Tiffany conoce el miedo

Prey

Los pasos de la rea resonaron en el pasillo, acompañados del tintineo que hacían las cadenas que mantenían sus manos y pies privados de libre movimiento.

 

Con el tiempo, Tiffany se habría dado cuenta de que su mente u otra cosa había amplificado esos sonidos de forma exagerada, las zapatillas desgastadas de los presos no lograban crear eco en aquel pasillo y mucho menos cuando los llevaba una mujer que pesaba 50 kg.

 

La psicóloga sabía bien el aspecto que tenía su paciente, a pesar de no haberla visto en persona, había repasado su ficha y sus informes hasta la extenuación. Realmente solo tenía un par de fotografías de la mujer, una de frente y otra de perfil. Pero conocía su peso, altura e incluso en la ficha se detallaba su talla de pie.

 

Y a pesar de la pequeña complexión de la presa, Tiffany estaba aterrorizada por el inminente momento en el que los guardias abrirían la puerta y su nueva paciente tomara asiento en frente de ella. Había estado toda la mañana susceptible al más mínimo ruido. La mirada ida de las fotografías y su historial era algo que no conseguía sacarse de la cabeza. Se sentía como una comadreja que estaba dentro de la boca del lobo y que en cualquier momento este cerraría la boca de pronto y acabaría con ella.

 

Los rumores que habían llegado a sus oídos volvieron a rondarle la cabeza, sobre su inquietante presencia, su sonrisa terrorífica...

 

Las imágenes de algo que no había presenciado, pero que su cerebro había representado como si fuera un director de cine macabro, se reprodujo de nuevo en su cabeza, vio al anterior doctor de aquella convicta, saltando de la ventana y aplastándose contra el asfalto, la misma ventana que se erguía detrás de ella, ahora con unos nuevos barrotes.

 

Estaba esperado los nudillos de los guardias contra la puerta pero aún así el golpeteo hizo que diera un brinco en su silla y que se le erizaran los vellos de la nuca. Respiró intentando calmarse, se secó el sudor de las palmas en la bata blanca que llevaba y mientras invitaba a pasar al trío conformado por dos corpulentos guardias y la mujer encadenada, juntó sus manos sobre el escritorio con el fin de que no se notara el temblor.

 

—Hola doctora —pronunció la recién llegada.

 

Pero Tiffany no la escuchó hablar a ella, a la mujer que tenía delante, sino más bien a lo que habitaba dentro de ella. Su mirada completamente perdida y que aun así penetraba hasta lo más profundo de Tiffany, le producía una sensación tan inquietante que quiso levantarse y salir de lo que en lugar de su despacho se había convertido en su celda.

 

Pese a su enorme deseo de escapar, su cuerpo se había vuelto de plomo en el momento en que sus ojos se habían encontrado con los que rebosaban locura. También se fijó en su sonrisa que más parecía una mueca de dolor, con tan solo tres dientes visibles en toda su boca, incluso con la mujer aun entrando por la puerta y encontrándose al otro lado de la habitación, cuando pronunció las palabras, un hedor voló hasta la nariz de la psicóloga, que sintió sus jugos gástricos revolverse en su estómago vacío. Era como si algo llevara meses pudriéndose en la boca de su paciente.

 

Muriel, de tan solo 32 años aparentaba tres décadas más, y no era solo por las visibles calvas que se asomaban a través del pelo lacio y grasiento que poseía, ni siquiera por las claras señales de que había abusado de estupefacientes, sino porque realmente parecía que algo se la estaba comiendo por dentro.

 

A medida que se acercaba a tomar asiento la adrenalina de Tiffany se disparaba más y más, el miedo se había apoderado de cada uno de sus músculos. Juraría que la habitación se había tornado más sombría y húmeda en esos últimos 5 segundos.

 

Cuando Muriel tomó asiento, las ganas de vomitar de Tiffany se habían incrementado hasta el punto de que le ardía la garganta, pero consiguió tragar. Su estrategia desde el primer momento había sido tratar de no parecer afectada por ella, ni asustada, y temía que no estaba funcionando, lo veía claro como el agua en la oscura y psicótica mirada que la seguía sin perder detalle enfrente de la mesa.

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Thank you!
Niberian
Hola eh... no creo que haya alguien esperando que updatee esto pero la que ha sido mi novia durante 4 años me ha dejado jej, no es por contar mi vida pero lo q menos me apetece es ponerme a escribir, no sé si seguiré con esta historia algún día o escribiré otra cosa, mientras tanto cuidaos mucho ;)

Comments

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taesica33
#1
Hola cuando volverás a escribir
Soneforever2
#2
Chapter 1: Though my spanish skills are pretty low I like this story a lot. Good job author