Te siento en el viento [2/2]

Si me amas, sálvame

[Y mientras estemos juntos, aunque sea en espíritu pero juntos, eres el aire que beso. Siempre estarás aquí, te siento en el viento.]

 

- Sehun está muerto. Murió hace nueve años.

- Nunca encontraron su cadáver.

Recordó esa noche, el auto destrozado luego de la explosión, los restos carbonizados y el aroma a caucho quemado hiriendo sus fosas nasales. El anillo que él mismo le regaló a Sehun en el único dedo encontrado junto a la cuneta en medio un charco de sangre y la parte de la mandíbula inferior que los forenses utilizaron para confirmar su identidad fue todo lo que quedó del serio coreano.

Yixing creía que nadie tan brillante como Sehun se merece el final que él tuvo. Nadie.

- ¿Está insinuando que Sehun volvió de entre los muertos para vengarse de los bravucones de la escuela? ¿Como un vengador fantasma purgando las almas de los pecadores?

- Según los registros que se manejan del caso, esa misma noche tuvieron un encuentro turbulento con Suho -el detective entrecruzó sus dedos frente a su rostro, viéndose como el típico cliché de policía norteamericano malo que quiere parecer bueno, pero Lay no se sintió intimidado por su mirada, aun tenía la vista fija en los ojos impresos del menor, como si buscara encontrar en ese trozo de papel el alma muerta de Sehun. Aunque debía reconocer que era impresionante el cambio de personalidad que sufría Bang YongGuk cuando se metía de lleno en su papel de detective-. El bullying no es algo que uno supere fácilmente.

- Solo eran juegos de niños antes de que esa palabra se inventara y no es algo que disfrute recordando. Tampoco fue un encuentro, detective. Suho intentó matarnos, así de fácil y conciso.

- Entonces dime, ¿qué hiciste tú después de esa noche?

- ¿Ahora está insinuando que yo soy el asesino? -Yixing negó con la cabeza y sonrió, porque él no era el asesino, pero se sentía como uno, porque él recibía tarjetas blancas con nombres plasmados en ellas y tenía la llave para detener las muertes, pero no lo haría, no se sentía tan magnánimo como para hacerlo-. No he estado involucrado en ninguno de ellos, piso Seúl cada dos meses cuando visito la tumba de mi madre, ¿cree que también viajaría a China solo para asesinar a Tao?

- Tienes coartadas, eso te lo concedo, pero estas se pueden inventar y a los testigos se les puede pagar.

- No habíamos hablado de Sehun antes, ¿qué fue lo que cambió? -Bang enarcó una ceja y, sin que las pronunciara, Yixing escuchó en su mente la voz ronca del hombre gruñendo las palabras "estás en mi territorio ahora, yo soy quien hace las preguntas"-. Si realmente cree que yo soy el asesino, puede encerrarme. Los dioses saben que estaré más seguro tras las rejas.

Durante las siguientes tres semanas Yixing fue interrogado día por medio por distintos detectives, los que le repetían una y otra vez las mismas preguntas. Pero eran los interrogatorios con Bang los que más le gustaban. Aunque los tópicos de estos generalmente parecieran superficiales y sin importancia, Lay sabía que Bang lo estaba estudiando a profundidad, sin dejar pasar ningún detalle.

- ¿Por qué decidiste trabajar con niños? -preguntó mientras ambos compartían un café en la sala de interrogatorios. Yixing le ofreció un cigarro al detective, a lo que este se negó argumentando que no fumaba, pero que él podía hacerlo libremente.

- Creo que es la mejor forma de evitar que existan adultos despreciables -respondió con sinceridad y se encogió de hombros, pensando que tal vez ZiTao y Yi Fan no necesitaron un psicólogo cuando eran niños, sino que un policía armado.

- ¿Intentas moldearlos a tu gusto? -Bang dejó sus manos caer sobre la mesa y entrecruzó sus dedos.

- No quiero tratarlo de ignorante, detective, pero lo que a mí me importa es el origen del comportamiento errático y violento de los niños, no volverlos máquinas sin voluntad convencidas de lo que yo creo significa el bien y el mal. No se supone que los niños deban cargar con esos traumas.

- Y tú, Lay, ¿resolviste todos tus traumas?

Yixing solo pudo soltar una carcajada burlesca como respuesta y le dio una calada al cigarro, botando lentamente el humo. La verdad es que odiaba el aroma a tabaco que le quedaba en la ropa cada vez que el humo lo tocaba, pero le gustaba el ahogo que la falta de oxigeno producía en su cuerpo, como si todos sus órganos vitales gritaran pidiendo auxilio. Lo hacía sentir vivo. Sin contar con que dar respiraciones lentas y profundas le ayudaba bastante a relajarse.

- Los psicólogos también somos personas, así que podemos tener traumas y problemas, contrario a la creencia popular -recordaba vagamente a sus compañeros de universidad, los que habían llegado con las mismas ideas y habían abandonado la carrera en el momento en que se sintieron "sanos"-. Se puede decir que sí, hice las paces con mi yo del pasado y puedo tratar casos similares a mis vivencias sin tener crisis regresivas.

Otras veces, en cambio, el detective llegaba armado para la batalla y lo atacaba con preguntas demasiado capciosas para el gusto del chino.

- ¿Perdonaste a Suho?

Para ese entonces, Bang se conocía toda la historia al revés y al derecho. Lay nunca preguntó si era él quien interrogaba a Suho y Kai, quienes también estaban siendo investigados, por lo que no sabía si tenía o no otras versiones, pero tampoco le importaba mucho lo que ellos tuvieran para decir. Había escuchado las palabras de Junmyeon durante el juicio por el accidente. La defensa había alegado algo parecido a la locura temporal producto del estrés y de tener el corazón roto por el chino. Lay sabía perfectamente que habían encubierto las pruebas del alcohol en su sangre y habían pagado a los testigos para que estos se retractaran de sus primeras declaraciones. Yixing conocía la verdad, sabía que Suho había permitido que su corazón se llenara de odio y que eso lo hiciera cometer un homicidio.

- No tengo nada que perdonar.

- ¡Vamos! No me digas que superaste tan fácilmente el hecho de que fue él quien mató al amor de tu vida -Lay quiso hacer un par de correcciones a esa declaración, como decir que su amor por Sehun iba más allá de la vida y que no se podía catalogar como tal, pero prefirió guardar silencio, porque era demasiado obvio que el detective tenía más palabras para soltar-. ¿O es que el dinero que te pagó fue suficiente? Porque lo recibiste sin poner resistencia, como si todo fuera una farsa para cobrar la indemnización.

- Por supuesto, detective -gruñó en el mismo tono venenoso que el moreno-. Porque he vivido estos años en la miseria solo porque tenía cuentas que pagar.

- Solo una vez te he escuchado hablar de la muerte de Sehun -habló el tipo luego de que Lay permaneciera en silencio tras sus palabras, sonaba más calmado, lo que sorprendió al chino.

- ¡Hablamos de eso todo el tiempo!

Y Lay casi se estaba acostumbrando. Casi.

- Me refiero a que siempre hablas del accidente, como si fuera un simple choque del que se salvaron con un par de huesos rotos y moretones. No de un hecho mortal, algo que realmente le quitó la vida a Sehun…

- Sehun murió, detective -Yixing sabía que lo que Bang quería era verlo llorar desconsoladamente, incluso lo había acompañado al mausoleo, no era idiota y podía leer lo evidente de sus intenciones-. La persona a la que esperé durante seis años en China. El adolescente alegre que tuvo el cabello multicolor cuando creyó que al mundo le faltaba vida. La persona que se enfrentó al mundo por lo que quería. El único hombre al que he amado en mi vida desapareció esa noche, dejando detrás de sí recuerdos de amores y alegrías, tristeza y dolor que la mayoría de las personas no conocen ni comprenden. Sehun se fue y se llevó la vida con él, no solo su corazón latiendo acelerado y sus mejillas sonrojadas por el calor, no solo sus dedos fríos y sus abrazos cálidos. Sehun se fue y arrancó todo de mí, me despojó de las ganas de vivir y asesinó mi espíritu con él. Todo lo que quedó fue una cáscara vacía. Sehun murió, detective, la vida escapó de su cuerpo. Murió, simple y básicamente. Sus órganos dejaron de funcionar, su voz de sonar y su risa de tintinear. Sehun murió y, tristemente, yo sigo vivo.

Para cuando terminó de hablar, no le había dado al detective el gusto de verlo llorar, sino que estaba que hervía en furia por tener que soltar todas esas palabras solo para contentarlo, porque había mentido y cómo había mentido. Sehun no estaba muerto, su voz aun recorría su mente, su tacto aun lo acariciaba en las noches frías, su cuerpo aun lo acunaba con cariño cuando la vida lo abrumaba. Sehun seguía a su lado a cada paso, con cada respiración. El dedo que encontraron, el trozo de su mandíbula y la sangre solo eran piezas del rompecabezas que lo conformaba, no el todo.

- No quiero que pienses que no comprendo...

- No lo creo, detective -dijo mientras que en su mente rogaba patéticamente por otro cigarro-. Mire a su alrededor, los cementerios están llenos de muertos, personas a las que alguien lloró, pero usted no va por la calle viendo la miseria de los vivos, no puede esperar a que todos pasemos nuestras vidas llorando. ¿Sabe lo que significa estar vivo? -no esperó a que el hombre le respondiera, tampoco es como si él hubiese tenido algo que decir al respecto-. Estar vivo significa que uno debe vivir.

Esa noche Yixing durmió con la ventana cerrada, pero de todas formas sintió las corrientes frías recorrer su piel, llenando la superficie de su cuerpo de escalofríos y piel de gallina. Quería permanecer así eternamente, en esa irreal fantasía de estar y no estar al mismo tiempo.

Pero el poco descanso que logró esa noche, fue drenado al otro día, cuando se encontró la primera mancha de sangre en lo que se estaba convirtiendo en su nuevo hogar, junto a un post-it pegado en la puerta del refrigerador con letras occidentales que conformaban la palabra KAI.

Rápidamente limpió la sangre del piso y se dispuso a quemar un trozo de pan en el tostador y el papel en el lavaplatos. Antes de que las cenizas hubieran llegado al desagüe, escuchó un golpe sobre la puerta y la llave hacer girar la manilla. Bang tenía su propia llave desde que Yixing tenía prohibido salir solo a la calle.

- ¿Nunca te ha molestado vivir solo? -preguntó el detective agitando la mano frente a su cara para quitar el humo que el pan quemado produjo.

- Nunca he vivido solo -respondió simplemente botando los restos de migas quemadas y dándole un mordisco a la masa amarga-, vivo con un espectro.

En el camino Bang se notó visiblemente ansioso, pero Lay no hizo preguntas, con eso de no haber vuelto a su territorio, tenía absolutamente prohibido hacer los interrogatorios.

- ¿Por qué no has conseguido un abogado? -pregunto el detective para romper el tenso silencio.

- Nunca he tenido uno y pensé que esto duraría menos, así que no lo creí realmente necesario -simplemente se encogió de hombros y pensó que debía pasar a alguna tienda a comprar cigarros, pero por el ceño fruncido de Bang, adivinó que eso sería imposible.

- Deberías buscar uno.

- ¿A estas alturas?

- Los representantes de Junmyeon te están inculpando, juran y perjuran que tú eres el asesino.

Yixing no supo si reír o llorar por la noticia, por lo que simplemente observó la carretera al otro lado del parabrisas y se encogió de hombros.

- Tal vez deba hacerlo.

Suho le había jurado amor eterno en el pasado, pero eso hace más de nueve años y Yixing no comprendía que ahora, después de todo el infierno que lo obligó a soportar, tuviera la desfachatez de acusarlo.

En la comisaría se encontraron con un alterado HimChan que gruñía órdenes en todas las direcciones mientras otro tipo intentaba llegar a él y golpearlo. Yixing juraría que conocía ese rostro, pero Bang lo arrastró en seguida a la sala de interrogatorios y se dejó caer sobre la silla metálica en lugar de la acolchada.

- ¿Te entristecen las muertes de los que alguna vez fueron tus amigos? -Bang dejó sobre la mesa fotos de D.O., Chen, Chanyeol, incluso una de Tao.

Negó con la cabeza, viendo cada una de las imágenes.

- ¿Es un pecado no sentir pena por ellos?

- ¿Te sientes alegre? –atacó el otro en seguida

- No he dicho eso, solo me parece que es un final merecido –Lay ordenó las fotografías por edades, quedando encima la de ZiTao y las dejó sobre la mesa, justo en el medio, mientras se esforzaba por buscar alguna nueva emoción en su pecho, pero nada llegaba-. No intento dignificar las acciones del asesino, pero creo que todas las personas tienen lo que se merecen.

Bang conocía su historia, incluso antes de que Yixing le contara sobre campamento y todo lo ocurrido luego de reencontrarse con Sehun. Había pensado que su historia era cursi y tonta, pero a Lay no le había importado, así como tampoco le importaba que lo considerara un psicópata solo por pensar de esa forma y defender a quien fuera el justiciero anónimo que asesinaba cuerpos de personas que habían acabado con espíritus en el pasado.

- ¿Tú lo tuviste?

Rápidamente, el chino asintió.

- Hasta donde yo sé, no hiciste nada aparte de enamorarte de Sehun y eso te significó un soberano infierno.

A ratos parecía que Bang estaba de su parte, cuando no estaba atacándolo y culpándolo abiertamente, por supuesto.

- Tal vez le robé demasiada felicidad a la vida y me merezca toda esta miseria.

- Kim Jongin está muerto -soltó repentinamente el detective, llamando la atención de Lay al dejar un fotografía de Kai sobre la mesa.

Al parecer el asesino se volvía más y más creativo con la experiencia.

Vagamente recordó una de las tantas "bromas inocentes" de Kai el año antes de que Yixing y Suho se graduaran. Veintiocho veces, porque Lay y Sehun las contaron, Kai escribió en el baño de hombres y el de mujeres el número telefónico de Yixing, cubriendo toda la superficie de vidrio de los espejos con los caracteres de su teléfono y frases del tipo "A mitad de precio", "Oferta solo por esta noche" y "Perra sin correa". Hubo una época en que a Lay le pareció gracioso, incluso fingió aceptar un par de propuestas, pero nunca se encontró con sus "clientes" -Kai al menos tenía el respeto de no poner su nombre en los anuncios. Sehun lo había descubierto una tarde de otoño y, aunque Lay no le dio importancia, el menor juró que si se volvía a repetir, él mismo lo haría pagar. Kai no creyó en sus palabras y la situación se repitió veintisiete veces más, antes de que Sehun le devolviera la mano y un tipo en un bar intentara meterle mano al moreno.

- Su cuerpo fue encontrado en la sala de ensayos de la empresa en que trabaja.

Yixing frunció el ceño. Se suponía que el mundo del espectáculo estaba de luto desde la muerte de Kyungsoo porque Kai aun no la superaba y era incapaz de salir a la calle sin pensar en su amor perdido.

- No había vuelto al lugar en meses, pero hace tres noches lo hizo y... pasó -la última foto que el detective le mostró fue la imagen del cadáver de Kai, sin filtros ni pixeles para respeto del difunto. Un cuerpo completamente desnudo junto a lo que en el pasado fue una pared de espejo. Los cristales habían encontrado el camino hasta su piel, la penetraron y llegaron a sus órganos y huesos. Según las palabras del detective, debió doler como el infierno, porque según los forenses se encontró un patrón de tres minutos entre cada una de las veintisiete heridas mortales. Junto a su cuerpo había una pequeña tarjeta de presentación con todos los datos de Kai y la frase “Solo por esta noche”  escrita desprolijamente con letras rojas sobre el resto de los caracteres.

- ¿Es por esto que Suho me está inculpando? He estado bajo su vigilancia todo el tiempo que llevo en Seúl, estoy seguro de que saben lo que hago las veinticuatro horas -por primera vez, Yixing sonaba exasperado.

- Y es por eso que necesitabas un abogado hace mucho tiempo.

El resto del día fue una soberana mierda. Otros detectives y fiscales lo interrogaron, las mismas preguntas con distintas palabras unas cien veces cada una. Para cuando llegó la noche, Lay apenas sentía su trasero y se preguntaba cómo lo haría para dormir.

El funeral de Kai fue transmitido por televisión, era una estrella, caída, pero estrella después de todo.

- No pudo soportar la tristeza, era demasiado unido a su pareja -habló una mujer que Lay no reconoció y luego comenzó un corto reportaje sobre lo que había sido la vida de Kai, desde su infancia en un pequeño barrio industrial al sur de Seúl hasta su exitosa carrera como bailarín y luego como coreógrafo. Hablaron de sus amigos y de cómo conoció a Kyungsoo. También relataron la parte de su vida en que el amor lo golpeó tan fuerte que se vio en la obligación de elegir entre su carrera de estrella y su pareja, pero que en lugar de renunciar a cualquiera de las dos, decidió volverse activista y luchar por la reivindicación los derechos homouales, así como el resto de las minorías, en esto trabajó con Chen, otro ferviente activista.

A las exequias de Jongin acudieron Suho, Minseok y Luhan, quienes aparecieron en el noticiario sin querer dar declaraciones sobre su amigo fallecido. Suho llevaba lentes negros, pero durante un par de segundos en que se los quitó para secarse las lágrimas, Yixing vio perfectamente el juego de ojeras bajo sus ojos. Luhan, que siempre había sido el más sentimental de todos, no ocultaba su tristeza y cada cierto tiempo debía cambiar de pañuelo mientras Xiumin lo consolaba.

Yixing se preguntó si todo eso no era más que desvergonzada hipocresía, si ellos realmente habían salido de su mundo cuadrado para esforzarse por alguien más que sí mismos.

Para sorpresa del chino, el empresario y CEO de la empresa en la que Jongin trabajaba era nada más y nada menos que Wu Yi Fan, quien había comprado la mayor parte de las acciones unos pocos meses antes, por lo que este también se hizo presente, llevando colgado al cuello un collar metálico con la forma de un fénix.

- La culpa es una perra -masculló entre dientes al tiempo que le entregaba una taza de café a HimChan, que había ido a acompañarlo mientras Bang tenía una reunión de emergencia con los representantes de Suho y del bailarín.

- No creo que esté mal amar de esa forma -susurró HimChan cubriendo la taza con sus manos para entrar en calor, el tipo tampoco comprendía la absurda necesidad del chino de tener las ventanas siempre abiertas, a pesar de que la nieve hubiera estado cayendo todo el día y el aire gélido se colara aun por los marcos de las ventanas cerradas.

- No me refería a que su concepto de amor sea erróneo, sé que todas las personas cargan con los efectos de la muerte y que esta duele como una perra… solo estaba pensando que si hubiese sido yo quien se marchó prematuramente, en lugar de Sehun, lo habría hecho sin culpas, con la consciencia tranquila de que le di todo de mí mientras estuve vivo. Entonces solo esperaría que él viviera sin mí, que se convirtiera en alguien de quien estar orgulloso. Que fuera feliz, no habría esperado que se suicidara por mi ausencia –los medios especulaban que la muerte de Kai había sido eso, un suicidio y no un asesinato.

- Nosotros sabemos que fue asesinado, no ganamos nada discutiendo teorías infundadas.

Lay se encogió de hombros y suspiró cuando una corriente de aire frío le acarició el rostro casi con el cariño de un amante.

- Solo creo que no debió encerrarse en su dolor durante estos meses, debió reconocer el peso de la muerte al perder a Kyungsoo y haber comprendido que debía vivir por ambos –tal vez esa cobardía de ser incapaz de enfrentarse al mundo en soledad fue lo que le hizo merecedor de una muerte tan dantesca como la que obtuvo, pero esto no se lo dijo a HimChan o este pensaría que estaba hablando con un psicópata.

- Y tú sabes de eso, ¿verdad?

Había compartido mucho con HimChan, no tanto como con YongGuk pero sí más que con el resto del equipo y el tipo sabía que a Lay no le importaba hacer bromas sobre la muerte de Sehun, más le había costado acostumbrarse al humor ácido del chino.

- Por supuesto, es por eso que no me ves llorar como una magdalena cada vez pronuncio su nombre, tampoco es que me haya convencido de que está vivo. Quién sabe, nadie muere hasta que muere.

Cuando Bang llegó entrada la noche y arrastró a HimChan a su departamento, Yixing comprendió que no quedaría libre pronto, a pesar de haber estado en ese mismo lugar, bebiendo café con el mismo detective mientras asesinaban a Kai.

Durante los tres meses siguientes, cuando la policía había encontrado lo que parecía ser un patrón en el modus operandi del homicida, cosa que a Lay nadie le quiso explicar, la gente dejó de morir.

Yixing siguió siendo interrogado casi periódicamente, aunque al menos lo dejaron salir por su cuenta un par de veces y no solo al cementerio, sino que también visitó a la señora Oh, quien estaba un poco delicada de salud, según sus palabras; según las de Lay, estaba enferma y le quedaba poco tiempo. También lo dejaron salir a recorrer el centro de Gangnam, incluso fue a visitar la Torre Namsan, pero no fue lo mismo que la primera vez que estuvo ahí.

YongGuk insinuaba que los asesinatos habían acabado solo porque ellos tenían a Lay bajo custodia y fue un molesto día de sol radiante cuando se molestó en decirlo con todas sus letras. Yixing solo se encogió de hombros y fingió que no acababa de recibir una acusación directa y sin filtro.

- ¿Entonces estás esperando que muera otra persona para dejarme libre o simplemente prefieres vigilarme hasta que mi hora morir llegue? ¿O es que en el fondo me tienes de carnada?

El detective no se molestó dándole alguna respuesta a sus cuestionamientos, simplemente se encogió de hombros y suspiró antes de darle la mejor noticia que Lay pudo escuchar.

- La fiscalía cree que no tiene sentido tenerte acá y, considerando que no estás implicado en la muerte de Jongin, solo eres un incordio -a pesar de la mala palabra final, Lay sintió todo aquello como una noticia caída del cielo.

Estaba cansado de estar en Seúl, el ruido infernal de la ciudad, las luces que apagaban a las estrellas, las personas... No hallaba la hora de llegar a su casa, abrir sus ventanas y dormir en su cama, visitar a los señores Lee y tratar a sus pacientes, recorrer los bosques e intoxicarse con la tranquilidad de la naturaleza. Sentía que si permanecía ahí un día más, terminaría trepando las paredes.

- ¿Puedo irme? -tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no chillar como una niña cuando Bang asintió-. Muchas gracias, aunque me habría gustado ser de ayuda.

- Lo fuiste, nos ayudaste a descartar a un sospechoso.

- ¡Ouch, detective! -se llevó una mano al corazón dramáticamente-. Esa palabra duele.

Con una sonrisa, de esas pegajosas que al principio le molestaban por condescendiente pero a las que con el tiempo se fue acostumbrando, el detective se despidió con una ligera reverencia y se dirigió a la puerta.

- Bang -era su última oportunidad, nunca más podría preguntarle, así que debía aprovechar, obtener su respuesta y marcharse para nunca volver. El detective se detuvo sin volverse a mirarlo y esperó a que continuara-, ¿por qué yo?

Yixing conocía el sistema judicial de Corea, aunque este cambiara con cada parpadeo que daba y tuviera demasiados vacíos para que él lo siguiera al pie de la letra, pero sí había un par de cosas que él sabía, una de ellas era que durante todo ese tiempo el detective estuvo buscando las pruebas para demostrar su inocencia, aunque pareciera lo contrario y soltara acusaciones a diestra y siniestra cada vez que se presentaba la oportunidad.

- Solo me pareció extraño que fueras la primera opción de todos, incluso cuando no habían pruebas de que fuera un asesinato premeditado había gente que decía que tú eras el asesino... No eres Atlas, pero yo creo que cargas con demasiadas cosas como para agregar homicidios al peso de tus hombros.

Había algo más, Lay no podía poner el dedo en la llaga, pero estaba seguro de que esa no era toda la verdad.

- ¿Y si soy el asesino?

- Habré estado persiguiendo al sospechoso equivocado.

Y esas fueron las últimas palabras que obtuvo de Bang YongGuk antes de ser liberado, pero esa no fue su última experiencia, porque apenas cruzó la puerta del cuartel, se encontró de frente con un rostro que no veía directamente hace unos diez años.

Suho entraba, seguido por dos guardias de seguridad, vestido de traje y corbata, con el ceño fruncido y la ira plasmada en sus rasgos. Lay solo pudo pensar en cuál habría sido el momento que lo demacró de forma tan violenta. Bueno, esa no era su jurisdicción, así que simplemente caminó.

Un paso tras otro, se alejó de la parte de su vida en la que era perseguido por ser un asesino, tal vez debía despedirse de eso y volver a comenzar de nuevo, pero el aire entrando por su nariz a sus pulmones, la luz del sol dando de lleno en su cara, la briza fría golpeándole el cuerpo, todo le hacía sentir que estaba vivo porque, en efecto, Zhang Yixing estaba vivo.

A una manzana del cuartel se encontró con una imagen muy conocida y dolorosamente anhelada, una sonrisa de absoluta felicidad se cruzó por su semblante y nunca más lo abandonó.

Dio pasos rápidos y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, dejó caer su frente sobre el pecho del contrario, con cuidado de no aplastar la mano que descansaba en un cabestrillo a la altura de las costillas. El otro lo recibió con un abrazo apretado y se dejó caer sobre la puerta del auto a su espalda.

Si alguien le preguntara a Lay qué sintió cuando vio a ese hombre, en la calle bajo el sol ardiente, cubriendo su rostro con gafas y una mascarilla negra, nunca se atrevería a poner en palabras la felicidad absoluta que recorrió con furia su cuerpo.

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Comments

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kiiemii #1
Soy la primera suscriptora; el plot de tu historia luce interesante.^^
Esperaré por la siguiente actualización<3.