Un nuevo amigo

Cómo Entrenar a tu Dragón [español]

Sorprendida, levanté la mirada y vi mi mano encima de su cabeza. No me lo podía creer.

Pero, tan pronto como había venido el momento, se fue. El dragón pareció regresar a sus instintos y costumbres de dragón, así que volvieron las finas líneas negras en sus ojos, y se alejó de mí volando. Aún así, no podía creerlo.

Esa noche me reuní con unos chicos y chicas de mi edad que estaban sentados en corro alrededor de una hoguera, contando hazañas de dragones. Bueno, los chicos contaban las hazañas, las chicas se limitaban a decir “¡Oppa, qué valiente!” como perritos falderos. Por favor…

Contaron historias de cómo mataron este dragón y aquel dragón, cosas que solo con oírlas se me revolvían las tripas. Pero tenía que aprender todo lo que pudiera sobre esas criaturas. Mi padre nunca quiso contarme mucho sobre su trabajo…

-¡Pues yo iré hasta un dragón y le arrancaré el corazón, igual que hyung!-dijo uno de los chavales.

-Olvídate del corazón, una vez que estés cerca de él y puedas hacer algo levantará el vuelo. Tienes que ir a por las alas y la cola, pues así no podrán volar. Y un dragón derribado es un dragón muerto.

Una bombillita se encendió encima de mí. ¡Claro! ¡Eso era! ¡No era que el dragón era asimétrico, es que no podía volar porque sin la cola no podía mantener la estabilidad al volar!

Decidí correr hasta mi casa para mirar el libro donde había dibujado al Furia Nocturna. Yo había sido la causante de que no pudiera volar… Era mi culpa… El arma de mi catapulta lo había herido… No pude evitar sentirme fatal.

Pero si yo le quité la cola, yo le daré una cola.

Procurando que nadie me viera, me acerqué al taller del herrero del pueblo y encendí las brasas. Él solía estar trabajando todo el rato, así que nadie se sorprendería si veían el fuego del horno y los golpes del martillo contra el metal.

Después de estar martilleando un buen rato, logré conseguir unas varillas rectas. Al gustarme inventarme cosas, necesité aprender a hacer cosas ya que nadie lo haría por mí. Así que aprendí a moldear el metal, coser, cortar madera, pulir superficies… Prácticamente todo.

Luego le quité los tornillos a uno de mis escudos. Necesitaba unos que encajaran en el engranaje que permitieran a la cola abrirse y cerrarse, ya que de lo contrario no podría controlar en qué dirección ir.

Por último cogí la tela más resistente y fuerte que tenía en mi casa y la cosí alrededor de las varillas. El resultado: una cola artificial. Ahora habría que probarla.

Al día siguiente, igual que los días anteriores me dirigí al sitio donde estaba el dragón bien temprano. Me llevé comida para mí y para él, y me amarré la cola alrededor de la cintura. Como la falda del hanbok me molestaba, y también tenía en cuenta que nadie me iba a ver allí, cogí una de las faldas de hace unos años, por lo que me llegaba por encima de las rodillas. Cualquiera que me viera enseñando las piernas se escandalizaría, pero es que una falda tan larga no me dejaba moverme bien. También decidí hacerme unos zapatos con unas suelas más resistentes, porque con tanto viaje los que tenía no resistirían mucho más.

Abrí la puerta de mi casa y me aseguré de que no hubiera nadie. Todavía no tenía que preocuparme por mis padres, porque regresarían en cuatro días, pero si alguien me veía me metería en un buen lío. Tras mirar a todos lados, salí corriendo como una flecha en dirección a aquella depresión.

Y la minifalda era perfecta. Al no ser tan larga, no me tropezaba con ella al caminar, y me dejaba mover las piernas con más libertad, por lo que podía caminar más rápido y ver dónde apoyaba los pies. La falda interior no me la había quitado, pues todavía hacía algo de frío, pero era del mismo tamaño que la falda pequeña: apenas dos o tres centímetros por encima de mis rodillas.

También me había quitado la trenza que solía recoger mi pelo. Quería estar de la forma más natural ante el dragón para que no me temiera. Así que mi larga cabellera negra caía por mis hombros hasta la parte baja de la espalda, ondeándose a causa de la ligera brisa que soplaba de frente. Nunca me había sentido tan bien conmigo misma.

Tras una hora caminando, llegué al sitio y bajé las piedras. Fue mucho más fácil que las otras veces, porque ahora la falda no me molestaba. Eso sí, casi dejo caer la cesta que llevaba con pescados. En cuanto el dragón me vio (y en cuanto vio lo que había dentro del cesto) vino corriendo hacia mí. Si me pidieras que te comparara al dragón con otro animal, te diría que es un gato enorme, con escamas y con alas.

-Bueno… ¡Espero que tengas hambre!-dije volcando la cesta. El día anterior solo había comido un pez, y supongo que eso no sería suficiente para un dragón tan grande.

Aproveché que el Furia Nocturna estaba ocupado comiendo, o más bien engullendo los pescados y me fui hasta el extremo de la cola. Con rapidez cogí mi invento de ayer y se lo enganché. No sin antes pelear con la cola para que se estuviera quieta, claro.

De repente, empezó a soplar una brisa, y sentí cómo el dragón extendía sus alas. No, no estaría pensando en eso… Noté cómo movía las patas, y sucedió lo que me temía.

El dragón emprendió el vuelo. Conmigo encima.

Igual que las otras veces, los primeros dos aleteos bien, pero luego empezó a caer en picado. Si seguíamos así nos estrellaríamos. Tenía que hacer algo.

Con cuidado para no caerme del dragón me incliné hacia delante, cogí la cola que había hecho yo y la estiré con todas mis fuerzas, y ¡pum! Estábamos volando en el cielo.

-Lo… Lo… ¡Lo conseguí!-dije sin solar la cola.

Salimos volando de aquella depresión, pero yo no quería ir a donde quiera que fuera el Furia Nocturna, así que incliné la cola hacia izquierda, obligando al dragón a volver. Éste quiso deshacerse de mí, así que cuando estábamos cerca del suelo agitó su cola un par de veces y me mandó volando directa al agua. Y como yo no estaba para sujetar la cola, el dragón también se fue directo al agua.

Pero funcionaba. Mi mecanismo funcionaba.

Durante los siguientes días visité al dragón simplemente para darle de comer y para comprobar que no se había cargado mi cola. Había intentado quitársela, pero fue imposible. Y a ver quién le dice que no a un dragón que es tres veces más grande que tú que te mira con ojos verdes y finas líneas negras en el centro, además de los afilados dientes. Eso sin contar las garras. Pues va a ser que no.

Aparte de eso, cuando estaba con el dragón sentía que podía ser yo misma. Delante de la gente de la aldea tenía que fingir, ser una chica sumisa. Con el dragón yo estaba al mando (dentro de lo que cabía estar al mando tratándose de un dragón), y el dragón no me juzgaba por ser como era. Eso hacía que anhelara su compañía cuando estaba en la aldea.

Y tal y como temía, al siguiente día llegó mi familia de la ciudad.

-¡Hija, hola! ¿Cómo estás, te has recuperado del susto del dragón?

-Estoy mejor, madre, gracias.

Luego, por la puerta entraron mi padre y mi hermano, cargando entre los dos una cabeza de Nadder. Al verla me dio un vuelco el corazón. No sólo porque esas cosas me repugnan, sino porque ahora que sabía cómo eran los dragones, me horrorizaba la idea de matar a uno.

-Mira, hermanita, yo si he matado a un dragón.-se rió mi hermano.

Pues a mí no me hacía gracia.

-Madre, estoy practicando todas las tardes para que los bordados en mis pañuelos, camisas y colchas sean más bonitos. Si no me veis, es que estoy a la sombre de algún abeto, escuchando los pájaros piar y el susurro del viento pasando a través de los árboles, mientras me concentro para hacer bordados.

Mi madre se acercó a mí y me dio un abrazo. Eso no me lo esperaba.

-Hija, por fin haces cosas de mujeres. Ya era hora de que te olvidaras de los libros y de los inventos. Tranquila, no te molestaremos.

Necesitaba una excusa para explicar el por qué no me verían en casa por las tardes. Y alguna que otra mañana.

Después de que mis padres me contaran cómo les había ido su visita al ministro Young para explicarle que la boda se tendría que adelantar, me encerré en mi cuarto para preparar todo para mañana.

Abrí una pared dando un golpecito, dejando a la vista más de una decena de tipos de telas, cueros y demás. Cogí las más resistentes y empecé a coser, clavar tornillos, poner hebillas… Obviamente, el dragón no iba a aprender cómo funcionaba la cola, así que tendría que ayudarle yo. Y para eso necesitaría una silla de montar. Ya se me ocurriría más adelante como unir el mecanismo de la cola a la silla. Así que me fui a la cama ansiosa por que llegara rápido el amanecer.

Y por suerte para mí, llegó antes de lo que pensaba. Le dejé a mi madre una nota diciendo que me había ido a bordar y que me llevaba un poco de comida, y que ya volvería cuando se pusiera el sol, porque me faltaba poco para terminar el pañuelo. Después me cambié de falda, cogí la cesta de pescado y la silla de montar y me apresuré a llegar a aquella depresión.

Fue más difícil de lo que pensaba. Cuando fui a ponerle la silla, el dragón pensó que quería jugar con él, así que empezó a saltar de un lado a otro, planeando entre árboles, lo que me obligó ir de un lado para otro con la silla en los brazos como una boba.

-A ver… ¿Vas a dejar que te monte?-dije cuando por fin conseguí ponerle la silla.

El dragón me miró con ojos desconfiados al principio, pero se inclinó para que pudiera subir hasta él. Antes de eso, uní una cuerda a la cola artificial del dragón y sostuve la otra punta en la mano para asegurarme de que podría mantenerla abierta desde donde me sentaba yo.

Y funcionó bien. El dragón dio un par de pasos y se elevó en el aire, volando encima del lago. Y he de decir que montar un dragón es como… Montar un caballo. Pero más rápido y más impresionante. Sin olvidar también que era más divertido. Aunque no más fácil. En cuanto me alegré tanto de que funcionaba me descuidé de vigilar que la cola no se cerrase, por lo que nos fuimos los dos al agua de cabeza.

-Ya, necesito otro mecanismo. Ya pensaré en algo.-le dije al Furia Nocturna que me miraba con ojos que me penetraban la piel.

Al día siguiente decidí instalar una cuerda de seguridad entre la silla de montar y yo, para que en el hipotético caso de que me cayera del dragón, no me pasara nada. Ni a mí ni a él, ya que si no estoy yo el dragón no puede volar.

Ese día fui un poco más tarde a ver al Furia Nocturna, ya que si no pasaba tiempo con mi familia sospecharían de mí. Así que como iba a salir de día, alguien me podría ver enseñando las piernas y la escena no sería muy prometedora. Por eso cogí una de las faldas largas que tenía y la descosí por un lado, por lo que podría quitármela y ponérmela con facilidad por encima de la otra corta.

Volábamos mejor. Ahora tenía la cuerda que iba a la cola enganchada al pie para poder controlarla sin soltarme de la silla de montar. Aún así, nos tambaleábamos un poco al volar. Logramos salir de la depresión aquella, pero para aterrizar más tarde en un campo de hierba justo al lado.

El dragón al ver que la hierba hacía de una mullida cama empezó a restregarse contra ella jugando, así que me atreví a acercarme para rascarle la barriga. Me dirás “Ni que fuera un gato o un perro…”. Pues casi. Pero un dragón vuela y escupe fuego.

-¿Esto te gusta, verdad?-dije acariciándole la barriga.

El dragón me respondió con un gruñido que juraría que decía “sí”. Pero no sé, imaginaciones mías. Eso o que he estado tanto tiempo con el dragón que ya empiezo a entenderlo.

Día tras día aprendía mucho más de él. Ya no me tenía miedo, e incluso cuando iba a verlo se ponía a saltar como cuando un perro ve a su dueño. Aprendí que partes podía tocar y que partes si la tocaba lo más seguro es que me llevara un zarpazo. Y respecto a volar… Bueno, iba mejorando, pero necesitaba algo más…

Un día, antes de ir a ver al dragón me crucé con una antigua amiga mía.

-Oh… ¡Eunji!-dije agitando mi mano como una loca.

-¡Minjung!-dijo mi amiga corriendo hacia mí.

Después de abrazarnos y de contarnos las últimas noticias de nuestras aldeas, le pregunté por algo que me estaba matando.

-Eunji, ¿qué tal tu vida de casada?

Eunji era una de mis mejores amigas cuando era pequeña. Vivía en la misma aldea que nosotros, pero cuando cumplió los 17 años, la madre la casó con el hijo del mercader del pueblo de al lado. Recuerdo a Eunji ese día, llorando a más no poder y gritando “¡Quiero quedarme aquí!”.

-Bueno, más o menos. Al principio bien, pero los ataques de dragones hicieron que nuestra aldea obligara a todos los hombres a luchar contra ellos. Cada vez salía más y volvía más tarde. Hasta que un día no volvió…

Eunji tenía cara de tristeza, pero algo no andaba bien. No era una cara de tristeza verdadera, sino que parecía fingida. Aunque apenas se notaba.

-Eunji, sabes que a mí me puedes decir la verdad. ¿De verdad echas de menos a tu marido?

Eunji miró a los lados para asegurarse de que no había nadie. Luego sonrió y mostró su verdadera cara, la de mi amiga de la infancia que yo conocía.

-Si te digo la verdad, no. Le quería mucho, pero me gusta más ser libre. Todo el mundo me trata genial porque soy viuda, y aunque supuestamente debería estar triste, no lo estoy. A veces me preocupa…

-Ay, cállate, ya me gustaría a mí ser libre. Mi madre me quiere casar con el hijo del ministro Young…

-¿Con ese feo?-dijo Eunji llevándose la mano a la boca.

-Con ese feo.

De repente, oímos como alguien llamaba a Eunji desde lejos.

-Me tengo que ir, Minjung. Creo que te veré más a menudo, porque me voy a mudar otra vez a nuestra aldea.

-Yo también me tengo que ir. Ya nos veremos, Eunji.

-¿Sabes?-dijo antes de irse.- Una cosa que sí quiero hacer es matar a un dragón, para vengar la muerte de mi marido. Aunque me gusta ser libre, me lo quitaron demasiado pronto…

Eunji tenía en la voz un poco de furia, mezclada con impotencia y frustración. Genial, más personas que se quieren cargar a los dragones.

-¿Vas a montar a caballo?-dijo sorprendida. Pocas mujeres sabían montar a caballo ellas solas. Y mucho menos en dragón.

-Sí, algo así. Me voy, si no mi montura se va a impacientar.-dije cogiendo la silla de montar.

Cuando llegué, el dragón me esperaba impacientemente. Casi se sube por las rocas para arriba cuando vio que estaba allí.

-Tranquilo, tranquilo…-dije sujetando todo.

Al llegar abajo, le di de comer y me quité la falda larga. Luego instalé en la cola el sistemas de engranajes y varillas que se me había ocurrido la noche anterior, todo eso conectado a unos estribos que iban a la silla de montar. Tenían varias posiciones: atrás del todo era abrir la cola al máximo, y cuanto más para adelante echaba la parte baja del estribo, más se cerraba.

Subí al Furia Nocturna a lo alto de la depresión, poniéndonos al borde de un acantilado donde soplaba mucho viento. Luego amarré una cuerda resistente a un tronco que había en la punta, y que iba hasta la silla de montar. Así, el dragón podía mantenerse en vuelo pero sin tener que desplazarnos.

Hubo un día que al practicar las posiciones de la cola la abrí demasiado y salimos despedidos hacia atrás. Cuando me levanté, la cuerda de seguridad estaba enganchada a la silla de montar, y no se podía sacar.

-Oh, genial…

Así que esa noche, cuando todos estaban durmiendo, me dirigí al taller del herrero para separarnos. No sería divertido si venían que iba caminando por ahí con un dragón. Y casi me pillan, porque me encontré con Eunji.

-¿Minjung? ¿Qué haces a estas horas de la noche fuera de la cama?

Ya me había soltado del dragón, pero la criatura estaba suelta, y aunque estaba lo suficientemente lejos para que Eunji no lo viera, la pobre oveja que estaba al lado de él no miraba bien al Furia Nocturna.

-No, yo por aquí… ¡Adiós!-dije mientras salía corriendo hacia donde estaba el dragón, sumiéndonos los dos en la oscuridad de la noche mientras volábamos. Ese fue el primer día que volamos tanto, porque una hora de camino a pie es bastante. Sólo que a dragón se hace mucho más rápido.

Y llegó el día. El día que nos atrevimos a volar, saliendo de la tierra y subiendo a lo alto del cielo. Sentía el viento en la cara, cómo me ondulaba el pelo. Tendría que hacer algo con la falda y el pelo, porque volando así el pelo se me metía delante de la cara, y la falda no dejaba de levantarse. Pero eso más adelante.

-Bueno, ¿listo?-le dije al dragón. Debería ponerle nombre…

Con el corazón en un puño, nos acercamos al borde del precipicio. Dos pasos y el dragón estaba en el aire. Y era increíble.

El olor de la espuma del mar, el sonido del viento, el tacto del pelaje del dragón, el sonido del dragón batiendo las alas, el cielo azul encima de mí que daba la sensación de poder tocarlo si estiraba las manos, las algodonosas nubes… Y por supuesto, la sensación de mariposas en la barriga al ir más rápido que una carreta de caballos.

Con el papel que me mostraba las posiciones de la cola y del pedal, miré al frente, y luego hacia abajo. Porque abriendo la cola artificial y cerrando la suya nos inclinaríamos hacia la derecha, si era al revés hacia la izquierda, si estaban las dos cerradas iríamos recto, si la abría mucho nos elevábamos… Muchas cosas para memorizar… Y para que esto funcionara, los dos teníamos que prácticamente leernos las mentes. Además, estábamos varios metros sobre el nivel del mar. Si nos caíamos, la palmábamos. Pero eso no pasaría.

-Bueno, muchacho, vamos a ir despacito… Vamos hacia la izquierda, posición cuatro.-dije mirando mi chuleta.

Y tal y como había planeado, nos inclinamos ligeramente hacia la izquierda, describiendo una curva bastante abierta. No dejé de mirar hacia detrás. La cola artificial se tambaleaba un poco ya que no era tan perfecta como una hecha por la naturaleza, pero servía para volar. Por lo menos hasta ahora funcionaba.

El dragón abrió un poco su parte de la cola y nos acercamos en línea recta hacia el mar, cada vez aumentando más la velocidad. “Impresionante” se quedaba corto. Podía sentir incluso cómo adelantábamos a las olas…

-¡Vamos, amigo!-le animé.

Pasamos en medio de unas gigantescas columnas de roca que había cerca de la costa, aunque por supuesto, yo nunca los había visto desde esta perspectiva ni a esta velocidad. Miré hacia arriba y vi cómo dejábamos detrás a las incansables gaviotas.

-¿Subimos? ¡Vamos allá!-grité.

Nunca supe si el dragón de verdad me entendía o intuía lo que le decía. Es que me entendía demasiado bien para tratarse de otra especie. No cosas muy complejas como el por qué de la gravedad o cosas así, pero era muy inteligente.

Empezamos a subir y a subir. Cabalgar en dragón era como en caballo, sintiendo las oscilaciones al moverse. Lo que pasa que un caballo es más difícil porque se mueve demasiado al mover las patas cuando camina. Al montar en dragón tenía que sincronizarme con los movimientos de las alas.

Seguimos subiendo y subiendo. Pronto dejamos detrás incluso a las nubes, y debajo de nosotros había un mar blanco algodonoso. Pero en estas situaciones es raro que todo vaya bien. Así que cuando menos me lo esperaba, ¡bum! La chuleta se escapó del lugar donde estaba y cayó hacia abajo.

-¡Para, para!-le grité. Mala idea.

Logré coger la chuleta, pero al pararnos en seco en el aire la fuerza que llevaba me lanzó hacia arriba, haciendo que la cuerda de seguridad se soltara y me cayera de la silla de montar.

Así que caímos hacia abajo, y caímos y caímos. Yo intentaba llegar hasta el dragón, pero era un poco difícil cuando el pobre animal no dejaba de girar sobre sí mismo como si fuera una peonza.

-¡Acércate a mí! ¡Venga, tú puedes!

Y más vale que pudiera, porque yo no podía y me empezaban a temblar las manos y las piernas al sentir que podía caer contra la superficie del agua y morir.

Nadé en el aire hasta acercarme a él, e intenté alcanzarlo inútilmente. Estaba a unos pocos centímetros, pero no era suficiente.

-¡¡NO ME LO PUEDO CREER!!-me dije a mí misma, para intentar desahogarme y llegar hasta el dragón.

Conseguí agarrar uno de los extremos de la silla de montar, y aunque era difícil sujetarse porque el dragón no dejaba de girar, sólo me concentré en volver a poner los pies en los estribos. Después de mucho batallar con la fuerza centrífuga, logré mover la cola y hacer que frenara en seco.

O intentarlo, porque íbamos tan rápido que fuimos directos a una zona llena de rocas.

-Vamos a ver, posición 1… ¿O era la 3? ¡Ay!-dije sin poder ver bien la chuleta. El viento de frente la doblaba y no me dejaba verla. ¿Sabes qué? ¡Qué demonios!

Lancé el papel y decidí actuar por instinto. Había manejado los pedales muchas veces. Debería sabérmelos ya. Así que a pesar de ir tan rápido que apenas veía lo que tenía a mis laterales, cada vez que necesitábamos hacer un giro brusco movía los pedales, en perfecta sincronía con los movimientos de las alas.

A la derecha. A la izquierda. Esquivar esa roca. Pasar por encima de aquella. Cada vez íbamos más rápido. Y logramos salir de aquel sitio, yendo a parar al mar abierto. La costa se veía pequeñita, pero a la velocidad que volaba el dragón no sería difícil volver.

Contenta por lo que éramos capaces de hacer, levanté los brazos y grité lo más fuerte que me dejaron mis pulmones.

-¡¡YUUUUUUUUUUUUJJJJJJJJJJJUUUUUUUU!! ¡¡ASÍ SE HACE!!

El dragón compartía mi emoción, así que en señal de euforia lanzó una llamarada azul que explotó justo delante de nosotros.

-Oh, genial…-dije adentrándome en ella.

Quedé un poquito chamuscadita…

Después de nuestra excursión nos sentamos al lado de una pequeña hoguera hecha por el dragón, comiendo peces y charlando animadamente. Sí, ya lo sé. ¿Charlando con un dragón? Bueno, la que más hablaba era yo, pero no era una conversación unilateral, te lo digo yo.

-Bueno, dragón, mi nombre es Minjung. No sé por qué no te lo había dicho antes.

El dragón gruñó, mostrando que entendía lo que era un nombre.

-¿Estás contento de poder volar de nuevo?

Sí, eso parecía, pues parecía muy contento, e incluso me lamió la mejilla, cosa que me hizo reír sin saber muy bien el porqué.

-Me alegra saberlo. ¿Sabes? Deberías tener un nombre. No puedo llamarte dragón, porque hay más de un dragón.

Me giré sobre mi misma, teniendo cuidado de que la falda no se me levantara mucho a causa de estar sentada con las piernas cruzadas. Si me viera mi madre me mataba, ya que según ella las chicas se tienen que sentar en posición sirena.

-Mm… Te veo cara de dragón exótico, diferente a los demás. Por lo que un nombre coreano no te vale.

Grrr…, gruñó asintiendo.

-Y los nombres japoneses o chinos me traen malos recuerdos, así que va a ser que eres de continente que está más allá del mar. Mm… ¿Mike? ¿Joe?

¡Grr! ¡Grr!

-Vale, esos no te gustan. Deja que piense… ¿Henry? ¿Will? ¿Kris?

El dragón empezó a gruñir mientras sus pupilas se hacían más grandes y más redondas. Vale, uno de los que había dicho le había gustado.

-¿Henry?

Grr…

-¿Will?

Grr…

-¿Kris?

Los ojos volvieron a agrandarse, y se movía inquieto, haciendo que el respaldo donde estaba apoyando la espalda desapareciera.

-¿Kris? ¿Te gusta Kris? Pues entonces encantada de conocerte, Kris.

Estos últimos días los dragones no habían atacado de nuevo. También era verdad que no los había visto volando cerca de aquí, pero bueno… Después de venir de volar con Kris, me encontré con Eunji.

-¡Minjung! ¡Hola! Te quería preguntar una cosa…

Eunji miró a los lados asegurándose de que no había gente a nuestro lado que nos pudiera oír.

-¿Puedes enseñarme a matar un dragón?

 

Bueno, no tengo nada que decir, ya que lo dije todo en el otro capítulo. Tendría que haberme guardado algo para este... ^.^'

Ahora que voy a escribir dos fanfics a la vez intentaré no tardar más de lo que ya tardaba en subir capítulos. Uno cada tres-cuatro días, cinco-seis si no hay inspiración. Preferible a tardar tres días, pero bueno... Ya veré.

Un chu y un aegyo <3

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Comments

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unnie-san #1
Chapter 5: Hola ´u`
Me registré acá solo por ti, y para decirte que ojalá sigas con tu fanfic :c según veo, el comentario anterior a este comentario es de hace un mes atrás, ¿no?, aaahhh, espero que no hayas dejado este fanfic en el olvido, es oro puro (para mí por lo menos) ;_; animo, espero con ansias el siguiente capítulo <3
Agent_after #2
Chapter 5: Hola~
Debo decir que me ha ENCANTADO,pero así en mayúsculas y con todas las letras. Si antes quería un Furia Nocturna, por culpa de este fic mis ganas se han multiplicado por mil xD
Me gusta la vida de nómadas que llevan Kris y Minyoung, ha sido la mejor decisión, y me ha gustado sobre todo la que le lían a las señora Kim, ¡buenísima!
Espero con ganas el siguiente :3
Agent_after #3
Chapter 4: En este tenía que comentarte sí o sí porque soy la única que lo hace y me siento mal si no lo hago.
Me ha encantado el capítulo desde el punto de vista de Kris, es tan genial *^* Me muero de ganas por verlo convertido en humano. Y a ver como arreglan ahora la que han preparado en la boda, ya les vale, aunque fue un buen plan, debo admitir.
En fin, en cuanto lo subas y yo pueda me leeré el siguiente capítulo, porque ahora con los exámenes está la cosa chunga...
Hasta la próxima :)
Agent_after #4
Chapter 2: ¡Pero no me subas otro capítulo cuando te acabo de comentar en el primero! >.< Nah, es broma, me encanta xDD La verdad, que no tengo mucho más que decirte de este, salvo que la parte del vuelo: guau. Increíble. Yo quiero un dragón. Y es genial la relación que tienen ahora Minyoung y Kris, son muy monos.
A ver como hace nuestra protagonista para evitar que maten a su amigote.
Nos vemos en el siguiente capítulo :D
P.D.: Voy a terminar por descargarme la BSO de la peli, me estoy volviendo adicta a ella xD
Agent_after #5
Chapter 1: ¡Es simplemente genial! ¿Pero cómo puede ser tan mono un bicho tan grande? Sobre todo cuando lo del dibujo, aunque siendo Kris no sé si quiero ver su obra de arte xDD Además el personaje de la chica: genial; y la ambientación muy buena. Me encanta. Y sí, se parece a la película, pero es genial y, como tú has dicho, el dragón no se convertía en un tío que está para mojar pan y repetir (ya quisiéramos muchas una mascota así...) Una cosa, creo que se te ha olvidado poner el link a la segunda canción.
Respecto de las bandas sonoras, a mí me encantan las de Danny Elfman, mayormente las de las pelis de Tim Burton pero tiene muchísimas, y te recomiendo la del drama "To the beautiful you", hay canciones muy buenas. Estaré atenta a ver si recuerdo/encuentro alguna más.
Gracias por animar mi tarde; esperaré pacientemente al siguiente capítulo :3
Agent_after #6
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¿Es normal que me haya puesto a dar saltos de alegría como una fangirl loca cuando he visto esto? Supongo que sí, soy yo xDD Y eso que Kris ni siquiera es mi bias, pero le quiero igual.
Me alegro de haberte dado el empujón para escribir esto. Estoy segura de que saldrá genial y de que sabrás compaginar ambas historias. Ahora esperaré tranquilamente a que subas el primer capítulo, mientras pienso en las ganas que tengo de que llegue la parte de los reptiles en anatomía animal, porque salen dragones de Comodo que es lo más parecido a estos seres imaginarios que sigue existiendo y quiero estudiar esos bichos e.é
Así que aquí estoy si quieres/necesitas algo :3