Eran las dos de la mañana en punto. El otoño estaba llevándose cada hoja que podría posiblemente quedar en los árboles de las calles de Tokyo.

Las miembros de T-ara se habían deseado buenas noches y se dirigieron a sus asignadas habitaciones de hotel.

No tomó mucho tiempo —nada, de hecho— para que la chica cabello corto llamada Ham Eunjung, quedara profundamente dormida. Pero su compañera de cuarto aún estaba teniendo algunos problemas con eso.

Debía dormir. Ahora. Jiyeon sabía eso y lo repetía una y otra vez en su mente mientras se movía de un lado a otro en la cama. Sus ojos forzadamente cerrados.

Un segundo más.

Dos segundos más

Tres segundos más.

Cuatro segundos más.

Ojos completamente abiertos.

Se levantó.

Se colocó unos pantalones deportivos, un par de converse, un hoodie y una chaqueta encima de éste. Agarró su billetera y salió de la habitación, ni siquiera molestándose en hacer silencio, ya que sabía que Eunjung no iba a despertarse al menos que tuvieran un grupo de Mariachis tocando en su cuarto.

Observando el corredor, asegurándose de que nadie la viera, se dirigió a uno de los ascensores y entró.

Un minuto más tarde ya había salido del hotel y se estaba alejando.

No había caminado más que unos metros cuando creyó haber escuchado a alguien llamando su nombre.

"¡Jiyeon!"

Se detuvo por unos segundos, sin estar segura de si realmente lo había oído.

Silencio.

'Rayos, deja de estar paranoica, Jiyeon.' se dijo a sí misma y continuó caminando.

"¡¡Jiyeon!!"

Lo escuchó de vuelta, más fuerte esta vez. Se detuvo nuevamente. Casi podia descifrar quién..-

"¡¡Jiyeon!!"

Fuerte y claro esta vez. Reconoció perfectamente la dueña de la voz. ¿Cómo la había seguido?

Estaba a punto de voltear pero su brazo ya había sido agarrado y ya estaba viendo el hermoso rostro que esperaba frente a ella.

"¡¿Qué diablos estás haciendo?!"

"¡Hyomin unnie! Eish, no me grites. Me asustaste." Dijo Jiyeon, frunciendo el ceño y abultando levemente sus labios como una niña pequeña, esperando salvarse del regaño de su compañera. 

“¡¿Son las tres de la mañana y tú planeabas caminar sola por las calles en un país extranjero?! ¡¿Estás loca?!"

Jiyeon permaneció en silencio por un par de segundos, antes de rendirse ante la mitada expectante de su compañera. "Tenía hambre." Confesó.

"¿Hambre? ¡Comimos una cena enorme! ¡Y con postres! Incluso comiste el de Eunjung luego del tuyo.”

La rubia se encogió de hombros y desvió su mirada, sintiéndose un poco avergonzada.

La mayor suspiró, rendida. "Vamos a comprarte algo para comer." Dijo finalmente, tomando la mano de la maknae y entrelazando sus dedos con los propios.

Jiyeon sonrió felizmente. "¡Gracias, unnie!" Exclamó antes de volver a caminar con destino al almacén más cercano, pero esta vez sosteniendo la mano de Hyomin.

"¿Cómo me viste salir?" Preguntó de repente la menor.

Hyomin sonrió, satisfecha por haber atrapado a su maknae justo en el acto.

~Flashback~

Todas las miembros habían ido a dormir y Hyomin maldijo internamente al mundo entero por ser la única a quien su manager debía hablarle a esas horas, cuando todas se sentían exhaustas.

Treinta minutos habían pasado y Hyomin estaba feliz de que su conversación en el lobby del hotel sobre arreglos en la agenda había acabado. Ansiosamente entró en uno de los elevadores y emprendió camino hacia las habitaciones.

Cuando la puerta del elevador se abrió en el determinado piso y Hyomin salió, miró a su lado al otro ascensor y vio una muy familiar figura entrando en él.

"¿Jiyeon?" pestañeó antes de que las puertas del elevador se cerraran. "¡Jiyeon!" Confirmó. Pero ya era tarde. Rápidamente entró en el ascensor y se dirigió a la planta baja nuevamente.

~ ~

"Eish, qué mala suerte la mía."

"¿Qué? Yo diría que eres bastante afortunada de que yo te haya visto. No quisiera que caminaras sola a estas horas."

"Te preocupas por mí ¿Ah?" Jiyeon sonrió.

"Tonta, ¡Por supuesto que lo hago!" Hyomin sonrió y golpeó juguetonamente el hombro de la menor, pero pronto estaba intentando cubrirse a sí misma y frotando sus propios brazos con sus manos.

"Oh, ¿Tienes frío?" Jiyeon preguntó al notar las acciones de Hyomin. "Rayos, no estás usando suficiente ropa. ¡No puedes salir así con este clima!" Esta vez era la preocupada maknae regañando a su mayor. Hyomin le mostró una mirada de disculpas. "Sólo corrí detras de ti." murmuró.

La expresión de Jiyeon inmediatamente se suavizó, pero se transformó en una triste. Se sentía culpable, aún más cuanto sintió el frió del cuerpo de la mayor cuando tocó su brazo. "Por dios, ¡Estás congelándote!" Exclamó la rubia mientras se quitaba su chaqueta y la colocaba sobre los hombros de la contraria.

"E-está bien." Hyomin intent decir, pero antes de que pudiera terminar, Jiyeon la había envuelto en un cálido abrazo. Al menos tan cálido como podia serlo.

Y a Hyomin le encantaba eso, le encantaba por un millón de razones. No sólo por calidez. Y su corazón había latido cada una de esas razones en ese solo momento en que Jiyeon la acercó a ella.

"Ugh, ¿No puedes apurarte, Jiyeon? Sólo escoge unas galletas ya."

"Bien, bien. ¿Tú quieres algo, unnie?" Jiyeon preguntó a su mayor mientras agarraba un paquete de galletitas de chocolate.

"Sí. ¡Quiero ir a dormir así que apresúrate!"

"Rayos, ya voy. Alguien está de mal humor." Jiyeon murmuró con suavidad pero lo suficientemente fuerte para que su compañera oyera. Hyomin simplemente rodó sus ojos y pagó por las gelletas para que volvieran al hotel de una vez por todas.

Nuevamente fueron afuera y emprendieron camino al hotel. Hyomin aún estaba usando la chaqueta de Jiyeon al rededor de sus hombros, sin embargo preferiría tener los brazos de Jiyeon ahí otra vez.

La caminata era silenciosa.

La joven de cabello oscuro miraba a la maknae desde las esquinas de sus ojos, pero ésta estaba demasiado inmersa en sus pensamientos para notarlo.

Para notar la necesidad de Hyomin por su calor, por su tacto, por ella.

La mayor abrió su boca. Estaba apunto de decirle algo, de decirle algo a ella... pero un solo suspiro salió en lugar de palabras y Hyomin permaneció en silencio de nuevo.

Al menos esto llamó la atención de la rubia y se giró para mirar a la mayor. "¿Qué?" Preguntó, despistada.

'Tan despistada'. Hyomin la observó durante un momento y luego miró abajo. Sería demasiado vergonzoso pedírselo. Y se odiaba a sí misma por sentirse así, por estar tan tímida…

Era sólo Jiyeon.

Sí...

Era sólo Jiyeon.

"Abrázame. Porfavor." Hyomin habló, mirando los ojos de la maknae nuevamente.

La última sonrió mientras volvía a atrapar a la castaña en un abrazo. "¿Mucho frío?" preguntó.

"No." Hyomin simplemente respondió.

Volvió a mirar al frente, pero aún podia sentir cómo la sonrisa de Jiyeon se ampliaba.

Hacía unos minutos, Hyomin estaba apurada por volver al hotel. Ahora sólo deseaba que esa caminata nunca terminara.

"De hecho, mi cara está un poco fría." Jiyeon explicó antes de acercar su rostro al de la mayor y rozar suavemente su mejilla con la de ésta.

Hyomin cerró sus ojos, disfrutando de esas dulces caricias.

La maknae pronto cerró sus ojos también. Y tuvieron que detenerse.

Mejillas rozándose una con la otra, moviéndose lentamente.

Hasta que sus narices se encontraron.

Ambas mantuvieron sus ojos cerrados y sus sonrisas puestas. Jiyeon se quedó quieta, dejándose ser abrumaba con cariño al sentir a Hyomin frotar su nariz con la de ella.

Sus rostros se ecercaron.

Hasta que quedó sólo un pequeño espacio entre sus labios.

Silencio.

.

.

.

.

 
"Deberíamos volver." Hyomin susurró.

Jiyeon asintió.

Y se separaron.

Después de todo, seguían siendo T-ara.

Continuaron caminando, con Hyomin entre los brazos de Jiyeon, hasta que llegaron al hotel.

Y eso fue todo.
 

Una hermosa, casual escapada…

La cual, por seguro, repetirían casualmente al día siguiente.

~