Celos y discusiones.
What Is Love?Fiestas. . . ¿Cuándo fue la última vez que fue a una? Tal vez tenía unos veintidós años. Quizás fue el hecho de comenzar a frecuentar todo tipo de fiestas a temprana edad, que termino por cansarle esos ambientes, o fue todo lo que hacía en esas fiestas? Era una zorra, en realidad todas lo eran, a ella y a su grupo de amigas nada les importaba más que divertirse al precio que fuera. Que Hyuna llegara a su vida la hizo cambiar de muchas maneras, ver la vida real, tomársela enserio. Por primera vez se fijó metas que termino por alcanzar, mucho le debía a esa chica ahora mujer que le robo el corazón, a la que podía decir que amaba y era correspondida, sin embargo en todas las historias hay esos episodios oscuros.
Se fue por tres años, prometió volver pero también prometió llamarla ¿Qué sucedió? Solo lo hizo el primer año, desde el segundo no volvió a saber de ella, tuvo miedo, intento por todos los medios ir a buscarla, era difícil viajar a un país lejano, a otro continente. Contacto a la escuela y pudo tener informes generales, la señorita Hyuna Kim seguía estudiando ahí, sus calificaciones eran casi perfectas y era todo lo que podían decirle.
“Esperare” y necesitaría toda la paciencia posible.
La casa de Yubin, lugar de la fiesta, una verdadera obra arquitectónica, amplia de buen ver. Seung Hyun, su esposo era un abogado prestigiado, gracias a su linaje, familia de abogados, su padre le compro la casa como regalo de bodas, y la mando construir con uno de sus amigos arquitectos.
Yubin mucho dejo al igual que Tiffany para estar donde se encontraba ahora, cuando conoció a Seung Hyun, ni rastro quedaba de la anfitriona de fiestas de perdición, a la vez parecía que también había dejado atrás su carácter, su maravilloso novio le fue infiel varias veces y siempre lo perdono a diferencia de lo que solía hacer. Todo el mundo a su alrededor termino por odiar a TOP por esa causa y ella solo podía amarlo más, dejaron de hacerla entender que él no le convenía.
-Has venido. Adelante. –Yubin recibió a Tiffany y la guio hasta el jardín donde la música resonaba ya.
-Quedara hecha un desastre ¿Lo sabes?
-Poco me importa, está a nombre de él.
-Tal vez se rompan cosas. –Había artefactos y otras cosas que parecían ser costosas.
-Me gustaría eso. –Su enojo era notorio. –De todas formas son regalos que le han dado, a lo mejor sus amantes, no, él les da dinero a esas zorras baratas.
-Ya para que te enojas, es tu gusto, te has casado con él.
-Si, como tú esperando a alguien que tal vez ya ni existe.
-No está muerta.
-Nunca dije eso.
-¿Jessica ya llego? –Cambio el tema antes de que se pusiera más pesado el asunto.
Yubin solo negó y se alejó a otra multitud.
Había bastante gente, mucha no eran conocidos de Tiffany, por lo que solo saludo de manera breve a quienes si conocía.
Del jardín paso al salón donde había otro tipo de música, se veía más calmado el asunto, así que tomo asiento en un sillón y decidió llamar a Jessica.
-¿Qué?
-Aprecio tu gran cariño. –Se quejó escuchando un silencio que le pareció extraño por lo que fue al grano. -Me preguntaba si ya estas por llegar a la maldita fiesta.
-Demora. . . tarda. . . –No podía terminar sus palabras y tuvo que tomar una bocada de aire que Tiffany escucho.
Entendió lo que se encontraba haciendo y comenzó a reír. -Akemi sí que hace un buen trabajo, dejándote sin palabras. –Escucho como le corto la llamada. -Es increíble. –Hablo con frustración. Podría tener o en cualquier otro maldito momento, para que la hizo ir a esa estúpida fiesta si iba a llegar tarde o no iría. Oficialmente estaba molesta, furiosa.
Se levantó y fue por bebida, en el jardín había una mesa especial con suficiente bebida y con personal que se dedicaba a preparar cocteles y tragos, a pesar de que eran aproximadamente las seis de la tarde se notaba que el alcohol alcanzaría hasta el amanecer.
Se tomó su tiempo y bebió dos copas de vodka antes de regresar a donde estaba antes. Se dio cuenta que ya había pasado media hora o más desde que llamo a Jessica, volvió a enfurecerse pensando que no llegaría.
-Vaya pero si es Tiffany Hwang. –En mal momento se le acerco este personaje.
-Piérdete zorra. –No se contuvo, menos porque se trataba de su némesis de toda la vida.
-Tranquila, ya no tenemos dieciocho años. –Tomo asiento a su lado. -Es tiempo de hacer las paces o por lo menos comportarnos como adultas.
-Sunmi. –Hizo una pausa mientras la miraba con superioridad. -La drogadicta. No me fastidies mejor ve a que te anexen. –Dejo de mirarla ignorándola por completo.
Ella sí que se ofendió, por lo que se levantó dispuesta a irse. -Erres una perra. –Dijo mientras se alejaba rumbo a su círculo de amigas.
-¿Qué ocurrió? –Pregunto una de estas curiosa, Sunmi tenía el ceño fruncido y omitió respuesta. –Si te hizo enojar, devuélvesela.
-Puedes hacerla llorar fácilmente con ya sabes qué. –Opino otra.
-Tienen razón, por el momento prefiero ignorarla y no rebajarme a su nivel. ¿Han visto a Yubin?
-Parece que subió a su habitación.
Antes de ir a buscarla fue por una bebida, subió al segundo piso y la encontró dejando entre abierta su habitación.
-¿Eso qué significa?
-Para lo que se ofrezca. –Se recargo en la pared.
-Dejaras que otros profanen tu cama. Estas hecha la furia.
-Cuando cancelen tu luna de miel lo entenderás.
-Estoy muy lejana al matrimonio por el momento. Más cerca esta que me internen por drogadicta, sobretodo porque tú vas y lo divulgas.
-¿Perdón?
-¿Por qué la perra de Tiffany lo sabe?
-Has peleado con ella. –Rodo los ojos. -Tiempo record.
-Te hice una pregunta. –Sonaba amenazante.
-Lo solté una vez por hablar de algo, de todas formas no le intereso, te sigue detestando como tú a ella.
-A mí ya me da igual, es ella la perra infantil, como sea deja de decir mis cosas. No voy por ahí diciendo lo que te ha hecho tú ahora esposo.
-Lo siento. –Arqueo sus cejas. -¿Terminaste ya? –Camino a su lado dispuesta a irse.
-Aún queda algo. –La abrazo por la cintura, le dio de la copa que llevaba.
-Una margarita. –Solo había dado un sorbo.
-Bébela toda, lo necesitas. –La vertió por completo en su boca. –Relájate, las fiestas son para divertirse, más si tú la organizas. –La abrazo.
-No fue mi intención hablarle de ti, perdona. –Corto el abrazo y la miro a los ojos. –Es solo que preocupas, quería que me diera un consejo para ayudarte, elegí a la persona incorrecta.
-Yo estoy bien, no sé porque te empeñas en decir que necesito ayuda.
-Puedes terminar mal. Quiero que mis futuros hijos conozcan a todas sus tías.
Sunmi se alarmo con ese comentario. –Yubin, no lo hagas, no tengas un hijo de él, por lo menos pronto no.
El timbre sonó varias veces. -Salvada. –Se excusó Yubin y bajo a abrir.
-Hola. –Saludo sonriente.
-Akemi, adelante. –Esta entro sola. -¿Y Jessica?
-Aparcando, tienes muchos invitados, ya no había lugar afuera.
-¿Vinieron en tu costosa camioneta?
-Sí, es barata.
-Claro. –Dijo con sarcasmo. -Iré a buscarla, la dejare que la guarde en mi cochera, pasa por favor, Tiffany ya llego.
-Gracias, la buscare entonces. –Estaba por llegar al jardín cuando la nombro una rubia.
-Akemi.
-¿Me conoces?
-Jessica me hablo de ti y me mostro tu foto, debo decir que eres más linda en persona.
Quedo en transe unos segundos al saber que Jessica la mencionaba. –Gracias.
-Me llamo Sunmi. –La vio asentir y no decir nada más. -¿Quieres un trago?
-Gracias pero soy conductora designada.
-Es una fiesta y hasta pueden quedarse aquí, estoy segura que a Yubin no le molestaría. Vamos y así nos conocemos más.
-Es que yo estaba buscando a
-Ok, no quieres conocerme, lo entiendo.
-No es eso, vayamos por ese trago, supongo que uno no hace daño.
-Uno no es ninguno, dos es la mitad de uno, tres es uno. –Logro hacerla reír y seguirla al jardín.
Jessica y Yubin salían del garaje.
-Se te ve horrible. –La morena se burlaba de una marca oscura que la rubia tenía en el cuello. -No puedo creer que seas su pasiva, mira que ella se ve más frágil que tú.
-No soy su pasiva, desde que renunciaste a tu naturaleza has olvidado como lo hacemos las mujeres.
Yubin solo negó, pronto se vio arrinconada contra la pared. -¿Qué te ocurre?
-Te voy a violar para que recuerdes.
-Por favor, como si fuera verdad.
-¿Podemos ir a tu habitación? –La vio abrir sus ojos más de lo normal. -Necesito hablar contigo. –Dejo de aprisionarla y mostro una expresión seria.
Yubin asintió y se encaminaron a su habitación, presentía de lo que se trataba así que cuando cerró la puerta, la advirtió.
-No quiero hablar de ello.
-Simplemente quiero saber qué es lo que te ha dado para que te ceges ante él.
-Lo amo.
-Pude que sea obsesión.
-Solo yo sé lo que siento.
-Tienes razón. ¿Por qué lo amas o que amas de el?
-Todo. –Se sentó en el borde de la cama.
-Esa no es una respuesta y lo sabes. –Tomo lugar a su lado. El silencio se hizo presente durante un momento. –Acaso te hipnotizo con su gran tamaño de
-No sigas.
-Digo algo tiene que tener por lo que tu estas muy aferrada, porque en realidad no es tan guapo ni atractivo.
-A ti no te gustan los hombres no puedes opinar.
-Se reconocer cuando alguien es extremadamente atractivo y no es el caso. ¿Es por su dinero?
-NO. –Respondió rápido.
-¿Por qué te molestas? –La vio suspirar y levantarse. –Sabes que puedes contarme lo que sea.
-Quiero divertirme hoy, ya estoy pasando la molestia que tengo, no quiero ponerme triste.
-¿Es por Fei?
-Ella ya no existe desde hace años, siglos. –Elevo su tono de voz.
-Te engaño una vez y no la perdonaste. Dicen que este se ha metido con más de una y tú hasta te casas con él, eso no tiene lógica.
-Lo único que no tiene lógica es que tú no estés con Tiffany. –Supo defenderse.
-¿Qué? –Si que se hallaba sorprendida incluso se levantó de la cama.
-Olvídalo.
-¿Por qué dices eso?
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