El hecho de que Tiffany Hwang tenía que casarse con el hijo de otra familia para acordar paz entre su familia y la susodicha a causa de una disputa que ha estado

habiendo durante tres generaciones era ampliamente conocida entre la gran familia de Tiffany, incluida Tiffany misma. Sabía desde hace meses que esos eran los planes predispuestos para ella y, al comienzo, estaba dispuesta a sacrificarse a sí misma por el fin de la molesta disputa. Pero, en el último momento, dos días antes de la reunión de ambas familias y de su futura pareja, murmuró "A la mierda", abandonó la casa y dejó atrás su pretenciosa vida.

Descubriendo que no era propio de ella seguir estúpidas tradiciones de mediana edad más que ridículas, Tiffany no quiso mirar hacia atrás. Supuso que la única forma de que volviera a casa era que su familia manejara la mierda esa e hiciera las cosas diplomáticamente en vez de sacrificar una hija y una vida.

En el momento en el que Tiffany salió de casa, se quedó parada en un cruce. No sabía a dónde ir, así que acabó vagando por la ciudad de Seúl por la noche y registrándose en un hotel de alta categoría. No fue hasta la mañana siguiente cuando se dio cuenta de que no debió haber utilizado sus tarjetas de crédito para nada si no quería ser arrastrada de vuelta a casa y ser forzada a casarse con un desconocido.

Cogió un tren, usando dinero en efectivo, hasta Jessica, quien vivía en la otra punta de Seúl.. Tiffany tocó la puerta llevando nada más que exactamente la misma ropa que llevaba cuando abandonó su casa. Jessica no estaba en el mismo círculo social que Tiffany pero con Jessica trabajando para una empresa de cátering y las frecuentes fiestas de los padres de Tiffany, Hwang Tiffany conoció a la chica.

En un comienzo, Jessica estaba aceptando el hecho de que Tiffany necesitaba un lugar en el que quedarse, pero cuando una semana y media pasó, Jessica se cansó de tener a Tiffany vagueando sin hacer nada más que respirar aire. Con sus inconsistentes cheques de pago, Jessica no sabía si podría mantener a otro humano más bajo su techo. Así que, con el corazón encogido, Jessica tuvo que dar la noticia de su decisión al respecto de la situación a Tiffany.

-Buenos días, Tiffany -Saludó Jessica mientras Tiffany salía de la habitación, la habitación de Jessica, la cual abandonó de mala gana -. ¿Dormiste bien?

Tiffany murmuró una respuesta. Sus lánguidos ojos se movieron hacia la mesa de la cocina. -¿Ramen? -Preguntó adormilada.

Jessica asintió sonriendo. -Todo el día, todos los días.

-Todos los días es lo mismo -Murmuró Tiffany. Bostezó, rodando sus hombros para deshacer nudos-. ¿Por qué no cocinar otras cosas?

-Siempre estoy con un presupuesto justo, Tiffany. Lo sabes -Suspiró Jessica, dejando el café que tenía en sus manos. Se inclinó sobre la isla de la cocina-. Escucha, tenemos que ha