Capitulo Final

After you; With you

Volví a desviar mi mirada, lo único que podía ver desde esa azotea era la torre Eiffel, y solo quería llorar mientras el viento golpeaba mis mejillas y abofeteaba mi piel con sus oleadas. Podía comparar a éste viento embravecido con mi padre. Con el hombre que amo y respeto pero que ya no me mira porque no sabe si le causo repugnancia o perturbación.

 

Aunque quizás me adelante un poco nuevamente. No quisiera recordar todo lo sucedido eso es seguro pero debo verme obligada para que conozcan mi historia y porque finalmente llegué a Paris en medio de lágrimas. – Todo empezó esa noche en que mi padre nos descubrió a Yuri y a mí, en esa posición muy “agradable”, y nótese lo irónico de mi comentario, de ver para un padre. Quizás no lo hubiese tomado tan mal si fuera un hombre, pero no. Lo que él había visto fue como deseaba la piel, los besos y a la mujer que me estaba besando para impedirme que me alejase de ella.

 

Tomé la cintura de Yuri, una vez que vi a mi padre. Lo único que estaba pensando en esos momentos era ¿cómo cubrir a la hermosa mujer que me hacía sentir todas esas sensaciones maravillosas? – Cerré con una de mis manos mi blusa mientras miraba agitada a mi padre, sabía que entre el rojo que ambos teníamos, el más intenso era el mío.

 

- Hwang Miyoung, me dirás ahora mismo ¿qué es lo que está sucediendo o tendré que llevarte a tu habitación y reprenderte? – Habló con un tono tan grave, que jamás creí haberlo escuchado hablar de esa forma, ni siquiera en forma de amenaza a alguno de sus empleados.

- Nada… No está sucediendo nada que te deba interesar papá – Respondí con mi voz temblorosa, no sabía si podía ser firme ante él pero no quería que Yuri saliera mal de esto.

- ¿Nada? Me dirás que esa muchachita que estás cubriendo medio desnuda ¿no es nada? ¡Miyoung te quiero en tu habitación ahora! – Gritó molesto y mi sangre hirvió.

- ¡No!

- ¿No? ¿Estás acaso desobedeciendo mis órdenes?

- Hablaremos de esto, pero deja que Yuri se vaya – Miré de reojo a mi novia – Ella no tiene nada que escuchar aquí, no hay razón para que tenga que escucharte.

- Oh claro que debería irse… esa niña no volverá a verte nunca más Miyoung, no permitiré que la veas más, están enfermas – Escupió y le miré dejando que mi mandíbula cayera, jamás pensé que mi padre llegaría a ser tan trivial para sus cosas.

 

Aquella fue la gota que rebalsó el vaso en aquel tiempo, desde que sucedió todo eso han pasado dos meses, mi padre me obligó a venirme con él a Francia y me encontró una universidad aquí. Todo fue demasiado rápido y lo que más me dolió fue que Yuri lo aceptase, lo hiciera tan calmadamente. Pensó que no podría luchar por ella y se equivocó, pero yo también me equivoqué con ella cuando creí que podría luchar por mí. ¿Cuántas veces había sacado las garras frente a Taeyeon? ¿Por qué no hizo lo mismo con mi padre?

 

- Miyoung…

- ¿Qué quieres ahora? – Pregunté limpiando mis lágrimas, no iba a mirarlo, no quería hacerlo.

- La cena está lista, ven a cenar ahora – Me giré sobre mis talones y lo vi, observándome detenidamente. Pasó sus manos por su rostro y lo único que pudo hacer, fue entrar por aquella puerta que conducía a nuestra casa en Paris – No me hagas la vida más difícil hija.

- ¿Difícil? – Pregunté mirándole fijamente, él me observaba y creí que mi mundo se iba a desmoronar frente a él si volvía a reclamarle – Arrollaste toda mi autoridad en América, creo que ya no puedo ponerte la vida más difícil – Cerré mi boca y comencé a comer. Ni una sola palabra volvió a salir de mi boca durante toda esa noche.

 

Cerré mis ojos, mordiéndome el labio inferior antes de soltar un suspiro al sentir como sus labios se depositaban sobre mi cuello, jadeé y rasguñé su espalda, exclamé su nombre, una y otra vez mientras la sentía, como me hacía suya. Su cuerpo montado sobre el mío, sus ojos detallando cada parte de mi cuerpo, podía pedirle más y me lo daría, lo sabía, pero solo quería volver a sentir sus labios sobre los míos. – Yuri…

 

- Lo mejor será que terminemos esto – Pestañeé un par de veces, era ella, mirándome detenidamente en medio del parque – Ya viste como reaccionó tu padre, para él soy una enferma.

- Pero Yuri…

- Debemos hacerlo, además me iré a Corea y tú te irás a Europa… - La miré, estaba hablando con tanta seriedad que si no me decía que era una broma seguro me pondría a llorar frente a ella – Es lo mejor que podemos hacer.

- Yuri, no me dejes por favor, te amo – Tomé sus brazos y mis ojos comenzaron a enrojecerse, no me importaba que me viese llorar – No puedes hacerme esto, tú misma dijiste que…

- Dije e hice muchas cosas de las que no me arrepiento pero… Esto lo lamento más, lo siento – Susurró separando mis manos de sus brazos y simplemente se giró sobre su eje, alejándose de mí.

- No, Yuri, por favor no te vayas… Yuri… No…

 

­- ¡Yuri! – Desperté sobre mi cama y vi a mi padre mirarme de reojo desde la puerta, bajó la vista y yo me encogí, tomando mis piernas y escondiendo mi rostro para llorar. Cada noche tenía el mismo sueño y la misma pesadilla que se fragmentaba en la dolorosa separación. – Me dijiste que debía conocer gente nueva papá…

- No te pedí que buscases a una lesbiana enferma, quería que tuvieses…

- ¡Yuri no es una enferma! ¡Deja de atacarla! – Grité y él me miró con esos ojos severos que solo me dedicaba a mí. – Me dejaste sola… en un lugar el cual era totalmente desconocido para mí. Ni creas que puedes salir limpio de ésta.

- Miyoung, deja de hablar o si no…

- ¿O si no qué? ¿Me pegarás? – Le miré molesta – Cumplí 19 años hace un mes, ya soy mayor de edad y debes saber lo que nunca pensé decirte por vergüenza pero esa chica, la que tú llamas enferma y repugnante me salvó.

- ¿Te salvó? Lo único que hizo ella fue volverte una lesbiana que…

- ¡Trataron de violarme! – Grité volviendo a recordar aquel doloroso momento que viví cinco días después de haberme presentado como nueva estudiante, dos años atrás, en América. Mis lágrimas aparecieron una vez más – Yuri abrió de una patada la puerta, donde dos… hombres me tenían – Mentí, debía encubrir a Taeyeon y a Jessica, solo no quería que se volviese más molesto – Y me sacó de allí.

- Es imposible, una mujer no puede con…

- Los golpeó, a ambos… deja de tener un pensamiento tan machista, deja de creer que ella está enferma, todo se terminó con ella por tu culpa pero la sigo amando y si no puedes entender eso, entonces ya no quiero que seas mi padre.

 

Tras todo lo sucedido, mi padre se marchó de Francia y volvió a Corea, dejándome nuevamente sola pero con la obligación de terminar mi carrera como diseñadora. No se lo había prometido, pero estaba segura de que iba a cumplir con ello. – Lo que jamás creí que podría obtener de mi viaje a Europa, lo había obtenido y era dolor. Como un corte con papel, nada podía ser más doloroso que lo que estaba sintiendo ahora y es porque ya nada en mi vida tiene sentido.

 

Pasaron los meses y París se volvía más mía, ya no era una desconocida y tampoco las calles lo eran para mí. Algo que aprendí en América, era a no temerle a lo desconocido y defenderme con garras ante los peligros de la vida. Algo que aprendí durante mi adolescencia… fue que los amores pueden pasar por tu vida el tiempo en que un pétalo se demora en caer de una rosa. Son inolvidables pero efímeros. Es lo que ocurrió entre nosotras dos, lo que viví en América con Yuri, se quedó en América, para el recuerdo de ella y el recuerdo mío. Jamás nos buscaremos, jamás nos encontraremos, porque sé que ella no volverá al punto del cual se marchó y yo no volveré al punto del cual salí con lágrimas por la dolorosa decisión que había tomado presurosamente.

 

- ¿Stephanie? – Escuché que alguien me llamaba y levanté la vista, en medio de un café parisino, donde todo el mundo disfruta placenteras conversaciones. Yo me encontraba sentada con una taza de café, medio llena, fría debido a lo absorta que me encontraba en una revista de moda, y aquella voz interrumpía a la creación imaginaria de una colección que se formaba en mi cabeza, pero no sabía de donde se había dirigido el sonido de esa voz - ¿Eres tú, Stephanie Hwang? – Volví a levantar la vista quitándome mis gafas y fruncí el ceño, una mujer de cabellos rubios me saludaba y me tardé segundos antes de reconocerla poniéndome de pie torpemente.

- ¿Taeyeon Kim? – Sonrió quitándose los lentes de sol que traía puestos, me acerqué a ella y tomé sus manos – Por dios, no puedo creer que te encuentre aquí… ¡En París!

- Son coincidencias de la vida… - Sonrió lindamente y le devolví el gesto, nos quedamos por unos segundos mirándonos fijamente antes de que yo pudiese reaccionar y soltara sus manos – Bu-bueno, ¿puedo tomar asiento?

- Oh claro… por favor – Volví a sentarme sin quitarle un ojo de encima. - ¿Qué ha sido de tu vida Taeyeon? ¿Sigues con Jessica? ¿Entraste a una universidad? ¿Por qué estás aquí?

- Tranquila, creo que te atragantarás de lo emocionada que estás, y me alegra que estés tan emocionada de verme, aunque eso años atrás hubiese sido raro – Comentó con una sonrisa divertida. Enrojecí de la vergüenza, era cierto, parecía más ansiosa de lo usual – He estado tomando buenas decisiones, la relación se acabó unos meses después de que iniciara su periodo universitario. Encontró a alguien mejor supongo y fue por decisión mutua la ruptura… Ella está bien – Sonrió y le miré detenidamente – Yo sobreviví… No entré a la universidad, he decidido estudiar y volver a Corea para rendir el examen dentro de unos meses. Y la razón por la que estoy aquí… - Levantó su vista y me observó, mis labios se entreabrieron y no sabía que responder. Sonrió antes de soltar una carcajada – Lancé un dardo a un mapa que tenía para escoger mis vacaciones y salió París. ¿Creíste que te estaba buscando? – Enrojecí mientras la escuchaba reír.

- Siento mucho haber preguntado por Jessica…

- Todo está bien, ya no me duele – Levanté la vista, ella sonreía y cada parte de su rostro me decían que era verdad.

- ¿Cómo?

- ¿Perdón? – Me miró extrañada y suspiré bajando la vista.

- ¿Cómo pudiste superarla? Yo… no me he podido olvidar de Yuri y estuve mucho menos tiempo con ella, del que tú…

- El dolor se pasa, cuando tiene que pasar Tiff – Pronunció y la miré fijamente.

 

No sé cómo pasó, no puedo recordar absolutamente nada del por qué y el cómo, pero me encontraba nuevamente desnudando a Taeyeon, sobre mi cama, y ella mirándome fijamente, sus manos acariciando mi cuerpo, tomé su rostro y comencé a besarla, sintiendo su lengua dentro de mi boca. Me separé de su boca y le miré – No te pases – Entrecerré mis ojos y ella comenzó a reír.

- ¿De qué hablas? Es un auténtico beso francés y deberíamos hacer honor a su nombre y al país en el que estamos. – Sonrió tan coquetamente que sentí escalofríos ante su provocación y volví a tomar su boca con la mía en un beso que podía declarar jamás había dado antes.

- ¿Estás segura de que deberíamos estar haciendo esto? – Preguntó separándome pero sabía que lo deseaba tanto como yo. La besé una vez más y le miré pegando nuestras frentes. Su respiración entrecortada era tan excitante que me hacía involuntariamente desearla. - ¿Qué hay sobre Yuri?

- ¿Volveré a verla acaso? Dime si realmente volveré a verla.

- Quisiera decirte que sí pero te deseo tanto que lo voy a negar ahora mismo – Susurró sobre mis labios y solo pude hacer caso omiso a los gritos incesantes que me pedían dejase de besarla y recordara que había una morena que había dejado a mi corazón como un boxeado y despechado bulto rojo dentro de mi pecho.

 

A la mañana siguiente desperté bajo delicadas caricias en mi piel y no pude evitar ronronear ante sus manos y su respiración contra mi cuello. Sabía en donde me encontraba, con quien me encontraba y simplemente había dejado de tener miedo a lo que podría suceder después. Ya no había nadie que me dijese. ¿Sabes las consecuencias de que estés en tal posición? Ya no había siquiera una Yuri que me mirase con horror. Ahora solo éramos Taeyeon y yo.

Abrí mis ojos y la observé, apoyada, mirándome detenidamente sin dejar de acariciarme, su mirada intensa y sus labios curvados. Solo podía observar su rostro, bañado por la luz dándole un toque misterioso y encantador.

 

- Me gustas Stephanie – Por primera después de mucho tiempo, sentí que mi corazón estaba verdaderamente acelerado. Y Taeyeon me miraba con la misma intensidad con la que el sol la cubría – Me gustas lo suficiente como para renunciar a Corea y quedarme aquí a tu lado.

- Taeyeon, yo…

- No me tienes que responder ahora… - Inquirió con suavidad y acarició mi cabello – Solo quiero pasar mi tiempo contigo pero no quiero pensar que te estoy lastimando con mis sentimientos… sé lo mucho que quieres y te duele todo lo que sucedió con Yuri y yo no quiero reemplazarla en tu corazón.

 

Taeyeon a pesar de no haber recibido una respuesta de parte de mis labios, aceptó quedarse a mi lado, vivir conmigo y cuidar de mí, pero ahora sentía mucho más dolor del que creí experimentar cuando Yuri me dejó en el aeropuerto porque creí que no había nadie más que amase como lo había hecho ella. Y temía cada noche que al despertar, Yuri nos viese desde la puerta, durmiendo abrazadas. ¿Estaba tan mal que quisiera sentir cariño de alguien más? ¿Estaba siendo una mala persona porque aceptaba que me entregasen amor? – Estaba en la azotea de mi hogar, sintiendo el viento rozar mis mejillas. Era el único lugar donde Taeyeon no me seguía, donde me permitía llorar con libertad, porque no quería llorar contra sus brazos, no deseaba que sus labios sintieran la sal de mis lágrimas cada vez que me besaba. “Es el único lugar donde puedo llorar por ti.”  Unos brazos me rodearon el cuello por la espalda y suspiré bajando la vista.

 

- Todavía no logro conseguir que me permitas abrir tu corazón – Susurra con tanta suavidad que siento como si mi corazón se quebrará en mil pedazos. ¿Desde cuándo se convirtió en un cristal débil mi corazón? - ¿Te duele? – Asiento lentamente y ella besa mis cabellos – Entiendo que duela.

- Taeyeon no quiero lastimarte, no puedo permitir que sufras cuando yo lo has hecho con Jessica, así que por favor…

- ¿Qué me vas a pedir? – Preguntó y me mordí el labio inferior, volteándome a verle. Me sequé las lágrimas intentando ser fuerte, pero su mirada implorante, aquellos ojos tiernos me miraban con tanto miedo – Yo ya superé a Jessica… Me dolió, es verdad, pero no puedo quedarme anclada a ella y quiero que tú seas mi nueva etapa. No importa si no puedo hacerte cambiar de opinión, tú no cambiarás la mía.

- Taeyeon…

- Me gustas Tiff, me gustas mucho, no me pidas que renuncie a ti – Me abraza, y no sé qué hacer cuando estoy segura de que ella es ahora mi cable a tierra y la única que me puede calmar.

- ¿Me ayudarás? – Pregunté escondiendo mi rostro entre su cuello y su hombro.

- Haré lo que sea por ti – Asentí lentamente a su respuesta, y sabía que ella se refería a absolutamente todo.

 

Con el paso del tiempo, la cicatriz que Yuri dejó en mí comenzó a borrarse. Fue una herida que Taeyeon curó con su amor y delicadeza. Sin embargo, siempre quedan secuelas de una cicatriz y ambas sabíamos mejor que nadie que una fuerte pared de concreto puede ser demolida por una gran bola. – Fue aquella vez en la que desperté chillando el nombre de Yuri, entre los brazos de Taeyeon que todo colapsó, creí que jamás volvería a recordarla, pero mis sueños usualmente estaban en mi contra. Habían pasado dos años desde que habíamos formalizado una relación y de eso tres años desde que nos reencontramos en París. Han pasado alrededor de seis años en total desde que no la he vuelto a ver y ahora, junto a Taeyeon vivimos en Londres, la ciudad que se convirtió en nuestro hogar y nos abrió las puertas al mundo laboral. – Taeyeon emprendió rumbo en la arquitectura y yo terminé mis estudios de diseño. La vida era más sencilla cuando podía compartir con ella. Pero siempre hay ‘peros’ en una historia perfecta, por así decirlo.

 

Llevé mis manos a mi rostro, con una mano levanté las gafas que utilizaba para trabajar en diseños y la otra la usé para apretarme ligeramente los ojos, necesitaba pensar en buenas ideas para la colección que presentaría la siguiente semana. – La puerta dio un ligero golpe y supe que había llegado mi caos personal. Sonreí, reconocía muy bien a la maniática pero muy ordenada Kim Taeyeon. Solía cerrar la puerta, depositar sus llaves sobre una mesita cercana a la sala de estar. Dejar sus bolsos o materiales de arquitectura a un lado del sofá, desabotonar su blusa en los tres primeros botones de arriba y por supuesto. Un beso en mi cuello, un ronroneo y sus manos deslizándose por mi cintura hasta agarrarme. – ¿Qué hace la mujer más preciosa de todo Londres que no ha salido a recibirme con un besito a la puerta? – Me giré entre sus brazos y rodeo su cuello.

- Lo usual para ganarme la vida – Susurro cerca de su boca y ella baja la vista hasta mis labios, sé que quiere comérselos y yo deseo lo mismo – Pero no gastemos saliva en hablar… te extraño cada hora que vas a tu trabajo.

- No creas que me llevas la delantera Hwang, yo te extraño mucho más – Sonríe coquetamente y estampa sus labios sobre los míos en un beso que de tener poderes, incendiaría esta casa en un dos por tres. – Me gusta que seas fogosa – Comenta divertida tras nuestro beso y enrojezco mientras ella se larga a reír – Ni siquiera deberías avergonzarte de eso, eres una descarada.

- Cuidado con lo que dices Kim. ¿A quién le dices descarada cuando aún gritas que eres sensible si te toco en ciertas zonas? – Ella se calla y sonrío.

- De acuerdo, es un empate. Me encanta que seas así de provocadora – Gruñe y besa mis labios de forma hambrienta antes de separarse – Quiero que escojas un vestido, tomaré un baño y saldremos a cenar – Le miro y ella sonríe – Debemos celebrar muchas cosas hoy.

 

Al llegar a un restaurante, esperamos un corto periodo para que nos atendieran, Taeyeon había hecho una reservación por la mañana y había planeado todo tan bien como para que yo tuviera la mejor vista de Londres. – Miré a Taeyeon mientras conversaba de forma educada con un camarero y esperé a que nos dejase solas para tomar su mano. Ella me observó y la aferró suavemente antes de llevarla a sus labios.

 

- Te ves preciosa… ésta noche – Pronuncia sin separar por completo sus labios de mi mano. Sonrío orgullosa del vestido escogido – Siempre eres la más hermosa para mis ojos pero esta noche, tu belleza es sublime.

- No es para tanto…

- Lo es, podría decir que hoy eres la estrella más brillante de ésta oscura noche y agradezco poder estar tan cerca de ti – Acaricia con algunos de sus dedos, mi mano aferrada a la suya – Eres hermosa Stephanie.

- Bu-bueno… ¿por qué me trajiste hoy aquí? – Estoy nerviosa, ella se ha puesto más romántica de lo usual y sé que algo busca decirme. Me sonríe abiertamente y al observar que llega el camarero con dos copas grandes y mi vino favorito, mis ojos se abren como platos.

- Quiero que celebremos principalmente nuestro amor, por sobre todas las cosas que nos amamos tan intensamente – Inquiere mientras me entrega la copa llena del vino más exquisito en la tierra y ella toma su copa – También porque estoy segura de que la mejor diseñadora obtendrá las más brillantes ideas para su nueva colección y no menos importante, porque obtuve el contrato y los dibujos en mis planos serán la próxima construcción en obra dentro de un mes – Le miro sorprendida y ella sonríe.

- Por nosotras entonces – Sonrío alzando la copa y hace lo mismo antes de golpearla suavemente contra la mía.

 

Conversamos durante buena parte de la cena y sonrío maravillada ante sus comentarios sobre su trabajo. Puedo ver lo orgullosa que está y no quiero frenarla en su fuerte deseo de continuar ascendiendo. – Toma mi mano entre la suya, la miro detenidamente y ella sonríe sin dejar de acariciar mis dedos con suavidad.

- Tú… realmente te volviste un pilar fundamental para que yo saliera adelante – Me apenan sus palabras, porque habla con tanta sinceridad que temo errar con ella – Eres mi cable a tierra Stephanie y suceda lo que deba suceder, te voy a seguir queriendo – Inquiere y mi corazón late acelerado.

 

Aquel día cuando hablamos aquello, como si fuese un augurio, Taeyeon habló con tanta solemnidad que temí lo que llegase a suceder. Y esperaba de todo… menos que apareciera ella. No frente a mí.

Sonriendo mientras entre sus manos aferraba su cámara. Le miré incómoda, estaba perturbada por el simple hecho de que no sabía si debía abofetearla o abrazarla llorando como una estúpida. Pero ella estaba nuevamente frente a mí. Tras seis años desde que ella me obligase a terminar para que todo volviera a su “orden natural” como lo nombró mi padre en el avión donde ambos volábamos a Francia. – Fue ese preciso momento en el que mi cabeza hizo clic y pude moverme. Yuri estaba parada frente a mí, tan sorprendida o más que yo al verse envuelta en éste curioso encuentro.

 

- ¿Qué haces tú aquí? – Pregunto, me cruzo de brazos y le miro alzando ligeramente el mentón, sé que no puedo mostrarme débil frente a ella. No cuando me echó a patadas del país con el corazón roto.

- Ah… Señorita Hwang, quiero presentarle a la fotógrafa de su nueva colección, su nombre es…

- Kwon Yuri – Completo su frase y mi asistente me mira dejando en claro que estoy en lo cierto - ¿Quién la ha escogido? ¿Di yo la autorización para que la trajeran?

- No hubiera tomado un vuelo a Londres desde Seúl de no ser por trabajo… señorita Hwang – Un hormigueo recorre mi espalda de solo escucharla hablar, principalmente cuando me llama por mi apellido. Estamos en un completo silencio, uno que quizás ni la espada con el filo más peligroso podría llegar a cortar.

- ¿Podrías dejarnos a solas? – Miro a mi asistente y ella desaparece como un rayo tras la puerta de mi despacho. Levanto la vista y me encuentro con la mirada de Yuri - ¿Por qué estás aquí?

- Por trabajo – Responde secamente. Llevo una mano a mi frente y suspiro abatida - ¿Esperabas algo más?

- ¿Qué podría esperar de ti? Me echaste a patadas de Estados Unidos y te supliqué… - Estoy intentando parecer fuerte y sé que de no ser por el maravilloso escritorio, notaría que mis piernas tiemblan como gelatinas debajo de la mesa.

- No tenía opción – Le miro y siento cólera. Todas esas noches que lloré por ella, que intenté defenderla frente a mi padre. Sin embargo, ella no tenía opción – Quería protegerte.

- ¿Protegerme? ¡Yo te protegí de mi padre! – Grito y me levanto a su vez de mi escritorio. Camino hasta ella y golpeo con la punta de mi dedo índice su hombro – Si hubieras sido más valiente… no te hubiese perdido.

- ¿Y crees que no me dolió? – Miro por primera vez a sus ojos. Un mar entrañable en aquella época – Deseaba cada noche volver a tenerte entre mis brazos… y no podía sentir tu piel contra la mía – Habla con esa voz gruesa y sensual que me llevaba al cielo. Ahora no ocasiona más que el desgarro de mi corazón – Creí que podría ser capaz de encontrarte… no quería rendirme contigo pero cuando te encontré en París… estabas con Taeyeon – Mi mandíbula tiembla… ella si nos vio, volvió a repetirse la historia – Quise creer que habías salido adelante… me lastimó que fuese con Taeyeon pero lo habías logrado al menos.

- Yo quería ser feliz contigo – Susurro y ella se acerca un poco más. Retrocedo un paso y ella se detiene, sé que me mostraré débil si la dejo seguir – Pero aprendí algo cuando dejé mi vida en Estados Unidos.

- … ¿Me permites saber qué es eso que aprendiste? – Pregunta y me doy vuelta, camino hasta el ventanal y miro la ciudad.

- Nosotros somos como un libro… cada etapa de nuestras vidas, es un capítulo – Los brazos de Yuri me rodean la cintura y vuelvo a sentir su perfume. Cierro mis ojos, recordando la sensación cuando tenía tan solo diecisiete años y me abrazaba de ésta manera – Y tú… eres un capítulo pasado – Me suelto de su agarre y respiro profundamente – Yo salí adelante… ahora tengo una relación con Taeyeon y no quiero mentirle. Eres, fuiste y serás el mejor amor de escuela que tuve, pero solo eres eso Yuri. Un amor de adolescentes – Me estoy muriendo por dentro.

- ¿De verdad no hay una oportunidad nueva para mí? – Pregunta y sé que quiero saltar a sus brazos pero ya no soy la niña débil que solía correr a sus brazos llorando cuando sentía el peligro asediarla.

- No, lo siento – Bajo la vista. No quiero que vea inseguridad en mis ojos, porque solo puedo demostrar debilidad, mis miedos guardados bajo mil cajas dentro de mi pecho. Una de sus manos levanta mi rostro y temo que sea impulsiva y me bese, pero una tenue sonrisa bordeando su rostro, llama mi atención.

- Siempre fuiste de ideas claras, eras firme incluso en aquella época. No debí separarme de ti. Todo hubiera sido mejor si tan solo te hubiese dicho que te amaba – Deseo llorar pero debo mantenerme firme – Gracias por darme una luz de vida durante mi adolescencia… jamás dejaré de amarte – Susurra, mis ojos se llenan de lágrimas y al verla salir de mi despacho, rompo a llorar, de la manera más desgarradora posible.

 

¡Quiero devuelta mi mundo con ella! – Sé que soy incapaz de tener todo lo que deseo, pero si tan solo pudiera… tan solo una vez. Me levanto del suelo, quiero intentarlo solo una vez, sin errores, sin pensar en las consecuencias y salgo corriendo. Al abrir la puerta de mi despacho, grito su nombre y no la veo entre todas las personas que corren por todos lados. Avanzo sin dejar de mirar desesperada por todo el lugar. Unos gritos llaman mi atención. - ¡Señorita Hwang cuidado! – Gritan pero yo no alcanzo a darme cuenta, cuando algo golpea con fuerza mi cabeza.

 

Todo me da vueltas, y solo escucho una voz. El suave viento sopla contra mis mejillas y las manecillas de un reloj que avanzan, son lo único que quiebran por completo ese perfecto silencio. – Tiff abre los ojos.

- ¿Ella va a estar bien? – La voz de un hombre llama mi atención.

- Tranquilo señor Hwang… pronto despertará – Mis ojos lentamente comienzan a abrirse, y frente a mí, está la imagen vivida de una Yuri de diecisiete años, observándome preocupada - ¿Estás bien?

- Yuri… ¿en serio eres tú? – Le miro sorprendida, mis ojos se llenan de lágrimas y ella me mira sin entender nada, acaricia mis cabellos y asiente.

- Claro que sí amor, soy yo – Responde y la abrazo llorando, estoy débil pero no puedo creerlo. Un hombre carraspea y me baja un sudor frío, me separo de Yuri sin saber cómo comprender lo que sucedió y observo a mi padre, de brazos cruzados mirándome.

- Papá… ella y yo…

- Hemos tenido suficiente tiempo para hablar con la señorita Kwon desde que te golpeaste la cabeza hace dos días y quedaste inconsciente – Sé que estoy blanca, pero ahora es peor. Todo lo vivido, aquella vida que tuve separada de Yuri, fue una alucinación creada por mi miedo a perderla frente al hombre que me observa ahora – Estoy molesto, yo…

- Papá, fue mi culpa no decirte la verdad antes… yo – Bajo la vista y tomo la mano de Yuri – La quiero a ella… es mi novia y no quiero separarme de ella.

- Debiste habérmelo dicho antes, pero también tengo la culpa de no prestarte atención – Inquiere, le miro sorprendida, suspira y me mira – Perdóname hija, tu… novia me contó por todo lo que pasaste y lo mucho que sufriste. No fui capaz de estar a tu lado pero ella sí, y por mucho que me cueste aceptar que mi hija pues… tiene otra orientación ual, no me queda más que estar en absoluta gratitud con ella – El discurso que me da, me sorprende. Muy por el contrario de mi alucinación, acepta todo lo sucedido y todo se pone más extraño para mí y mi mente ligeramente recompuesta de esa extraña pesadilla – Bien… creo que debo darles un tiempo a solas. Iré a preparar algo para la cena. ¿Te quedas a cenar?

- Me encantaría señor Hwang – Confiesa Yuri y le miro detenidamente. Mi padre desaparece tras la puerta de mi habitación y la observo. Ella me encuentra mirándole y sonríe - ¿Qué hay en mi cara, que sea tan fascinante?

- Tu cara no es fascinante – Hablo y ella deja de sonreír – Lo maravilloso es poder saber que sigues siendo mi novia y nada ha cambiado – La abrazo y ella sin saber que decir solo me aprieta contra su cuerpo.

- ¿Qué sueños o pesadillas tuviste mientras estabas inconsciente?

- Algo que no quiero que suceda. Tú… ¿Lucharás por mi verdad? – Le pregunto separándome de ella y levanta una ceja preocupada.

- C-creo que fue mi culpa desde un principio que estés así – Inquiere y me muerdo el labio, Yuri lleva sus manos hasta las mías y suspira llevándolas a sus labios, cierro mis ojos disfrutando de la cálida sensación – No debí preocuparte cuando dije que me iría a Corea pero…

- Quiero estar contigo Yuri y nada más que tu persona me importa en este mundo. Quiero poder vivir mi vida contigo – Le miro desesperada y ella solo lleva su mano a mi rostro, sonríe suspirando.

- ¿Debemos arreglar esta situación verdad? – Pregunta mirándome y acaricia mi rostro. Sonrío y recuesto mi mejilla contra su pecho, mi corazón late eufórico. Me siento feliz con el simple hecho de saber que ella sigue a mi lado.

- Yuri… no quiero estar con Taeyeon y que cuando tengamos veintitantos volvamos a encontrarnos en Londres para que nuestra relación jamás hubiese existido a futuro.

- ¿Por qué siempre Taeyeon debe estar metida entre nuestros asuntos? – Pregunta, me separo y la veo sonreírme. Me encojo de hombros y suspiro.

- Supongo que porque siempre ha sido así… quédate conmigo Yuri, te amo, yo…

- Jamás te dejaría sola, eres mía y por mucho que a tu padre le cueste aceptarlo, voy a estar contigo siempre – Sonríe coquetamente y me estremezco. Es esa sonrisa que me cautiva y me seduce a cada momento. Vuelvo a acercarme un poco y junto nuestros labios, siento una descarga eléctrica pasar por mi espalda y sé cuánto moría por sentir sus labios. Rodeo su cuello y ella a su vez me toma por la cintura, aprieta la seda de mi pijama y suspiro contra su boca. Cada vez que intensificamos más el beso, siento más calor.

- Yul… - Suspiro su nombre cuando sus labios bajan lentamente hasta mi cuello. Pero nos separamos estrepitosamente cuando un carraspeo advierte que mi padre se encuentra en la puerta.

- Sinceramente… no puedo acostumbrarme a ver este tipo de escenas por parte de mi hija – Le miro y me muerdo el labio.

- Papá… hay algo que debo hablar contigo.

- Lo haremos cuando Yuri se vaya amor – Repone y asiento – Ahora vamos a comer lo que he preparado.

 

La comida pasa lentamente para los tres, y aunque no pueda evitar recordar cada momento de mi sueño, siento que todo es diferente. – Observo a mi padre, él conversa con Yuri y ella contesta de una forma educada a cada cosa que él le pregunta. ¿Cómo habrá sucedido todo? ¿Realmente quedé inconsciente?

No pude preguntar sobre eso, porque no quería que la situación se volviera tensa. Y sin embargo, rogaba porque no llegara el momento en que Yuri se tuviese que ir de mi hogar, sabía que no podría retrasarlo mucho más tiempo, no importaba nada, el tiempo no se detendría. – Mientras colocaba los platos en la regadera, mi padre terminaba de guardar todos los implementos restantes.

- Y bien Miyoung ¿de qué querías hablarme? – Me pregunta, me llama por mi nombre coreano y sé que cualquier conversación de ahora en adelante será más seria de lo normal. Advierto aquello y bajo la vista a los platos.

- Yo… ¿qué piensas sobre Yuri?

- ¿Yuri? – Me muerdo el labio, tengo miedo de lo que pueda llegar a escuchar – Parece una buena chica, y no puedo evitar sentir la necesaria urgencia de usar mi control paterno sobre ella. Sus manos son demasiado rápidas – Me avergüenzo y sé que habla de las dos veces en las que nos ha visto un poco más eufóricas – Sin embargo… es amable y educada.

- Ella se irá a Corea después que nos graduemos… espera. ¿Y la graduación? – Pregunto, sé que ya me la he perdido y un dolor crece en mi pecho. No me gradué ni con mis amigas y mucho menos con mi novia.

- Ella dijo que quería hablar contigo sobre eso mañana – Responde y asiento bajando la vista – Miyoung, sé que estás preocupada de lo que vaya a suceder de ahora en adelante, y es verdad que vamos a viajar a Europa durante las vacaciones pero desde que supe todo lo que pasó aquí porque estabas sola, me ha hecho pensar y quiero que vuelvas a vivir conmigo en Corea. Será en el lugar que tú quieras, pero ya no te dejaré vivir sola hasta que tú lo decidas – Mis ojos se llenan de lágrimas y lo observo, mi padre me mira con una pequeña sonrisa en sus labios, asiento lentamente y rodeo su cuello, lo abrazo y me siento totalmente agradecida por tener a este hombre como mi padre – Estoy orgulloso de tus logros y seguramente mamá también lo estaría.

 

Y ésta es mi historia.

La historia de una chica normal, con una vida normal y que decidió vivirla a cada momento de una manera que muchos han vivido. No soy con exactitud el ejemplo a seguir de lo que se debería hacer pero sí sé que si tuviese que escoger nuevamente entre varias vidas, optaría por ésta. Porque sin importar los horrores, las tristezas y todo lo demás, siempre voy a tener a esa solitaria y guapa Kwon Yuri, que se robó mi corazón la primera vez que nos vimos porque aunque me empujó la primera vez, dentro de mi ser, mi corazón ya estaba armando los cimientos para albergar su corazón dentro.

 

8 años después…

 

Guardo la última caja que queda y observo el lugar. Es más tranquilo y se respira un aire agradable, estoy un poco inquieta y sé que se debe al simple hecho de que ya no estoy en la casa de mi padre, sino que estoy terminando de arreglar las cosas en mi nuevo hogar. Bajo la vista a una fotografía y la tomo entre mis manos. Sonrío al ver la imagen y acaricio a través del vidrio, el rostro de aquella chica.

 

- ¿Qué hubiera sucedido si no me quedaba contigo? – Pregunto al aire y siento unos brazos rodear mi cintura, besan mi mejilla y cierro mis ojos suspirando.

- Tu vida no sería tan feliz como lo ha sido – Vuelve a besar mi mejilla y lleva su nariz a mi cuello aspirando mi aroma – No deberías hacer esas preguntas ahora. Eres mía de ahora en adelante – Sonrió y me giro entre sus brazos, rodeo su cuello y beso sus labios.

- No digas eso, tú eres mía de ahora en adelante. Soy la chica posesiva de nuestra relación – Inquiero y ella sonríe asintiendo – Kwon Yuri, usted ahora es una mujer de un solo hogar. No más noches de fiesta ¿Entendido? – Ella asiente y no deja de mirarme con una sonrisa plantada en los labios - ¿Qué sucede? ¿Tengo algo en la cara?

- Sí, tienes unos ojos hermosos, una sonrisa alucinante pero ¿quieres saber qué pienso? – Asiento lentamente – Estoy pensando que si alguna vez en otro tiempo nos llegásemos a encontrar desearía volver a ser la misma Yuri para poder enamorarte y así vivir eternamente junto a ti.

 

Y aunque sin embargo, no sepamos cual es el destino que nos deparará el futuro, sabemos que estamos seguras de algo.

Nadie más vive nuestro presente y depende de nosotras… vivir felices por siempre. 

 


 

Y este es el final del spin-off de When you come to me

Realmente, espero les haya gustado y no se quedaran con ganas de más. Continuaré subiendo el Fanfic y mientras tanto

quizás dejaré mi MiniFic más popular entre todos los que he escrito. (Amantes del YulSic, esto es para ustedes)

Sin más, nos leemos muy pronto !

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Comments

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abi-21 #1
Chapter 7: A pesar de q no soy muy fan del YulTi, me ha gustado el minific, gracias por compartirlo ^^
gabriela021
#2
Chapter 7: Me gusto la historia, sobre todo por que no es el típico taeny que es lo que siempre hay, es la primera vez que encuentro uno yulti, y me gusto a pesar que prefiero el yulsic
Angel_Truesdale #3
Chapter 2: OMG! El primer cap está buenísimo!!! La historia comenzo emocionante... por que tae y sica querian dañar a Tiffany? Que aquellas dos sean asi, hace que la historia sea interesante...muy interesante.
Sowon_9 #4
Chapter 6: estaré esperando con ansias el último capítulo \^_^/
jungie95 #5
Chapter 3: Es un hermoso yulti :)
LectoraLemon #6
Chapter 2: Alfinal creo q sera YulTi :v