Te siento en el viento [1/2]

Si me amas, sálvame

- No creo que debamos hacerlo –dijo Sehun mientras veía a Yixing decorar el pastel de sus diecinueve años.

Luhan y Kai le habían preparado una fiesta al maknae y este había aceptado con ciertas reservas, aunque realmente solo quería negarse y pasar la noche acurrucado en los brazos de Yixing.

Lay también habría preferido ese panorama, pero a veces veía la tristeza de Sehun por estar perdiendo a sus amigos, porque ese era el sacrificio que debía hacer el menor para estar con el chino y Lay no estaba seguro de poder soportar el arrebatarle su vida a Sehun solo por un sentimiento egoísta.

Luhan nunca había tomado partido por nadie, parecía que estar a su lado era estar en territorio neutral y esa era la única razón por la que Lay había aceptado.

Es que Yixing no tenía idea que Sehun ya había aceptado su vida, ya había decidido a quién quería en ella y a quién no. Y todo lo que Sehun quería era estar con él, con nadie más. No le importaban sus viejos amigos ni dejar su vida si eso suponía permanecer siempre a su lado. Y Yixing debió saberlo, debió conocer lo suficientemente bien a Sehun como para saber que ambos se sentían exactamente de la misma manera.

 

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Por el intercomunicador llamó a MinHa y le pidió dos tazas de café sin molestarse en preguntarle al detective si le gustaba o no. La secretaria llegó a los minutos después y durante ese tiempo ninguno de los dos hombres dijo palabra alguna.

- Me gustaría saber qué lo trae a mi consulta, detective Bang –el chino rompió el silencio antes de darle un sorbo a su café y quemarse la lengua, nunca aprendería a soplar las comidas hirvientes de MinHa-. Como sabrá, soy psicólogo infantil y me temo que usted no viene por una terapia.

- Muy listo, señor Zhang –el detective sacó un papel de un maletín que Yixing no había visto a su lado y lo puso boca abajo sobre el escritorio, entre los autos de carrera y una máscara de bufón-. ¿Ve noticias?

- Deberá ser más específico, porque en efecto veo noticias, pero no estoy seguro de que haya venido a hablar sobre el cambio climático o los inmigrantes.

El detective sonrió abiertamente en algo que a Lay le pareció la sonrisa más babosa y empalagosa que pudo ver en su vida.

- Sé que este es un pueblo olvidado de la mano de Dios, pero imagino que se ha enterado de las muertes de Do Kyungsoo, Kim Jongdae y Park Chanyeol.

Lay no reaccionó ante las palabras del detective y no fue porque su cuerpo quisiera protegerse de alguna emoción emergente al escuchar los nombres de personas a quien, en algún momento de su pasado, consideró sus amigos, fue porque muy en el fondo de su corazón, no había nada que quisiera demostrar hacia ellos.

- Sí, escuché sobre eso.

- ¿Qué opina?

- Que la vida se construye de curiosas casualidades.

El detective sonrió de nuevo y negó con la cabeza.

- Hay un asesino suelto y usted me habla de coincidencias, ¿no cree que es justicia poética?

- ¿Por qué debería creerlo?

- Yo vine a hacer las preguntas, señor Zhang.

- Llámeme Lay, es más fácil de pronunciar para los coreanos y, déjeme decirle, señor Bang -dijo luego de dejar la taza vacía sobre el escritorio y posar los codos sobre el vidrio que cubría la madera-, que está en mi consulta, donde yo hago las preguntas. Si lo que quiere es interrogarme sobre las muertes de personas a quienes no veo hace nueve años, puede hacerlo, pero con una orden y con mi abogado presente. Si quiere hablar sobre la vida, inmigrantes o una terapia, puede programar una cita con mi secretaria.

En el pasado había sido tímido y cobarde, pero sabiendo lo que significa perder todo, Lay hace mucho tiempo perdió el miedo a lo que sus palabras pueden causar, también aprendió que no vale la pena agachar el moño frente a personas que se creen con más poder que él, porque es solo les refuerza la idea de poder imponerse a otros en contra de su voluntad. Y él no dejaría que un absoluto desconocido quisiera inmiscuirse en su vida nuevamente, ya había dejado que manos crueles interfirieran con su felicidad en el pasado y la historia no volvería a repetirse.

- Me gustaría que me visitara en la estación de policía, puede llevar a su abogado si lo cree necesario -dejó el papel sobre la mesa y, junto a este, una tarjeta de presentación negra antes de tomar su maletín, hacerle una ligera reverencia y abrir la puerta-. Lindo collar, señor Zhang.

Cuando estuvo solo, Lay tomó la tarjeta de presentación y, luego de leer los datos hasta memorizarlos, sacó un encendedor de un cajón a su lado derecho y la quemó, dejando caer las cenizas en la taza con los restos fríos del café.

Entonces tomó el otro papel y se dio cuenta de que era la impresión de una fotografía. Una fotografía de una mano ensangrentada. Una mano ensangrentaba que sostenía con fuerza un collar metálico con la figura de un reloj de arena del mismo estilo que el símbolo del viento que colgaba de su cuello.

Eso solo podía significar que la policía ya había encontrado un nexo entre él y los muertos, por supuesto debía ser uno de los sospechosos o ningún detective se habría molestado en aparecerse por su consulta.

 

Esperó una semana más para ir a hablar con el detective Bang, después de todo solo debía responder un par de preguntas y lo dejarían libre, porque él no tenía nada que ver con los asesinatos.

- Busco al detective Bang YongGuk, me dijo que puedo encontrarlo acá -le dijo a la mujer con uniforme que custodiaba a puerta y ella misma lo condujo a una oficia al fondo de un largo pasillo de paredes pálidas y sucias.

- El señor Bang lo atenderá en un minuto -sinceramente, la oficina no era una oficina como tal, era lo que Yixing conocía perfectamente como una sala de interrogatorios.

- Pensé que no vendría y que tendría que ir con una orden de arresto a su casa -escuchó una voz entrar por la puerta junto a un cuerpo alto enfundado en un elegante traje gris, a los minutos de haberse sentado en una de las sillas metálicas, en la coja, para ser más precisos.

- No pensé que fuera culpable de algo como para ser arrestado, solo vine porque tengo curiosidad -le mostró la misma hoja que el detective había dejado sobre el escritorio de su consulta con la mano sosteniendo el collar metálico.

- ¿Curiosidad por qué? Imagino que comprende lo que eso implica.

- Llegó a mi oficina a preguntarme mi opinión sobre las muertes de Chen, D.O y Chanyeol, como esperando a que yo rompiera en llanto ante la simple mención de sus nombres, después dejó esta enigmática fotografía y se despidió apuntando al collar que perfectamente podría hacer juego con el de la foto, cualquier persona diría que me está inculpando indirectamente -Lay se recargó con los codos en la mesa y le lanzó una mirada indiferente al detective-. Ahora me dice que pensaba arrestarme, ¿qué le parece si vamos al grano y me explica de qué se trata toda esta pantomima?

- Ya no estamos en su consulta, señor Zhang, está en mi territorio y yo decido qué hacer.

Con una sonrisa burlesca, Yixing se dejó caer sobre su silla y cruzó los brazos en su pecho esperando a que el tipo comenzara su interrogatorio.

- Entonces, cuénteme qué relación tuvo o tiene con los difuntos.

Difuntos, pensó el chino, qué linda palabra para disfrazar la cruel verdad de la muerte.

- Los conocí cuando llegué a Corea, hace unos trece años o más… creo que más.

- Si no le molesta, me gustaría escuchar un poco más de detalles.

"Si no le molesta", Lay sabía que aunque le molestara debía hablar.

- El mejor amigo de Chanyeol, Baekhyun, trabajaba en el mismo restaurant que yo. El mejor amigo de Jongdae, Suho, era mi compañero de clase. A D.O. lo conocí a través de Kai, el primo menor de Chen.

- Suena a una telenovela, ¿se da cuenta? -el detective ni siquiera se molestaba en mirarlo a la cara, con los ojos fijos en los papeles frente a él, solo escuchaba las palabras que el chino pronunciaba.

- No tengo una forma más clara de explicarlo, a ninguno de ellos lo conocí directamente. Compartíamos la hora de almuerzo y algunas fiestas. Nada más que eso.

- Hábleme del resto de personas a las que nombró.

- Como dije, Baekhyun era mi compañero de trabajo, él me ayudó a mejorar mi coreano -Lay suspiró recordando lo ingenuo que había sido al creer que realmente podía entablar amistad con ellos, siendo tan diferentes como eran, se había querido engañar y todas esas mentiras que se dijo le costaron un infierno de vida para los siguientes años-. Conocí a Suho en la iglesia, nuestras madres se llevaban bien y le pidieron ayuda para que me integrara a las clases. Kai era el menor y el consentido de Suho y Chen.

Por primera vez, el detective alzó la mirada. Sus ojos sin emociones se centraron en Lay y el chino sintió un escalofrío recorrerle la columna.

- ¿Qué ocurrió con Huang ZiTao?

- ¿Elro famoso? Vi que también fue asesinado -respondió con un deje de burla, recibiendo una sonrisa del mismo tipo como respuesta.

- Me refiero al niño que acudió con usted a un campamento de verano organizado por la congregación de su iglesia -tomó su carpeta gris y sacó otra hoja, esta vez no se molestó en ocultar su contenido y Lay se encontró con otras cuatro manos ensangrentadas sosteniendo collares metálicos.

- Cuántos recuerdos -dijo el chino con sarcasmo-. ZiTao era menor que yo, como debe saber. Estudiamos en la misma escuela y, cuando me vine a Corea, no volví a saber de él hasta que apareció en algún programa de variedades -se encogió de hombros y se preguntó por las identidades de las demás personas, pero no se atrevió a formular sus dudas en voz alta, no quería más nombres escritos sobre tarjetas blancas como tarjetas de defunción.

- Creo que eso es todo por hoy -dijo Bang guardando la carpeta en su maletín y mirando a Yixing con intensidad-. ¿Hay algo más que crea relevante?

- Hay muchos cadáveres en mi closet, señor Bang, pero ninguno de ellos fue humano alguna vez.

Bang asintió con la cabeza y se puso de pie para hacer una reverencia antes de pararse en la puerta.

- Me gustaría que le diera un par de datos a mi secretaria, en caso de que debamos llamarlo nuevamente.

Media hora después, Lay no podía parar de reírse de los eufemismos utilizados por el detective. "Un par de datos", de haber sabido que tendría que darle "un par de datos" a la pobre mujer, habría llevado su curriculum.

Cuando por fin pudo marcharse, pensó que sería bueno pasar a visitar a los señores Lee, pero en lugar de hacer lo que su consciencia ordenaba, fue directamente a su casa, abrió las ventanas y se acurrucó en su cama.

Estaba demasiado cansado para hacer cualquier otra cosa.

No volvió a ver al detective Bang por casi un mes, un mes donde no pudo quitarse del cuerpo la sensación de ser observado muy intensamente, como si alguien estuviera siguiéndolo todo el tiempo. Por pura paranoia, comenzó a mantener las ventanas cerradas. La casa se le hacía demasiado caliente de esa forma, sin corrientes de aire colándose la interior ni agua o nieve cayendo sobre su cama cuando el clima comenzó a enfriarse definitivamente.

Fue un nevado día sábado que recibió la siguiente críptica tarjeta blanca. Las infantiles letras occidentales conformaban el nombre romanizado de Baekhyun. Esta vez no había emoticón a su lado, pero sí una mancha de sangre parecida a las que se encontraba regadas por su casa de vez en cuando. No revisó el perfil de Luhan para confirmar que Baek estaba muerto, tampoco tecleó su nombre en el buscador de internet, solo quemó la tarjeta como todas las demás y esperó a que el detective Bang lo contactara nuevamente. Lo que no le llevó mucho tiempo, pues al otro día lo tenía frente a su puerta vistiendo su habitual traje negro y su sonrisa pegajosa.

A veces, cuando Lay olvidaba que el tipo estaba ahí para descubrir su papel en los asesinatos, se sentía tentado a devolverle la sonrisa, pero no confiaba en que la mueca que su rostro formaría lograra parecer algo similar a una, así que simplemente fruncía los labios y asentía con la cabeza.

- Debe haberse enterado -dijo el tipo sentándose en una silla junto a la mesa, desde donde podía ver perfectamente lo que Lay hacía en la cocina luego de ofrecerle café-. ¿Qué es eso?

Lay detuvo sus movimientos cuando lo vio acercarse a su lado y pasar uno de sus dedos por una mancha marrón sobre la imitación de mármol del mesón junto al lavaplatos. El chino frunció el ceño antes de comprender claramente de qué se trataba, podía ser sangre humana, restos de comida podrida o incluso lava volcánica solidificada, pero el detective adivinaría rápidamente que era una mancha seca de sangre.

- Es sangre -respondió como si nada, tomando una esponja para limpiarla con la parte más dura-. Suelo ser un poco torpe en las mañanas, eso fue ayer. Como puede ver, tampoco soy un fanático de la limpieza.

- Debería ser más cuidadoso, no queremos que sea el siguiente número en la lista.

Yixing agradeció no tener nada aparte de la esponja en sus manos cuando escuchó esas palabras. Hasta el momento solo había pensado en las posibilidades de ser acusado por los homicidios, pero no había considerado la idea de ser el siguiente. No le temía a la muerte, pero eso no significaba que la esperara con demasiadas ansias.

- ¿Puedo preguntar cómo murió Baekhyun?

El detective soltó una risa ronca y baja antes de asentir y volver a su silla.

- Estamos en su casa -dijo poniendo el maletín que siempre cargaba sobre la mesa y sacando de este una carpeta gris, la cual no abrió-. Su cuerpo fue encontrado en el restaurant que administraba desde hace cinco años -Sí, luego de todo lo ocurrido con Yixing, Baekhyun había heredado el restaurant de manos del dueño, un viejo senil que veía en él a su hijo fallecido. Burdas cursilerías a los ojos del chino, ¿pero qué sabía él?-. El asesino lo torturó bañándolo en agua hirviendo antes de apuñalarlo en el corazón con su propio cuchillo carnicero.

Lay no pudo evitar estremecerse ante la imagen mental. Él mismo había soportado incontables quemaduras por agua, la mayoría de ellas a manos del mismo Baekhyun, y sabía que estás duelen como el puto infierno.

Dejó las tazas humeantes sobre la mesa junto a un trozo de pastel de frutillas que le habían regalado ese día cuando pasó a comprar pan más temprano, y se acercó al ventanal de la sala para abrirlo y dejar entrar una corriente de aire gélido. El frío lo reconfortó más de lo que podría hacer todo el café del mundo.

- No hay huellas dactilares ni hay restos de ADN y, aunque los hubiera, sería imposible reconocer al asesino entre las cientos de personas que entran a ese restaurant cada día. No sé si deba decir que el asesino es demasiado listo o que nosotros somos demasiado ineptos en nuestro trabajo -Lay se compadeció del pobre hombre, la culpa era casi palpable en su ronca voz.

- ¿A quién más están interrogando aparte de mí?

Vio al detective estremecerse ante una corriente de aire y pensó que debería cerrar la ventana, pero en seguida se arrepintió de aquel pensamiento, después de todo era su casa. Él había tenido que soportar la incomodidad de las sillas metálicas en la estación de policía.

- Incluso el señor Byun estaba siendo investigado.

- Vaya.

- La verdad, señor Zhang, es que no vine hasta su casa para comentar el caso con usted, vine porque he estado pensando que sería bueno volver a Seúl, ya que la mayoría de los asesinatos están ocurriendo en la capital... Al menos los más… llamativos, aparte del asesinato del señor Huang y el resto de los hombres del campamento.

Lay no sabía a dónde quería llegar Bang, pero no necesitaba ser adivino para saber que no sería un buen puerto, al menos para él.

- Creo que sería una buena idea que venga conmigo.

A pesar del temblor de todos los órganos al interior de su cuerpo, se aseguró de que su voz no temblara.

- ¿Sería una buena idea resistirme?

Bang solo sonrió, dándole la respuesta obvia.

Yixing maldijo en su interior. No se suponía que las cosas debían ser así. Él debía permanecer en ese lugar hasta el fin de los tiempos, o de su vida, lo que llegara más pronto. Y si volvía a Seúl solo debía ser por un día, como había estado ocurriendo durante esos años, no por quizá cuánto tiempo durara la investigación de los homicidios.

No quería parecer cobarde ni demostrar lo poco dispuesto a volver a Seúl que estaba, pero tenía que preguntar o moriría si permanecía en silencio.

- ¿Cuántas posibilidades hay de que... me encuentre con uno de ellos? -preguntó refiriéndose indirectamente a Suho.

El detective nuevamente sonrió con parsimonia y negó con la cabeza antes de ordenarle prepararse para el viaje, que sería largo, cansador y no tenía fecha de regreso determinada.

 

Durante la mayor parte de las siguientes doce horas, que fue lo que les tomó llegar a Seúl, ninguno pronunció palabra alguna, principalmente porque viajaban junto a todo el equipo de Bang y Lay temía que lo que dijera fuera usado en su contra.

Recordó la primera vez que recorrió ese camino, pero en dirección contraria. Él mismo manejaba un auto negro y Sehun no paraba de cambiar la estación de radio buscando una que fuera perfecta para ambientar el momento, sin saber que al chino ya todo le parecía irrealmente perfecto. Pasó por una emisora que solo tocaba música de los ochentas y Yixing en seguida reconoció la canción que comenzaba, obligando al menor a darle más volumen.

- ¡Pero hyung! Hace demasiado calor, si ponemos música lenta, me quedaré dormido -Lay amaba esos momentos perdidos en el tiempo en que Sehun actuaba como un pequeño caprichoso y lo observaba intentando convencerlo con graciosos pucheros.

- Lying beside you here in the dark, feeling your heartbeat with mine... -cantó en un inglés que solo pudo divertir al menor hasta las lágrimas, pero cuando la canción terminó y el silencio inundó el vehículo por unos segundos, Sehun apretó la mano que Lay tenía sobre la palanca de cambios y la estrujó, entrecruzando sus dedos.

- Yo también te amo, Yixing.

El resto de ese verano fue un sueño hecho realidad, tener tiempo para ellos, pasar los días recorriendo las calles y los bosques, o simplemente estar todo el día acurrucados en el sofá viendo películas. Habían prometido ir a vivir ahí cuando Sehun terminara de estudiar, así que Lay no encontró razones para no cumplir con su deseo luego del accidente.

La lluvia comenzó a caer sobre el auto cuando iban a mitad de camino, por lo que un tipo llamado Kim HimChan, el compañero de Bang y quien conducía, tuvo que desacelerar un poco para evitar cualquier accidente.

Lay no pidió permiso, simplemente bajó la ventanilla de su lado y dejó que la lluvia mojara su rostro, recordando porqué le gustaba tanto el invierno y porqué a Sehun le habían dado el símbolo del viento como recuerdo del campamento.

- ¿Qué les gustaría ser? -preguntó una vez su monitora con una sonrisa falsa en el rostro, luego de explicarle que el señor nos había dado la posibilidad de ser uno con la naturaleza, pero que este llamado nacía en lo más profundo de nuestra alma y solo estaba en nuestro espíritu el poder escucharlo.

- Un unicornio -dijo Lay en voz baja, esperando a que nadie lo escuchara-, un unicornio y poder a sanar a todas las personas.

- El viento -dijo Sehun aun más bajo- y poder volar a todas partes.

- La verdad es que me gustaría ser la lluvia -dijo años más tarde el menor, mientras los dos observaban desde la ventana de su casa a las personas correr bajo la lluvia o resguardándose bajo paraguas.

- ¿Por qué lluvia? ¿Quieres que la gente se escape de ti?

- La lluvia es como el llanto del cielo, como si el universo tuviera una pena tan grande que se vuelve gotas y llega a todas las personas, es explicaría por qué la gente se oculta -se encogió de hombros y le dio un sorbo a su café caliente antes de estirar la mano y esperar a que esta estuviera empapada-. Pero las lágrimas no son solo tristeza. A veces, cuando los sentimientos desbordan el alma, uno llora de alegría. Entonces también es posible que el espacio este celebrando algo, lo que sea, un buen chiste, algún milagro... o la oportunidad que tenemos de habernos encontrado luego de tantos años -acompañó sus palabras con una húmeda caricia sobre la mejilla del chino, que apretó su mano y le besó la palma, ignorando el frío del agua y el estremecimiento que le recorrió el cuerpo, porque no era un producto de las ráfagas de aire ni de las gotas rebeldes que entraban por la ventana. Todas esas emociones que se arremolinaban en su interior, lo sacudían y lo hacían flotar sobre sus propios pies no eran más que el resultado de tener al menor a su lado, de verlo y sentirlo suyo en lo más profundo de su alma. Entonces solo hizo la única cosa que creyó correcta en ese momento, tomó el mentón del menor y aplastó sus labios con los propios.

- ¿Cree en los fantasmas, detective Bang? -preguntó repentinamente cuando ya se había mojado lo suficiente y comenzaba a temblar por la humedad, llamando la atención del aludido y sus compañeros.

- No, solo creo en personas incapaces de dejar ir a otras.

- Humm… tiene razón.

La llegada a Seúl fue tal cual Yixing la imaginó, sin recibimientos emotivos ni la parafernalia de las estrellas de cine. Solo un grupo de individuos llegando a una ciudad cualquiera.

Bang le había alquilado un departamento junto al que él e HimChan compartían, no era que tuvieran que mantenerlo vigilado todo el tiempo, pero él prefería hacerlo, como si Yixing se fuera a molestar en salir a recorrer la ciudad y recuperar el tiempo perdido. Él solo quería estar en su casa, sentir el viento, la lluvia y la nieve sobre las mantas de su cama arropándolo y llevando su mente a lugares donde el calor no fuera rayos de sol sino que pieles amorosas y toques dulces, limpiar manchas de sangre del piso y ser miserable.

Cuando se encontraba en lugares desconocidos, como el departamento en que fue cruelmente abandonado por el detective, solía concentrarse en pensar en cosas buenas para reconfortarse, pero todos sus pensamientos buenos se trataban de Sehun y acababan, indirectamente, en la noche del accidente.

Se encontró con que la única miserable ventana de la habitación, que no media más de metro por metro, estaba trabada. Tal vez el dueño anterior del departamento era un bastardo tacaño que no podía soportar la pérdida de calor o la factura del aire acondicionado en invierno. No le quedó otra opción que dormir en la sala sobre un roído sillón color verde limón, grotesco, a sus ojos.

Al otro día, Bang lo arrastró a su cuartel, donde volvería a interrogarlo como si fuera la primera vez. Lay sabía que no iba en un paseo escolar, pero al menos esperaba que el tipo le diera tiempo para descansar. O ponerse cómodo, pero tenía la sospecha de que lo último que Bang quería era verlo cómodo.

- Háblame de Sehun -demandó el detective sin dar rodeos en el mismo momento en que entró en la habitación aislada donde Lay terminaba el último cigarro que le quedaba, después de pasar horas en soledad absoluta esperándolo.

- ¿Qué Sehun?

- Eso me gustaría que me respondieras -el tipo se veía demasiado cómodo sentado en su asiento acolchado mientras Yixing se las tenía que arreglar para no caer de su silla coja, esa iba a ser una tarde muy larga y él no había pasado una muy buena noche.

- Probablemente haya muchas personas llamadas de esa forma en esta parte del mundo.

- Tienes toda la razón -comentó el hombre de traje y corbata con una sonrisa empalagosa en su moreno rostro-, pero solo hay un Oh Sehun que te defendía cuando tus amigos se metían contigo, burlándose y golpeándote. Y esos amigos son los mismos que hoy están cayendo como moscas en manos de un niño aburrido y sádico -dicho aquello, sacó de su muy conocida carpeta gris una hoja y la puso boca abajo sobre la mesa de metal que separaba sus cuerpos. Con las manos temblorosas por el temor de lo incierto, Lay tomó el papel y lo dio vuelta, encontrándose frente a frente con una fotografía. Una antigua fotografía de un sonriente Sehun con el cabello multicolor. Muy pronto, su vista se volvió borrosa y la imagen de esa hermosa sonrisa se distorsionó. Mientras acariciaba las bonitas facciones impresas, intentó recordar la última vez que vio esa mueca de felicidad, habían pasado tantos años que su mente no podía evocar ningún recuerdo con claridad, cada imagen de Sehun se estaba esfumando con el pasar del tiempo y eso lo desesperaba, porque necesitaba fervientemente aferrarse aunque fuera a una imagen mental de él. No recordaba su voz, no recordaba el tacto de sus dedos finos entrecruzándose con los propios y en ese momento comprendía que había olvidado lo que siempre volvió irresistible al menor.

- Sehun está muerto. Murió hace nueve años.

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Comments

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kiiemii #1
Soy la primera suscriptora; el plot de tu historia luce interesante.^^
Esperaré por la siguiente actualización<3.