Hay murmullos arremolinándose entre los empleados, lo sé, los escucho cuando les doy la espalda y creen que no les presto atención. Seohyun ha tratado de acallar los chismes, lanzándoles una mirada mordaz o deteniéndose un momento para hablar con ellos. Pero sus amenazas no surten efecto alguno. Da lo mismo que mi personal hable del incidente del día anterior, no fue demasiado sutil la salida apresurada de la señorita Hwang y a su paso dejó una estela de incertidumbre que ocasionó la curiosidad en mí.

Se dice que la ofendí de alguna manera, que fui demasiado brusca y desconsiderada con una mujer tan educada como ella. Lo gracioso del asunto, es que sus deducciones están bastante alejadas de la realidad. Entre quienes la defienden, también hay aquellos que han puesto las manos al fuego por mí, asegurando que la primera en faltar el respeto fue ella.

Sacudo la cabeza, furiosa por estar pensando en los sucesos del día anterior.

—En su ausencia recibí la llamada de los señores Hyuk y Park, señorita Kim. —Tuerzo el gesto de inmediato.

No me gusta saber que ellos han llamado, cuando claramente he pedido que no se comuniquen hasta tener un equipo accesible a mis demandas. Y es demasiado rápido para una respuesta.

—Han informado que la señorita Hwang se arrepiente de sus actos y hará todo lo posible para trabajar adecuadamente. —Se me escapa una sonrisa irónica, porque estoy segura que no desea nada de eso—. Organizaron una reunión para ustedes hoy a las seis de la tarde en el resta…

Detengo mis pasos de golpe en medio del pasillo a mi oficina. Seo también se detiene y me mira la espalda curiosa. Reprendo a mi corazón por acelerarse de esta manera absurda y lucho por tomar el foco de la realidad.

Hwang Stephanie no puede ser mujer para mí, lo que sucedió ayer fue un desliz que no debo repetir. Incluso ella misma me hizo saber que no era correcto, lo que existió alguna vez murió con mi partida lejos de aquí. Su bofetada dolió tanto, pero me hizo tocar tierra. Nuestra relación no debe traspasar lo personal. Son negocios y de esa forma es como debo seguir.

—¿Qué hay en la agenda? —Prosigo con mi andar, a la espera que mi asistente me siga.

La escucho musitar el horario de hoy. Más bien trato de escucharla, de hacer ruido en mi mente para disipar los pensamientos y… los recuerdos.

—Cancela lo que tenga hoy a excepción de la reunión con la señorita Hwang. Acomoda todo para mañana lo mejor posible —pido. Texteo un rápido mensaje a mi hermana—. Y por favor. No quiero reuniones fuera de la empresa con la arquitecta Hwang. —Paso delante de los secretarios de presidencia y cruzo el umbral de mi oficina—… No deseo ser malinterpretada. —Digo en voz baja, tan baja que no estoy segura si Seo me haya escuchado.

Tomo mis cosas sin apuro y de reojo percibo su figura anclada a mitad de la oficina.

—¿Se encuentra bien?

Detengo mis movimientos y me limito a alzar el rostro para mirarla tranquila. Sonrío sinuosamente. No, no estoy bien. He pasado una noche terrible y hoy estoy extrañando muchas cosas.

—Sí. No deberías preocuparte —infiero—. Solo quiero pasar tiempo de calidad con mi hermana.

Es una mentira a medias que logra disipar la arruga en la frente de mi asistente. Paso a su lado sin esperar palabra alguna, pero me sorprende cuando me abraza por la espalda. No dice nada, simplemente nos quedamos así por poco tiempo y me dejó ir. Seo Joo Hyun sabe perfectamente que no soy inmune a la tristeza.

Estuve con Yuqi lo que restó de mi tarde, recorrimos todas las tiendas que ella quiso visitar y se tomó su tiempo para seleccionar lo que quería. Verla me hizo pensar que todo sufrimiento ha valido la pena, por el simple hecho de que ella puede ser feliz.

—Has estado muy callada, hermana —dice cuando nos acomodamos en las sillas.

Decidí que era mejor adelantarme al lugar de la reunión y no darle motivo alguno a Stephanie para demorar con el trabajo. Yuqi ayudaría a que el tiempo se fuera rápido y en menos de lo esperado yo estaría yéndome de aquí también.

—¿Lo estoy?

Asiente con la cabeza apoyada en una de sus manos. Sus ojos curiosos siguen indagando en la superficie y tratan de escarbar para colarse en mi alma.

—Ayer también estuviste silenciosa. ¿Sucedió algo en el trabajo? —Se pone recta en la silla y muestra preocupación.

Sonrío.

—No. El trabajo va de maravilla… es solo… —detengo el flujo de mis palabras y medito qué es adecuado decirle—. No es nada. Solo no he tenido buenas noches.

Su semblante cambia y toma mi mano por encima de la mesa.

—Mamá está muy preocupada por ti. Dijo que no has llamado con regularidad y que cuando lo haces no te escuchas muy bien.

—Es solo el cambio. Ya sabes… —encojo los hombros—. No es fácil adaptarse.

Yuqi arruga la nariz.

—Pero ya llevas mes y medio aquí, ¿no es suficiente?

Me muerdo la lengua y agradezco la llegada del mesero. Se entretiene leyendo el menú y eso me da un respiro para poner orden a lo que puedo responderle. Yuqi se decepcionaría bastante si conoce a esta nueva Tiffany. Prefiero que se quede con la mejor versión que conoció.

Afortunadamente, Yuqi desistió con el tema y prefirió contarme acerca de sus aventuras en la universidad. Su risa se vuelve contagiosa cuando narra animada sus desventuras, como cuando ella y Shuhua hicieron una apuesta sobre quién podía conquista a más chicos. El resultado fue desalentador, se vieron envueltas en un caos por jugar con los sentimientos de los muchachos como si fueran juguetes.