Byul preparó café una vez que llegaron,  mientras veía a Yong de reojo pasearse libremente por su apartamento, se sentía una adolescente que traía a su cuarto por primera vez a la chica que le gustaba, sus nervios estaban escalando por las paredes.
—Realmente Sandeul se parecía a ti —Yong sonríe mientras en sus manos toma un porta retrato  con una foto de la fotógrafa y su hijo
Byul responde con asentimiento y se acerca a la otra mujer con dos tazas de café, una se la pasa a la psicóloga

 — Eso dicen en especial la parte arrugada de la nariz, tengo más fotos si quieres verlas
—Claro jagiya — Yong sonríe mientras ve a Byul buscar entre algunos estantes de la amplia sala, pronto saca una caja de madera y la deja en el suelo, Byul hace una señal de palmada en el suelo y la psicóloga obedece y se sienta a su lado,  las tazas de café cómodamente cerca de ambas, ven varias de las fotos juntas, del pequeño solo, junto a sus dos madres, en todas el niño sonríe brillante, Byul le explica a Yong animadamente los acontecimientos de dichas fotos, se ríen  cuando recuerdan las travesuras, de ese niño que es tan similar a Byul

— El no lloro en ningún momento cuando le pinchaban las agujas, solo una pequeña mueca, era tan peculiar —  Byul lo dice con la tristeza tiñendo  su voz,  mientras centra sus ojos en una foto de Sandeul con  un suero colocado en su manito derecha, una sonrisa gigante mientras estaba sentado en la cama de hospital, en pañales y una gorra de lana color azul sus hoyuelos indios notándose como si fuese realmente feliz, las paredes blancas pasan desapercibidas ante la maravilla de ese niño
— Esa valentía la debió sacar de sus madres,— Yong se acerca más a Byul y la abraza por la cintura, el ambiente es  cálido con unas breves apariciones de tristeza en ellos, pintando el ambiente y envolviéndolas, la fotógrafa se siente segura por más que su corazón se rompe cada ves que habla de su hijo, la psicóloga le da seguridad de incluso sufrir y de llorar junto a ella, a sabiendas que allí permanecerá
— Mañana quiero ir a verlo al cementerio, irías conmigo?—  Byul aún con la cabeza recostadas en el hombro de su novia mirando un punto inexistente en la pared, el atardecer se filtra por las ventanas y no existe algo más real en estos momentos
—Me encantaría—  Yong la mira y ambas detienen el tiempo por más que sea imposible, Byul se siente abrumada de nuevo con esa sensación de pertenencia saliendo de su pecho cuando está a lado de la que fue su mejor amiga, aquella que con tanta paciencia voló a su corazón como cometa y la invita a quedarse

Byul se acerca más y la seriedad es un nuevo condimento, besa a Yong Sun con una suavidad que hace que la psicóloga se derrita de nuevo,  pronto Byul lleva su mano derecha a la nuca de la psicóloga, el beso se hace más profundo así como las respiraciones, los labios de la psicóloga la están volviendo loca, el deseo que pensó nunca más sentir se apodera de su ser y piensa que tiene fiebre, una de amor, una de la otra mujer, Yong no se queda atrás, contenerse nunca fue su fuerte pronto estaba a horcajadas de su novia, besando, acariciando, suspirando, sentía mariposas en su mente, en su estómago, en su corazón, pero entre la acalorada sesión Yong se detiene no quiere que esto sea muy rápido ni asuste a su novia, cuando lo hace ve a Byul confundida por haberse detenido, la frente algo sudada, la boca ligeramente abierta, una exquisites para si misma.

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