Las calles están decoradas con luces navideñas en todos los árboles. Los escaparates engalanados con la alegría de las fiestas. Las calles olían a chocolate caliente y las tiendas de dulces que exhibían caramelos de bastones, se llenaban en cada esquina. La nieve se derretía perezosamente y se pegaba a los abrigos a medida que caminabas por las calles. Yuri llevaba cinco bolsas en sus manos, llenas de compras de Jessica. Una brisa helada retumbaba en mi adormecida nariz. Escondí mi barbilla en la bufanda que había envuelto alrededor de mi cuello repetidas veces. No estaba acostumbrada a este clima. Nuestros inviernos en Florida, nunca tenían este frío. Siwon me atrajo hacia su lado.

—Vamos a ese café y pidamos algo que nos ayude a entrar en calor.

—Buena idea. Necesito un descanso de estas bolsas y estoy bastante segura de que Jessica no encontrará nada allí para comprar.

Me reí de Yuri a través de la bufanda que cubría mi boca. Señalé las bolsas, mirándola.

—Tienes que estar bromeando. Sabes que puede encontrar cualquier cosa en cualquier tienda en donde entremos. Hasta ahora, hemos estado en cinco tiendas y tienes en tus manos cinco bolsas.

—Como sea. —dijo Jessica, con un gesto de su peluda mano enguantada—. ¿Para qué están todas estas pequeñas y lindas tiendas, si no es para comprar cosas?

Siwon se río entre dientes detrás de mí y nos fuimos todos a una mesa. Suspiré cuando el calor de la cafetería parecía descongelarme la nariz congelada. Era la única parte del cuerpo que no había sido capaz de cubrir.

—¿Qué quieres? —Preguntó Siwon, quitándose la bufanda y colgándola junto a su gran abrigo negro, en el respaldo de la silla junto a mí.

—Un Latte caramelo con crema batida. —Contesté. Se dio la vuelta y se unió a Yuri en el mostrador y miré a Jessica.

—Siento mi nariz como si hubiera sido enterrada en la nieve. —Me quejé y la froté con las manos enguantadas. Ella asintió con la cabeza y se frotó la suya también.

—Sé lo que quieres decir. Ahora que estoy aquí y no centrada en las compras, me siento adormecida.

Empecé a decir algo más, cuando noté un alma junto al cajero, observando a las personas con una expresión confusa. Ahora sabía lo que eran y por qué siempre se veían tan perdidos y confundidos, me hubiera gustado poder hacer algo para ayudarlos. Pudieron haber vivido más vidas si hubieran seguido adelante. En cambio, el miedo les había retenido y todo lo que podían aspirar era a vagar, perdidos.

—¿A quién estás mirando como si tuvieras ganas de llorar? —Preguntó Jessica, asomando la barbilla a lo largo de la bufanda alrededor de su cuello. Aparté mi vista del alma y le devolví la mirada

—No, simplemente estoy perdida en mis pensamientos. —Jessica miró por encima del hombro, pero todo lo que vio fue a Yuri y Siwon caminando de regreso hacia nosotras, sosteniendo unas humeantes tazas de café. Bueno, al menos las de todos, menos la de Siwon, el suyo sería un chocolate caliente.

—Aquí vamos. Veamos si podemos hacer que la sangre helada en las venas se ponga de nuevo en marcha —dijo Yuri jovialmente, mientras dejaba el Latte de Jessica frente a ella. Tomé el mío de Siwon y le di un pequeño sorbo, necesitando tener un poco de calidez fluyendo a través de mí cuerpo. Jessica tomó la taza y la acercó a su nariz. Me reí y Yuri rodó los ojos.

—Ríete todo lo que quieras, pero se siente bien. —Estudié mi taza y decidí que no me importaba lo tonto que se viera, quería calentar mi nariz también. El calor de la taza provocaba una sensación maravillosa.

—Ustedes, las chicas de Florida, exageran con un poco frío.

Jessica bajó la taza y miró a Siwon con incredulidad. —¿Un poco de frío? ¿Estás loco? ¡Es como si estuviéramos bajo cero! —Gimió y regresó la taza hasta su nariz.

—Um, no. En realidad, allí afuera hay sólo diez grados. Ni siquiera se acerca.

Coloqué mi taza sobre la mesa.

—Um, yo diría que es mucho más frío que un poco de frío. —Jessica me sonrió por defenderla y le dedicó a Siwon una sonrisa de suficiencia.

El brazo de Siwon se deslizó alrededor de mí y me permití fingir que mi vida era normal: que amaba a Siwon y mi corazón no sufría daños irreparables, porque estoy enamorada de alguien que no podía encontrar y temía nunca volver a ver. La risa tintineante de mi mejor amiga y su felicidad al estar rodeada de amigos y de compras parecía tan normal. Podría fingir que esto era todo. Fingir que era feliz y pretender que un alma perdida no vagaba a través de la pared detrás de Yuri, buscando a alguien que pudiera tener la respuesta a su problema. Nadie podía ayudarle ahora. Mi sonrisa falsa era difícil de mantener, pero lo hice, porque ignorar lo sobrenatural es lo que he estado haciendo toda mi vida.

* * *

—Estoy pensando en que no deberíamos salir esta noche. Quiero decir, sé que no es exactamente ideal pasar el rato en una cabaña con tus padres, Siwon, pero hace mucho frío allí. —Jessica fruncía el entrecejo, mientras miraba por la ventana en su lado de la Hummer, que los padres de Siwon habían alquilado, para que utilizáramos en nuestra estancia.

—Estamos dentro de un monstruo, bebé, no te preocupes. —Yuri se inclinó y besó el cuello de Jessica, haciéndola reír. Observé el camino delante de mí, lejos de la feliz pareja a mi espalda.

—Yuri tiene razón, Jessica. Mis padres alquilaron este vehículo para poder desplazarse fácilmente en el clima helado. Además, el Pancake House no es algo que te quieres perder. Hay pilas de panqueques cubiertos en cualquier acabado que puedas imaginar. Estoy babeando sólo de pensarlo. —dijo Siwon, con una sonrisa.

—¡Uf! Voy a tener varios kilos de más cuando nos vayamos de aquí. Todo lo que hacemos es comer. Si me hacen entrar en unas de esas tiendas de dulce, creo que saldré corriendo en sentido contrario. —Jessica hizo un mohín desde el asiento trasero. Yuri se echó a reír.

—O querrás probar todas las muestras que tienen.

Jessica le dio un puñetazo en el brazo bromeando. —Oh, cállate. No me recuerdes mi debilidad y el daño que le he hecho a mis caderas.

—Me gustan tus caderas. —Respondió Yuri en un susurro ronco, que se podía escuchar claramente en la delantera.

—Bueno, ustedes dos, las haré caminar al restaurante si no se enfrían de nuevo. —Advirtió Siwon, noté su sonrisa en el espejo retrovisor.

Mantuve mi atención en la carretera, mientras la nieve que caía, parecía volverse más pesada. Me toqué el cinturón de seguridad y una pequeña puñalada de dolor me atravesó, mientras recordaba a Taeyeon de pie en mi habitación del hospital, diciéndome que mi cinturón de seguridad había salvado mi vida. Sin embargo, mi madre había dicho que había sido expulsada por no llevar el cinturón de seguridad y no usarlo había salvado mi vida.