Cap. II: La fiesta.

Counting Stars ☆

Se me pasó un poco la mano con el largo de este capítulo. Pensé en dividirlo en 2 partes, pero no pude encontrar un buen momento para cortarlo, así que decidí subirlo completo.

Gracias a quienes ingresan a leer, incluso sin no comentan ♥ 

¡Que lo disfruten!

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Counting Stars

 

Cap. II: La fiesta

 

                Durante las primeras dos horas, la celebración llevó un curso totalmente normal. Todas bailaban en grupo, o con sus amigas del equipo de bailarinas. Poco se podía conversar, pero sí había momentos para charlar en el balcón, aunque la música igualmente lo dificultaba un poco. Después de todo, el objetivo de aquella noche no era otro sino divertirse y bailar. Hyejoo había estado a cargo de ser la DJ durante el primer segmento, pero pronto comenzó a expresar su mal humor y deseo por participar también en la pista de baile. Usualmente optaba por permanecer distante o expresaba falta de interés por ese tipo de actividades, sin embargo, en aquella ocasión sentía muchas ganas de ir y disfrutar junto a todas sus amigas.

            Mientras esperaba a su reemplazo, la chica no pudo evitar tener un momento de reflexión, apreciando a la distancia a sus compañeras. Son Hyejoo no se caracterizaba por ser una persona demasiado sensible o emotiva, pero quizás era el alcohol en su sangre el que, en aquel momento, comenzaba a nublar sus pensamientos y le generaba un sentimiento de nostalgia. De fondo sonaba una canción Funk de su repertorio que además contaba con un sonido acústico de fondo, lo cual le llevaba aún más a pensar las cosas en profundidad. Observó a Kahei y Jiwoo bailando prácticamente al centro de la pista (esta última efusivamente y con una sonrisa enorme), acompañadas por dos chicas que solían apoyarlas con las coreografías. Jiwoo tenía el brazo sobre los hombros de Kahei, quien tenía dos vasos en sus manos y reía ante lo que fuese que decía la chica pingüino. Probablemente uno de los vasos era de ella y Kahei se lo había arrebatado para evitar algún húmedo accidente. Por otra parte, en el balcón se encontraba todo Odd Eye Circle junto a dos de sus managers, todas compartiendo el plato de galletas que yacía sobre la mesa que habían acomodado en el exterior, y notó como Yerim reía a carcajadas de alguna broma de sus unnies. Pudo escuchar su risa a pesar de la distancia y la música.

Continuó observando mientras su cuerpo se movía al ritmo de la música. Junto a la mesa de la comida se encontraban Hyunjin y Chaewon, quienes hablaban entre sí tratando de oírse mutuamente por sobre la música, mientras que Chaewon apuntaba a Heejin, quien bailaba con Haseul y Yeojin en aquel momento, con un vaso de soju entre sus manos. Se preguntó qué habrían estado hablando de ella. Considerando que a aquellas alturas Heejin se había sacado su chaqueta, dejando a la vista una camiseta sin mangas, supuso que quizás habrían estado aludiendo a sus músculos, algo que hacían constantemente.

Instintivamente Hyejoo llevó la mano al control del volumen y lo disminuyó solo un poco, cosa que a nadie pareció importarle. El ambiente a aquella altura ya se encontraba acalorado, las luces de colores en el cuarto semi oscuro, pero que permitía verse los rostros con facilidad, parecían haber hipnotizado a todos las asistentes.

Frunció el ceño cuando se percató de que una de sus compañeras no se encontraba en el lugar. Volvió a repasar toda la habitación, pero era difícil perderla de vista. Sooyoung resaltaba por su sola estatura. En aquel momento finalizó la canción que estaba sonando y comenzó a sonar otra de Alan Walker (según la computadora, se llamaba Alone), la que, por su ritmo un poco menos potente, favorecía a la conversación de los grupos que se encontraban inmersos en ello. Ella también quería bajar ya de su podio a curiosear. Tomó asiento sintiéndose molesta. ¿Dónde carajos estaba su reemplazo?

 

            —¡¿Todavía no llega tu reemplazo?! —escuchó a alguien gritar a su lado, apenas sobre la música de los parlantes. Se giró rápidamente y sonrió al encontrarse con Sooyoung, quien había aparecido como por arte de magia. Llevaba en su mano derecha un vaso de soju y en la izquierda un trapeador, lo que le dio respuesta a Hyejoo, antes siquiera de preguntar, sobre dónde se encontraba.

            —Te estaba buscando —respondió con voz potente, pero sin gritar.

            —Alguien derramó jugo justo al centro, así que fui a buscar esto para limpiarlo antes de que alguien cayera. Jiwoo está peligrosamente cerca —respondió, pero en lugar de regresar al centro de la pista, hizo un gesto con sus manos para que la chica lobo le hiciera espacio. Hyejoo obedeció y dejó la mitad de la silla disponible para que la mayor se sentara a su lado. Viéndola de cerca, Sooyoung tenía claramente las mejillas sonrojadas por la bebida y el calor del lugar. Hyejoo conocía ese rostro ya muy bien tras varias tardes de karaoke con soju que habían compartido. La otra chica pasó una pierna por sobre las suyas buscando mayor comodidad, y Hyejoo quiso empujarla a modo de broma, pero supuso que en su estado actual podría tirarla realmente de la silla, o derramar el vaso, por lo que solo la sujetó posicionando una mano sobre su pierna, a la altura de la rodilla, lo cual ya se había vuelto una costumbre con Sooyoung, mientras con su otra mano regulaba los efectos de sonido.

            La chica bebió un sorbo de su vaso y posteriormente se lo ofreció a ella. Sabía que Hyejoo no había bebido tanto a esas alturas, debido a que se había preocupado más de hacer bien su trabajo como DJ y no podía alejarse fácilmente del equipo de sonido, por lo que la aludida agradeció el gesto y aceptó la bebida, a la que no le quedaba demasiado de todos modos, por lo que se la acabó en un solo sorbo. La mayor le dio un golpe en el muslo, a modo de regaño, pero su sonrisa la traicionaba.

Sooyoung siempre era tan diligente, pensó Hyejoo. A pesar de estar probablemente mareada, porque ese soju estaba bastante fuerte, aun así, ponía sus labores primero, y había decidido ser ella quien limpiara el pequeño desastre en lugar de delegárselo a alguien más. No por nada era también una líder excepcional y la persona en quien más solía apoyarse cuando algo le ocurría.

 

            —Jungeun y Haseul discutieron —dijo repentinamente Sooyoung, toqueteando la computadora para curiosear las canciones que venían a continuación, pero sin cambiar nada de lo que ya estaba reproduciéndose.

            —¿Sí? ¿Cuándo? —preguntó Hyejoo, sin asombrarse. Esas dos, en el pasado, solían discutir a menudo por cosas bobas, por lo que luego de un tiempo dejaron de darle importancia las demás, sabiendo que su relación de amistad funcionaba de esa forma. Eran como perro y gato, prácticamente siempre, aunque de esa clase de perro y gato que al final igualmente terminaban durmiendo juntos en el sofá. Quizás no tan literalmente, pero sí, la mayoría de las veces, compartiendo una película como si nada hubiese pasado.

            —Ayer por la tarde, según dijo Haseul —respondió Sooyoung—. Nada grave, pero por eso básicamente hoy no se han hablado casi, a pesar de que normalmente estarían por ahí molestándose a estas alturas de la fiesta. Quiero ir a hablar con Jungeun, a ver qué pasa.

            —Pues ve ya —respondió la menor, tratando de empujar la pierna de la chica, quien, a propósito, puso su cuerpo más rígido y pesado, evitando que Hyejoo pudiese moverla—. Eres una pesada —dijo en un quejido, fingiendo molestia.

            En aquel momento apareció por la puerta de la sala de ensayos un joven vestido totalmente de negro, pero con la ropa manchada con tinta fluorescente, lo que le hacía destacar fácilmente. Un gorro que le llegaba hasta las cejas le tapaba la mitad del rostro, pero lo conocían, porque trabajaba en el sector de grabación y sonido de la compañía.

            Ambas chicas se levantaron automáticamente cuando vieron que el reemplazo por fin había llegado, y Hyejoo le dio unas pocas instrucciones, prohibiéndole terminantemente cambiar su playlist, pero otorgándole facilidad para realizar mezclas de sonido o lo que creyera necesario.

            Por fin las chicas pudieron acercarse a la pista. Hyejoo, quien aún no se encontraba tan afectada por el alcohol, ofreció limpiar el jugo derramado, aunque pronto Chaewon y Kahei, quienes eran técnicamente del grupo encargado de esa labor, llegaron a ayudar, por lo que Sooyoung se dirigió directamente al balcón, justo cuando Yerim se retiraba del lugar para acercarse a Haseul y Yeojin varios metros más allá, y continuar repartiendo su alegría.

           

            —Jinsol, ¿nos das unos minutos? —preguntó Sooyoung nada más llegar, haciendo un pequeño gesto, indicándole a la morena que necesitaba hablar con Jungeun, quien la miró extrañadísima.

            —¡Claro! —dijo la otra chica sin más, levantándose de la silla del balcón e ingresando a la sala de ensayo para perderse entre la multitud, gritando cuando comenzaba a sonar una canción remixada de Ariana Grande.

             

            Ambas chicas quedaron solas y Sooyoung cerró un poco la ventana corrediza, dejando así claro que nadie debía acercarse a interrumpirlas. Sonrió cuando notó que la rubia la miraba con una ceja arqueada y una clara expresión de duda.

 

            —Supe que discutiste con la jefa —dijo con simpleza. El aire fresco del balcón le sentaba bien y su pequeño mareo disminuyó prácticamente enseguida. Jungeun enseguida hizo una mueca con los labios. Sabía que podía ser eso. Tenía razón y Haseul se lo había contado a ella.

            —Sí, pero no es nada grave —respondió, también intentando que sonara con simpleza. Se sentía en confianza con Sooyoung siempre, pero quería huir de aquella conversación.

            —No sé la razón, no me la quiso decir —Jungeun se alivió internamente al saber eso—. Pero… ¿Te disculpaste ya?

 

            Y ahí estaba.

            Esa pregunta.

 

            —Eeh… —desvió la mirada hacia el “paisaje”, lo cual no era un muy buen escape, ya que ese balcón daba a la parte trasera del edificio, la que no tenía vista a la ciudad sino solo a los edificios contiguos y el patio de la empresa.

            —Lo supuse —Sooyoung tomó asiento en el sofá de exterior junto a Lip, cruzando sus piernas y sacando unas galletas del plato, que ya casi estaba vacío. Tomó nota mental de rellenarlo cuando volviese dentro—. Debes hacerlo. No puedes confiarte siempre de que Haseul vaya a perdonarte todo como si nada. E incluso si así fuese el caso, porque sabemos que ella no es rencorosa, no puedes abusar de esa confianza. Una disculpa es algo mínimo que merece ella como amiga.

 

            Jungeun quiso abrir la boca y reprocharle preguntando por qué creía que debía ser ella quien tenía la obligación de disculparse, si supuestamente desconocía cuál era la razón de la discusión, pero mantuvo sus labios sellados pues sabía que sería muy descarado de su parte mencionar ello, sabiendo que efectivamente había sido su culpa.

            Sabía que Sooyoung tenía la razón, y odiaba eso, pero ¿acaso no podía dejarlo estar solo por esa última vez y disculparse en su próxima, inminente, equivocación?

 

           —¿No puedo dejarlo para la próxima situación y hacer por última vez como que nada pasó? —preguntó con inocencia. Sooyoung solo le respondió mirándole con seriedad, sin emitir una sola palabra—. Sí, bueno… —habló luego de unos segundos tortuosos—. Solo creo que se está haciendo mucho revuelo por algo que, realmente, no es la gran cosa…

            —Pues si no es la gran cosa debería ser incluso más fácil disculparse —insistió la chica—. Si Haseul me lo comentó, es porque debe haberle afectado —Jungeun no había pensado en ello—. Sabes que no es tan difícil hablar con ella. Venga, solo vas, te acercas, le dices “Hola, solo quiero disculparme por lo que sea que hice”, y ya está. Ella apreciará el gesto. Sé que son como Tom y Jerry, pero por una vez deberías priorizar hacer las cosas bien por ella, sobre todo ahora.

 

            Jungeun asintió, pero no podía evitar que aquello le avergonzara de sobremanera. Una vez había dicho a modo de broma “Kimlip jamás pide perdón”, pero en el fondo no era tan ruda como lo hacía parecer. Simplemente no sabía bien cómo hacerlo, y quizás todo surgía en base al temor de que alguna vez alguien le dijera que no a alguna de sus disculpas. Además, toda su familia solía ser orgullosa. Pocas veces se habían disculpado con ella, ¿podían acaso culparla por ser así?

            Pero, quizás, la ocasión ameritaba un intento. Haseul ameritaba un intento.

 

            —Está bien —dijo finalmente, y se puso de pie, sacándose la camisa y poniéndola en su cintura, porque repentinamente sintió una ola de calor. Si no se movía en ese preciso instante, se arrepentiría enseguida. Sooyoung también se puso de pie y la rubia abrió el ventanal. La más alta no dijo nada, porque conocía a su amiga, y comprendía que aquello debía ser todo un trabajo mental para ella, y que cualquier cosa que le dijera podía arruinar su determinación y echar todo a la basura. La dejó alejarse y caminar en dirección a donde había visto a Haseul hablar con Yeojin, pero pronto la perdió de vista, por lo que ella también aprovechó de acercarse a su propio grupo para poder servirse un nuevo vaso de soju, ahora que el efecto de los otros ya había pasado, y rellenar los platos de aperitivos, aunque aquella tarea no le correspondiese, y seguir bailando como si la noche no tuviese fin.

 

            Jungeun temblaba a pesar del calor. O quizás no, quizás el frío que tenía solo en sus manos le daba la sensación de estar temblando, pero al estar frías las sentía insensibles, por lo que no podía asegurar si era o no así realmente.  ¿Por qué sentía tanto calor en el cuerpo y frío en las extremidades? Como fuese, sí asumía estar nerviosa. Sabía que todo acabaría bien, después de todo solo se trataba de Haseul, y con ella las cosas nunca terminaban mal, pero se sentía presionada.

            La divisó de lejos, y antes de que sus piernas decidieran traicionarla y girar, aceleró el paso y en unas cuantas zancadas llegó a su lado y tocó su hombro.

            Ya no había vuelta atrás.

            ¿Pero por qué carajos estaba tan nerviosa por una disculpa?

 

            Haseul se giró enseguida y le sonrió de manera automática nada más verla. Sus ojos formaron una pequeña medialuna, aunque la sonrisa no fue tan amplia. Tenía un vaso vacío en sus manos, pero por el aroma claramente había bebido soju. Pudo ver por el rabillo del ojo que Yeojin, quien conversaba con Yerim ahora que la atención de Haseul había cambiado su enfoque, solo tenía un vaso con jugo. Pero para Jungeun las dos chicas, al igual que los demás bailarines tras ellas, parecían tener el rostro difuminado, como si no estuviesen ahí. Se intentó centrar en Haseul. Solo debía decir esas cortas palabras. Solo eran dos palabras, y esa tortura a la que la estaban empujando acabaría.

            Abrió los labios luego de que Haseul dijera su nombre, pero lo que dijo finalmente no tenía en absoluto concordancia con lo que llevaba preparado en la punta de su lengua, ni se parecía siquiera a las palabras de Sooyoung que había intentado memorizar en ese corto trayecto.

            Algo le había traicionado de todos modos, y no era su cuerpo.

            Su inconsciente.

 

            —¿Quieres bailar? —le ofreció, y alzó una mano, ofreciéndosela como si se tratase de una película de baile antiguo, aunque la música del momento fuese un estilo electropop moderno.

            —¿Eh? ¿Contigo? —la pregunta no fue sino obvia y se respondía por sí sola, pero los ojos de Haseul se abrieron en sorpresa. Jungeun asintió—. ¿Y eso? —añadió, casi en un grito, aunque para Jungeun no sonó como tal. Se acercó un paso más a ella, para no responderle teniendo que alzar la voz.

            —Hay algo que quiero decirte —dijo, y una parte de sí le hizo pensar que aquella situación debía de verse de lo más extraña si alguna otra persona las hubiese estado escuchando. Pero Haseul no puso ninguna mirada extraña. Esa chica solía ser un poco inocente para varias cosas y difícilmente tenía malos pensamientos, de la misma forma que le costaba entender las bromas con doble sentido o incluso algunas ironías. Era parte de su encanto personal.

           

—Oh. Claro —respondió con una sonrisa. Entonces cogió la mano de Jungeun y se giró para entregarle su vaso a Yerim y solicitarle que lo llevase a la mesa. La chica accedió y junto a Yeojin se alejaron del lugar—. Por Dios, estás congelada, ¿por qué no te pones la camisa? —dijo en el camino, alzando su voz.

Jungeun no respondió a lo anterior y solo llevó a Haseul unos pocos pasos más hacia fuera del centro de la pista. La luz no dificultaba demasiado la vista, pero sí costaba un poco moverse entre los cuerpos que bailaban por todo el lugar. Y la rubia odiaba ser un centro de atención, por lo que claramente no deseaba estar tampoco al centro del salón.

            Estar con Haseul siempre se sentía cómodo, por lo que sus nervios desaparecieron casi totalmente cuando quedaron a solas. Quizás ni siquiera sería necesario disculparse. Probablemente Haseul ya había leído entre líneas y sabía lo que Kimlip quería decir, o tal vez el solo hecho de bailar juntas les hiciera bien. Pero quizás podían aprovechar la instancia para recuperar esa cercanía que solían tener tiempo atrás, aunque nunca se había ido del todo. “Este tipo de cosas son las que no extrañaba”. Esas palabras frías dichas por su amiga durante la discusión resonaron en su mente, mientras la veía bailar frente a sí, aunque apenas y estaba escuchando lo que Haseul le decía en ese momento. Algo sobre el ambiente de la fiesta, las luces y Yeojin.

 

            —¿Entonces? ¿Qué querías decirme? —preguntó luego, en voz alta, pero solo lo suficiente para que Jungeun la escuchara.

           

            La rubia le sonrió con sinceridad, y una idea cruzó su mente. Se inclinó para poder hablar más cerca de su oído.

 

            —Las chicas siempre dicen que somos como perro y gato. ¿Quieres que hoy tratemos de demostrarles que no es así? —su propuesta era en base a lo que Sooyoung le había dicho. Si bien le encantaba jugar con Haseul a Tom y Jerry, y era una de sus víctimas favoritas cuando quería molestar a alguien (como también su victimaria favorita), en el fondo la admiraba y respetaba como unnie y como líder, y quizás una parte de sí quería que las cosas cambiaran para mejor. Tal vez podían hacerse un poco más cercanas. Tal vez, incluso, aquello podía ayudar a que lo que le había ocurrido a Haseul no volviese a pasar otra vez, jamás…

            Haseul sonrió.

            —Suena bien —fue su respuesta.

 

            En aquel momento la música volvió a cambiar, y se escuchó el inicio lento de la canción Counting Stars de One Republic. Haseul cerró sus ojos en un gesto que expresaba que aquella canción le gustaba mucho, y su cuerpo empezó a moverse a un ritmo más lento, inmersa en la canción y en la letra que, con sus conocimientos en inglés, probablemente conocía bien. Jungeun conocía esa canción, aunque no tenía idea realmente de lo que decía más allá del título, sin embargo, el gesto de la más baja le generó cierta ternura y sonrió, imitando el ritmo de sus pasos, moviéndose en un vaivén de izquierda a derecha que fue aumentando gradualmente conforme el ritmo de la canción también se volvía más rápido. Cuando llegó el pre-coro, Haseul cogió ambas manos de la rubia y le hizo posicionarlas en su cintura, poniendo ella también sus propias manos en los hombros de Lippie, una sobre cada hombro, quien se sonrojó un poco ante el contacto. No había bailado nunca así de cerca con una amiga.

            Esa repentina cercanía le erizó los pelos de la nuca, y solo entonces recordó el vaso vacío que Haseul tenía en su mano hasta hace un rato. Claro, había estado bebiendo, a diferencia de ella que apenas y había probado un poco del vaso de Jinsoul, por lo que su mente estaba totalmente despierta y centrada en el momento, pero Haseul parecía estar un poco bajo los efectos del alcohol. Ahora podía divisar mejor que tanto sus mejillas como las puntas de sus orejas, que se asomaban por su cabellera desordenada, estaban teñidas de rojo.

            Decidió seguirle el ritmo. No había nada de malo en ello, tampoco es que la estuviese juzgando, al contrario, le encantaba verla despreocupada, alegre, relajada y feliz con el simple hecho de bailar una canción que le gustase mucho. Dejó que la chica la guiase y sujetó su cintura con delicadeza, casi solo con las puntas de sus dedos. Si bien nunca había bailado así con nadie, lo que menos sentía era incomodidad. El ambiente comenzó a rodearla y la música se apoderó de su cuerpo. Entendía perfectamente por qué a Haseul le gustaba tanto esa canción. Te transportaba, de alguna forma. Y probablemente la sensación fuese mucho más fuerte con un poco de soju en el cuerpo. Se sentía feliz. Cerró los ojos unos momentos, para dejarse llevar también.

            Pero cuando volvió a abrirlos, se encontró de lleno con los ojos brillantes de la otra chica observándola detenidamente. Y si su cuerpo no se petrificó fue solo porque era Haseul quien guiaba sus movimientos. La música se caracterizaba por tener altos y bajos, y en ese momento demandaba que el baile fuese constante e intenso. Pero la forma en que Haseul la observaba le secó la garganta de golpe.

            ¿Qué estaba pasando?

            Sus orbes color marrón oscuro brillaban de sobremanera. Sabía que era producto del alcohol, pero la corta distancia que había entre ambas en ese momento le permitía observarlos más cerca que nunca. Por la oscuridad no podía ver sus pupilas, por lo que solo veía un abismo que era tan oscuro como brillante a la vez, y comenzó a sentir que caía inmersa en ese agujero negro. Algo la estaba absorbiendo y no era la canción.

            Entonces las manos de Haseul presionaron sus hombros con un poco más de fuerza, y se deslizaron delicadamente por sus brazos, hasta llegar a la altura de sus codos, y un poco más abajo, acariciando con suavidad. Los ojos de ambas parecían magnetizados. No se despegaban y no podían dejar de mirarse. Jungeun no se percató en qué momento el agarre que tenía ella sobre la cintura de la chica también se volvió más firme, sujetándola esta vez con la totalidad de sus manos y no solo con sus dedos, que sentía fríos y torpes.

            El trance se mantuvo por unos segundos, que para ella se sintieron como una eternidad, y que se le dificultó calcular, debido a que la canción parecía no querer acabar. Y ella no podía dejar de mirar los ojos de la chica, que percibía como si estuviesen cada vez más y más cerca, a la vez que también se oscurecían paulatinamente. ¿Era aquello también su imaginación o acaso un efecto de la luz?

            Repentinamente notó cómo una pequeña gota cristalina de sudor rodaba lentamente desde la frente de Haseul por su sien, a una velocidad alarmantemente lenta, que le hacía sentir aún más que ese momento no se terminaría jamás. Pero fue precisamente esa pequeña gota, cuando pudo poner su atención sobre ella, la que acabó por cortar el trance en el que ambas se habían visto inmersas, debido a que pudo alejar su mirada del agujero negro en que se habían transformado sus ojos. Solo entonces su cuerpo reaccionó, alejando las manos de su cintura y liberando a Haseul de su firme agarre, aunque, por su parte, la otra chica no la dejó ir con la misma facilidad. De la misma forma que sus manos habían descendido lenta y tortuosamente por sus brazos, esta vez volvieron a subir en sentido contrario y con más rapidez, pero ahora se dirigieron a rodear su cuello. Jungeun esta vez sí se petrificó y dejó de mover su cuerpo al sentir cómo Haseul se acercaba y presionaba sus ropas contra las suyas, atrayéndola a un abrazo firme y cálido. La canción había terminado, sin que la rubia hubiese podido percatarse siquiera de ello, y ya estaba sonando otra al momento en que Haseul se acercó a su oído.

            —¿En serio solo querías decirme eso? —preguntó con la voz un poco rasposa, lo cual solía ser más característico de ella misma y no de Haseul. Jungeun sintió como si su corazón golpease casi de forma dolorosa contra su pecho y pasó saliva con dificultad. Pero sabía que, de haber un momento para decir lo que debía decir, no habría uno mejor que aquel.

            —Lo siento… —dijo con suavidad, devolviendo el abrazo con un poco de torpeza, pero con la misma calidez que la otra chica.

           

            Jungeun no lo vio en ese instante, pero Haseul estaba sonriendo ante esas palabras. Se separaron con lentitud y la más baja alzó la vista para mirarla nuevamente a los ojos. Esta vez su mirada se notaba normal. ¿Acaso todo lo anterior no había sido sino un efecto visual? Podía jurar que no.

            La mayor se alejó finalmente, volviendo a una distancia aceptable que no invadía su espacio personal, y justo cuando Jungeun sintió que quería decir algo, aunque no sabía qué, pero que un algo se encontraba en la punta de su lengua gritando por que le dejase salir, una figura apareció entre ambas.

           

            —¡Haseul-unnie! —gritó Yeojin—. Te necesita Gowon-unnie. Dice que el CEO está al teléfono y no quiere que Sooyoung hable porque está un poco “feliz”. Haseul entornó los ojos al techo.

            —Yo me encargo —respondió con una sonrisa y la siguió, sin dedicarle una última mirada a Jungeun antes de alejarse, pero sí dándole un pequeño y disimulado apretón en la mano que le tenía sujeta, para luego soltarla e irse tras la pequeña. ¿Era esa su forma de decir “Disculpa aceptada”?

 

            Jungeun sintió que quedaba en blanco por varios segundos, observando la nada, y repentinamente un suspiro profundo escapó de su pecho, permitiéndole sentir un alivio en todo el cuerpo. No había notado la tensión que mantenía hasta ese momento. Apenas y había respirado.

 

            —¡Lippie! —una voz aguda a su lado la despertó enseguida. Por supuesto que la reconocería donde fuese. Jiwoo apareció entre las luces, la cogió de la muñeca y comenzó a arrastrarla hacia otro lugar de la pista—. ¿Qué haces ahí sola? —creyó oírle decir, aunque por la música era difícil asegurarlo.

 

            Pronto la chica la hubo arrastrado donde se encontraban Heejin y Hyunjin junto a Kahei, cerca de la mesa principal. Jungeun decidió que debía relajarse ya y que lo peor había pasado. Además, se sentía tranquila ante la respuesta de Haseul a su disculpa, y orgullosa consigo misma por haber sido capaz de cumplir con esa misión. Se prometió que intentaría evitar que una situación así volviese a ocurrir, aunque no sabía si lo pensaba para evitar darle a Haseul malos momentos o para evitarse ella tener que dar una nueva disculpa. Como fuese, se dejó llevar esta vez por su amiga y al llegar se sirvió enseguida un vaso de Soju con jugo. Sabía que no podía embriagarse al ser del grupo de limpieza, pero había bebido muy poco hasta ese momento, así que decidió que unas copas más no le harían mal. No tuvo dificultades para unirse a la conversación. La voz grave de Heejin se oía con facilidad por sobre la música, sobre todo porque en aquella posición se encontraban un poco más lejos de los parlantes.

            Escucharon un grito de júbilo y aplausos varios, lo que les hizo girarse y divisaron a Hyejoo cargando a Yerim en su espalda, dando vueltas a una velocidad peligrosamente rápida considerando que ambas tenían un vaso en la mano. Jungeun comenzó a reír al igual que sus compañeras, pero entonces recordó que Haseul se encontraba al teléfono y que a ella le correspondía ser la segunda al mando, por lo que dejó su vaso sobre la mesa y se apresuró a bajar a la chica cereza de la espalda de Hyejoo. No pudo evitar que un poco de jugo cayera al suelo cuando Yerim descendió, y la menor que la había cargado le reprochó por casi mojar sus zapatillas.

 

            La noche continuó transcurriendo sin mayores problemas, entre bailes grupales, bebidas derramadas, conversaciones a gritos y risas estrepitosas. En algún punto, Jungeun sintió que necesitaba un poco de aire. Su mirada instintivamente se dirigió al balcón, el cual en ese momento se encontraba casi vacío, con dos personas del staff que parecían estar ordenando sus cosas para retirarse. De a poco algunos habían comenzado a irse, y los recientes bostezos de Yeojin les había dado a todas la señal de que también debían prepararse, pero estaban esperando a que los efectos del alcohol disminuyeran en quienes habían bebido más. Desde hacía unos 20 minutos que la botella de soju se había retirado permanentemente de la mesa.

            Entonces sintió que alguien la observaba. Era uno de esos presentimientos que a uno le golpean cuando sus sentidos se encuentran agudizados. Buscó con la mirada y cerca del ventanal que daba al balcón encontró a Jinsol mirándole fijamente. Aunque supuso que quizás por la semi oscuridad del lugar podía ser solo su imaginación, enseguida notó que no estaba equivocada cuando la chica le hizo un gesto para que se acercara, antes de dirigirse ella primero al balcón. Jungeun la observó hablar al staff cortésmente y despedirse cuando estos se alejaron. Entonces se excusó con sus amigas, que en ese momento era Yerim quien se encontraba bailando con ella, y la pequeña no puso objeción alguna, buscando enseguida a Chaewon para dirigirse a ordenar sus cosas también.

            Se acercó rápidamente al balcón y el golpe de aire fresco le devolvió la sobriedad instantáneamente. No había bebido tanto, realmente, pues no se le daba tan bien. Pero se sintió mucho más ligera.

            —¿Estás bien? No te vi prácticamente en toda la noche —le dijo a Jinsol al llegar a su lado. Esta se dejó caer de golpe sobre los asientos exteriores y golpeó a su lado, indicándole a Jungeun que se sentase con ella.

            —Estuve casi siempre donde tú no estabas —respondió. La rubia recordó entonces que habían compartido en grupo en dos momentos esa última hora y media, pero que finalmente la había visto alejarse con Sooyoung y Chaewon, además de ayudar una vez también a limpiar un pequeño desastre de galletas en el suelo.

            —Al final resultó mejor de lo que imaginé —dijo al tomar asiento a su lado. Jinsol pasó su brazo por sobre sus hombros y Jungeun agradeció el gesto cálido. No porque tuviese frío, sino porque se sentía cansada y abrumada—. Estoy agotada, y aún tenemos que limpiar todo esto.

            —Lo bueno de haber tenido que limpiar tantos desastres durante la fiesta fue que no tenemos que lidiar con ellos ahora —dijo la morena, comiendo una galleta de las pocas que restaban en la canasta sobre la mesa exterior.

            —Sí, supongo que sí —Jungeun sonrió. Necesitaba ese momento de paz. Las fiestas no eran lo suyo. Por supuesto que se dejaba llevar y disfrutaba con sus amigas, pero en general no se sentía del todo cómoda en ambientes así. Sabía que Jinsol la conocía bien, prácticamente más que ninguna otra chica del grupo, y que seguramente había estado atenta a ella sin que se diera cuenta siquiera. Pero no era realmente esa la razón por la que la llamaba.

            Pasaron varios segundos de silencio, pero luego se rompió la tranquilidad.

            —Lippie.

 

            El tono de voz con el que Jinsol la llamó activó enseguida su sentido de alerta. Abrió los ojos, que se habían cerrado ante la comodidad de aquella posición. Su voz había sonado firme, y a la vez suave, como si quisiera regañarla por algo o entregarle una mala noticia sin querer alterarla. Se separó un poco de su amiga y se giró a verla preocupada. No dijo nada, su mirada mostraba suficiente duda como para incitar a la otra chica a continuar.

 

            —Quisiera saber qué fue eso —dijo esta con simpleza, mirándola directo a los ojos. La rubia quedó enmudecida un instante corto, y seguramente frunció el ceño, aunque no lo sintió, porque Jinsol sonrió un poco, de costado, ante su rostro—. Ya sabes… Eso, de hace un rato —repitió, haciendo énfasis esta vez en la palabra. Sin embargo, Jungeun seguía sin comprender y se lo hizo saber.

            —No entiendo... —Jinsol pareció entonces estar poniéndose también un poco tensa con el rumbo de aquella conversación. Se acomodó en el asiento adoptando una posición de mayor seriedad, retirando totalmente su brazo de los hombros de Lip.

            —Cuando bailaste con Haseul... —dijo de forma directa. Jungeun enseguida sintió como si su garganta quisiera volver a secarse cuando la imagen mental de lo que había ocurrido antes invadió su memoria. Un escalofrío rápido bajó por su espalda cuando comprendió que, en un contexto como ese, era muy posible que alguien las hubiese visto, y ni siquiera se había detenido a pensarlo. La cercanía de Haseul había sido excesiva, por decir lo menos, y si Jinsol las había visto, debía de tener muchas dudas.

            Y ella no sabía cómo responder a esas dudas, porque tenía las suyas propias que atender primero.

 

            —¿Pasó algo ahí? —añadió la morena, para cerrar su pregunta. Jungeun hizo lo posible por no desviar la mirada. Aquello le haría parecer como si estuviese siendo acusada de algo. Y ella sabía perfectamente de qué. ¿Pero… era acaso solo idea suya, o la idea de ello no le molestaba tanto? Pasó saliva con dificultad.

            —La invité a bailar para disculparme… —dijo con voz baja. Se maldijo por eso. Sus nervios le estaban traicionando.

            —¿Y...? —Jinsol alzó una ceja, como era costumbre en ella, para incitarla a continuar con su respuesta. Claramente le estaba pidiendo más detalles. —¿Me cuentas mejor qué ocurrió? Desde el principio.

 

            Jungeun tomó aire antes de responder. Sabía que podía confiar en Jinsol, más que en nadie, y que no tenía escape fácil de aquella situación.

            Tampoco le molestaba hablar del tema. Sabía que debía analizar cosas, que tenía dudas que responderse a sí misma, y tal vez con algo de apoyo fuese un poco más fácil. Pero tenía un poco de temor, en el fondo, a cómo pudiese reaccionar la chica a su lado frente a sus inseguridades y confusión. Tenía que tomar una decisión rápido. Ya.

            Decidió confiar.

 

            —Haseul-unnie y yo discutimos hace un par de días —comenzó—. Fue mi culpa, le hablé mal porque no me sentía bien. En realidad, no es una excusa, fue una actitud idiota de mi parte y lo reconozco. Quería… En el fondo quería disculparme con ella, pero en el exterior no. Sabes cómo soy, no sabía cómo hacerlo.

            —¿En serio tan difícil para ti es decirle a alguien Ey, lamento mucho la forma en que te hablé? —preguntó la otra chica. Jungeun se sintió atacada, no de forma exagerada, y le dio un golpe en la rodilla.

            —Sabes que sí. Y déjame continuar —se pasó la lengua por los labios, que en ese momento sentía extrañamente secos—. Sooyoung supo de nuestra discusión porque Haseul-unnie le contó. Y hace un rato hablamos acá igual, y me recomendó aprovechar hoy para decirle que lo sentía. Eso era todo lo que quería hacer, pero… —guardó silencio. ¿Cómo se supone que podía explicar todo lo que había ocurrido luego? Si ni siquiera ella misma lo entendía.

            —¿Pero? —la morena se veía genuinamente intrigada. Sus ojos no parecían prejuiciosos, sino solo curiosos, y aquello le dio a ella el paso para continuar.

            —Pero no sé qué ocurrió, te juro que no puedo explicarlo. Cuando llegué a su lado, en lugar de disculparme, en un impulso le invité a bailar. Y hasta ahí todo iba bien, y… Le dije que podíamos intentar demostrarles a ustedes que no somos como perro y gato, que podemos llevarnos bien…

            —Oh, vaya que sí lo vi. —la rubia se sonrojó. Jinsol guardó silencio, esperando en caso de que la otra chica tuviese algo más que decir, pero  Jungeun no prosiguió. Su mirada estaba fija en su regazo y hasta su nariz teñida de un color carmesí—. Pues debo decirte que por la cercanía que mostraron, realmente parecían algo más que solo amigas que se llevan bien.

           

            Jungeun asintió lentamente con un simple gesto de la cabeza. Lo sabía. Lo sabía perfectamente, y se preguntó inconscientemente cómo se habrán visto observadas desde fuera. Los brazos de la líder rodeando su cuello, sus propias manos en la cintura de esta, y ese abrazo cuando Haseul se acercó a susurrarle en aquella posición.

            ¿En qué momento un simple baile se había vuelto tan… íntimo?

 

            —¿Estás confundida? —preguntó entonces Jinsol, llamando su atención. Jungeun no se movió—. ¿O acaso ya tienes claro lo que sientes? —la pregunta no le sorprendió. En otras circunstancias quizás se hubiese alterado y golpeado a la otra chica, pero no en ese momento. Solo negó con la cabeza. Por supuesto que no tenía nada claro. Y sí estaba confundida, pero admitirlo era una tarea aún más difícil que disculparse con alguien. Deseó haberse disculpado el mismo día de la discusión, para que nada de aquello hubiese tenido que pasar.

            Pero quizás había algo ahí de lo que ya había estado huyendo desde hace tiempo.

 

            —Lippie… Jungie… Escucha —Jinsol adoptó una postura más cercana a ella y le cogió la mano izquierda entre las suyas. Ahora ambas tenían los dedos fríos, pero probablemente por razones distintas. Sus nervios le estaban haciendo sentir descompuesta—. Incluso si fuese así, no hay nada que tengas que temer, menos aún conmigo. Yo puedo entenderte, y estoy aquí para que te apoyes en mí si me necesitas. Guardaré el secreto de hoy, creo que nadie más las vio o le dio importancia, así que no te preocupes por eso, pero tienes que hacerle frente a esto… Ahora convivimos con ella, no puedes evadir tus pensamientos o tus sentimientos así sin más. Es hora de comenzar a bajar tus barreras y responderte esas preguntas que hoy surgieron en tu corazón —lo último lo dijo llevando su dedo índice hasta el pecho de la rubia y señalando en el lugar donde se encontraba su órgano latiendo a mil por hora. Seguía sonrojada y ahora tenía los ojos llorosos, más por las palabras de su amiga que por sus nervios.

            —¿Realmente, si así fuese, si yo sintiera algo… Seguirías apoyándome? —finalmente juntó valor para hablar, y fue lo más honesto que pudo haber salido de su boca en ese minuto. Perder a Jinsol era algo que, en ninguna circunstancia, podría permitirse. La otra chica sonrió y continuó acariciándole la mano.

            —Por supuesto que sí. Ni siquiera lo dudes —respondió—. Me haría muy feliz si compartes este secreto conmigo. Yo siempre te voy a proteger y acompañar hasta en los momentos más difíciles. Lo prometo. Así que estaré esperando al momento en que quieras ponerlo en palabras, para ser la primera que te escuche…

 

            Jungeun sonrió por primera vez desde que la conversación había comenzado. Escuchar a Jinsol le hacía sentir que el peso de su corazón era mucho más pequeño, y que podría lidiar con ello y aclarar todas sus dudas e inquietudes. Quizás no tenía tantas preguntas, después de todo. Quizás ya conocía las respuestas, pero permitirse aceptarlas era lo complicado, y sabía que debía tomarse su tiempo para ello, porque era consciente de que se avecinaba una época un poco dolorosa.

            ¿O quizás no tanto?

            Los ojos brillantes de Haseul, fijos en los suyos, volvieron a su memoria, junto a todas las preguntas que se había hecho en ese minuto. ¿Qué significaba eso? ¿Y qué había significado para Haseul también?

 

            —¿Estás más tranquila? —la voz de su amiga le hizo regresar en sí. Asintió con tranquilidad y dejó salir un suspiro de alivio. Jinsol se puso de pie, y sin soltar su mano, la invitó a levantarse. Se acercó a abrazarla y volvió a repetirle que no dejase de contar con ella y que no enfrentase nada sola, a lo que Jungeun le dijo que la estaba asfixiando, solo como excusa para que su amiga le dejase respirar, pero no iba a ser tan fácil con alguien como Jinsol, quien solo la abrazó más fuerte.

            —Lamento interrumpir su momento, pero nosotras nos vamos ya —Sooyoung se asomó por el ventanal del balcón y les dedicó a ambas una sonrisa divertida. Nuevamente tenía una escoba en la mano—. Dejamos un poco ordenado, o al menos no queda tanto por limpiar, pero ustedes se irán en la otra van. Nos están esperando ya abajo —le tendió a Jungeun la llave de la sala de prácticas y se dirigió a ella al volver a hablar—. Cualquier cosa, llámame a mí o a Haseul, ¿sí?

            —Por supuesto —respondió esta.

            —¿Hiciste lo que tenías que hacer? —preguntó la tercera líder. Jungeun asintió y al abrir la boca, Jinsol la interrumpió.

            —Vaya que lo hizo, sí —dijo—. Ahora vete, vete, que interrumpes una charla muy importante —añadió, haciendo un gesto con las manos. Jungeun le dio un golpe para nada discreto en el estómago, que la hizo soltar un quejido y una carcajada a la vez. A esa altura ya no había música fuerte así que su risa se perdió en la habitación.

            —Mis disculpas por interrumpir su momento, señorita blue betta —le tendió la escoba a la morena—. Ten. Toda tuya. No se queden aquí más de una hora, ¿sí? ¡Nos vemos mañana! —se despidió agitando la mano y se dirigió dentro.

 

            Jinsol suspiró, sabiendo la tarea que les esperaba, y volvió a pasar un brazo por sobre los hombros de su amiga y depositó un beso brusco sobre su cabeza. Jungeun lanzó un grito de reproche y la empujó, pero su amiga no se rendiría tan fácil, y la atrajo a otro abrazo, ante el cual la rubia continuó resistiéndose a modo de juego hasta que ambas comenzaron a reír, y finalmente Lip se dejó abrazar. Su amiga podía ser muy cariñosa con ella y lo sabía perfectamente. En ese momento no le importaba, pues necesitaba un poco de calidez, por lo que correspondió a ese abrazo y le susurró al oído un simple Gracias, Soul.

 

            Antes de retirarse de la sala, Haseul se detuvo en el marco de la puerta y miró la habitación ya casi vacía, a excepción de un par de bailarinas que barrían un rincón, Hyunjin y Jiwoo que echaban en bolsas toda la basura de la mesa central, y Heejin, quien había decidido quedarse también, y retiraba todo lo comestible que había sobrado. Divisó entonces a Sooyoung entregándole a Jinsol la escoba y despidiéndose de ella y de Jungeun, a quien había visto en el balcón desde hacía varios minutos, hablando con la morena, medio abrazadas en el sofá. Había decidido esperar a Sooyoung, debido a que no quería bajar sola por el ascensor y todas las demás las habían dejado ya. Y mientras esperaba, no pudo evitar divisar, a la distancia, la forma en que las chicas en el balcón reían alegremente, con pequeñas muestras de afecto, para posteriormente fundirse en un abrazo que, desde su posición, se apreciaba cálido y profundo. Casi íntimo.

            Sus labios formaban una línea inexpresiva, y no pudo despegar la vista de aquella escena hasta que Sooyoung llegó a su lado y la empujó suavemente por los hombros hasta fuera de la sala de ensayo y la llevó hacia el ascensor.

 

            Jungeun alzó la vista luego de que Jinsol la soltó e instintivamente la dirigió a la salida de la habitación, solo para notar cómo la puerta se cerraba, dejando al pequeño grupo de limpieza dentro.

            Sintió algo en su pecho al observar la puerta, pero no supo identificarlo.

 

            —Bueno, tenemos una hora para hacer un milagro —dijo Jinsol, cogiendo su mano y llevándola dentro de la sala—. Será mejor comenzar ya. ¿Por qué no empiezas haciéndote cargo de las manchas de jugo?

 

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Comments

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_sullpeach_
#1
Chapter 6: Me enganchó totalmente la historia ^^, muchas gracias por escribirla, esperare con ansias el próximo capítulo
beachuXchoo #2
Chapter 4: Hace mucho tiempo una fic Lipseul no me enganchaba como ésta T-T

No puedo esperar al próximo capítulo🥺