerla estoy ansiosa, muriéndome de ganas pero a la vez tengo miedo.

Quería contarle a mi mejor amiga, Bom, pero ella tenía algo de rechazo a este tipo de relaciones entre personas del mismo o y eso me entristecía mucho. Me sentía tan sola en esto, en esta nueva experiencia y sentía la necesidad de contárselo a Bom.

Un día estábamos en el metro con ella y había dos chicas besándose, Bom las vio y me miró,

--¿no será que te gusta eso ahora?

--No, claro que no, ¿por qué lo dices?

--Porque las miras mucho y últimamente no me pasas tu celular para leer los chismes de las personas con las que hablas. ¿Segura no quieres contarme nada, Chae? Tú sabes que no me gusta eso, que no puedo vivir sin un hombre, macho, recio y fuerte… pero si tú eres feliz y estás bien voy a apoyarte en todo.

No dije nada, ni una sola palabra salió de mi boca.

Las palabras de Bom me animaron la mitad la verdad. Pienso que ella podría creer que esto es algo pasajero y eso que no le he contado nada acerca de Dara. Bom piensa que debo ser igual a ella, fiestera, que salga con muchos chicos y todas esas cosas, pero yo no soy así, no me llama mucho la atención, prefiero pasar los sábados en casa descansando viendo una película por tv o con suerte ir al cine y por las noches comer algo y dormir. No es que me gusten las mujeres, una vez más lo repito porque si me fijo en alguna persona siempre son hombres… estoy confundida. No quiero saber cuándo mi madre se entere o me descubran, de solo pensarlo me da pánico. Pero me gusta Dara y es mí mayor certeza.

Me estaba sintiendo cada día más enamorada de Dara, pero quería evitarlo con todas las fuerzas posibles. Tenía la clara idea que cuando ella llegara, nos conoceríamos, saldríamos a conocer la ciudad, nos haríamos fotos, tendría los mejores recuerdos con ella, y claro pensé lo inevitable, en qué pasaría si llegamos a dormir juntas, de solo pensar en eso me daba escalofríos y bloqueaba el pensamiento pero por más bloqueado que lo dejara, regresaba de igual manera… “y si solo viene aquí para acostarse conmigo”… cierta parte de mí, decía que eso pasaría y ya me estaba adaptando completamente a esa idea.

Estaba amando tanto a Dara que se me hacía muy difícil pensar en otra cosa que no sea ella y los nervios de verla por primera vez. Pensaba tanto en todo, en por qué me gusta ella, si es mujer, todo lo estaba cuestionando, pero cuando ella me mandaba un mensaje ya todo daba lo mismo. El mundo volvía a ser feliz y ninguna duda se apoderaba de mí.

“Estoy muy ansiosa por conocerte, y al fin abrazarte, faltan 3 días. Te quiero mucho”.

Al fin había llegado tan ansiado y codiciado día, tenía mi maleta lista, mis pasajes en las manos y un millón de ilusión por verle ya! Esta era la primera vez que viajaría a corea por mi cuenta, y claro, no había ido a corea desde que nací, así que nada recuerdo.

Hace un par de años había acompañado a mi padre a Francia e Italia en busca de nuevos sabores para mezclar con la cocina coreana en el restaurante de Winchester, pero a parte de eso, no había viajado a otro país sola. No podía con los nervios, comencé a temblar y sudar frío, mi corazón se iba a escapar del pecho y mi alma ya no estaba más en mi cuerpo. Era tanta la ansiedad que en todo el viaje no conseguí dormir nada, 11 horas de vuelo y no conseguí si quiera comer; solo pensar en ella.

Una voz me sacó de mis pensamientos: el piloto anunciaba el aterrizaje. Había llegado a Corea. Estaba ya lista para verte. 

________________________________________________________________________________________________________________________________________

Son capítulos cortos, pero estoy inspirada.