La señora Jung le entregó un sobre a Jessica, dónde tenía lo necesario para realizar su primer trabajo. 
Luego de que finalizara la conversación, subió a su vieja habitación, echó a un lado su bolso y se recostó en la cama, observó por varios minutos el sobre marrón, que aún tenía entre sus manos, pero escogió no abrirlo.
Por un lado sentía emoción de poder contribuir en algo con la familia, a pesar de que sabía que se metería en una alcantarilla y correría riesgos, incluso de perder su título. 

Sin darse cuenta, se quedó dormida. Su siesta terminó durando varias horas, pero apenas despertó se percató de que el sobre había caído a un costado de la cama, en el suelo. Se sentó en la misma y observó por la ventana ubicada en la cabecera; ya era de noche, seguramente pronto estaría la cena. Pero primero vería que era lo que guardaba el sobre, al dejar descubierto los documentos que traía en su interior, lo primero que vio fueron datos, un perfil de una mujer, quién parecía estar involucrada en asuntos turbios. Y luego una foto, en ésta no se podía notar con claridad su rostro, llevaba lentes de sol y tenía una forma muy elegante de vestir. Jessica pensaba que seguramente sería alguna ricachona engreida que le debía dinero a sus padres o sus padres querían estafarla.
Revisó cada detalle del informe, hasta que dio con el domicilio de la casa del sujeto.

"Tal vez deba recorrer la zona antes de actuar"' —pensó Jessica. 

De pronto se oyó la voz de su madre del otro lado de la puerta, acompañada de unos golepcitos, avisándole que la cena estaba lista. 
La muchacha se apresuró y salió del cuarto, disponiéndose a bajar a la sala/comedor. 
La sorpresa fue que al llegar allí, se encontró con su padre. 

—¡Cariño!. —exclamó feliz el hombre y se acercó a ella para abrazarla. —¿Descansaste bien mi amor?.

—Si Papá. ¿Hace rato llegaste?

—Si, bastante. Ven, vamos a sentarnos a cenar. Tenemos tanto de qué hablar, ¡Mi hija ya es toda una abogada!. —mencionó exhaltado.

—Pero aún no he tenido mi primer caso, padre. 

—Si, pero ya iniciarás a trabajar con la familia. 

Parecía que todos guardaron un sutil silencio en aquel instante, la situación se tornó un poco incómoda. 

—Bueno, ¿Tu madre ya te dijo lo que debes hacer?. 

Jessica asintió.
—Algo así, he visto lo que contiene el sobre. 

—Muy bien, pues entonces haz lo que debas. 

No necesitaba explicaciones desarrolladas para comprender de qué trataban esos negocios, en los que siempre beban metidos sus padres. Ahora Jessica sabía de donde provenía tan grande fuente de dinero y pronto sabría que tipo de reglas seguir. 
Pero primero antes que nada, debía ubicar a la mujer de la foto y vigilarla,  Luego procedería a hostigarla. 

( Al día siguiente )

Mientras se asomaba el sol en las primeras horas de la mañana fría. Jessica terminaba su café y seguido se ponía su abrigo, antes de salir y lanzarse al mundo, iniciar su día. 
Observó el número de la calle a la que debía ir, entonces fuera de la casa, se dirigió a la calle dónde se encontraba estacionado su auto. Subió y marchó rápidamente rumbo a destino. 
A medida que conducía trataba de no perderse detalle alguno de la zona, pese a que se trataba de una ciudad que previamente conoció muy bien, con el pasar de los años algunos aspectos habían cambiado y ella había olvidado. 

El semáforo la atrapó antes de cruzar la avenida y tuvo que detenerse, tal vez una gran coincidencia o quizás ya estaba predestinada. Junto al poste en la esquina, su víctima aguardaba paciente. 
De repente un vehículo se le adelantó y ubicó por delante del suyo; la mujer arribó este y cuándo la luz del semáforo cambió partieron. Decidió tomar cierta distancia y seguirles, minutos más tarde, el auto ajeno se detuvo junto a un hotel. 
Al descender, no pudo evitar echarle un vistazo al par de piernas de aquella bella dama, bueno no era que le gustasen las mujeres, pero si se había sentido atraída por algunas recientemente. 

No sabía bien cómo actuar o que pasó dar para avanzar, más no tuvo mejor idea que después de que nadie fuese testigo, introducirse en el hotel y pedir una habitación. Recorrió dos de los cuatro pisos, buscándola; hasta que lo hizo. 
Un muchacho joven se encontraba de pie en su puerta, ella parecía coquetearle. Jessica los contempló desde una esquina, oculta del alcance de su vista. 
La mujer extendió su brazo y con su mano acarició el bulto del chico, quién luego se notaba exaltado y excitado. Él se escabulló dentro; Jessica corrió por el pasillo y violó la cerradura de la habitación de al lado, se instaló en ella y sólo se sentó a los pies de la cama. No sabía muy bien cuál sería el siguiente paso, pero no deseaba espiar, o buscar la forma de hacerlo. Así que decidió esperar a que la sesión ual finalizara e intervenir en el camino de aquella mujer.