Capitulo 2.
AFTER (version TaeNy) resubidoOjalá pudiera decir que el ambiente familiar del centro de Seul me ha relajado durante el trayecto, o que el sentido de la aventura ha ido apoderándose de mí a cada señal que indicaba que estábamos cada vez más cerca de la Seul Central. Pero la verdad es que me he pasado el viaje planificando y obsesionándome. Ni siquiera estoy segura de qué estaba diciendo Bora, pero sé que estaba intentando darme ánimos y emocionada por mí.
—¡Ya hemos llegado! —chilla mi madre cuando cruzamos el arco que da acceso al campus. En la realidad, la universidad es igual de magnífica que en los folletos y en la página web, y me quedo impresionada al instante al ver los elegantes edificios de piedra.
Cientos de personas — padres que se despiden de sus hijos con besos y abrazos, grupos de estudiantes de primer curso ataviados de los pies a la cabeza con el uniforme de la UNS, y unos cuantos rezagados perdidos y confundidos —inundan el área. El tamaño del campus intimida, pero espero que al cabo de unas pocas semanas me sienta ya como en casa. Mi madre insiste en acompañarme a la charla de orientación para novatos. Consigue mantener una sonrisa en la cara durante las tres horas que dura la sesión, y Bora escucha con atención, igual que yo.
—Me gustaría ver tu dormitorio antes de irnos —dice mi madre cuando todo ha terminado—. Quiero asegurarme de que todo está correcto. Observa el viejo edificio con una mirada de desaprobación. Tiene la costumbre de sacarle defectos a todo. Bora sonríe, para calmar el ambiente, y mi madre vuelve a animarse.
—¡No me puedo creer que estés en la facultad! Mi única hija, estudiante universitaria, viviendo por su cuenta. No me lo puedo creer —gimotea mientras se da unos toquecitos con un pañuelo para secarse las lágrimas sin arruinarse el maquillaje. Bora nos sigue con mis maletas mientras recorremos el pasillo.
—Es la B22..., estamos en el pasillo C —les digo. Por suerte, veo una «B» enorme pintada en la pared —. Es por aquí —señalo al tiempo que mi madre empieza a volverse hacia el lado contrario. Me alegro de haber traído sólo unas cuantas prendas de ropa, una manta y algunos de mis libros favoritos. Así, Bora no tiene que cargar demasiado y yo no tendré mucho que sacar.
—B22 —resopla mi madre. Sus tacones son extremadamente altos para todo lo que estamos andando. Al final del largo pasillo, introduzco la llave en la vieja puerta de madera y, cuando ésta se abre, mi madre sofoca un grito de espanto. La habitación no es muy grande, hay dos camas minúsculas, un armario, una pequeña cómoda y dos escritorios. Al cabo de un instante, mi mirada se desvía hacia el origen de su sorpresa: un lado del cuarto está repleto de pósteres de bandas de música de las que ni siquiera he oído hablar, y los rostros y los cuerpos que se muestran en ellos están cubiertos de piercings y tatuajes. Además, hay una chica tumbada en la cama. Tiene el pelo castaño, la raya del ojo de casi un dedo de grosor, y los brazos casi llenos de llamativos tatuajes.
—Eh —dice sonri
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