A/N: Siguiente capítulo es el esperado final!!!... Gracias por no abandonar este fic!!

Caminando a través de los inmensos corredores, sus pasos haciendo eco entre las paredes de mármol, un hombre con expresión solemne y nervios apunto de explotar, abría las puertas de la recámara que sólo él estaba autorizado a abrir.

-ya están ahí – habló el hombre, colocándose de rodillas ante el hombre de cabello gris que esperaba dentro de la recámara

-ya sabes lo que sigue Ji Hoon… el Príncipe debe regresar a dónde pertenece – habló el hombre de cabello gris, con voz fría

-mandaré que preparen todo. La cúpula estará lista para cuando regresen con el Príncipe – se colocó de pie Ji Hoon

-sin el Príncipe Terranópolis no existe… este es su lugar – pronunció el hombre de cabello gris, tomando el camino fuera de la recámara

-como usted diga mi Señor Jae Suk – inclinó la cabeza respetuosamente Ji Hoon, siguiendo al anciano hacia la cúpula sagrada, dentro del Castillo.

Los seis hombres se encontraban a tan sólo metros de las puertas principales del Castillo del General Seung Ho, ideando un plan de ataque para romper la seguridad que bordeaba el castillo e ingresar rápidamente y rescatar al Príncipe Pil Kyo.

Todos sabían que el ataque no sería nada sencillo. El General Seung Ho, era el mejor guerrero de todo el reino y elegido como protector Real del Príncipe por sus habilidades. Definitivamente un oponente difícil de vencer.

-Sun Ho, tú atacarás primero, disipando toda la seguridad que rodea el Castillo, Choong Jae y yo iremos por Seung Ho primero, los demás encárguense del resto – explicaba el Dios del Fuego el plan, ganando asentimientos de los demás hombres.

-no pueden pelear contra Seung Ho, ustedes tienen que liberar a HyeSung – expresó Eric repentinamente, luego de oír el plan del  Dios del Fuego

-nadie más que tú, puede derrotarnos, Valiente Guerrero, Seung Ho no es una amenaza para nosotros – aseguró Minwoo, fijando su intensa mirada en los ojos de Eric, quién asintió, creyendo fielmente las palabras del Dios del Fuego

-la batalla no será fácil, mantente cerca de mí Eric – habló esta vez Chil Hyun, una vez que los seis hombres se posicionaban alrededor del Castillo para llevar a cabo su plan.

Eric sostuvo con fuerza la espada que llevaba en la mano derecha y aseguró el pequeño escudo que colgaba del cinturón de su pantalón.

*Flashback*

-Eric?... dónde estamos?... ya puedo ver?... – seguía preguntando un joven Shin HyeSung a su mejor amigo Eric Mun, tentando con retirar el pedazo de tela que cubría sus ojos con precisión.

-aún no HyeSungie… ya casi llegamos – retiró Eric, las manos del inquieto HyeSung, colocándolas a la altura de su cintura.

Eric había prometido ese día, una gran sorpresa para su mejor amigo, a quien ya conocía por más de un año, luego de aquel incidente con el poste de luz.

-tengo miedo de caer… - gimió HyeSung como un bebé, inflando sus mejillas en un hermoso puchero

-no te dejaré caer HyeSungie, siempre podrás confiar en mí. Confía en mí ciegamente HyeSung-ah, cómo lo haces ahora – susurró Eric suavemente contra el oído del delgado muchacho, logrando que el rostro de éste se pintara de un rojo carmesí encendido

Los latidos de HyeSung se aceleraban, conforme Eric seguía guiando sus pasos más adelante, tomándolo por la cintura hasta pegar su espalda contra su pecho. HyeSung no entendía por que se sentía tan nervioso. Era la primera vez que tenía a Eric tan cerca suyo, y el sentimiento lo estaba haciendo transpirar más de lo que debería.

-ya?... llegamos? – interrogó HyeSung, tratando de ocultar los nervios en su tono de voz

-sólo un poco más… ya casi – respondió Eric, rozando sus labios ligeramente contra el oído del colorado  muchacho

HyeSung sintió un extraño estremecimiento en todo su cuerpo. Por qué de pronto sentía todas estas cosas con su mejor amigo?

De pronto, HyeSung sintió el firme agarre en su cintura, deteniendo sus pasos en seco.

-llegamos – habló Eric, liberando la cintura de su mejor amigo

HyeSung sintió el par de manos detrás de su cabeza, desatando el pedazo de tela que cubría sus ojos.

-sorpresa HyeSungie! – exclamó Eric, liberando la visión del delgado muchacho

Y las palabras simplemente se ahogaron en su garganta, al momento que HyeSung vio lo que tenía frente a él.

Los dos muchachos se encontraban en la cima de una colina, con una hermosa vista de toda la ciudad frente a sus ojos. Las estrellas iluminando por encima de sus cabezas y la luna presenciando ese momento que empezaba a hacerse mágico.

-Eric… esto… esto es hermoso! – exclamó HyeSung, observando todo el resplandor a su alrededor

-este es mi lugar favorito en el mundo, aquí siento que puedo tenerlo todo, la ciudad a mis pies, las estrellas al alcance de mi mano y la luna como mi fiel compañera – habló Eric, tomando la mano de HyeSung

-es increíble – continuó HyeSung, observando las luces de la ciudad frente a ellos

-no más increíble que tú, ni más hermoso que el corazón que late dentro de tu pecho – pronunció Eric, fijando su mirada en el rostro del muchacho que nuevamente tomó un color carmesí

-E-Eric…

-HyeSung-ah, si quise mostrarte esto hoy, es porque quiero que sepas que aunque no tengo un palacio para ofrecerte, ni mi familia proviene de una de las dinastías más respetables en todo Corea, puedo poner la ciudad a tus pies y hacerte alcanzar las estrellas. Puedo darte cosas que el dinero no puede comprar… puedo darte mi corazón y la fiel promesa que siempre te amaré y cuidaré de ti con toda mi vida

El corazón de HyeSung se descontroló ante las palabras de su mejor amigo, no teniendo tiempo para reaccionar cuando Eric lo tomó entre sus brazos, sosteniéndolo con dulzura.

-Shin HyeSung, te amo desde el día que te conocí, no puedo sacarte de mis pensamientos ni una sola noche… por favor, sé mi novio – pronunció Eric con voz temblorosa, enterrando su rostro sonrojado en el cuello de su mejor amigo

HyeSung quedó mudo por breves segundos. A su corta edad, HyeSung había recibido innumerables confesiones de amor, de gente que obviamente se sentía atraída por su belleza y el dinero y buen nombre de su familia. Pero era la primera vez, que alguien hacía latir su corazón desenfrenadamente. Era la primera vez que en lugar de autos y regalos lujosos, alguien le ofrecía las estrellas y un corazón sincero.

Era la primera vez, que HyeSung podía sentir el amor.

Sin dar una respuesta, HyeSung se separó unos centímetros de Eric, sosteniendo su rostro entre sus manos, acariciando sus enrojecidas mejillas amorosamente, para finalmente juntar sus labios en un dulce y amoroso beso.

El beso que inició el viaje a innumerables aventuras

*Fin del Flashback*

El Castillo del general Seung Ho estaba rodeado por innumerables guardias que lucían muy alertas a cualquier movimiento que se originara cerca del Castillo.

El Valiente Guerrero y sus amigos no tenían un buen panorama para iniciar su ataque.

-son más de los que me imaginé – susurró Dongwan

-pero tenemos algo que ellos no tienen – intervino Eric, observando al Dios del Viento

-puedes apartarlos sin necesidad de lastimarlos… podemos simplemente capturarlos fuera del Castillo, no tienen por qué morir más inocentes – explicó Eric, ante las miradas de todos los hombres, puestas en él.

Los demás asintieron, dando permiso a Sun Ho, para iniciar al ataque.

Escondido en medio de los arbustos, en compañía de sus hermanos. Sun Ho se asomó ligeramente, juntando sus manos a la altura de su pecho, apretando los ojos con fuerza, mientras recitaba algunas palabras en un extraño idioma que Eric no logró descifrar.

Sun Ho se mantuvo estático por unos segundos, hasta que finalmente abrió los ojos, estirando ambos brazos en dirección del castillo de Seung Ho. Una violenta ráfaga de viento se vio expulsada, de entre las manos de Sun Ho, haciendo que los guardias que rodeaban el castillo, se vieran elevados en el aire y despedidos en diferentes direcciones, sin tener opción a reaccionar o saber de dónde provenía esa fuerza que los separaba de sus lugares.

-ahora!!! – gritó Eric, dando la señal para el Dios de la tierra y el Dios del Agua.

Dongwan dirigió una mano, sobre la verde grama a pocos metros de distancia, separando la tierra que yacía debajo de ésta, Choong Jae dirigió un inmenso chorro de agua hacia la tierra que bailaba en el aire, formando una especie de remolino de lodo.

Sun Ho, manipuló la ráfaga de viento que envolvía a los guardias, direccionándola hacia el centro del remolino creado por Choong Jae y Dongwan.

Los guardias cayeron dentro del remolino, sin saber qué era lo que estaba pasando.

Sun Ho dirigió otra ráfaga menor hacia el remolino, ayudando a crear una especie de torre de lodo, que aprisionaba a los guardias.

Finalmente, Minwoo creó una pared de fuego alrededor de la torre de lodo, asegurando que los guardias no escaparan.

-vamos! – ordenó Chil Hyun, encabezando la rápida marcha al interior del Castillo.

Eric aún permanecía con la boca abierta, después de lo que acababa de ver.

-Valiente Guerrero no tenemos tiempo qué perder! – oyó Eric, la voz del Dios del Fuego.

-sí! – Eric se puso en marcha, desenvainando su espada, listo para lo que estaba por venir.

-General!! Han capturado a los guardias!! – ingresó Woo Hyuk a la recámara del general Seung Ho

-alístense! No los dejaremos avanzar más de lo necesario… que corra la sangre que tenga que correr – habló el general Seung Ho entre dientes.

Los seis hombres ingresaron rápidamente al castillo, esperando encontrarse con más resistencia dentro, pero sólo encontraron un salón vacío y luces completamente apagadas. El lugar lucía totalmente abandonado.

-tengan cuidado… - habló Minwoo, lanzando pequeñas llamas sobre los candelabros que adornaban el enorme salón central del Castillo.

Al iluminarse todo, Eric quedó aún más sorprendido, observando las innumerables pinturas que adornaban las paredes, y los candelabros y otras piezas de oro que hacían resplandecer el salón. Pero lo que más llamó la atención de Eric, era que la mayoría de cuadros, eran cuadros del Príncipe Pil Kyo. Cuadros que ya había visto en el Palacio del Príncipe.

-imitaciones… Seung Ho poseía el poder de multiplicar las cosas… - habló Chil Hyun a Eric, observando su rostro confuso.

-poseía?  - repitió Eric con miedo

-sus poderes le fueron arrebatados cuando traicionó al Príncipe – intervino Sun Ho

-pero encontró la manera de conseguir unos mejores – intervino Minwoo, fijando su mirada en la cima de los escalones a espaldas de los demás guerreros.

Y es que en esa cima, se encontraba de pie el General Seung Ho, aniquilando con la mirada a cada uno de los hombres que lo observaban ahora, sorprendidos.

Era la primera vez que Eric se encontraba frente a Seung Ho, y podía sentir claramente el aura poco amistosa que éste desprendía.

-los traidores – habló Seung Ho, sin moverse un centímetro

-el único traidor eres tú!  Traicionaste tus votos al Príncipe! -  elevó la voz Choong Jae

-tú eres el valiente guerrero? – Seung Ho dirigió su mirada hacia Eric, enviando dagas invisibles en su dirección

Eric sintió por un momento que sus nervios lo traicionaban.

-tu misión es proteger al Príncipe… por qué se los vas a entregar a estos tiranos?! – habló Seung Ho con tono airado

Eric se sintió confuso por unos minutos.

-ríndete Seung Ho! No podrás con nosotros! Deja libre al Príncipe y asume las consecuencias de tus actos! – intervino Chil Hyun, dirigiendo la punta de su espada hacia Seung Ho

El General mantuvo la expresión seria, soltando luego una risita burlona.

-quién dice que no podré con ustedes?... – continuó riendo Seung Ho con malicia

A espaldas del General Seung Ho, aparecieron los tres guerreros de confianza que estaban juntos en su lucha, dos de ellos sostenían unos arcos plateados, mientras que el otro desenvainaba su espada.

Los guerreros se unieron en un círculo, permaneciendo alertas para el ataque de los hombres sobre las escaleras.

-vas a pagar tu traición Chil Hyun… y ustedes también! – alzó la voz con fuerza Seung Ho.

Los tres hombres tras las espaldas del General, saltaron por las escaleras, poniéndose frente a frente con los guerreros en el enorme salón.

-SUN HOOOOOOOOOOOOOOO!!! – exclamó terroríficamente Choong Jae, viendo como el Dios del Viento caía sobre el piso, con la parte lateral de su abdomen sangrando. Frente a él Hee Jun sostenía en alto la espada con la que había atacado a Sun Ho.

-NOOO!! – corrió Dongwan a tomar a su hermano en brazos

-pero cómo… - el rostro de Eric era indescriptible.

-creíste que no nos prepararíamos para ustedes? – sonrió con malicia Jae Won, contra el rostro sorprendido de Chil Hyun.

-MINWOOOOO!! – exclamó Chil Hyun, alertando al Dios fuego.

Minwoo giró al llamado de Chil Hyun, logrando esquivar un ataque de Hee Jun.

-son flechas encantadas!! Tienen la sangre de Eric! Tengan cuidado!! – informó Chil Hyun, provocando que el círculo se rompiera.

*Flashback*

Eric fortaleció el agarre que tenía en su espada dispuesto a dar su primer ataque cuando la ráfaga de viento envolvió su cuerpo apretándolo con fuerza, como si fuera una serpiente y lentamente fue elevándolo hasta que sus pies dejaron de tocar el piso. Eric sintió su cuerpo temblar más que nunca. Su respiración era escasa, sus movimientos eran en vano. Cuando el pensamiento que todo había acabado para él en ese instante lo empezaba a invadir, la ráfaga que lo envolvía desapareció dejándolo caer al suelo con fuerza.

Eric quedó inconsciente. Al momento de caer, su cabeza golpeó muy fuerte contra una roca.

Los dos guerreros habían quedado completamente inconscientes. La cabeza de Eric sangraba descomunalmente.

-tomen lo que necesitamos – se oyó una voz grave, ordenando a los dos hombres que lo acompañaban, a colocarse de rodillas y sacar unos frascos transparentes de las bolsas que colgaban en sus cinturones.

-sólo el valiente guerrero puede derrotar a los Dioses… su sangre nos es necesaria… - dijo la voz, desapareciendo luego con los dos hombres.

*Fin del Flashback*

La sangre tomada del desfalleciente Eric aquel día, era la que brillaba con ese resplandor carmesí, en la punta de la espada de Hee Jun, y las flechas que sostenían Jae Won y Woo Hyuk.

-Dongwan!!! – exclamó Minwoo, cuando vio a su hermano caer contra uno de los muros, sosteniéndose de la flecha que se encontraba incrustada a mitad de su pecho.

Eric entró en pánico, la única ayuda con la que contaba para rescatar a HyeSung, eran los poderes de los Dioses, pero ahora éstos estaban siendo atacados mortalmente. Sus esperanzas empezaban a desvanecerse. Sin embargo no se dejaría caer sin antes dar una batalla hasta que su cuerpo no resistiera más.

Y con este pensamiento, Eric tomó su espada con fuerza, impidiendo que Hee Jun lograra atacar al Dios del Agua.

-estúpido! – exclamó Hee Jun, atacando a Eric con su espada.

Eric no era un experto en el uso de espadas, pero sus ganas de sobrevivir y aún más, de rescatar a su novio, hacían que opusiera una feroz lucha contra el guerrero que seguía atacándolo sin piedad.

De otro lado, Minwoo sostenía su propia batalla, siendo atacado por el feroz Woo Hyuk, uno de los mejores arqueros en todo Terranópolis. El Dios del Fuego, sabía que las flechas roseadas con la sangre del valiente Guerrero, eran mortales para los Dioses de Los Cuatro Elementos. Minwoo se lamentaba por no haber anticipado este ataque de Seung Ho. Era obvio que el General prevería una manera de neutralizarlo a él y sus hermanos.

El repentino golpe en su quijada, hizo que Minwoo reaccionara con violencia, lanzando una bola de fuego en dirección de Woo Hyuk, quien la esquivo magistralmente.

-no puedes conmigo – sonrió arrogantemente el guerrero

-estás del lado equivocado – pronunció Minwoo entre dientes, mandando unas lenguas de fuego en dirección de Woo Hyuk

El guerrero dio un salto en el aire, evitando las lenguas de fuego, lanzando luego una flecha contra el enorme candelabro que adornaba el salón.

El candelabro cayó sobre Minwoo, distrayéndolo de su atacante, quien aprovechó la oportunidad para dirigir una flecha contra su pecho. Mas ésta fue detenida a medio camino por una corriente de agua que terminó sumergiendo a Woo Hyuk, hasta el punto de casi ahogarlo.

Viendo libre de peligro a su hermano, Choong Jae, decidió hacerse cargo de Jae Wok, quien sostenía una lucha inagotable con Chil Hyun

Jae Wok tenía casi rodeado a Chil Hyun, esperando el momento justo para dar su golpe final.

Choong Jae atacó al guerrero con filudas dagas de hielo, que éste logró esquivar, pero siendo herido al final, en la pierna izquierda por una de éstas. Choong Jae sonrió complacido por su ataque.

El General Seung Ho observaba a lo lejos la pelea, apretando los dientes con furia al ver a sus mejores guerreros casi derrotados por los cuatro hombres que seguían aún en pie. Fue entonces que el General decidió que era momento de actuar.

Seung Ho saltó por las escaleras, tomando una de las flechas que colgaban del carcaj de Woo Hyuk, dando pasos firmes en dirección de Choong Jae, que se encontraba de espaldas, terminando por derrotar a Jae Wok.

Sin dudarlo y con total sangre fría, Seung Ho hundió la flecha en la espalda de Choong Jae, cayendo éste inmediatamente sobre el sólido pavimento.

-NOOO!! – exclamó Chil Hyun, tratando de reincorporarse, pero siendo expedido en el aire, por una patada certera de Seung Ho.

Minwoo y Eric a lo lejos oyeron las exclamaciones de Chil Hyun, quedando casi congelados, al ver al Dios del Agua yaciendo en el piso.

Eric bajó su guardia, siendo atravesado de un lado por la espada de Hee Jun, que le lanzó una sonrisa maliciosa.

Minwoo decidió intervenir en ayuda del valiente guerrero, dirigiendo unas ráfagas de fuego en dirección de Hee Jun, logrando que la espada que éste sostenía en manos, se calentara, hasta  que el guerrero la dejó caer en el piso.

Seung Ho, se acercó con porte intimidante hasta Chil Hyun, mostrando una sonrisa aterradora, cuando enterró su espada en el abdomen de éste.

-maldito traidor! – exclamó Seung Ho, retirando su espada, dejando a un desvanecido Chil Hyun.

Las ráfagas que Minwoo dirigía contra la espada de Chil Hyun, terminaron por reducirla hasta cenizas. Eric sostuvo su espada en alto, listo para atacar al guerrero, cuando una fuerza extraña lo envió contra la pared, estrellándolo de frente hasta dejarlo inconsciente.

-somos sólo tú y yo Minwoo – habló Seung Ho, fulminando con la mirada al Dios del Fuego,

-tú traicionaste tus votos – apretó Minwoo los dientes, enviando pequeñas bolas de fuego dirigidas al general.

Seung Ho se defendió del ataque, usando la resplandeciente espada que sostenía en manos. Una legendaria espada que le fue entregada al momento de hacer sus votos de fidelidad al Príncipe Pil Kyo.

-no lo matarán! No mientras yo viva! – exclamó Seung Ho, resistiendo los ataques de Minwoo

-él hizo su elección! Es su destino! – lanzaba Minwoo más ráfagas en dirección del General

-no!! No lo permitiré! Lo salvaré hasta de él mismo! – respondió el ataque Seung Ho, con un rápido movimiento que le permitió colocarse detrás de Minwoo y lanzar una patada contra su espalda.

-no puedes ir contra los Dioses!! – exclamó Minwoo, creando un círculo de fuego a su alredor para detener el avance se Seung Ho

-esos Dioses no me lo quitarán!! Nadie en esta maldita tierra me lo quitará!! – Seung Ho dio un salto sobre las llamaradas, logrando colocarse frente al Dios del Fuego.

Los ojos de Minwoo se abrieron ampliamente, ante la revelación que había caído a sus oídos.

Y esta sorpresa lo llevó a distraerse y no darse cuenta cuando Jae Wok, sacó la última flecha que llevaba a sus espaldas y la disparó en su dirección.

-tú… tú… tú estás… enamorado…  del Príncipe… - logró articular Minwoo, antes de caer sobre el piso.