Tenía el cuello adolorido, había pasado el resto de la noche en vela cuidando de la hermosa chica que estaba hecha un ovillo recostada contra mi pecho, había estado durmiendo por intervalos, despertaba llorando, hace una hora que concilió el sueño de nuevo, intenté moverme para buscar una mejor posición, pero se rehúsa a aflojar su agarre. Sonreí y alcé mi vista al reloj de la pared, son las 7:30, de ser un día escolar tendría que haberme levantado corriendo para arreglarme, menos mal que era sábado.

Luego de unos minutos finalmente su agarre cedió y pude acomodarme mejor para verla, su rostro estaba enrojecido y sus ojos algo hinchados por las lágrimas, me quedé observándola fijamente para detallarla mejor, noté varias cosas que en este tiempo no había visto, tiene un lunar pequeño cerca de la comisura de su labio, sus ojos pequeños y rasgados, felinos pero sonrientes, unos labios ys y marcados, la nariz un poquito ancha, pero sobre todo me percaté de las ojeras que tiene.

• Realmente la pasas muy mal para dormir ¿verdad? – susurré bajito, llevando mi mano hacia su rostro para acomodar tras su oreja ese rubio mechón que descansaba sobre el puente de su nariz. Casi por inercia mi pulgar se dirigió hacia sus labios, eran suaves y rosados, se veían tan apetitosos que me lamí un poco los míos ¿Qué se supone que estoy haciendo Chaerin?

Me aparté de ella, depositando un beso en su frente y con cuidado me levanté, dejándola abrazada a una almohada en su lugar para ir a hacer el desayuno. Ya en la cocina no estaba muy segura de que hacer, no quería arriesgarme a hacer algo que no le gustara, pero tampoco quería hacer algo tan simple que le quitara el apetito; estaba tan indecisa frente al mesón que opté por mirar alguna de las redes de Chaerin a ver si encontraba alguna foto de comida, o de ella comiendo, no hubo suerte, fuera de dibujos y algunas fotos de si misma, el resto de fotos eran de Dara o con Dara, apreté mi celular ligeramente y suspiré.

• Supongo que tendré que improvisar – dije para ponerme manos a la obra.

Dejé el desayuno servido en una bandeja sobre la mesa y corrí a arreglarme, es difícil empezar para mí el día sin ducharme, siento que apesto a perro mojado cuando no lo hago. Salí de mi habitación con el espejo en la mano, comprobando mi maquillaje y mi cabello, decidí usar un vestido corto rojo con unas zapatillas del mismo color y dejar mi cabello suelto cayendo por los lados, tomé la bandeja y entré a la habitación, pero me quedé congelada en la puerta.

• ¿Buenos días? – me habló con algo de confusión mientras abrochaba su sostén de lo más normal, tragué saliva con pesadez, mi cuerpo estaba rígido y sentía el calor subirme a las mejillas ¿Estamos en tu casa? ¿Dormí contigo?
• ¿Eeh? ¿No lo recuerdas?
• Me temo que no ¿Tuvimos o o algo así? – casi se me cae la bandeja y me apresuré a negar rápidamente, mi rostro ardía.
• No, no, no, por supuesto que no
• ¿Entonces que hago aquí?
• ¿Qué… haces aquí? – hablé confundida
• Ajá, lo último que recuerdo ayer fue… pareció entrar en pánico - ¡MIERDA JESSICA! – se apresuró a terminar de acomodar su ropa
• Emm Chaerin – hablé viéndola confundida, no parecía recordar lo que había pasado entre ella y la tal Jessica
• ¿Qué?
• Creo que… Ella te echó de su casa, también le hizo ese moretón a tu mejilla
• ¿Tengo un moretón? – dijo confundida, reduciendo tanto el ritmo de sus acciones que parecía haberse detenido, yo asentí y ella llevó su mano a su rostro, haciendo un leve gesto de dolor
• Me dijiste que la llamaste… que la llamaste Dara – hablé un poco temerosa y ahora si se detuvo en seco – Yo… Te encontré tirada en el suelo llorando y luego de una charla decidiste venir conmigo – dejé la charola en la cómoda de la habitación y me senté junto a ella – Me llamo Park Bom, soy tu nueva Psicóloga – dije con una sonrisa leve y sincera.
• Oh… ¿Y me acosté contigo como paga?
• ¿eh? No, no… Solo… Tuvimos nuestra primera sesión y te quedaste en el cuarto de huéspedes porque ya era tarde para estar sola en la calle explique, ella soltó un suspiro.
• Buaj que alivio que me dices que no me acosté contigo – fruncí un poco el ceño, niña altanera.
• ¿Tengo algo de malo?
• ¿Eh? No, para nada, tu estás como quieres, pero luego el asunto de solo tener o con alguien se complica cuando empieza a tenerte más afecto del necesario y no quiero tanto rollo.
• ¿Fue eso lo que pasó con la tal Jessica?
• Umm no exactamente– bajó la mirada, perdiendo ese aire de osadía que por un momento trató de aparentar ella los tenía ya desde antes y con eso aumentaron y bueno yo… Pff no olvídalo, suena peor cuando lo digo así – suspiró y se llevó una mano a la cabeza para enviar hacia atrás su cabello, cerrando los ojos, con su vista hacia el techo – Realmente jodí las cosas ¿cómo se me ocurre haber bebido con ella? lo arruiné
• Un poco, si – dije mirándola ¿quieres desayunar?
• ¿Qué a parte de psicóloga eres chef?
• Bueno, vivo sola y debo ahorrar dinero, claramente es mejor para mi aprender a cocinar – lamí mis labios levemente al fijarme en que los suyos se curvaron en una leve sonrisa, me levanté y tomé la bandeja, ella me siguió fuera de la habitación.

Insistió en lavar los trastes a modo de agradecimiento, traté de oponerme, pero no hubo caso, estaba sentada en la encimera, observándola tallar frenéticamente la sartén que había usado para hacer el desayuno, creo que es una maniaca de la limpieza, aunque prefiero centrarme en como los músculos de sus brazos se tensan levemente por la fricción, es una mujer realmente muy atractiva.

• Dime algo Park Bom
• ¿Qué quieres saber?
• ¿Cómo se supone que te pagaré? No tengo dinero para nada más que vivir no puedo pagar un psicólogo
• No lo harás
• ¿Qué? – me miró confundida, yo aparte la mirada, la centré en mis zapatillas, con una sonrisa, supongo que es mejor no decirle la parte en la que estoy enamorada de ella
• Serás mi práctica, soy estudiante, pero no me falta mucho para graduarme, serás mi primera paciente subí mi mirada para encontrar la suya y sonreírle – Ayudarme a poner a prueba mis capacidades será suficiente paga
• ¿Soy tu rata de laboratorio entonces?
• Ummm me gustan mas los conejillos de indias – le contesté y rió levemente. Lee Chaerin era tan mala mintiendo, podía ser altanera y charlatana, reír, sonreír, decir malas palabras o cualquier cosa, pero sus ojos siempre decían la verdad, su única emoción de fondo siempre estaba reflejada en ellos, tristeza.