“Hay tantas cosas que me gustaría decir. Pero las palabras se quedan atoradas en mi garganta y es tan molesto.

Una vez oí decir que uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla, sin embargo yo pienso al revés.

Uno es dueño de lo que habla y esclavo de lo que calla.

O por lo menos es lo que yo pienso y siento.”

Sus ojos por fin se abrieron en medio de toda esa oscuridad.

Esperaba despertar entre los brazos y el calor de aquella hermosa mujer pero todo lo que sintió fue el vacio en la cama. Suspiro al verse sola en aquella habitación.

Cubrió su desnudes con la sedosa sábana blanca, busco sus prendas en la habitación para vestirse instantáneamente.

Camino decepcionada por la habitación buscando sus zapatos, detuvo el paso al ver un objeto extraño sobre la cajonera de madera de aquel lugar.

Inspecciono la a su parecer extraña cajita dorada, tomo entre sus manos la hoja de papel doblada y se dispuso a leer.

“Vuela tan alto como los ángeles, cura tus heridas y no mires hacia atrás.

Lleva tu amor más allá de este mundo.

Vive feliz y sonríe.

No llores por el pasado, no sirve de nada.

Suelta mi mano y no mires atrás.

Espero te guste el obsequio.

Feliz cumpleaños.

Lamento tener que irme de esta manera.”

Dejo la hoja de lado para examinar el contenido de la cajita.

Una  triste sonrisa se escapo de sus labios. Sosteniendo entre sus dedos aquel hermoso presente.

Una cadena de oro, con un corazón y alas colgando de él.

Entonces pensó en lo doloroso que podía ser amar a una persona. Un horrible nudo se formo en su garganta.

Por un momento quiso matarla. El resentimiento la invadió hasta los huesos, ella sabía que le seguía amando y aun así le engaño. Se acostó con ella sabiendo de sus sentimientos. La trato con tanto amor… pero entonces recordó que nada había sido su cumpla…

Ella había insistido… Young se había negado. Al final la culpa volvía a caer sobre sus hombros.

Tomo su bolso y guardo la cajita junto a la hoja de papel. Se coloco los zapatos y con la poca dignidad que creía tener salió de la habitación.

-JIYEON! Hasta que te encuentro ¿Sabes cuánto tiempo te hemos estado buscando? ¿Dónde estabas?-Eunjung apareció frente a ella. No le tomo mucho en cuenta, ni siquiera pudo escuchar lo que le decía. Su cabeza todavía rondaba en lo que estaba sucediendo.

De un momento a otro sus demás compañeras se encontraban a su alrededor, interrogando por su paradero.

-No estoy de humor. Solo vámonos.

Fue lo único que dijo antes de comenzar a alejarse, dejando a sus amigas atrás.

…

Viernes 24 de Julio

POV Young

 Me levante temprano por la mañana. Recibiendo a mi alrededor gran escándalo.

Al parecer es el cumpleaños de Seungyeon ssi. Todas parecen muy emocionadas por volver a verle.

-Young deberías acompañarnos.

Mire desde la mesa de la cocina a Gyuri unnie mientras arreglaba su cabello. Comí un poco de mi cereal con leche, observando todo el alboroto formado.

-No gracias unnie, Jiyoung y yo debemos ir a la escuela.

-Sobre eso… yo no iré. Nuestro manager ya hablo con la directora sobre mi falta.

Suspire ante el hecho de tener que ir sola.

-Está bien. ¿Unnie podrías llevarme?-pregunte a Nicky quien buscaba algo en su bolso.

Espere por su respuesta, pero parecía demasiado ocupada.

-¿Gyuri unnie?-la mire esperando que aceptara. Pero tampoco hubo respuesta-¿Hara ah?-una chispa de esperanza se asomo cuando logre obtener su atención.

-Lo siento Young, debo ir a comprar un regalo para Ham. Pero puedes llamar a oppa para que te lleve.

Suspire con resignación tomando mi mochila de sobre el sofá de la sala.

-Nos vemos mas tarde.

Me dispuse a salir del departamento.

-¡Espera!

Gire con una sonrisa para mirar a Gyuri, tal vez ella si podría llevarme.

-Hoy no podremos asistir a la práctica. Pasaremos el día con Hammie. Llegaremos tarde a casa.

La sonrisa se borro de mi rostro.

-Está bien.

Me gire de nuevo a la puerta con la cabeza agachada, dispuesta a marcharme. Antes de cerrar la puerta di un último vistazo.

 Sentí algo inexplicable en la garganta.

Y de nuevo recordé que en este lugar estoy de paso. Después de todo, las cosas para mí nunca son para siempre.

Después de caminar aproximadamente 20 minutos logre llegar a las puertas del instituto.

Entre a mis habituales clases.

Ingles, algebra, historia, literatura. Las horas pasaron con rapidez, entre apuntes, explicaciones de los profesores y exámenes sorpresas.

La campana dio por terminado la primera mitad de las clases.

Todas mis compañeras salieron con rapidez, encontrándose con sus amigas.

A diferencia de ellas, yo camine solitariamente hasta un árbol alejado del ruido.

Me senté debajo de este con un libro en mano.

“El principito” releí la portada.

Lo abrí para comenzar a leer.

“EL PRINCIPITO

A Leon Werth

Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de entenderlo todo, hasta los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Verdaderamente necesita consuelo. Si todas estas excusas no bastasen, bien puedo dedicar este libro al niño que una vez fue esta persona mayor. Todos los mayores han sido primero niños. (Pero pocos lo recuerdan). Corrijo, pues, mi dedicatoria:

A Leon Weth

Cuando era niño”

Una pequeña risa se escapo de mis labios. Y repase en mi mente la frase “Todos los mayores han sido primero niños. (Pero pocos lo recuerdan).” He de admitir que creo que es cierto.

Seguí la lectura, riendo de vez en cuando por el contenido del libro.

Desde ahora he de confesar que el autor me agrada.

-Disculpa-mi pacifica lectura fue interrumpida por la vocecilla de alguien-¿Puedo sentarme?

Levante un poco la cabeza para encontrarme con una joven de cabellera obscura y anteojos.

-Claro.

Se sentó a mi lado.

-¿Qué lees?-pregunto observando el libro entre mis manos.

-El Principito-respondí enseñando la portada.

-¿Es divertido?

-Es interesante. Disculpa pero ¿Cuál es tu nombre?-creo haberla visto en algún otro lado.

-Oh Hayoung, vamos en la misma clase.

Me quede pensando un instante en aquel nombre, el cual me parece tan familiar.

-Sí, bueno. Mi nombre es Lee…

-Young Soo. Lose. Integrante del famoso grupo KARA-me encogí de hombros ante aquella mención.

-Integrante de remplazo-corregí, regresando la lectura del libro.

-¿Siempre eres tan negativa?-la mire de reojo. Me observaba.

-Lo soy desde siempre-aclare.

-No lo creo. No solías ser de esta manera.

Me gire para mirarla de frente.

-¿Por qué hablas como si me conocieras?-pregunte frustrada.

-Porque te conozco. Eres esa niña que conocí en el parque cuando  era pequeña. La valiente niña que me salvo de los malos niños del parque.

Entonces como balde de agua fría aquellos recuerdos llegaron a mí.

-Oh Hayoung…-repetí su nombre en un susurro-ERES OH HAYOUNG!-grite sorprendida.

-Yo soy Oh Hyoung y tu Lee Young Soo, sí creo que eso quedo muy claro.

-No puedo creerlo… has crecido mucho.

-Tú de igual manera. ¿Cómo están tus padres?-aquella pregunta me dejo en blanco.

-No son mis padres-aclare cerrando el libro.

-Está bien, tus padres adoptivos.

-No lose. No los veo hace años-conteste como si eso fuese lo más normal del mundo.

-¿Qué sucedió?

¿Y ahora que iba a decirle? Me escape de casa cuando tenía 10 años porque mi padre adoptivo era un maldito ertido, que me acosaba por las noches y bueno mi madre adoptiva era una horrible señora que me llevaba con un psicólogo de mierda para drogarme todo el día… si seguro decir eso sería lo más correcto.

-Nada importante-me limite a contestar, sin querer hablar del tema-¿Cómo están tus padres?

-Perfectos.

-¿Qué has hecho con tu vida?-pregunte con curiosidad.

-Estudiar. Quiero ser cantante como tú. Soy trainee de una empresa-la escuche atentamente mientras me daba una breve explicación de cómo descubrió que quería cantar, y como había asistido a una audición.

-Me alegro por ti.

-¿Cómo fue que terminaste siendo un miembro del famoso grupo KARA?

-No me creerías si te contara-ella río un poco.

-Vamos, dime! Quiero saber-removi