Cap. IV: Star

Counting Stars ☆

Hola! Lamento la tardanza de actualizar por aquí. La historia ya se encuentra finalizada, y la estuve subiendo en otro lado, así que por fin vengo a ponerme al día aquí ♥

 

Los subiré con una diferencia de días igualmente. 

 

Counting Stars

-------☾✩☽-------

Cap. IV: Star

 

                Mantuvo los ojos cerrados mientras con su mano derecha acariciaba suavemente los cabellos castaños de la chica que descansaba sobre su pecho. Estaba cómodamente recostada sobre su cama y sentía que no había ningún otro lugar donde deseara estar. Quería quedarse ahí por todas las horas que fuesen posibles, sintiendo aquella suave esencia a perfume Burberry que, de alguna forma, le transmitía tranquilidad, y la calidez de tener ese pequeño cuerpo sobre el suyo y entre sus brazos.

                Sintió entonces unas pequeñas manos aventurarse bajo su sudadera y aferrarse a su camiseta de una forma que se le antojó adorable, arrugando la prenda, como si no deseara soltarla. Podía sentir la respiración profunda de Haseul, completamente dormida. La abrazó con suavidad, procurando no despertarla.

                Por su parte, tampoco deseaba abrir los ojos, por temor a descubrir que aquello no fuese más que un sueño. Y si lo era, se trataba del sueño más hermoso que en toda su vida había cruzado su inconsciente.

                Y entonces escuchó una voz distante llamándola por su nombre, pero quiso ignorarla. Frunció el ceño, molesta, e intentó con todas sus fuerzas hacer caso omiso. Parecía la voz de Sooyoung.

               

                —Jungeun, arriba. Tienes que desayunar —ya no se escuchaba a lo lejos, estaba ahí, sobre ella. Enseguida sintió una mano sacudiéndola de una forma que mezclaba fuerza y delicadeza a la vez—. Venga, arriba, tenemos mucho que hacer hoy. ¿No estás incómoda? Te va a doler mucho el cuello hoy si dormiste así.

               

La rubia abrió los ojos con pereza, encontrándose a Sooyoung observándola desde el costado de su cama, con una mirada firme y que no daría un paso atrás. De nada serviría intentar ir contra ella.

                Intentó desperezarse y entonces se percató de que estaba acostada directamente sobre el colchón, mientras que abrazaba su almohada, la cual yacía sobre su pecho.

                Sí había sido un sueño. Efectivamente lo había sido. Observó hacia abajo desde la parte superior del camarote, al otro lado de la habitación, y divisó la cama de Haseul, en la parte inferior del camarote que compartía con Hyejoo, completamente hecha, aunque con algo de ropa encima. Sooyoung descendió de la escalera que daba a su cama y subió en la otra escalera, la cual daba al camarote que compartían Hyejoo y Haseul. La observó coger las sábanas y cubrir mejor el cuerpo de la menor, quien continuaba dormida, antes de volver a descender y dedicarle a ella una última mirada de advertencia. Jungeun temió que se percatara de que había observado la cama de Haseul nada más despertar, por lo que se incorporó, sentándose rápidamente. Desde aquella última conversación con Jinsol se había sentido un poco paranoica de que alguien pudiese notar su nerviosismo hacia todo lo relacionado con la líder, sumado eso al hecho de que no encontraba por ningún lado su libreta de notas. Podría jurar que no la había guardado aquel día, pero no estaba en la habitación de Jinsol, y sabía que Jiwoo y Hyunjin se lo hubiesen dado enseguida al preguntar, mientras que Yerim también le aseguró no haberlo visto. Y en su propia habitación no se había atrevido a preguntar, para que ninguna de las chicas le ayudase a buscarlo. No quería que Haseul lo encontrase, y la líder tenía ese algo que usualmente las madres solían tener: Fácilmente encontraba aquellas cosas que uno creía perdidas.

               

                —Baja a desayunar y ducharte, que en una hora debemos ir a la compañía. Solo las tres, recuerda, así que no te atrases —aquello fue lo último que dijo Sooyoung antes de salir de su habitación y dejarla casi sola.

               

                Jungeun no dijo nada. Sí, claro que lo sabía. Aquel día les habían indicado permanecer en los dormitorios, puesto que ya pronto finalizaba su periodo de promociones con Paint the Town, pero igualmente su CEO las había citado a las tres líderes a la compañía, para darles una charla de organización programática. Debían estar al tanto de todas las actividades que vendrían durante el mes próximo y las miembros que participarían. Era una de sus tantas labores como líderes de las tres sub unidades.

                Y era incluso peor cuando Haseul no había estado, ya que todo fue delegado entre Sooyoung y ella. Aunque en aquella ocasión Heejin había brindado un apoyo significativo.

 

                Soltó su almohada y descendió del camarote. Le alegró no ser la última en levantarse y sintió envidia de Hyejoo, quien parecía echar humo desde el segundo piso del camarote. Rápidamente cogió sus cosas y se metió a la ducha.

                Esos últimos días su naturalidad con Haseul había regresado, aunque por momentos seguía notándose cauta con ella, y sentía que, de alguna forma, Haseul también hacía lo mismo. Pero al menos habían vuelto a hablar y participar de juegos en los programas a los que les habían invitado.

                Se había lavado el cabello la noche anterior, por lo que la ducha fue rápida. Pronto se halló sentada desayunando junto a Jiwoo en la mesa de la sala. A pesar de ser la última de las tres líderes en levantarse, aparentemente era Haseul la que no se encontraba lista, pues continuaba maquillándose, sentada en el sofá junto a Jinsol y Heejin, quienes se encontraban cantando karaoke.

                Justo en aquel momento terminaban de cantar Singing in the Rain y comenzó a sonar la canción Star, versión en inglés de Voice. Pasando la primera estrofa, que Heejin cantó en voz suave, venía su parte.

 

I’m in your mind, you’re in my dreams
I’m freaking out, I don’t wanna leave
But so selfishly I want you and nobody else

 

                Jungeun cantó en voz no demasiado alta, casi por compromiso, aunque continuó cantando, mientras observaba a sus amigas emocionadas, a quienes se le sumaron en coro Haseul, Yeojin y Jiwoo también. Pero mientras cantaba, Jinsol le dedicó una mirada acusadora, aunque divertida. Jungeun no comprendió enseguida el mensaje, o por qué Jinsol hizo un gesto rápido con sus ojos en dirección a Haseul, quien había dejado su maquillaje de lado.

                La morena entonces continuó observándola fijamente mientras cantaba la siguiente estrofa de la canción, casi como si le estuviese queriendo decir algo con ello.

 

I can’t deny it, I lose, I lose my head
Fight it, I do, I do
I can’t deny it
I lose I lose all my mind

 

Si no fuese porque la conocía, hubiese sido fácil pensar que se la estaba dedicando a ella. Jungeun no pensó en la idea de analizar la letra hasta cuando ya habían avanzado la mitad de la canción y la morena volvió a mirarla a ella, luego a Haseul de reojo, y nuevamente a ella.

 

So close to perfect
It hurts to throw it away

I can’t deny it, I lose, I lose my head
Fight it, I do, I do
I can’t deny it
I lose I lose all my mind

 

Entonces logró traducir mentalmente esas estrofas, que si bien su conocimiento en inglés no era demasiado avanzado (aunque se defendía), por supuesto que habían estudiado la letra de la canción muchas veces mientras la aprendían y ensayaban la pronunciación.

El mensaje era claro.

Se sintió completamente identificada.

 

Estoy en tu mente, estás en mis sueños

Estoy enloqueciendo, no quiero irme

Pero egoístamente te quiero a ti y a nadie más.

 

Tan cerca de la perfección

Duele tirarlo a la basura

 

No puedo negarlo, pierdo la cabeza

Lo confronto, lo hago

No puedo negarlo, pierdo mi mente

 

Odió a Jinsol en ese momento. Ya nunca podría volver a escuchar su propia canción de la misma forma. Observó de reojo, lo más disimulada que pudo, a Haseul cantarla con completa emoción. Claro. La líder no había estado en aquella época, no había participado de aquellas grabaciones. En aquel entonces, Star no tenía significado alguno para ella. Ahora era distinto, y quizás Jungeun podía sentir que aquella canción en particular se volvía mucho más especial.

Recordó el sueño del que le habían despertado por la mañana y su mente divagó, olvidando continuar cantando y centrada en el recuerdo de la sensación de las manos de Haseul arrugando su camiseta, y el suave aroma a perfume, que se había sentido demasiado real. Al levantarse había notado leves rastros de la esencia de Haseul por la habitación, probablemente del momento en que se había vestido por la mañana, y aquello había llegado hasta lo más profundo de su mente.

Aquella chica le estaba sacando completamente de sus casillas.

La canción terminó, y salió de su trance para levantarse a lavar su plato, mientras las chicas seleccionaban una nueva canción. Envidiaba el hecho de que pudiesen quedarse descansando, pero en el fondo sí disfrutaba un poco la idea de poder pasar algo de tiempo más cerca de Haseul, en un grupo reducido. Solo debía tener cuidado de Sooyoung, quien también podía ser muy instintiva. Sentía que de las tres era la más débil en cuanto a sus dotes de líder, pero no le preocupaba demasiado. Con alguien como Jinsol a su lado, torpe e ingenua, seguía sintiéndose como la más capacitada de su sub unidad.

 

—¡Quiero cantar esta! —escuchó exclamar a Jinsol, mientras ella terminaba de secar su plato. Y en cuanto la canción comenzó a sonar, sintió que se le erizaba la piel. La reconoció enseguida.

 

Counting Stars.

 

—¡Me encanta esta canción! —oyó decir a Haseul a su espalda. Por unos segundos se petrificó en su lugar mientras su cuerpo reaccionaba a la memoria auditiva y nuevamente los recuerdos invadían su mente. Las escuchó cantar a coro emocionadas el inicio de la canción y luego gritar cuando la música aumentó su ritmo, probablemente bailando en el lugar. Escuchó también más voces, por lo que supuso que otras chicas se habían sumado. No quería girarse. Temía encontrarse con los ojos de Haseul. Aún no sabía si la chica recordaba algo de lo que ella había sentido que vivieron en aquel momento, y era demasiado cobarde para girarse a comprobarlo.

Pero no fue necesario.

 

Sintió repentinamente un par de brazos rodear su cintura, liberándola de su posición estática. La canción sonaba de fondo, y entonces escuchó aquella voz que tanto le estaba causando, que la estaba destruyendo internamente, cantando en tono medio bajo los versos, muy cerca de su oído, peligrosamente cerca, pues Haseul había apoyado su barbilla en su hombro, cómodamente, debido a la diferencia de estatura no tan marcada, pero notoria, que las caracterizaba.

 

                I feel something so right doing the wrong thing, I feel something so wrong doing de right thing. Únete a nosotras, Lippie, es nuestra canción.

 

                Decir que sintió mariposas en ese momento sería minimizar de sobremanera el sentimiento que atravesó su pecho al oír esas palabras. Juntó valor, diciéndose a sí misma que, por sobre todo, debía aparentar normalidad, y que lo peor que podía hacer en aquel momento era demostrar cualquier reacción que pudiese darle a Haseul una pista de lo que sentía por ella, o a alguna de las demás chicas. “Tan cerca de la perfección. Duele tirarlo a la basura”. Sí. No quería sacrificarla, por nada del mundo. No quería perder a Haseul, definitivamente no.

                En un impulso, dejó de lado el plato que llevaba largos segundos sujetando con sus manos y se giró, sujetando a Haseul de la muñeca y llevándola de regreso al centro de la sala, donde la mitad de las chicas se encontraban coreando y bailando la canción. No lo pensó dos veces y comenzó a cantar también, sujetando a Haseul de la mano, moviéndose al ritmo, y mirando el televisor junto a todas, donde se mostraba la letra, y a un costado, la traducción.

               

Últimamente he estado perdiendo el sueño

Soñando con las cosas que podríamos ser

 

                Y lo que Haseul había cantado en su oído le generó escalofríos cuando pudo ver su significado:

 

Siento algo tan bien, pero haciendo lo que está mal

Y siento algo tan mal, haciendo lo que está bien

Lamentablemente, antes de que la canción pudiese terminar, Sooyoung apareció por el pasillo y tocó el hombro de ambas líderes que bailaban juntas en ese momento, una al lado de la otra, aunque sin mirarse.

 

                —Hora de irnos, nos esperan abajo —dijo con el teléfono en la mano. Haseul se sobresaltó y comenzó a buscar su teléfono entre sus ropas, soltando en ese momento la mano de Jungeun. Pronto se percató que lo había dejado junto a su maquillaje en el sofá.

                —Lo siento, me distraje —se disculpó, adoptando nuevamente su mirada de líder.

               

                Jungeun le aprovechó de dejar a Chaewon y Kahei algunas instrucciones para el almuerzo mientras Haseul iba por su bolso a su habitación. Y al girarse para recoger sus propias pertenencias, se encontró con la mirada de Jinsol, traviesa, acompañada por una sonrisa.

                No necesitaba traductor para entender lo que quería decir. Entornó los ojos a modo de respuesta para evitar sonrojarse y fue la primera en salir del dormitorio, cuando, de fondo, la canción ya finalizaba. Nuestra canción.

 

                En el vehículo cada una se sentó de manera individual, aprovechando la ausencia de las demás, y tomaron esa oportunidad para dormir unos minutos en el camino.

                Pronto notaron que Haseul se encontraba particularmente debilitada ese día. A pesar de los juegos de la mañana, sus ojos se notaban apagados y su sonrisa un poco forzada. Aquello despertó una señal de alerta en ambas sub líderes, quienes se dedicaron una mirada de preocupación silenciosa al verla tropezar al bajar del vehículo, aunque la chica solo rio por su torpeza, luego de que su manager lograse sujetarla a tiempo.  Haseul intentaba con todas sus fuerzas que su falta de energía pasase desapercibida, pero Jungeun y Sooyoung lo vieron con total claridad. Ya conocían esa faceta suya también, demasiado bien.

                Unos minutos más tarde se encontraban en una de las salas de ensayo, a la que habían acudido solo por inercia, pues era el lugar en el que se reunían siempre nada más llegar. El asistente de su CEO apareció para decirles que esperasen ahí a que se les llamara, debido a que les habían citado a una reunión rápida. Pusieron música de fondo para acompañar su silencio y el sueño que sentían, y charlaron de trivialidades, aunque en su mayoría optaron por mantenerse calladas, sentadas en un sofá, descansando. Tras un rato, Haseul se excusó para ir al baño, y nada más desaparecer por la puerta, Sooyoung se acercó a Jungeun.

 

                —No sé qué le pasa, pero deberíamos preguntarle —dijo—. Conociéndola, dirá que no es nada, pero creo que lo menos que podemos hacer es decirle que nos preocupa y que no olvide que estamos con ella, ¿no?

                —Estaba bien esta mañana —respondió Jungeun, recordando la forma en que la había escuchado reír con las demás durante el karaoke, o cómo cantó con ella y sujetó su mano con fuerza mientras bailaban mirando la pantalla. ¿Acaso sabía fingir tan bien? ¿Estaba enferma y no lo había notado hasta llegar a la empresa?

                —Quizás está mareada, no sé… También yo creí que estaba bien. Ya sabes, siempre la estoy vigilando, y hasta hoy no la había visto mal. Intentaré hablarle.

 

                Jungeun asintió. Se sentía torpe frente a esa situación, aunque también deseaba poder recordarle que contaba con ella. Intentaría hacerlo a su manera.

Volvieron a pasar algunos minutos, hasta que finalmente una figura apareció en la puerta.

                —¿Sooyoung-sshi? Tu turno.

 

                El asistente del CEO ingresó y llamó a Sooyoung para dirigirse a la oficina. Solía ocurrir aquello en ocasiones, se les llamaba de manera individual, para hacer una retroalimentación más enfocada y personalizada en consideración a cada una de las chicas de las respectivas sub unidades.

               

                —Bueno, tendré que dejártela a ti —dijo al momento de levantarse—. Procura no dejarte convencer por sus mentiras. Averigua qué le ocurre.

                —Pero…

 

                La rubia no llegó a reprochar a tiempo y la más alta acompañó al hombre fuera de la sala. Cómo odiaba verse envuelta en esas situaciones. Como si no fuese suficiente con tener que lidiar con su propio lío mental, ahora tenía que enfrentarse a ella a solas.

                Y casi como si la hubiese llamado con el pensamiento, en ese momento Haseul abrió la puerta de la sala de ensayos y sonrió al verla sola en el sofá.

 

                —¿Te llamaron ya? —preguntó Lippie, a modo de iniciar la conversación de forma casual. Haseul suspiró.

                —Si, por suerte sí. Nada nuevo, solo actualización programática —respondió, sentándose en la otra esquina del sofá, echando la cabeza para atrás y cerrando los ojos, con cansancio.

                —Me tocó ser la última —dijo a modo de berrinche, y aprovechó la instancia para cambiar el tema—. Por cierto, ¿estás bien?

 

                Jungeun sabía que era mala con las palabras, y que para ella lo que mejor le resultaba siempre era ser lo más directa posible. Pensar demasiado las cosas le llevaba a arrepentirse o retractarse fácilmente. Haseul le miró confundida.

 

                —No te hagas la desentendida. ¿Pasa algo? Estás apagada hoy.

                —Estoy bien —respondió con simpleza—. Dormí un poco mal anoche, me siento cansada, es todo.

                —¿Segura, segura? —insistió, girándose a verla—. Oye, sabes que si necesitas algo puedes contar conmigo. Con nosotras. Sooyoung también está preocupada por ti. Estamos para ti siempre que necesites cualquier cosa.

                —Sí, lo sé… Pero, de verdad, no tienes de qué preocuparte. Pero lo agradezco, es muy especial para mí que me digas eso —sonrió.

                —Me asusta verte así, ¿sabes? —aquello lo dijo sin pensar—. Me da miedo.

                —¿Miedo?

                —Sí… Me asusta que en cualquier momento pueda volver a ocurrir lo mismo, ya sabes… Que te pase algo otra vez —bajó la mirada hacia sus muslos, sintiendo cómo la otra chica posaba sus ojos sobre ella. La veía de reojo.

               

                Entonces sintió cómo Haseul se movía de su posición, acercándose y sentándose a su lado. Cogió lentamente su mano entre las suyas, lo cual le causó escalofríos y recuerdos de forma instantánea. La chica se tomó unos segundos para responder, mientras acariciaba su piel con delicadeza, segundos durante los cuales las mejillas de Jungeun se tiñeron de un color carmín casi imperceptible, y agradeció llevar el cabello suelto, porque sus orejas sí estaban ardiendo. Haseul se veía tranquila, aparentemente meditando sus palabras. La rubia no pudo evitar pensar que aquella era una actitud bastante madura y que admiraba mucho en ella. Siempre se tomaba su tiempo para pensar antes de responder o actuar, algo que a ella se le dificultaba incluso en conversaciones serias. Jungeun era más de extremos: Hablaba sin pensar, dejándose llevar por sus emociones o impulsos (lo cual le había traído varios problemas), o pensaba tanto que al final no decía nada (lo que también le había traído otros varios problemas). Con Haseul le habían ocurrido ambas situaciones en su discusión. Pero ella no era así. Haseul era asertiva, extremadamente inteligente y paciente. Sabía expresarse con suma claridad, lo que hacía aún más fácil hablar con ella.

 

                —Gracias por preocuparte por mí, Jungeunie… De verdad. Pero confía en mí. Por mi parte, yo también confío en que no volverá a ocurrir. He aprendido a delegar tareas y apoyarme más en todas ustedes, a no cargar tantas cosas por mi cuenta ni lidiar con toda la responsabilidad, aunque es algo que me encanta… Adoro saber que ustedes me ven como su líder, me hace muy feliz, pero ahora sé que, si me cierro a su ayuda, las consecuencias pueden ser muy grandes. Solo… Ya sabes, a veces una no quiere ser una molestia.

                —Conmigo nunca pienses eso… —Jungeun se incorporó, adoptando una mejor posición, y también sujetó las manos de Haseul con firmeza—. Cuenta conmigo siempre. Siempre. No solo como sub líder, sino como amiga. No estás sola, nunca lo estuviste, pero siento que ahora lo sabes mejor que nunca.

               

                Haseul sonrió más ampliamente y asintió, aun manteniendo firme el agarre de las manos de la rubia con las suyas. Sus ojos seguían con una expresión cansada, pero se pudo apreciar un brillo de alegría.

 

                —Lo sé. Y te prometo que serás las primera a quien le pida cualquier cosa cuando sea necesario…

                —Y cuando no lo sea, también, unnie. A veces las cosas pequeñas deben compartirse igualmente. Es importante que no empieces de nuevo a acumular cosas, por más ínfimas que creas que sean. Por más irrelevantes que sientas que son. Cuenta conmigo, con Sooyoung, con todas… Estamos para ti. Nadie quiere volver a perderte.

 

                En ese momento, de la nada, una idea surgió en la mente de la rubia. No volverían a tener un momento a solas en quizás cuánto tiempo. Compartían habitación, pero no por eso tenían tiempo en solitario constantemente. Aquello era más bien casi imposible, y siempre podían sufrir una interrupción, por lo que sintió que era un buen momento para decirle lo que llevaba ya varios días guardándose.

 

                —Unnie, por cierto —soltó sus manos, aprovechando el cambio de tema, y la parte más abstracta de su cerebro podría haber jurado que vio un pequeño puchero formarse en los labios de la otra chica luego de soltarla, para desaparecer al instante—. Hay algo que quiero hablar contigo. Desde la fiesta. Tú… ¿Recuerdas algo de ese día?

               

                Haseul alzó una ceja ante la pregunta.

 

                —Qué dices. Claro que me acuerdo, no estaba tan ebria —dijo. Jungeun pasó saliva en silencio, aunque con un poco de dificultad pues sentía la garganta seca—. ¿Te refieres a lo que pasó entre nosotras? —aunque sonaba extraño de esa forma, Jungeun asintió—. Pues… Te disculpaste conmigo por la discusión… En ese momento no lo analicé, debo confesar. Estaba feliz de que me invitaras a bailar. Creo que es la primera vez desde que nos conocemos que me invitas a algo así. Siempre soy yo la que te está diciendo que veamos alguna película, sino tú no lo haces.

 

                Sintiéndose atacada, Jungeun optó evadir ese tema y direccionar la conversación nuevamente.

 

                —Entonces… ¿Ya no estás molesta? ¿Ni un poco?

 

                La rubia notó cómo la sonrisa que Haseul tenía en sus labios se borraba y aparecía una nueva, cargada de un tinte melancólico.  

 

                —La verdad es que quería hablarte de eso, precisamente… —dijo, ante lo cual, Jungeun la observó con curiosidad—. Yo también quería disculparme contigo —la expresión de Lippie cambió instantáneamente a una de extrañeza. La líder continuó—: Me di cuenta luego. Yo también fui boba. El día que discutimos me sentí sensible por tu tono de voz y no pensé en nada más, pero fui muy egoísta…

                —¡No! —la interrumpió—. Tú tenías razón. Yo te hablé mal, me descargué contigo y…

                —Porque estabas pasando por un mal momento. Y yo debí pensar en eso antes de molestarme. Debí preguntarte qué había ocurrido, pero no lo hice. Me dolió la forma en que me hablaste y solo pensé en mí. No quiero que pienses que no me importa lo que te pase a ti también…

                —No, unnie. Sé que te importa, en ningún momento pensé lo contrario. No te preocupes… Lo que hiciste estuvo bien. Nunca permitas que alguien te hable mal sin razón. No estaba molesta por nada relacionado a ti, no tenía derecho a descargarme contigo. Eso fue muy inmaduro de mi parte, nunca hay que dañar a quien no tiene la culpa de lo que nos pasa. Nuestro error solo fue no haber hablado antes, nada más… Y eso también fue mi culpa, porque soy un poco cobarde y me costó juntar valor para hablarte. Pero no te disculpes tú conmigo, no me justifiques. Haberte hablado así no tiene justificación alguna.

                —Gracias, Jungeun —Haseul volvió a sonreír—. Pensar así es muy maduro de tu parte, me sorprendes —añadió a modo de broma.

                —Bueno, ya era hora de dejar de ser una adolescente individualista, ¿no? —ella también sonrió. Pasaron unos cortos segundos en que no despegaron sus ojos de los de la otra, y finalmente fue Jungeun quien rompió el contacto visual—. Ehm. Además, siempre estás pendiente de mí. Jamás podría pensar que eres una egoísta, unnie. No tú.

                —Y siempre seguiré estando pendiente de ti. Las quiero mucho a todas, mucho. Pero tú y yo tenemos algo especial desde hace años. No quiero perder eso, por nada del mundo.

 

                Jungeun sintió que sus latidos se aceleraban luego de oír esas palabras, dejando una sensación de calidez extraña en su pecho. Una sonrisa estuvo a punto de asomarse por la comisura de sus labios, justo cuando llegó el trago amargo:

 

                —Te estimo de una forma muy especial.

 

                “Estimo”.

                El nudo en su garganta y en la boca de su estómago repentinamente se volvieron más fuertes, y sus labios formaron una sola línea recta. Sintió como si una avalancha de emociones comenzara a caer sobre su cabeza. Todas las que había acumulado durante esa semana. Sus sonrisas y preocupaciones, alegrías y decepciones, todo el miedo y el rechazo que había estado sintiendo cayeron sobre sí en ese momento.

                Sin embargo, a diferencia de otras veces, y por primera vez, sintió el impulso de no querer quedarse con esa sensación. Y ella era, precisamente, una chica de impulsos. Aparentemente su rostro le traicionó, pues Haseul notó su inquietud y comenzó a buscar su mirada, la cual evadió enseguida.

 

                —¿Pasa algo? —preguntó la mayor.

 

                No. Esta vez no se quedaría callada.

                Estaba cansada ya de sus propios silencios.

 

                —Hay otra cosa que quiero hablar contigo —dijo. Increíblemente, estaba pensando antes de hablar, a pesar de tratarse de un impulso, por lo que cada palabra que abandonó sus labios fue totalmente consciente—. ¿Te parece si vamos a otro lado cuando terminemos acá? Nosotras dos, un paseo pequeño.

 

                Haseul asintió, mostrando una mirada intrigada, y Jungeun se puso de pie, siendo vencida por la ansiedad y el nerviosismo. Justo en el momento en que se levantó y dio unos pocos pasos, la puerta se abrió y Sooyoung apareció por ella, cargando algunas hojas. Aparentemente su instrucción había sido más larga, probablemente por las actividades de Jiwoo.

 

                —Lippie, al parecer tenemos otro proyecto con Jinsol y Heejin, así que prepárate mentalmente. Se ve bien. Te toca ir.

                —Voy —respondió la rubia enseguida, guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta y abandonando la sala como si tuviese cohetes en lugar de pies—. Y ya hablamos —añadió rápidamente al pasar junto a la chica, quien sonrió para sus adentros.

En el fondo, se sintió aún más ansiosa, pensando en el sufrimiento que hacía nada había pasado por Yum-Yum, y rogando que ese “Se ve bien” de su amiga fuese en serio. Un poco asustada, se dirigió al despacho del CEO.

 

                Para su suerte, la idea del proyecto no le decepcionó, por lo que su estado de ánimo mejoró de sobremanera. Al salir de la oficina y regresar a la sala de ensayos, sintió que su estómago rugía. Dentro se encontró a Haseul sentada en el mismo sofá, jugando con su teléfono, y Sooyoung de pie junto a la puerta. Al levantar la vista, Haseul le sonrió y le explicó que ya había informado a Sooyoung de su paseo, por lo que la chica se retiraría junto a su manager, quien se encargaría de pasar por ellas luego. Sooyoung les dio unas mínimas indicaciones, que la rubia apenas escuchó, antes de retirarse, y se sobresaltó cuando la más alta asomó su cabeza por la puerta y comentó:

 

—Que disfruten su cita. No vuelvan tarde.

 

Haseul rio y Jungeun la golpeó por inercia, y luego de que desapareciera por la puerta, se acercó a guardar sus propios papeles en su mochila. Se sentía obnubilada, pero no podía permitirse dominar por los nervios. Ella misma había sido la de la idea, y sabía que era totalmente necesario.

Haseul también se alistó y ambas se apresuraron en abandonar el edificio para aprovechar la tarde todo lo posible. Cuando tenían momentos libres no solían ser muy duraderos. Era la oportunidad más grande de Jungeun para sincerarse con Haseul, al menos un poco, y no iba a desperdiciarla.

 

 

-------☾✩☽-------

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
_sullpeach_
#1
Chapter 6: Me enganchó totalmente la historia ^^, muchas gracias por escribirla, esperare con ansias el próximo capítulo
beachuXchoo #2
Chapter 4: Hace mucho tiempo una fic Lipseul no me enganchaba como ésta T-T

No puedo esperar al próximo capítulo🥺