Capítulo II

Un ángel guardián

Aunque la mañana se apresuró para ellos y llegó a pasos agigantados, esa noche ambos habían podido dormir pacíficamente.

Este sería un día más que compartirían, además de los tantos que habían compartido bajo ese mismo techo. Él sonrió al verla entrar por la puerta de su habitación con una bandeja en la cual venía su desayuno. Se alegraba de verla tan reparada luego de aquel horrible accidente que la dejó herida.

 

-No debías molestarte…

-Por supuesto que debía. Me cuidaste cuando pude haber muerto abandonada ahí afuera –sonrió- recordé que tenía un poco de dinero en mi abrigo todavía, y fui a comprar unas cosas al supermercado…

-Espera –interrumpió el mayor secamente- ¿Saliste? ¿Tú sola? ¿Qué no sabes que es peligroso?

-Oh, vamos. Creo que el peligro ya pasó.

-No, no ha pasado. No quiero que salgas sola. ¿Qué si ese tipo quiere terminar eso que dejo inacabado la otra noche? No debiste arriesgarte por mí…

 

La menor bufó mientras le entregaba la bandeja con cuidado. Él la apartó dejándola en el mueble que se encontraba al lado de su cama. Se levantó y decidió acercarse sin dudar a la joven, tomándola de los hombros.

Ambos se miraron estando frente a frente. Al principio, su mirada fue atemorizante para la menor, aunque se ablandó con el paso lento de los segundos. Bruscamente la atrajo hacia él, estrechándola en sus brazos.

 

-No puedo permitir que nada te suceda. Ni ahora, ni nunca. - dijo el mayor mientras estas palabras rebotaban dentro de la cabeza de la menor sonando una y otra vez, provocando que un escalofrío recorriera su cuerpo-

 

La joven se alejó un poco de su “oppa” con algo de confusión en su mirada, para luego retirarse de la habitación, dirigiéndose a la sala de estar. Él se quedó pasmado justo donde había quedado antes de que la menor se marchara de su cuarto. Pero ¿Qué era esto que estaba sintiendo? ¿Qué era eso que había hecho? ¿Y por qué?

Tomó una ducha en el baño de su habitación y luego se vistió apresurado.

Miró la bandeja con el desayuno que su compañera había traído para él y decidió llevarlo a la cocina. Al salir de su cuarto, la menor de ellos estaba sentada en el sillón. Cuando ella sintió su presencia en la sala de estar, lo miró con detención y seriedad.

 

-¿Lo vas a botar? –dijo refiriéndose a la bandeja con alimentos que el mayor sostenía en sus manos. Él negó con la cabeza y la invitó, con otro gesto, a acompañarlo a la cocina. Ya en el lugar, intercambiaron frases secas mientras el mayor preparaba el desayuno a su huésped. Una vez terminado, ambos se sentaron frente a frente en la pequeña mesa y, luego de dar las respectivas gracias por los alimentos, ambos quedaron en silencio, contemplándose mutuamente.- Lamento haber salido sin avisar, sólo quería darte una sorpresa grata. Quizá tienes razón, y el peligro no ha cesado.

-También lamento yo haber sido tan brusco. Supongo que… no sé reaccionar de otra manera. Lo lamento, nuevamente. Y mucho.

 

El ambiente parecía tornarse menos denso. Ambos se miraron y se dedicaron una sonrisa sincera prosiguiendo en desayunar, al fin.

Al terminar, mientras el uno lavaba los trastos y el otro los secaba, entablaron  una amena charla sobre las relaciones, las amistades, las personas, y… el amor.

¿Qué eran ellos exactamente? Ambos se lo preguntaban a sí mismos sin atreverse a consultar al acompañante en ese instante.  A veces, se miraban incómodos mientras ejercían las labores para mantener la limpieza del pequeño hogar. Así transcurrió toda la tarde.

¿De qué se trataba ésta relación?

El mayor cayó cansado en el sillón luego de haber limpiado con la menor que ahora se encontraba a su lado. Las cortinas aún seguían abiertas, y por las ventanas podían verse las estrellas que comenzaban a aparecer en el cielo a esas horas.

 

-Pequeña – rio divertido ante el apodo que había decidido ponerle- ¿Qué somos nosotros?

-¿A qué te refieres?

-Tú sabes… Aunque nos conozcamos hace poco, ¿Crees que seamos amigos?

 

La menor sonrió ante la inocencia del mayor. Aunque fuera más alto y daba una sensación de madurez cuando se encontraba serio, a veces emitía preguntas tan inocentes como las de un niño que recién comienza a descubrir el mundo.

 

-Creo que sí –respondió ella-

-¿Qué hacen los amigos exactamente? Me refiero a los buenos amigos, claro.

-Bueno, ellos se protegen, confían el uno en el otro, se divierten, juegan, lloran juntos, a veces pelean y se ayudan…

-¿Y los novios? –la joven se sonrojó ante la pregunta del mayor, tratando de responder con nerviosismo- B-bueno… Los novios… confían al igual que los amigos pero comparten más cosas…

-¿Qué clase de cosas? –Preguntó divertido, a lo que la joven pegó un suave golpe en el brazo del mayor con su codo- Está bien, está bien. Sé a lo que te refieres, no quería molestarte –sonrió a la menor mientras apretaba su mejilla con una de sus manos-

-Eh, ya basta –rio- siempre hacen lo mismo con mis mejillas

-Es inevitable, deberías saberlo

 

Mientras ejercía el sentido del tacto se dio cuenta de lo suaves que eran las mejillas de la menor. Sentía que podría posar sus manos en ellas y tener sus manos ahí por años sin cansarse. Su corazón palpitó rápido y rio inocente ante las extrañas “cosquillas” que sentía en su zona abdominal, provenientes de algún lugar desconocido. Sin darse cuenta, ese apretón de mejillas se transformó paulatinamente en suaves caricias a los que la menor parecía haber cedido. La veía tan adorable recostando su cabeza sobre su hombro que ya sentía un ataque cardiaco aproximarse. No entendía nada de lo que sucedía, ya que su experiencia humana había sido realmente corta, y esto era algo totalmente nuevo para él.

Estaba temblando, pero acató a la orden que daba su cerebro y acercó su mano a la de la menor. El rosarla, sintió como si una corriente eléctrica pasara por su cuerpo. La respiración se le agitaba, y cuando por fin logró entrelazarlas, creyó que no podía sentirse más pletórico. Con el brazo que le quedaba libre, rodeó a la joven por los hombros, atrayéndola más a él.

¿Qué era lo que le sucedía ahora? Trataba de decir frases coherentes, al menos expresarle a la menor las breves palabras de un “te quiero”, pero parecía que sus palabras no se organizaban nunca. Tropezaban unas con otras torpemente, haciendo que un balbuceo apenas entendible emergiera de sus labios. Ella rio divertida mientras él se sonrojaba. Ambos se miraron y sonrieron tontamente, como solía hacerlo la gente enamorada, pero pronto la menor desvió la mirada la cual se había tornado fría de repente. El mayor buscó desesperadamente, sin palabras, su mirada hasta conseguirlo. Su rostro denotaba incomprensión, a lo que la joven atinó a tomar aire con tranquilidad.

 

-Sabes que te agradezco por todo lo que has hecho por mí. La verdad, es impagable. Sólo…

-¿Qué? ¿Qué sucede?

-Sólo haces que lamente tener que volver a mi ciudad natal. Te voy a extrañar tanto. Haces que lamente que esto no dure para siempre.

 

Para él, fue como si le hubiesen echado un balde de agua fría. Ella abrazó sus rodillas y prosiguió.

 

-Debo estar en unos días allá por mi trabajo y…

-No quiero que te vayas –interrumpió- quédate.

-Es gracioso, pero agradezco haber venido a Seúl y haberme encontrado botada en la nieve después de aquel percance, ya que de no haber sido así, jamás te hubiera conocido. Creo que no puedo quedarme…

-Pero…

-Podremos seguir viéndonos, aunque menos seguido –sonrió tristemente- podré venir de vez en cuando a verte.

 

Repentinamente abrazó a la menor para luego esconder su rostro en su hombro. ¿Cómo podía explicarle su objetivo estaba a punto de ser cumplido y luego de eso no estaría mucho tiempo más en ese lugar? Unas cuantas lágrimas emanaron de sus ojos, mientras la estrechaba con fuerza. La menor apenas entendía el porqué de su llanto, pero pronto comprendió que, a pesar de aquellos pocos días, había un lazo que los unía, y éste era mucho más fuerte que aquellos lazos que había creado con personas que conocía desde hace años. Sintió el corazón hacérsele añicos cuando escuchó su sollozo, como si de un niño se tratase. Posó, con dificultad, un brazo sobre la espalda del mayor, ya que este la inmovilizaba casi por completo en su necesitado abrazo, dando pequeñas palmaditas en su espalda.

 

-Es que, ¿Crees que soy tu hermano pequeño o qué? –dijo él, dejando escapar una risa entre su sollozo-

-Oh vamos. No sé cómo reaccionar ante estas cosas.

 

Ambos se separaron lento y, una vez pudieron mirarse a los ojos, ella posó sus manos sobre el rostro del mayor, secando sus lágrimas. Ambos sonrieron, infundiendo calma el uno al otro. Ella estaba sentada dando la espalda a la gran ventana, mientras él, estando sentado frente a ella, podía ver cómo en el firmamento se había extendido un oscuro manto, mientras unos diminutos luceros irradiaban luz a millones de años luz de distancia y la luna, por su parte, alumbraba otorgando una luz tenue a la ciudad. Pronto, entre los arbustos del jardín, vio algo moverse. Era una criatura que había salido corriendo hacia un precipicio, el cual estaba a unos 100 metros de su casa. Entrecerró sus ojos para poder divisarlo a pesar de la distancia y lo que vio fue una criatura sentándose casi al borde del precipicio mientras emitía un aullido que era audible hasta su hogar. Podía ver como su pelaje brillaba a la luz de la luna, pero… no era un lobo. Al menos, no completamente.  Era la criatura que la menor le había descrito cuando le confió el cómo había terminado inconsciente en la calle.

Esa criatura sabía que la joven, su víctima, estaba cerca, muy cerca. Y la estaba buscando.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, y estuvo a punto de ponerse a la defensiva, pero aún no había llegado el momento de que la menor conociera lo que él era realmente.

Le dio un pequeño beso en su frente y se sentó nuevamente a su lado. Ella bostezó en señal de que era hora de dormir, a lo que él sonrió. Pero ¿enserio la dejaría dormir nuevamente sabiendo que ese peligro estaba rondando? Extendió sus brazos, y ella correspondió así a un nuevo abrazo que los unió hasta el día siguiente. Así, él estaría alerta y no permitiría que nada le sucediera a la menor.

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G R A C I A S por leer <3 

No, aún no termina XD continuará, por supuesto~

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Comments

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MimiXD #1
Chapter 5: Waaaaaaaaaaaa!!!!! Ok ok esto fue hermosooo y porque estoy sonrojada????? Jajajaajajaja ya tengo 3er bias!!! Mi angel joonmyeon!!!! Me encantooooo!!! Sigue escribiendo autora-nim!!! Eres geniallllllll!!!!! └(^o^)┘└(^o^)┘└(^o^)┘└(^o^)┘●﹏●●﹏●●﹏●●﹏●◑▂◑●▽●●▽●●▽●●▽●