Tiffany conoce a Taeyeon

Prey

El nuevo trabajo en Sodemun estaba siendo muy duro para Tiffany, la primera semana ya le habían adjudicado cinco pacientes, era complicado ponerse al día con sus informes y adaptar sus sesiones al tipo de terapia que “recomendaba” la prisión, las recomendaciones siendo más bien obligaciones por parte de personas que no habían ido al psicólogo en su vida y se creían con derecho a dirigir y arbitrariamente todo. Tampoco es que en otro puesto de trabajo, fuera a encontrar algo mucho más flexible, por lo menos no uno que le diera de comer. Además, se había esforzado en sacar las oposiciones porque la mente criminal siempre había sido algo que le fascinaba. Necesitaba estudiarlas, conocerlas, estar en contacto con ellas, y encontrar una manera de ayudarlas.

 

La segunda semana, tenía otros cinco pacientes nuevos, era imposible seguir el hilo del historial de tantas en tan poco tiempo, y para más inri, las sesiones solo eran de una hora, dos veces por semana con cada una, aunque había ligeras variaciones. De esta forma, tampoco era capaz de conocerlas bien, le llevaría mucho tiempo poder sacar algo de ellas y que quisieran colaborar y no tomarse aquellos ratos como uno de los pocos pasatiempos que había en ese agujero.

 

La tercera semana pensó que le estaba cogiendo en tranquillo. Todavía no conocía a mucha gente en la prisión, un par de seguratas se le insinuaban e intentaban darle conversación siempre que podían, y una psicopedagoga muy simpática que le había enseñado el edificio el primer día, y desde entonces, le gustaba asegurarse de que le iba bien. A parte de ellos, sus pacientes y de la directora de la cárcel, la cual seguía con lupa cómo se desenvolvía en su nuevo trabajo por si tenía que ponerle alguna queja, no había hablado con muchas más personas.

 

En aquella semana semana no le sumaron ninguna otra paciente por lo que por fin pudo ver su carga de trabajo algo disminuida, se dedicó a centrarse en las sesiones con las prisioneras. A pesar de ello, podía ir notando como se dedicaba menos tiempo para ella, tenía que ir despeinada y con la ropa arrugada por falta de tiempo, odiaba aquello.

 

Adaptarse a pasar la jornada laboral en la cárcel no era fácil. Los chequeos al entrar y salir. La falta de luz natural para alumbrar las tristes estancias del lugar, los gritos y golpes que se escuchaban en la lejanía. Tiffany se estremecía cuando oía golpes secos pensando que fácilmente podría estar escuchando el impacto de las porras de los guardias en el cuerpo de las presas, o de otras reas pegando a sus propias compañeras. En cualquier caso, el ambiente violento la tenía con los nervios a flor de piel, y ella todavía no había presenciado ningún acto de mucha violencia.

 

Tampoco tendría mucho tiempo para adaptarse a sus nuevas condiciones de trabajo, ni a sus pacientes, ni a la jornada. El lunes de su cuarta semana en Sodemun, lo primero que tuvo que hacer Tiffany fue ir directa al despacho de la directora.

 

Jessica era una mujer demasiado joven para el cargo que poseía, Tiffany imaginaba que no tendría más de 40 años y a pesar de ello dirigía una cárcel. Suponía que no llevaba mucho en el cargo porque la organización dejaba que desear, pero nunca se habría atrevido a preguntarle.

 

Tan pronto como entró por la puerta, su jefa le informó de la entrada de una nueva presidiaría hacía dos días, durante el fin de semana, y como no, se la habían asignado a ella.

 

No quería empezar a quejarse, apenas llevaba un mes allí, pero si no decía algo, en otras cuatro semanas se veía con 50 pacientes y más pelo en el suelo que en su cabeza.

 

—Sra. Jung—dijo vacilante—, tengo diez pacientes con las que me está costando un poco llevar las sesiones, hay varias con un historial larguísimo de muchos años hablando con anteriores doctores…

—Lo siento Tiffany—ella mismo se había tomado la libertad de llamarla por su nombre, al fin y al cabo, era su subordinada. La mujer de pelo rubio y largo rodeo la mesa y se apoyó en ella para quedar más cerca de la psicóloga—. Estamos desbordados, desde que se amplió el módulo necesitamos más guardias, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos y un largo etcétera. Espero que la situación se estabilice, pero de momento tendrás que arreglártelas.

 

Había intentado sonar amable, no lo consiguió. Jessica tenía una forma de hablar y de moverse que no le gustaban, todo en ella destilaba apatía.

 

Con el café en una mano y la ficha policial de su nueva paciente, Taeyeon, en la otra, Tiffany se balanceaba de un lado a otro en la silla de la cafetería. “Tendrás que verla hoy”, “es solo una primera evaluación”, “no tiene historial solo la ficha que le hicieron cuando entró”. Lo que le había dicho Jessica le enfadaba sobremanera, tenía razón en lo último, ¡pero se pensaba que una evaluación era cualquier cosa! Era la primera vez que haría una, y si bien se sabía el procedimiento de cabo a rabo, no quitaba que era inexperta todavía.

 

Mientras sus pensamientos viajaban de su jefa a la ficha, de la ficha a su paciente y de la paciente al café, la pedagoga y única compañera que le había ayudado le dio un toquecito en el hombro y Tiffany dio un respingo.

 

—¡Perdón! No quería asustarte—se disculpó Yuri. Estaba tan despampanante como siempre en su coleta alta y su brillante bronceado—, pareces preocupada.

—Estoy bien—Tiffany le invitó a tomar asiento en su mesa—es una nueva paciente.

 

Yuri asintió, Tiffany ya le había puesto al día con la cantidad absurda de trabajo que tenía, la pedagoga tampoco tenía tiempo de aburrirse, pero empatizaba con su nueva compañera.

—¿Has conocido ya a algún otro psicólogo?

—No… me he saludado con alguno y hemos hablado algo pero no sé—no quería decirlo enfrente de Yuri porque todavía no la conocía bien, pero los psicólogos que había conocido en el centro penitenciario le habían dejado muy mal sabor de boca. Estaba claro que eran muy reacios a los nuevos trabajadores, y mientras ella tenía todo el día ocupado con sus pacientes, al resto los veía frecuentando la cafetería y hablando en los pasillos.

—Si te soy sincera, a mi no me caen bien—a Tiffany la que cada día le caía mejor era Yuri—no se juntan con los demás, como si fueran una especie de élite, solo hablan con los médicos que la mayoría son más de lo mismo.

 

Tiffany rio suavemente un poco más relajada.

—Me he dado cuenta. Se ve que me toca pringar por ser la nueva, pero cuando pase un tiempo volveré a hablar con Jessica para pedirle que reparta más el trabajo a ver si me escucha.

—Jessica—dijo Yuri poniendo los ojos en blanco—no me hagas hablar de ella.

 

Esta vez rieron las dos.

—Bueno, que tengas suerte, yo me vuelvo al trabajo solo quería preguntarte que tal ibas.

 

A Tiffany casi no le dio tiempo de agradecerle porque como había llegado se fue.

 

***

 

Muchas evaluaciones, no se llevaban a cabo en los pequeños despachos de los psicólogos, sino que tenían una sala especial para ello, en esas ocasiones se requería a un mínimo de tres profesionales.

 

Por suerte, esto solo era una evaluación psicológica inicial, en su propio despacho, para saber si la paciente podía ser peligrosa, excesivamente agresiva, necesitar medicación y una lista interminable de cosas que eran imposibles de determinar con una cita de un par de horas, pero la penitenciaría así lo requería.

 

Cuando Taeyeon entró por la puerta, Tiffany no pudo evitar sorprenderse por lo pequeña que era, parecía hasta asombroso que sus delgadas y blancas muñecas pudieran aguantar el peso de las esposas que las envolvían. Solo la acompañaba un guardia; era probable que si intentaba hacer cualquier cosa, la fuerza de un solo hombre bastaría para detenerla. Eso no fue lo único que la sorprendió, tenía ojeras, el pelo castaño enmarañado y aspecto de no haber pegado ojo ni de haber comido en lo que llevaba aquí, y aun así saltaba a la vista que era una mujer increíblemente guapa.

 

Se sentó en la silla en la que ya había visto sentarse a otras diez reclusas, no obstante, la sensación fue diferente. Los ojos de Taeyeon estaban muy abiertos y miraba el despacho con detenimiento, como si cada esquina estuviera llena de sorpresas.

 

La psicóloga no conocía al guardia así que simplemente le hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo y este se colocó al lado de la puerta, como hacían siempre si no se les indicaba que salieran. Se suponía que estaban por seguridad, pero a pesar el aura violenta de la cárcel era muy raro que al personal que no era de seguridad o directores les trataran mal. De hecho, a ella le incomodaba sobremanera que se quedaran a escuchar, si a muchas pacientes ya les costaba de por sí contarle algo personal, con un vigilante, era misión imposible. Así que con una sonrisa le pidió que saliera.

 

—Buenos días Taeyeon—empezó por presentarse y los ojos de la chica la miraron al fin—, soy Tiffany, de momento parece que yo seré tu psicóloga.

—¿Tengo psicóloga? —preguntó sorprendida.

 

Tenía 27 años, los mismos que Tiffany. Pero al contrario que la última su rostro juvenil le hacia parecer algo menor.

—Sí, el plan de reinserción de Sodemun os asigna a la mayoría un doctor—explicó. Taeyeon asintió. Podía notarse que estaba algo inquieta—. Cuéntame por qué estás aquí.

—¿No lo sabes? —ladeó la cabeza—Si ya sabías mi nombre.

—Me han pasado tu ficha—señaló los papeles que tenía sobre el escritorio—, pero prefiero que me lo expliques tú—volvió a explicar sosegada.

—No he hecho nada—contestó harta, probablemente por haber estado repitiendo lo mismo a la policía y a los jueces una y otra vez—. Estoy segura de que en la ficha no pone eso, pero es la verdad.

 

No le sorprendió, la mayoría de las internas repetían la misma cantilena. En el fondo Tiffany solo esperaba que ninguna dijera la verdad y que nadie tuviera que estar encerrado allí por una mala sentencia. Algunas sí que lo hablaban abiertamente, pero Taeyeon, además, estaba en proceso de apelar la sentencia así que admitirlo ni siquiera era una opción.

 

—Bueno, pues cuéntame de qué te han acusado.

 

Taeyeon la miró a los ojos, sin mover la cabeza, movió los ojos a los papeles de la mesa, y volvió la mirada a Tiffany otra vez.

 

Tiffany suspiró resignada cogiendo la ficha de la paciente y recitando lo que estaba escrito.

—Asesinato en primer grado de una persona, Kim Hayeon, hermanastra de la acusada. Y homicidio de dos personas: Kim Jiwoon, y Kim Jonggu, hermanastro y padrastro respectivamente de la acusada.—el informe rezaba que la primera había sido asfixiada y los otros golpeados numerosas veces con un objeto contundente. Tiffany se preguntó si lo habría hecho mientras dormían porque alguien tan pequeña probablemente no habría podido con dos hombres ni con una tubería y en pleno brote psicótico.

 

No obtuvo respuesta de Taeyeon, solo le limitó a escuchar con mirada ausente. Entonces la psicóloga insistió.

 

—¿Cómo te sientes con la sentencia?

—Como que podrían haber añadido a mis abuelos y a mis primos ya que estaban—bromeó la rea. Esto a Tiffany le encendió las alarmas, no se la veía afligida tras leer los nombres de sus familiares, tampoco intentaba parecerlo.

—¿Te llevabas bien con tu familia? —otra pregunta. Solo llevaban 10 minutos de evaluación, pero Tiffany ya sabía que odiaba el procedimiento, se sentía más una fiscal que una doctora, como si estuviera haciendo un interrogatorio.

—No pretendo ofenderla pero ¿por qué no ha ido usted al juicio? Nos habríamos ahorrado un montón de tiempo.

—Lo siento, son las preguntas rutinarias para tu primera evaluación, realmente no estas obligada a responder a lo que no quieras.

 

Taeyeon suspiró, pensó que tampoco tenía nada mejor que hacer a parte de volver a la celda con sus dos extravagantes compañeras y el olor penetrante a orina y se decidió por contestar.

—No es que no me llevase bien, no teníamos relación ninguna, mi madre se volvió a casar hace un par de años.

—¿Convivíais?

—No. Ellos tres vivían juntos, yo vivo…—se interrumpió en medio de la frase—vivía en un piso al otro lado de la ciudad. —Tiffany notó sutilmente la melancolía en el tono de voz.

 

Anotó rápido y de forma casi ilegible en sus notas que en la próxima sesión le preguntaría si vivía sola, con cuanta frecuencia veía a su familia y qué había antes de que su madre se casara con el difunto. Por el momento no podía perder el tiempo con aquello, aún quedaban varios temas que tocar para hacer la evaluación correctamente.

 

—¿Podrías describir la relación con tus padres?

Taeyeon sonrío claramente afligida y tomó aire antes de responder.

—Mi padre biológico nunca estuvo en el mapa—se preparó para la siguiente frase—, y mi madre… murió hace año y medio ya.

 

Esto apagó las alarmas de Tiffany. Mostraba dolor y tristeza, probablemente quedaba descartado un trastorno de la personalidad antisocial como la sociopatía o la psicopatía. Y así lo apuntó en su cuaderno.

—Te acompaño en el sentimiento—le dio el pésame de forma sincera—, ¿te afectó su pérdida? —aún tenía que confirmarlo, muchas personas con ese tipo de trastornos mentían muy bien.

—Claro—dijo mirando al suelo—la echo mucho de menos.

—Lo lamento de verdad—Tiffany hizo una pequeña pausa para dejar respirar a su paciente antes de seguir con la batería de preguntas—. ¿Te parece bien si seguimos?

 

Taeyeon asintió.

 

—¿Cómo era tu vida fuera?

—Normal. Aburrida. Iba a trabajar, hacía la comida, o las tareas de casa o perdía el tiempo y vuelta a empezar.

—¿Cómo fue tú infancia?

 

La paciente se detuvo a pensar qué contestar.

—Normal también supongo

—¿Sufriste algún tipo de abuso o de dificultad? —<> pensó Tffany para sus adentros.

—No.

 

La sesión se alargó durante algo más de una hora con todo tipo de preguntas que Tiffany encontraba absurdas pero que sabía que se encontraban en todos los protocolos, también le realizó el test de Rorschach, cosa a la que tampoco le encontraba mucha validez.

 

En cualquier caso la psicóloga no fue capaz de detectar ningún comportamiento neurodivergente ni nada fuera de lo común.

 

Se despidieron y el guardia se llevó a la cansada Taeyeon a su celda. Tiffany, sin saber muy bien por qué, pasó el resto de su jornada pensando en los oscuros ojos de su nueva paciente.

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Niberian
Hola eh... no creo que haya alguien esperando que updatee esto pero la que ha sido mi novia durante 4 años me ha dejado jej, no es por contar mi vida pero lo q menos me apetece es ponerme a escribir, no sé si seguiré con esta historia algún día o escribiré otra cosa, mientras tanto cuidaos mucho ;)

Comments

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taesica33
#1
Hola cuando volverás a escribir
Soneforever2
#2
Chapter 1: Though my spanish skills are pretty low I like this story a lot. Good job author