Todo juntos [2/2]

Si me amas, sálvame

- ¿Lay? –ignoró el llamado luchando contra Suho por abrir la puerta y escapar de una vez, pero el temblor de sus manos le impedía tomar la manilla con fuerza para girarla-. ¡Zhang Yixing!

Un grito de dos palabras fue suficiente para que todo se detuviera, las voces, la música, el aire. Un grito y la confirmación de su identidad. Él era Sehun.

Para sorpresa de todos, el menor se lanzó a sus brazos golpeándolo contra la puerta, aferrándose a su espalda tan fuerte que Lay podría jurar le quedaron sus dedos marcados en la piel.

Las cientos, si no fueron miles, de veces que se imaginó este momento, solo habían risas en sus pensamientos, no llantos ni temblores desesperados con uñas enterrándose en la piel y dientes mordiendo labios, como en ese momento. Debía ser felicidad, apabullante felicidad de esa que explota en el pecho y llena los ojos de lágrimas, pero era más un alivio que le desbordaba el alma frente a seis pares de ojos preocupados.

- Está bien, está bien, solo debes respirar y saber que estoy aquí –repitió una y otra vez las mismas palabras en chino, las mismas que susurraba en las noches después de que Yi Fan metiera la cabeza de uno de los dos al inodoro.

- ¿Qué ocurre? –Jongin, al parecer, no soportaba la incertidumbre de lo que había entre los dos, por lo que se vio en la obligación de separar a Sehun de Lay, encontrándose con una brillante y llorosa sonrisa, algo que muy pocos habían visto alguna vez y que le recordó a Yixing al pequeño niño que se acurrucaba a su lado en las noches.

Para todos fue una sorpresa inesperada que Yixing y Sehun compartieran un pasado en común aunque ninguno de ellos conociera los detalles, ya fuera por vergüenza o porque ambos lo consideraban demasiado propio, demasiado íntimo, para compartirlo con alguien más.

Que ellos se conocieran fue una sorpresa para todos, pero lo que más les impactaba y en iguales magnitudes a todos, era el hecho de ver sonreír constantemente a Sehun y el hecho de no poder discernir si se debía a los dos años vividos al otro lado del pacífico o a la presencia del chino, Suho y Kai querían convencerse de lo primero, pero D.O. y Chen insistían en que era lo segundo.

Sehun y Kai compartían clases, al igual que Yixing y Suho, por lo que pasaban gran parte del día juntos y Yixing no podía ignorar la tensión que comenzaba a formarse cada vez que el grupo estaba junto. A Sehun no le agradaba estar lejos de Yixing ni a Lay lejos de él, pero siempre había alguien que buscaba estar entre medio, Suho y Kai se turnaban para incordiar, por lo que los viejos amigos nunca tenían la oportunidad de reencontrarse como debía ser.

Suho ya no era el mismo muchacho alegre que Yixing había conocido, el chino podía ver perfectamente el desprecio pintado en el rostro del coreano la mayor parte del tiempo. A eso se le agregaba el carácter molesto de Chen que vivía a la defensiva de Suho y a la ofensiva de Lay. Aunque el beso había quedado completamente en el pasado, Lay no podía quitarse del cuerpo la sensación de que esa tarde lo había cambiado todo en su relación.

Durante el año siguiente, Lay utilizó cada oportunidad que se le presentó para acercarse a Sehun y conocerlo. El muchacho ya no era el niño miedoso de hace siete años, sino que se había vuelto un adolescente serio y perpetuamente enfadado. Era difícil verlo sonreír o escucharlo haciendo una broma, aunque disfrutara burlándose de los mayores y solo respetara a Lay, llamándolo hyung o gege cuando era incapaz de recordar qué honoríficos debía utilizar con el resto del mundo. Lay también había descubierto que en el pasado quedaron esos años en que Sehun se dejaba golpear, por el contrario, ahora era él quien daba los golpes antes de recibirlos y había aprendido a defenderse de todo aquel que quisiera interponerse en su camino, aunque nunca utilizara su fuerza para aprovecharse de otros. Lay veía con ojos orgullosos que Sehun no había permitido que su alma se contaminara, que seguía siendo la criatura tierna que iluminaba el mundo con su sonrisa.

Sehun se había vuelto fuerte y Lay admiraba esa fortaleza.

- ¿Nos dirás qué hay entre tú y Senshine? –preguntó Baekhyun mientras Lay, a quien habían ascendido a mesero después de cuatro meses trabajando en el restaurant, se cambiaba de ropa luego de terminar su turno.

- Somos amigos de infancia. Lo conocí cuando yo tenía once años, en un campamento.

- ¿Por qué crees que nunca nos habló de ti?

Por las mimas razones por las que Lay no les había contado que él buscaba al menor, por vergüenza y por querer guardar para sí mismo lo que su recuerdo significaba.

- No lo sé –dijo con una sonrisa, ignorando la burla en la mirada de Baekhyun, después de todo no lo culpaba.

Baekhyun, Suho, Chanyeol, Kai y el resto habían sido amigos desde siempre, por lo que ninguno se pondría de parte del chino viendo cómo se ponía Suho al ver la confianza con que este y el maknae se trataban, como si existiera un mundo aparte solo para ellos dos, lleno de misterios y alegrías que nunca compartirían.

Arreglándose la chaqueta que utilizaba para cubrirse del frío de noviembre, se dirigió a la puerta del restaurant, solo para encontrándose una cabellera rubia que llamó su atención.

- Hola, hyung –al otro lado del cristal, Sehun se acurrucaba en su propia chaqueta y temblaba por el frío.

- ¿Quieres un chocolate caliente?

De vuelta adentro, Baekhyun los atendió como a cualquier pareja de clientes, pero no pudo evitar las miradas acusatorias que les lanzaba desde la barra y taladraban la nuca del chino, que podía sentir esa mirada sobre su cuerpo.

- ¿Cómo están las cosas en China? –no habían hablado mucho de lo que había pasado en sus vidas en los seis años en que no se vieron y Lay era feliz por eso, no tenía corazón para decirle a Sehun que todo había sido un jodido infierno desatado por su temeridad al defenderlo de las garras de Yi Fan en el campamento de verano.

¿Cuánto puede cambiar la vida de una persona por tan solo una decisión tomada en un momento de pánico? Viendo la sonrisa sincera en el rostro de Sehun, Yixing sabía que su vida había cambiado drásticamente ese día, pero no se arrepentía de nada.

Cuando Baekhyun volvió con el pedido, que eran dos tazas de chocolate caliente con malvaviscos y dos trozos de pastel, una de las tazas de chocolate fue a dar directamente a la ropa de Lay, quien por suerte no se había quitado la chaqueta y esta, siendo impermeable, evitó que el líquido hirviendo cayera sobre el pecho del chino, pero no era tan larga como para evitar que parte de su muslo se quemara.

- Tranquilo, solo fue un accidente –dijo el mayor cuando Baekhyun volvió con hielo envuelto en un mantel para aliviarle el ardor, pero en el fondo tenía la sensación de que volvía al pasado, de que la historia que a ratos parecía un cuento idílico con desenlace feliz se volvía una pesadilla.

Yixing no comprendía del todo las emociones humanas, su falta de convivencia con otras personas a lo largo de su vida le trajo como consecuencia no poder reconocer las intenciones de las personas ni las motivaciones detrás de sus actos, por lo que cuando Suho se unió por primera vez a las burlas de Chen durante el almuerzo, no comprendió que era el despecho hablando por él. Así como tampoco pensó que Kai tenía malas intenciones cuando le decía que Sehun faltaría a clases o arrastraba al menor al otro lado del colegio para que no se encontrara con él. Menos aun comprendía las intenciones de Kyungsoo, quien repentinamente deseaba ser su amigo y lo incitaba a llevar su relación con Sehun al siguiente nivel.

- ¿Siguiente nivel?

- Todos nos damos cuenta de cómo se miran… -pero la idea de D.O. quedó en la nada cuando Suho apareció con una sonrisa y se sentó a su lado abrazándolo por los hombros.

- Adivinen quién viene para mi, nuestra –se corrigió abrazando con más fuerza a Lay cuando vio que Sehun se acercaba a sentarse con ellos-, graduación.

Chen, quién conocía la respuesta de antemano, soltó un “Xiumin” en un gruñido que todos comprendieron.

- ¿Quién? –preguntó Lay, sacudiéndose disimuladamente el incómodo abrazo.

- Gege, mamá quiere que almuerces en casa hoy –exclamó Sehun antes de que Suho pudiera responder a su pregunta y tomó a Lay por la manga para arrastrarlo a la salida, ignorando los llamados del grupo.

- ¿Desde cuándo tu madre me invita a tu casa? –preguntó cuando estuvieron lo suficientemente lejos del resto, por alguna razón oculta en su mente, Yixing sabía que debía tener cuidado con sus palabras estando cerca de otras personas.

- El mundo es muy pequeño, ¿sabes, hyung? –a Lay se le retorcían las tripas cada vez que Sehun lo llamaba “hyung”, como si le estuviera hablando a alguna especie de deidad en lugar de un mísero humano.

- De otra forma no te habría encontrado.

- ¿Sabes quién es Xiumin? –Sehun rara vez estaba serio cuando hablaba con Yixing, por lo que ver la mueca de disgusto con que lo miraba en ese momento debía significar que el tema era algo complicado de tratar-. Es Kim Minseok. El Minseok al que Luhan arrastraba a todas partes, el que estaba ahí cuando Yi Fan y sus amigos robaban nuestra ropa de la cabaña para lanzarla al lago, el mismo que no hacía nada por defendernos…

- Hunnie, ¿ellos no saben lo que ocurrió en ese campamento? –preguntó apuntando en la dirección en que se encontraba la cafetería.

- No, solo conocía a Kai antes de volverme el hijo de perra insensible que el resto conoce.

Sehun se detuvo frente a una banca de madera y miró al cielo. Yixing pocas veces antes se detuvo a observarlo, ya no habían rastros del niño que conoció en China, Sehun se estaba convirtiendo en un hombre hecho y derecho, alguien que no se dejaba intimidar y que enfrentaba las adversidades con brazo firme, pero en ese momento vio algo más aparte de seriedad, vio miedo. Miedo del pasado, miedo de repetir la historia, miedo de ser atacado por los demonios que aun perseguían a Yixing en sueños.

- ¿Crees que aun tenga contacto con Luhan? –preguntó repentinamente aterrado, después de todo, Sehun solo había vivido lo del campamento, pero no tenía idea de lo que había pasado los seis años siguientes. Y Luhan había estado ahí, había sido testigo de todas y cada una de sus humillaciones, probablemente le habría dicho a alguien.

- No lo creo, estoy seguro –Sehun se estremeció y Yixing, cuando fue consciente de sus acciones, ya lo tenía estrechado en un apretado abrazo-, Luhan también estará acá este verano.

- Tienes razón, Hunnie, este es un mundo demasiado pequeño.

 

El tan esperado día de la graduación no fue la gran cosa para el chino, su madre tuvo que marcharse apenas la ceremonia terminó, ya que en el trabajo no le dieron el día libre. Por otra parte, estaba a la espera de ver a Minseok y saber si él lo reconocería, seguramente Luhan lo haría. Aunque no había visto al chino desde que supo que viajaría a Corea, por lo que Luhan no lo vio luego del cambio drástico que resultó de sus regímenes estrictos, temía que este no solo lo reconociera, sino que ventilara todas sus humillaciones frente a los coreanos.

- ¿Eres Yixing? –preguntó Luhan apenas Suho lo presentó junto a Minseok, quien tardó un poco más en reconocerlo.

Luhan estaba tal cual Lay lo recordaba, alto y delgado, con un rostro fino como de niña y brillantes ojos de ciervo, el cabello decolorado rubio y su porte de estrella hallyu. Mientras que Minseok tenía el mismo rostro de roedor de cuando era pequeño, solo que había crecido como un hombre fuerte y musculoso, ya no era esa bolita de grasa que Luhan hacía rodar a todas partes.

- ¿Ustedes también se conocen? –preguntó Suho de mala manera cuando Yixing asintió con la cabeza.

- Campamento de verano, crecimos juntos –dijo Luhan rápidamente, sonriendo y abrazando a Lay de forma incómoda.

Se suponía que Lay había ido a Corea a empezar una nueva vida, sus demonios no debían seguirlo hasta ahí, para eso él se había asegurado de quemar y destruir todos sus malos recuerdos en China.

Sehun no se encontraba en ese momento y Lay deseaba que apareciera, que tomara la manga de su chaqueta, como siempre, y lo jalara al exterior, encerrándolo en un burbuja donde solo ellos existieran.

- ¿Qué haces en Corea? –preguntó en chino cuando el grupo comenzó a dividirse y quedó a solas con Luhan.

- Vine a estudiar. Mi madre y la de Minnie se aseguraron de seguir en contacto luego del campamento, así que… acá estoy. ¿Has visto a Sehun? Sé que es… ¿te sientes bien? Estás pálido.

Yixing negó con la cabeza, no podía articular las palabras con la boca, sentía que si decía cualquier cosa lo arruinaría y no podía soportar la sensación de ahogo que se estaba apoderando de su pecho, como si una mano gigante estuviera apretando su tráquea y le cortara la respiración, como tantas veces había hecho en el pasado.

- Iré al baño –no esperó a que el mayor dijera algo, simplemente se alejó tan rápido como sus pies se lo permitieron, chocando con todos a su paso, con padres alegres que felicitaban a sus hijos, con alumnos aliviados por terminar una etapa, con personas que respiraban y rosaban con su existencia a un Yixing que apenas podía soportar el aire entrando a sus pulmones.

- ¡Hyung! –no sabía cómo, pero de repente estaba en el baño de hombres, con el rostro húmedo y Sehun mirándolo preocupado desde el costado.

- Hablé con Luhan.

- Hyung, ¿qué pasó en China después del campamento?

Con la voz temblorosa, Yixing le soltó todo en una inentendible verborrea, las humillaciones de Yi Fan, la indiferencia de Luhan, su gordura, las burlas y vejaciones de sus compañeros, sus esfuerzos por vivir a pesar de eso y el pánico de volver a cruzarse con Yi Fan alguna vez, pero nada de eso se comparaba al campamento y, cuando vio los ojos llorosos del menor, comprendió que debió mantener el secreto y llevárselo a la tumba. Porque él quería enterrar el pasado, nunca volver la vista atrás, fingir que todo había sido un mal sueño, pero cuando las palabras salieron y formaron la historia miserable de su vida, volvieron reales todas esas fantasías y el dolor.

- ¿Recuerdas que una vez me salvaste cuando yo solo era un niño llorón? –Sehun secó sus propias lágrimas antes de acariciarle las mejillas y quitar las que hace mucho surcaban su piel-. Pues esta mi oportunidad para resarcirme, ahora yo te salvaré.

Como si no fuera suficiente sellar aquella promesa con sus dedos meñique y pulgar, Sehun depositó un casto beso sobre sus labios antes de regalarle la más hermosa de las sonrisas.

Luhan hizo lo que siempre supo hacer perfectamente bien, guardar silencio ante todo. Yixing se lo agradecía, pero Sehun estaba seguro de que debía haber algo más detrás de su silencio y, al año siguiente, comprendieron que era aquello que el chino mayor ocultaba.

Cuando Sehun cumplió los dieciséis, Yixing aun no lograba liberarse de Suho ni el menor de Kai. Parecía que el tiempo solo acentuaba más su obsesión, al menos la de Suho, porque Jongin tenía a Kyungsoo, pero Suho se había deshecho de Chen cuando vio las intenciones de este de unir a Lay con Sehun.

Fue algo impactante de ver para el chino, nunca pensó que Suho podía enojarse de tal forma, le tiró vasos y botellas, lo insultó y juró hasta por sus nietos mientras lo echaba de su casa amenazando con llamar a la policía si no obedecía. Lay vio a Chen marcharse con un juramento en la mirada. Porque Chen estaba tan jodidamente enamorado de Suho que había soportado cada uno de los caprichos de su vida, pero Suho despreció y pateó cada sentimiento que le profesó, obsesionado con un chino que era incapaz de corresponderle.

Chanyeol que, después de Baekhyun, era extremadamente unido a Jongdae, sintió aquello como una traición personal, porque a sus ojos desde que Lay llegó las cosas entre ellos se fueron a la mierda. El chino llegó a robarles la atención de Suho y Sehun, ahora por su culpa Kai era miserable y Chen se había marchado. Según Chanyeol, Yixing solo era una mosca muerta que fingía amistad regando destrucción ahí donde sus pies dieran un paso.

Baekhyun nunca volvió a comportarse como al principio, desde el accidente con el chocolate, estos se volvieron a repetir, aunque a veces de forma más disimulada, otras, en cambio, eran ataques directos al chino.

Lo bueno, entre todo, era que Sehun había cumplido su palabra. Yixing se sentía patético pensando que Sehun había tomado la obligación de ser su protector cuando era el menor, pero él había desarrollado un carácter más fuerte, imponente y explosivo que Lay, quien seguía siendo el mismo chino tímido que llegó a Corea.

Y, para Yixing, tener a Sehun era suficiente para completar su felicidad. Al menos hasta el invierno de ese año, cuando Luhan llegó con la noticia de que uno de sus amigos de China iría, al igual que él, a estudiar a Corea.

- ¿Quién es Kris?

Lay se congeló en su lugar cuando escuchó ese nombre salir de los labios de Sehun mientras bebían café en un parque.

- ¿Qué Kris?

- El amigo de Luhan.

- Kris… Kris es… Yi Fan.

Ninguno de los dos dijo algo más, ambos sabían lo que eso significaba. Kris iría a Corea. Kris seguía siendo amigo de Luhan. Kris conocería a los amigos de Luhan.

Ellos debían alejarse.

Lay estaba en la universidad, como no tenía claro qué hacer con su futuro, había tomado un plan común en humanidades, mientras que a Sehun le quedaba un año y un poco más para graduarse. Sería fácil evitar las juntas de amigos, las reuniones en grupo y, por supuesto, la presencia de Yi Fan, solo debían resistir un poco más y, cuando Sehun se graduara, se marcharían lejos.

Porque Lay tenía claras un par de cosas en ese momento. Una, que Yi Fan llegaría a hacerle la vida imposible y se coludiría con Suho y Kai para separarlos. Y dos, y más importante, no pensaba vivir lejos de Sehun.

Sí, a los ojos de cualquiera la segunda cosa sonaría exagerada, pero era la más pura verdad. Sehun había sido una especie de fantasía mientras Yixing soportaba los abusos de Yi Fan en China y, cuando por fin lo encontró en Corea, se dio cuenta de que el menor era mucho más de lo que él esperaba. Podían pasar el día completo hablando sobre cualquier tema, a Sehun le gustaba el mismo género de libros que Lay, entonces solían leer los mismos para después comentarlos. Sehun era maduro para su edad, aunque demasiado serio a veces, y era capaz de bromear como un niño pequeño solo cuando estaba con Lay. Disfrutaban observando las estrellas en las noches despejadas, aunque en la ciudad no se vieran muchas. Les encantaba solo mirarse los rostros y permanecer en silencio perdidos en la mirada del otro durante horas. Sehun llenaba cada resquicio hueco de su vida y, todo lo que a veces parecía ser oscuridad, húmeda y fría, lo convertía en luz y calor.

Y lo consiguieron, al menos durante unos meses, hasta el cumpleaños diecisiete de Sehun.

Fue un día soleado y Sehun los sorprendió a todos con un cambio de look drástico. Esa misma mañana le había preguntado a Lay qué opinaba sobre cambiar un poco su apariencia por mensaje en kakkao talk, pues Lay acababa de teñirse el cabello de un castaño claro que le quedaba muy bien. Cuando Lay le contestó que sí, recibió una foto del mismo Sehun sonriendo y saludando con los dedos en V, pero no fue solo esa sonrisa lo que iluminó el día del chino, fue el cabello multicolor que el menor tenía. Al no decidirse por un color en específico, Sehun optó por poner cada color del arcoíris en su cabello, creando una linda y brillante combinación de tonos.

Ese día decidieron hacer la celebración en la casa de Kai, que era el lugar en que siempre se reunían, ya que estaba cerca de todo. Había bebidas, cervezas, un gran pastel y mucha comida.

Por una vez, Lay sintió que todo estaba bien.

Pero poco le duró aquella sensación, pues al llegar la noche, la oscuridad trajo consigo una desagradable visita.

- ¿Tú no eres Yixing? –preguntó Kris frunciendo el ceño en dirección al chino que se esforzaba por ignorarlo-. ¿Qué pasó contigo? Recuerdo que eras una masa asquerosa de grasa, un cerdo mutante que disfrutaba beber agua del inodoro.

Yixing fingió ignorancia y dejó al más alto hablando solo, pero cometió el error de refugiarse en Suho, ya que Sehun había salido con Baekhyun y Jongin a comprar más bebidas.

Suho tomó ese acercamiento como una señal de coqueteo, por lo que le recorrió la cintura con una mano y, bajo la atenta mirada de Yi Fan, intentó besarlo nuevamente.

Que Suho hiciera sus movimientos apenas viera la oportunidad, no era una sorpresa, pero que los llevara al extremo de estar a punto de violar al chino frente a todos, era algo que ninguno de ellos había esperado. Y ese fue el momento en que Lay decidió que ya no podía soportar más ser la diversión de todos a su alrededor.

En un arranque de ira combinado con las frustraciones cargadas durante todos esos años, tomó una botella de cerveza y la quebró en la cabeza de Suho, provocando que un charco de sangre manchara la alfombra blanca en el mismo momento en que la puerta principal se habría y Baekhyun, Jongin y Sehun, quienes se habían encontrado con Chen en el camino, atravesaban el marco.

No solo la ira de Yixing se desató aquella noche, sino que la de Chen, defendiendo a Suho, la de Sehun defendiendo a Lay y la de Kai defendiendo al maknae. Todo fue un caos que terminó con Suho en el hospital con diez puntos en la cabeza y el resto en una estación de policía escuchando las burlas crueles de Kris y los juramentos de Chen.

Y desde entonces, lo que había sido una turbulenta relación de amistad entre el grupo, se convirtió en una guerra campal donde Yixing era el blanco principal y Sehun su más fiel protector.

Los siguientes dos años fueron un ir y venir de emociones conflictivas para el chino, porque todo lo que tenía que soportar de parte de Kris, Chen, Suho y Kai, era recompensado con creces por Sehun.

A veces, cuando ver a Suho era demasiado para el chino, se escabullía a la casa de Sehun y pasaba la noche durmiendo en el piso de su habitación. Mientras que cuando las atenciones enfermizas de Jongin y el odio excesivo de Kyungsoo por Sehun se volvían demasiado agobiantes para el menor, este se escapaba al departamento de Yixing y se envolvía entre sus mantas hasta que el calor del cuerpo del chino las reemplazaba.

Fue así que su relación pasó de ser vergonzosa, torpe e inocente, a ser algo más íntimo.

Al principio resultaba incómodo el rose de sus cuerpos bajo las mantas, el calor compartido de sus pieles y el recuerdo de todos los besos que deseaban darse pero no se atrevían. Mientras más tiempo pasaban juntos, más se acostumbraban a sus cuerpos unidos y más se extrañaban en las ausencias.

Una noche, luego del cumpleaños número veintidós de Lay, Sehun le dio como regalo un beso. Una caricia tímida y casta, un roce de labios y la imperiosa necesidad de sentirse, algo que Lay ya no pudo resistir, por lo que tomó al menor por las mejillas, las que acarició con tanto amor como pudo demostrar, y unió sus bocas en un beso apasionado. Ya ambos eran bastante mayores como para saber hasta dónde querían llegar con su relación y, si alguien les preguntaba, ambos dirían que hasta el final como si fuera la única respuesta aceptable.

Con la nieve, blanca y pura, cayendo al otro lado de la ventana, Lay comprendió que el mundo puede ser un infierno repleto de sufrimiento y amargura, pero que cuando se tiene a la persona correcta para compartirlo, es el verdadero paraíso.

- Te quiero –dijo Lay por primera vez abrazando el cuerpo desnudo de Sehun bajo las mantas, sintiendo el calor y los estremecimientos que recorrían su piel ahí donde él tocaba sin pudor.

- Y yo a ti, hyung. Incluso si no me hubieras salvado, siempre lo haría.

Pero ninguno de los dos sabía que ese sería el final de esa etapa de sus vidas, aunque les habría alegrado saber que nuevos cambios ocurrirían, pero no apreciaron la forma en que esto sucedió.

Porque cuando la nieve se derritió sobre el asfalto y la cuidad volvió a la vida al día siguiente, ambos debieron enfrentar al mundo y sus terrores con las manos desnudas.

Habían pasado los últimos meses compartiendo una suerte de paz irreal, como si por fin las piezas del puzle estuvieran cayendo en su lugar. Lay estaba en su segundo año en la carrera de Psicología y Sehun estaba aplicando a una de las mejores academias de arte de la ciudad y, cuando recibió la carta de aceptación, decidió que sería bueno salir a celebrar en el auto que sus padres acababan de regalarle, argumentando que ya era hora de que se comportara y se viera como un adulto.

Cuando Lay llegó a Corea solo pensaba en encontrar a Sehun, nunca se imaginó que tendría otros amigos aparte del menor y que algunos de ellos se convertirían en psicópatas, pero cuando vio un Mercedes del año correr de frente hacía su auto, el rostro de Suho era la mueca más clara de la decepción y locura.

 

Yixing abrió los ojos y, frente a él, el cielo nocturno se abría en todo su esplendor. Veía las luces rojas ir de un lugar a otro y escuchaba a la lejanía el coro polifónico de personas desconocidas. Le dolía  como el infierno el lado derecho de la cabeza y, cuando llevó su mano a su oreja y se encontró con que esta estaba cubierta de sangre, también se dio cuenta de que no podía escuchar con ella. El miedo de que algo más grave hubiera pasado lo obligó a sentarse de golpe, provocando que un agudo pito penetrara su oído sordo mientras el cerebro se le sacudía al igual que el estómago. A unos seis metros a su derecha, un grupo de bomberos apagaban el fuego de lo que reconoció como los restos colisionados del auto de Sehun y el de Suho.

- Sehun –apenas fue capaz de reconocer su voz, todo lo que podía pensar era en el paradero del menor. No lo encontraba en ninguna parte en el asfalto, solo había restos carbonizados de los vehículos y el aire estaba plagado con el aroma asqueroso del caucho quemado-. ¡Sehun!

Un paramédico que llegaba con una camilla para ayudarlo, detuvo sus movimientos tomándole el brazo izquierdo. Yixing no sentía dolor, la adrenalina de la desesperación había apagado esa parte de sus sentidos, porque todo lo que tenía en la cabeza era el paradero de Sehun y su bienestar. Luego de luchar contra los paramédicos durante un par de minutos y evitar que estos le inyectaran calmantes, se acercó a los restos de los autos que habían explotado en algún momento entre cuando él quedó inconsciente por el golpe contra la ventana lateral y el momento en que despertó.

Y no había señal alguna de Sehun.

 

Un accidente de tránsito dirían las autoridades, por culpa del descuido de uno de los conductores. Suho solo tendría que pagar una multa por la vida de Sehun, dejando a Lay con un trozo de mandíbula y un anillo como las últimas pertenencias del menor.

 

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Comments

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kiiemii #1
Soy la primera suscriptora; el plot de tu historia luce interesante.^^
Esperaré por la siguiente actualización<3.