Tiffany al entrar ignoraba a todos, mientras que aquellas miradas de extrañeza se concentraban en mí, después de todo, era la pareja errada de su capitana el día de citas.

La entrada se hizo eterna, creí que me sentiría más incómoda, pero la mano de Tiffany irradiaba tranquilidad, aunque no podía levantar mi cabeza de tanta vergüenza, no podía evitar reírme de la sorpresiva actitud engreída de la porrista que me llevaba de la mano.

-Capitana –llamó nerviosa una chica a nuestro costado.

Tiffany detuvo sus pasos, se apegó a mí protegiéndome con su cuerpo, volteó la mirada con una leve indiferencia, su rostro era realmente serio, al borde que la chica que pronunció su cargo, tenía un aspecto de haberse arrepentido por ello.

-¿Qué ocurre? –preguntó seria.

Jessica la busca, está en el gimnasio, dijo que a penas la viéramos por los alrededores la enviáramos con ella –su voz era segura, pero tímida.

-Gracias –dijo cortante.

Nos dirigimos al gimnasio aun con miradas sobre nosotras, al cabo de unos segundos cerca del gimnasio ya no había nadie.

-de seguro va a regañarme -dijo rascándose la nuca con ansiedad.

-Creo que ya tengo que irme –creía que iba a incomodarla.

- ¿En qué edificio estás? –dijo volviendo a su actitud amigable.

-En el uno.

-¡argh! –Exclamó- yo estoy en el dos –me miró unos segundos, me analizaba los ojos- ¿te molestaría acompañarme? –me tomó la mano.

- ¿Estaría bien?

-No te preocupes, te acompañaré a tu cuarto si lo deseas –se encaminó conmigo hacia el gimnasio.

Realmente no tenía idea como era un día de citas, pero de seguro este era el mejor de la historia del día de citas.

Mi mano se estaba acostumbrando a la de Tiffany, mis pensamientos me llevaban a fantasear que me protegía, pero no estaba tan alejada de la realidad, pensaba que tendría problemas con Yuran más adelante, que me golpearía aún más fuerte que antes, pero estaba tan encantada por la embriagadora personalidad de Tiffany, que no cabía otro interés que no fuera ella.

Entramos al gimnasio, dentro estaba Jessica y varias animadoras más en un entrenamiento ligero, aunque parecía más que estaban conversando de lo más alegre.

Tiffany parecía decidida, su mano sudaba entre la mía, no había articulado palabra alguna desde que decidí, o mejor dicho me obligó con voluntad a ir con ella al tomarme la mano. Jessica miró a Tiffany detenidamente, con una expresión fría y ansiosa en sus marrones ojos, las demás chicas nos divisaron y con esfuerzo intentaron fingir no ponernos atención, Tiffany transformó su dulzura, en una imponente defensiva persona, apretaba sus dedos contra los míos al son de los pasos firmes con los cual nos acercábamos a Jessica.

-Te estuve buscando ¿Dónde estabas? –preguntó arreglando unos documentos sobre una mesa.

-En mi día de citas –dijo Tiffany con una extraña sonrisa.

Jessica la miró enojada, y me miró detenidamente antes de seguir con ella.

- ¿Es en serio? –preguntó con ironía y enojo.

-Mi nombre fue emparejado con ella ¿No? –Tiffany me apuntó infantil, convirtiendo la conversación en una flecha directamente disparada a mí.

-Fue un error –dijo indiferente.

- ¿y si no lo fue? –Tiffany apretó mi mano, sus palabras eran claramente defensivas ante cualquier cosa que Jessica estuviera dispuesta a decirle, y yo sólo seguía sintiendo como el calor de nuestras manos nos unía.

-Tiffany, te dije que te quedaras ayudarme a preparar las audiciones –su expresión era de ira, lo intentaba disimular, pero aquella mirada que recorría a Tiffany con cierto odio, era muy evidente.

-Jessica –dijo con firmeza- tú fuiste la que me dijo que tenía que inscribirme al evento de citas, mi nombre salió con el de ella y como corresponde tendré mis días de citas –dijo con seriedad, aquellas ironías de sus palabras se volvieron frías.

-No, ya fuiste irresponsable y mañana no saldrás, me ayudarás con el club como tu deber de capitana –se cruzó de brazos, y yo no era la única en el gimnasio que estaba atenta a la discusión.

Tiffany se quedó en silencio un momento, se mordía el labio con fuerza y parpadeaba muy seguido, la fuerza de sus dedos en los míos se perdía, al borde que por unos milisegundos podrían haberse soltado de mi mano, pero fui yo quien la apretó nuevamente.

-Sentimos mucho el error del sorteo, no fue nuestra intención amargar tu inscripción –Jessica me miraba, desde su enojo esas palabras salieron como sinceras disculpas.

Preferí no decirle que en realidad no me habría inscrito, haría más revuelo aún, y de seguro no le ayudaría a Tiffany.

-No hay problema, no creo que haya amargado en nada mi día de citas –le dije entre líneas explicándole que Tiffany fue lo mejor que haya podido pasar.

- ¿lo ves? –Tiffany sonreía- a Taeyeon no le molesta, no tienes por qué preocuparte tanto –miraba a Jesica con alegría.

Jessica sólo dio un enorme suspiro de frustración, al parecer no era la primera vez que la capitana le traía problemas, al menos no dijo anda respecto a nuestra “cita”.

-Tiffany, te veré después…-dijo en un repentino cambio de ánimo, me miró fijamente con una observación rigurosa y efímera, antes de darse vuelta a seguir ordenando aquellos documentos.

Tiffany se extrañó, dio unos leves pasos atrás, y salimos del gimnasio.

- ¿Ocurre algo? –le pregunté, su rostro era serio.

No te preocupes –sonrió- como te dije, te acompañaré a tu habitación ya es tarde.

Caminamos por los oscuros pasillos del internado, siempre parecía que me llevaba arrastrando, sin soltarme, no entiendo como alguien tan delicada y sutil como ella, no se inmutaba en lo absoluto por el calor y la capa de sudor que había entre nuestros dedos; al llegar al pasillo de las habitaciones, fuera de estas se encontraban muchas chicas, que al ver a Tiffany por ahí, nadie pudo evitar mirarle con admiración.

-Buenas noches capitana –decía una chica, me admiré ya que entre toda la gente fue la única con el valor de saludarle.

-Buenas noches –dijo con una hermosa sonrisa.

Me había encaminado mucho tiempo a mi habitación antes de eso, con esa gran angustia sobre mis hombros, pero esa vez fue diferente, Tiffany estaba tan encantada conmigo que al llegar inclusive fuera de mi puerta, su mano daba claro indicio que no deseaba soltarse de la mía.

-Que descanses, gracias por lo de hoy –le dije mirando esos penetrantes ojos.

-ah –exclamó de repente- Taeyeon –pronunció, su voz cuando decía las sílabas de mi nombre me sonaba a fiel poesía.

-dime –le sonreí.

- ¿puedo regalarte algo? –preguntó extrañada sacando una cinta roja de la misma bolsita llena de ellas que llevaba en el bolsillo.

¿Otra cinta? Me descoloqué, le mostré mi muñeca para que la atara a ella, pero sus ojos se abrieron de par en par al ver que ya tenía una ahí.

-carajos –dijo sin dejar de mirar mi muñeca mordiéndose los labios- disculpa, disculpa, con el día tan raro olvidé que ya te di una –se empezó a reír.

De verdad que es distraída, mi sonrisa se hizo presente y sin querer cerrar la puerta, esa noche la cerré.

No podría olvidar lo que pasó ese día, Tiffany había aparecido en mi vida de repente, y no como cualquier otra, me había salvado de Yuran y del abismo de tristeza por la cual cruzaba mi vida. Ahora siento las enormes ganas de gritar por mucho que ella no pueda escucharme. No podía dormir por la razón que esa cinta roja me estaba enamorando, me quité la chaqueta de Tiffany