Capítulo IX
1. Existence— ¡No se parece para nada a nuestro gimnasio! ¡GAH! ¿Qué tan fantástico luce este lugar? —Jessica se giró para vernos, sonriéndonos, extremadamente contenta por la decoración del gimnasio. Tenía razón. Habían hecho un excelente trabajo convirtiendo el gimnasio en una estrellada noche oceánica.
—Es impresionante. —Estuve de acuerdo, mientras el brazo de Siwon me acercaba más a él.
— ¿Tienes ganas de bailar? —Me preguntó, mientras la música cambió a una canción lenta de Lady Gaga, Just Dance. Negué con la cabeza y miré en dirección a las mesas.
— ¿Podemos sentarnos en una? No estoy segura de que mi costilla esté lista para este tipo de movimientos. —Me dirigió hacia las mesas, mientras Jessica agarraba a Yuri y la arrastraba a la pista de baile. Me reí de la expresión de dolor de Yuri y me volví para decirle algo a Siwon, cuando me di cuenta de que su atención se concentraba en la entrada. Había una mueca en su rostro. Taeyeon acababa de entrar. Se veía impresionante en un par de pantalones vaqueros, una camiseta negra y botas militares. Me tomó un momento apartar mis ojos de ella y notar que Krystal se pegaba a su lado. Estaba fundida y vertida en el vestido rojo que llevaba puesto. En realidad, no era un vestido en absoluto, sino algo que tenía pintado sobre su cuerpo. Los celos se encendieron en mi pecho a la vista del brazo de Taeyeon alrededor de su cintura. Miré hacia arriba, a Siwon, quien seguía mirando a la pareja con disgusto.
— ¿Estás bien? —Le pregunté y él apartó su mirada de Krystal y Taeyeon. Asintió con la cabeza, se detuvo y me estudió un momento.
—Tienes algunas clases con Taeyeon y has estado hablando con ella unas cuantas veces, ¿No es así? —Asentí, sin saber de qué se trataba, así que esperé por más—. Algo en ella me inquieta. Krystal tiene algunos problemas que la hacen inestable y estoy empezando a preocuparme de que Taeyeon no sea el tipo de persona que ella necesita. Parece oscura y siniestra.
Mis celos fueron olvidados y se remplazaron por la ira ¿Siwon pensaba que Taeyeon no era suficientemente buena para Krystal, la perra del pueblo? Me las arreglé para mantener una furiosa ráfaga de risa y miré hacia la pista de baile deseando de alguna manera poder escaparme. Tenía que calmarme.
— ¿Qué? Te ves molesta. No me malinterpretes, Krystal no me gusta, Tiffany. No se trata de eso. —Tomó mi otro brazo y me atrajo hacia él para mirarlo. Su anterior expresión de hostilidad hacia Taeyeon había desaparecido. Ahora parecía preocupado y por primera vez no me importaba calmar su preocupación.
—Mírame. No la quiero. Tú eres todo lo que quiero. Te amo, Tiffany. No es así con Krystal. Simplemente no quiero que le hagan daño. Tiene…
—Problemas, sí, te he oído. —dije, interrumpiéndolo antes de que lo olvidara e hiciera una escena. Tomé una respiración profunda, recordándome a mí misma que me lo tomaba como algo personal debido a mis sentimientos por Taeyeon—. Mira, si Kim Taeyeon tiene algún interés en Krystal, entonces ella debe tener suerte. Por lo que sabemos, ella es: inteligente, honesta, talentosa y compasiva.
Fulminé con mi mirada a Siwon quien parecía estar asimilando mis palabras. Quería decir algo más y seguir defendiendo a Taeyeon pero sabía que había dicho suficiente.
—Necesito algo de beber. Enseguida regreso. —dije antes de girarme y alejarme. Era grosero, pero necesitaba poner un poco de espacio entre mi ira y Siwon.
Jessica me saludó cuando pasé por donde bailaban ella y Yuri. Forcé una sonrisa, pero seguí caminando. El vestido ceñido de Krystal llamó mi atención y me volví para verla envuelta alrededor de Taeyeon, riendo y bailando de la manera que lo hacen las parejas, en cuestión de segundos. Los celos anudaron mi estómago debido a la forma en que Taeyeon la sujetaba y la tocaba de maneras en que nunca me había tocado a mí. No me dirigí hacia la mesa de los refrescos. En su lugar, me dirigí a las puertas traseras. Necesitaba alejarme de Siwon y Taeyeon. Hice una pausa en la puerta. Estar a solas en la oscuridad no podía ser una buena idea.
La risa de Krystal resonó en mis oídos y me decidí en ese momento, prefería hacer frente a la delicadamente escalofriante alma rubia que ver a Taeyeon sosteniendo a Krystal.
La brisa de la noche se había enfriado en las últimas semanas. Envolví mis brazos alrededor de mi cintura y caminé hacia el campo de fútbol abandonado. Las emociones agitándose dentro de mí me dieron una sensación de valentía. Seguí andando, lejos de la música y las risas. Volví a pensar en el verano pasado, en el rancho de mi tía y lo fácil que las cosas habían sido. Había pasado mi tiempo montando caballos y ayudando a mi tía con la muerte de mi tío. Mamá me había sugerido que la fuera a visitar para que no estuviera sola. Había estado de acuerdo en ir, pensando que podría ayudar estar lejos de este pueblo y de los recuerdos de Nichkhun. Lo había hecho, en un sentido. Después de unas pocas semanas, me había dado cuenta de que Nichkhun y yo nunca estuvimos destinados a estar juntos. Otra ventaja de estar en el rancho había sido las almas errantes que parecían ser escasas. Había sido un breve respiro de mi vida. Sin embargo, las últimas semanas del verano, esperaba con interés volver a casa. Miré hacia atrás en el gimnasio y pensé en todas las cosas locas que habían sucedido desde mi regreso.
— ¿Por qué no estás adentro bailando con tu cita? —La voz de Taeyeon rompió el silencio, me giré y la vi recostada contra la pared de cemento del estadio. Me encogí de hombros y agaché la cabeza, mientras estudiaba mis pies. No quería que viera el dolor o la envidia en mis ojos. Ya era bastante malo que probablemente ya lo supiera—. Se ve muy triste sentado en una mesa solo, —dijo Taeyeon, en la noche silenciosa. Un parpadeo de culpa profunda en mi estómago, no era suficiente para enviarme adentro. Me encogí de hombros otra vez y no me encontré con su mirada penetrante. Se rió, el bajo y y sonido envió un escalofrío a través de mí—. Así que, ¿Te has decidido a intentar la cosa de ignorarme de nuevo, para ver si me voy? —Preguntó con un toque de humor en su voz.
Me mordí el labio para sonreír y negué con la cabeza.
—Sé que no funciona contigo.
— ¿Por qué estás aquí, Tiffany? ¿Qué pasa? —Preguntó en voz baja. De mala gana la miré. Se veía tan increíb
Comments