Capítulo 6: Siempre mis dedos entre los tuyos

La chica del internado entre mis recuerdos
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(Preparen sus  kleenex)...

 

 

 

 

Ese día era uno más de la hermosa utopía que Tiffany creaba para mí, ahora lo recuerdo y miles de sensaciones me recorren con nostalgia, mi corazón tiene sus ultimo palpitares con odio, la vida hacía que mi felicidad me guiara a lo que fuera, el fin del cielo que Tiffany creaba dentro de mí, aun así, el consuelo de sus manos en las mías, mi cabeza en su pecho, mi ser escuchando sus gritos desgarradores, y lo que siento por ella, siguen estando tan latentes y mezclados.

 

-Deberías descansar bien, mañana empiezan las clases otra vez y de seguro el miércoles brillarás –decía Tiffany con sus dedos entrelazados a los míos, estando fuera de mi habitación.

 

-y todo gracias a ti –le susurré con una boba sonrisa en el rostro.

 

- ¡claro que no! –Dijo riendo- eres talentosa, yo sólo hice que jugaras conmigo –me abrazó con fuerza, su cuerpo lo sentía mío, su olor era embriagadoramente adorable.

 

-Te quiero… -le susurré, de mis labios tímidos esas dos palabras sonaban a una insignificante pronunciación, pero no, era lo más sincero que sentía mi corazón, mi pecho, mi mente y los mil sentidos que Tiffany alteraba con esa sonrisa que se le dibujaba bajo la nariz con hasta lo más mínimo que le hiciera reír, y yo… cautivándome con su existencia, más agradecida con la vida no podía estar; aunque pensándolo ahora, sintiendo, torturándome y recordándomelo… hubiese preferido decirle un “te amo”.

 

-Yo también te quiero –respondió con una suave voz, que se hizo eterna en mi mente esa noche, como si mi mundo hubiese sido arreglado de principio a fin con esas palabras, amaba a Tiffany, de mil maneras que superarían cualquier amor que antes pudiera haber sentido cualquier ser humano, que superara lo romántico, que superaría incluso, a la misma sociedad y sus creencias.

 

Recordé que tenía su chaqueta aún en mi cuarto, la hice pasar para que la recogiera, pero no lo hizo.

 

-Gracias por tu chaqueta –le dije tomándola entre mis manos extendiéndosela.

 

- ¿Es mía? –preguntó analizando la prenda azulada que poseía.

 

-Sí, es tuya –saqué del bolsillo aquella rojiza piedra que había caído esa mañana, mostrándosela.

 

Tiffany la tomó con su delicada mano, cerró los ojos y mordiéndose los labios emitía pequeños gemidos en su respiración.

 

-uhmm…-abrió los ojos- las inscripciones –dijo repentinamente.

 

- ¿Qué tienen? –le pregunté con duda.

 

-La tenía, el día que fueron las inscripciones –me sorprendí mucho, parecía realmente que el color rojo mantenía una conexión con ella.

 

-Estaba en el bolsillo de la chaqueta –le dije insistiendo con que agarrara su prenda.

 

-póntela –dijo sin cambiar la expresión de su rostro- quiero ver –su sonrisa parecía pícara ante mis ojos, pero no estaba segura.

 

Me puse la chaqueta sobre el uniforme, la oscuridad reinaba en mi cuarto, cuando abroché la cremallera hasta mi cuello, Tiffany esbozó una sonrisa de cautivo.

 

-Se te ve mejor a ti que a mí- repitió como un comentario deja vú- Buenas noches Taeyeon –dijo antes de besarme la mejilla y salir de mi cuarto.

 

Cerré la puerta esa noche de domingo, soltando la mano de Tiffany, sintiendo el vacío del calor en mis manos, el frío de mi habitación había cambiado, todo en mí había cambiado.

 

Desperté el lunes, y lo primero que vi fue esa cinta roja atada en mi muñeca, una floja y dulce sonrisa se posó en mis labios como una tibia caricia de Tiffany, me levanté, me quite el pijama y viendo mis horribles marcas de golpes en el cuerpo a través del espejo, ese objeto reflejaba más calma que un triste reflejo; con prisa de no llegar tarde, abrí rápidamente la puerta, al cerrarla poniendo mi mano en la perilla de ésta, noté una enorme cantidad de cintas rojas colgando de ella, mi prisa se detuvo, mi corazón latió a mil por hora y recordé a Tiffany.

 

Pasé por el desayuno, escuchaba los murmullos de las chicas, el tema de conversación eran las anécdotas de sus citas del fin de semana, y muchos más también, de la cita que era entre Tiffany y yo, una semana atrás nadie sabía que existía, y por esa razón ahora, todos recordaban mi nombre y como había hecho trampa, aun sabiendo todas que el nombre de Tiffany era el que estaba en la urna equivocada, y yo seguramente aunque no me interesara, me había inscrito a través de otra persona.

 

Estaba tan concentrada en estar con Tiffany lo más pronto posible, que ahora no recuerdo la clase exacta que, entre este lunes, pero al entrar, todas mis compañeras me miraban como si fuera el ser más odiado del planeta.

 

Podría haberme importado antes, pero ahora no, con Tiffany nada que pasara podría dolerme, ella, en simples palabras me hizo inmortal.

 

Al primer receso salí corriendo de la sala de clases, fui al baño para refrescarme, sin intuir que fue un error.

 

- ¿No crees que ya me has humillado lo suficiente? –escuché a Yuran decir, cerrando la puerta con violencia mientras me refrescaba las manos, su voz sonaba iracunda, me reía por dentro, quien siempre era humillada era yo con su enorme cantidad de golpes sin razón, pero con sólo estar cerca de Tiffany, Yuran, se volvía un mar de celos.

 

-Te has humillado sola –le dije sin mirarla.

 

-No me provoques Kim – se acercó a mí, pero el miedo y el valor del momento, me hizo pensar que Tiffany no tenía por qué defenderme siempre, o si no, ¿cómo la defendería a ella? Y esos pensamientos desbordaron un hermoso valor que fue transformado a un puño en mi mano derecha, que se estrelló con violencia en el rostro de Yuran.

 

Con el impacto la envié al piso, mi mano ardía ¡Pero ¡qué importaba! En ese momento no pensé en las consecuencias.

 

- ¡Voy a matarte Kim! –se lanzó sobre mí, y me golpeó fuertemente en el rostro.

 

Con Camila y Hyuna fuera de la escena, por primera vez, la pelea fue justa, le di sus buenos golpetazos, aunque la más dañada fui yo, recuerdo que me rompió el labio, y yo le rompí el suyo, hasta que un momento estaba agarrando mucha fuerza y cobardemente tuve que irme, salí huyendo de la escena, como quien se escapa de una furiosa némesis.

 

Corrí a toda velocidad por los pasillos miraba hacia atrás por si Yuran me seguía, mi corazón palpitaba a miles, mis manos estaban adoloridas y mi rostro sangraba un poco; sentí una desestabilización de mi cuerpo, un dolor molesto y noté en unos milisegundos que por mirar hacia atrás me choqué con alguien.

 

Me planté al piso sobre una chica, en un instante incómodo noté que mi rostro estaba perfectamente ubicado entre medio de sus pechos, su olor era algo tan majestuoso para mí que era algo reconocible de aquí a lo lejos.

 

-Creo –dijo- que es un poco temprano para esta clase de posiciones –Tiffany se reía, con sus piernas me abrazaba la cintura en el piso en frente de toda la multitud.

 

- ¡ah! ¡¡ahh perdón!! –me intenté levantar rápidamente, con un sonrojo de oreja a oreja ¿qué era eso que Tifany había dicho? Pero sus piernas me lo impedían.

 

-Eres linda cuando te sonrojas –me susurró levantándose.

 

- ¿Estás bien? –intenté ayudarla.

 

Su mirada cambió radicalmente al analizarme, se enojó un poco, pasó sus delicados dedos que tanto amaba por el borde de mi labio.

 

- ¿Qué te pasó? –me preguntó enojada, aun así, sus gestos iracundos seguían dándole ese encanto.

 

-Ahh –titubee.

 

Tiffany miró alrededor, de reojo noté las miradas de todas sobre mí, me agarró de la mano con fuerza y sin rumbo fijo empezó a caminar conmigo, miraba atrás por si Yuran se aparecía, pero fue como si el baño se la tragara.

 

-Es mi idea ¿o suelen mirarnos mucho? –dijo con una cara extraña, intentando buscar una respuesta mordiéndose los labios.

 

-Si es cierto, pero más a mí que a ti –le dije como obvio.

 

- ¿Tan popular eres? Amh… -se mordía los labios, le mostré mi cinta roja –¡Taeyeon!

 

-No exactamente, aquí la popular eres tú, y como yo soy quien está contigo, me odian –dije riéndome, no sé, pero me dio risa.

 

-Entonces debes ser encantadoramente linda –decía - ¿qué somos?

 

- ¿cómo eso? –le dije, al parecer nuevamente se olvidó un poco de mí, pero seguía dedicándome esa hermosa sonrisa.

 

-Tienes una de mis cintitas, eso quiere decir que eres mía -¡¡¿Qué yo qué?!! Me sonrojé de sobre manera, pude haber pensado en eso, como un juguete, en una mascota, pero no, había pensado otra cosa.

 

- ¡Somos amigas! –le exclamé tan rápido que dudo haberlo pronunciado bien.

 

-Lo sé, lo recuerdo –se reía- sólo quería ver que decías –empezó a carcajear.

 

Tiffany es la dulzura hecha persona, luego que el timbre sonara, las clases volvieron, pero fue tan insignificante que ni siquiera recuerdo haber aprendido algo, el rostro de Tiffany se me repetía una y otra vez, sólo recuerdo los recesos que pasaba con ella, nos sentábamos en el pasto y conversábamos de cosas, especialmente recuerdo, al final del día indirectamente decirle cosas que nunca pensé sentir.

 

-Hay veces que mi enfermedad no afecta tanto –me decía riendo, el sol sobre nosotras se ocultaba, estábamos acostadas en el pasto al revés solo uniéndonos por la cabeza.

 

-A veces siento que sería bueno olvidar ciertas cosas –le dije pensando rápidamente en todos los sucesos sobre traumáticos que abordaban mi vida.

 

-Lo mismo decía mi mamá, la extraño mucho –apegaba su rostro al mía, haciendo que nuestras mejillas tuvieran una nula distancia- Al menos podré pasar las vacaciones con ella, odio que trabajen tanto.

 

-Eres una chica buena, de seguro ellos desean pasar más tiempo contigo –le dije sintiendo fielmente el calor de su mejilla apegada a la mía.

 

-No lo sé, te extrañaré mucho cuando salgamos del internado –su voz era triste, me sentí extraña, nunca había tenido esa sensación que alguien me amara a tal punto de necesitarme a la distancia.

 

-No iré muy lejos, he vivido aquí desde hace tres años –le confesé, que mis padres me abandonaran en este lugar tan repentinamente nunca pude superarlo, la relación que había en mi casa era dolorosa, mi padre era un alcohólico y solía golpear a mi madre, cuando ellos se separaron mi madre quedó sola, como no podía cuidarme bien ellos decidieron meterme aquí y nunca más regresaron por mí.

 

- ¿tus padres? –preguntó confundida.

 

-Eso no existe para mí –enredé su cabello entre mis dedos al sentirlo sobre mí.

 

-Debe haber alguien que te cuide cuando el internado no pueda –me dijo pensativa, como buscando otro familiar, pero la respuesta estaba muy cerca.

 

-Hay una persona que me cuida cuando el internado no puede, y has sido tú desde que te conocí –con dificultad mis palabras salieron como sincera proeza de mis labios.

 

Tiffany se levantó un poco, puso su rostro encima del mío, como simetría me besó la frente, dónde claramente yo también podía hacerlo; sus ojos se introducían en los míos con una mirada que no olvidaría nunca.

 

Al fin del día lunes, como siempre Tiffany me llevó al cuarto donde me correspondía dormir, miró la perilla que estaba llena de cintas rojas que ella misma había colocado, me abrazó fuertemente, en un par de segundos su abrazo se intensificó y se apegó a mí con fuerza contra la pared, me sentía apresada entre sus brazos, su torso y sus piernas, pero era una sensación hermosa, me dolía tener que cerrar la puerta e intentar dormir como fingiendo no recordar lo que conversábamos y las sensaciones que me producía, no tenía una idea clara de la clase de sentimientos que Tiffany me producía, pero me sentía genial, me sentía protegida a su lado, y fuera lo que fuera, lo que Tiffany sentía por mí era amor, no estaba segura realmente que era sentirse amada, pero ella era la viva prueba de que lo que yo sentía por su persona, era amor.

 

El día martes de esta semana, no recuerdo más que vagos momentos en las clases, pero a presencia de Tiffany, todo lo que ella dijera se grababa en mi mente como tatuajes que se impregnan en la piel.

 

Llego mi día miércoles, este día miércoles que parecía tan importante, que desencadenaría más odio que cualquier otro, sin razón, ni piedad.

 

- ¡Chicas! –Gritó la entrenadora mientras estábamos en la fila- Mañana es un partido importante, estuve mirando las habilidades de cada una y hacer la titulación es bastante difícil, no quiero arriesgar nada –decía con esa voz firme y molesta que la caracterizaba tanto.

 

Estaba la mitad del club sentada en la banca, y yo ahí parada en la fila donde Yuran estaba y su equipo de triunfadoras que siempre ganaban.

 

- ¡Kim! ¡Lee! –gritó me sobre exalté, había dicho mi nombre, Amanda no podía estar más extrañada y el rostro de Yuran, rugía con la mirada- Hagan un equipo para practicar, Kim tú escoges primero.

 

Me miraban con una confusión terrible ¿Por qué repentinamente la chica que nunca jugaba era capitana temporal de un equipo de práctica? Me reía por dentro, me adelanté los pasos correspondientes, recordé las palabras de Tiffany de esa mañana, dándome aliento, ánimo y confianza, tanto tiempo mirando como jugaban que conocía perfectamente las habilidades y puntos débiles de todas.

 

Hice mi selección y Yuran la suya, nos disputamos el pase principal, ahora no era una pelea a golpes, pero ese partido se convirtió en una guerra.

 

Sentía mi corazón arder como si un volcán hubiese sido explotado con violencia, me movía con rapidez, quitarle el balón al equipo de Yuran era lo suficientemente fácil, encestar entre tanta gente aún más, sentía dentro de mi mente la mirada de Tiffany, deseaba jugar en ese partido porque estaría cerca de ella, más que por darle honores al internado; Yuran era brusca conmigo, no sé cómo podía salvarse de tantas faltas, pero no era lo suficientemente dura como para poder pararme, luego de tantos minutos disputando, mi equipo debido a la buena combinación de personal que dispuse, ganó estrepitoso sobre el otro equipo por una diferencia de 16 puntos.

 

El pitazo final resonó cuando di el ultimo encesto de 3 puntos.

 

-Buen trabajo –dijo la entrenadora- estuve viendo a las mejores, señorita Kim déjeme decirle que su velocidad y precisión, me han impresionado –mi corazón latía tan fuerte de ansiedad y cansancio que no podía concentrarme bien, y aunque no la viera, sabía que Yuran me dirigía molestas miradas de rencor.

 

La entrenadora miró una lista en su cuaderno, una a una salieron las titulares, podía haberme resentido a saber que no jugaría como toda vida en el inter había pasado, pero Tiffany, había creado dentro de mí una pequeña chispa, que se convirtió en un aterrador incendio, cuando la entrenadora dijo:

 

-…y Kim Taeyeon –mis ojos se abrieron de par en par, mis manos estaban alteradas y más agradecida con la vida no podía estar.

 

Apenas la clase terminó me eché a correr por los pasillos a tanta velocidad que el cansancio era insignificante, corrí por los pasillos, en la cancha de futbol americano del casi el otro extremo del establecimiento, divisé a Jessica, como rápido instinto mi vista se posó rápidamente entre todas, cuando miré a Tiffany que se encontraba apoyada sobre una de las bancas me abalancé sobre ella, abrazándola con fuerza a tal extremo de levantarla del piso.

 

- ¡Soy titular! –le grité con emoción, recuerdo haber sentido aquel momento como un infarto de alegrías y deseaba que Tiffany lo supiera lo antes posible.

 

- ¿titular de qué? –me preguntó con duda, pero aun así una sonrisa de alegría adornaba su hermoso rostro mientras su sedoso cabello caía por mi cara.

 

- ¿Quién soy? –le pregunté con la misma risa boba.

 

-Taeyeon no bromees –se puso a reír, al menos me reconocía.

 

-Hay un partido de básquet ¿recuerdas que nunca podía jugar? Pero tú me ayudaste a entrar a las titulares ¡y estoy dentro! -la apretaba con fuerza, el peso de su cuerpo entre mis brazos y mi torso era una exquisita presión.

 

-¡¡¿En serio?!!- gritó con euforia –¡Me alegro tanto! –me abrazó fuertemente la cabeza y mi rostro volvió a ahogarse entre sus pechos.

 

-Fanny….me aho-ahogas…-le susurré o intenté decirle.

 

- ¡Pero con amor! –se reía.

 

Se bajó de mi cuerpo, volvió abrazarme fuertemente.

 

-Mañana será un gran día –me susurró al oído mientras me apretaba.

 

-Gracias por todo –le dije con una voz quebrada, me sentía feliz.

 

-no…-me susurró con esa risita tan encantadora- gracias a ti.

 

Con los siguientes recesos pasé todo el día contándole hasta el más mínimo movimiento de cómo había sido el partido de práctica, era la primera vez que no estaría en la banca en los tres años que llevaba siendo parte del club; Tiffany me encantaba, pero no como a los demás les gustaba, a mí me enloquecía, no la veía como un objeto que poseyéndolo tendría más popularidad, estoy segura, que, hasta el día de hoy, nadie ha podido amar a Tiffany, como yo lo sigo haciendo.

 

Llego la noche de ese día, tuve que bañarme a plena vista de Tiffany, pero estaba tan emocionada contándole todo lo que había pasado, que mi vergüenza se había esfumado completamente, además que ella ya había visto mi cuerpo y aunque no tuviera la misma perfección que ella, su mirada me abrigaba con ternura.

 

Ayer… o sea el jueves, fue el gran día del partido, aquel que me llevaría a la gloria absoluta y al infierno al mismo instante.

 

Me levanté rápidamente, me puse mi uniforme de educación física, y por primera vez en muchos años, me tomé el cabello en una coleta, donde claramente se veía el brillo de mis ojos, la sonrisa de mis labios y una Taeyeon, completamente diferente; abrí de golpe la puerta, encontrándome con el hermoso ángel que había aparecido en mi vida.

 

- ¡Buenos días! –exclamó Tiffany abalanzándose con euforia sobre mí.

 

-¡Buenos días! –la abracé con fuerza, cuando se separó un poco de mí, vi su uniforme oficial de animadora, mis ojos se dilataron con amor, se veía tan bella y encantadora –Whoa –susurré con bobería- ¡Qué linda eres! –miré su cuerpo, tenía una pequeña faldita azul con una pantaleta lo bastante larga de color negro, lo suficiente para que no se viera más de lo deseado, una camiseta con tirantes bien moldeada a su cuerpo, con el azul y negro colores del internado, su prominente logo y lo que más me enamoró, sobre su brazo derecho portaba una amarilla banda que decía claramente “Capitana” podría haber saltado, gritado o correr de alegría al ver ese género ahí, pero no, sólo pude derretirme por dentro.

 

-Ahora sé porque puse tantas cintas en la perilla –se reía- olvidé tu habitación, gracias por dejarlas ahí –me sonreía, pero quien estaba agradecida era yo.

 

Me agarró con fuerza de la mano, las chicas del internado corrían allá y acá comentando el partido, me sentí emocionada, la mano de Tiffany sudaba entre la mía, ese calor intenso me estaba empezando a gustar por muy bizarro que sonara, me llevó al gimnasio, Jessica estaba en él y todas vestidas iguales.

 

-Taeyeon –me llamó Jessica- esfuérzate –me dijo con una seria mirada que expresaba amistad.

 

El club de básquet empezó a llegar, la entrenadora nos pasó los uniformes, correspondientes a los colores del internado una a una.

 

Corrí rápidamente a los vestidores, con Tiffany agarrada de la mano, siempre sonreía me reía de la velocidad donde nos habíamos hecho dueñas del mundo, bajó conmigo al frente de mi casillero, si bien había más chicas de mi equipo, porristas y demás, sólo existíamos la una para la otra; con rapidez me sacó la camiseta, las demás nos quedaron mirando como si estuviésemos con una enorme calentura ¡pero eso no era! Agarró mi camiseta de educación física y me puso literalmente la del club de básquet, con la emoción de mil risas estaba sonrojada y encantada con la prenda.

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Comments

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SharnLovesTaeNy
#1
Hello! I'm interested in your story but I can't understand it.. Can I have an english version of this? Thank you!
LlamaAmerica #2
Chapter 7: Hay esta historia siempre que la leo me remueve todo!!! Gracias por traerla!!! <3 <3
scoott #3
Chapter 7: Gracias por adaptar esta historia. Ya conocía la escritora pero de no haber sido por ti no la hubiese leído.. Me movieron mucho ciertas cosas del fic.
Gracias por volver con tus adaptaciones, tus ocurrencias y tus cosas.
<3
Skyth06
#4
Chapter 7: Siempre lloró con el final
LlamaAmerica #5
Chapter 6: Este cap siempre me partirá el </3 es que hay :’(
Skyth06
#6
Chapter 5: Son tan aww
scoott #7
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LlamaAmerica #8
Chapter 4: Haaaaay pero que bello esto! *-* <3
Skyth06
#9
Chapter 4: Genial!!
Skyth06
#10
Chapter 3: Es una excelente historia la verdad