¡Mataré a un dragón!

Cómo Entrenar a tu Dragón [español]

Hola. ¿Qué hay? Espero no molestar… Supongo que estabas entretenido viendo cosas en internet y tal, así que no sé si querrás oír mi historia… Es un poco aburrida. Aún así…

Mi nombre es Minjung. Significa “inteligencia” y “noble”. Je, je, es gracioso porque puede que sean unas de las pocas cosas que tengo…

Vivo en la era Joseon. Oh, pero no en tu planeta. Es otro universo. Aquí hay criaturas mágicas como duendes, elfos, ninfas… Aunque todo sería más fácil si viviéramos todos en paz…

¿Veis? Ya me estoy yendo por las ramas… Intentemos empezar por el principio.

No soy una chica con un estatus alto en la sociedad. Es verdad que mi padre tiene un trabajo importante, pero aún así no es suficiente para estar en otra clase social. Así que mi destino será, como todas las chicas de esta época, casarme con un hombre y darle hijos. Hacer la comida, limpiar la casa, tejer pañuelos con bellos bordados… Pero si te digo la verdad… Yo… Yo no quiero.

¿Que de qué trabaja mi padre? Oh, ya lo verás más adelante. Solo te digo que desde pequeña he querido hacer lo mismo que él. Y por eso lo he intentado una y otra vez. Y lo seguiré intentando.

Tengo 20 años, por lo que pronto me casaré. Es raro que no me haya casado antes. Supongo que mi madre quería que creciera… Y esa es la cosa. Yo veo a mi madre y sé que no quiero acabar como ella. Como un simple objeto en la casa. Si hubiera nacido hombre hubiera sido todo más fácil…

¡A mí me apasiona inventar cosas! Puedo pasarme horas buscando cómo funciona el mecanismo de un objeto. Y de vez en cuando se me ocurre algún que otro cachivache que mejora mi vida. ¿Qué por qué he dicho mi vida y no “nuestra vida”? Fácil.

Las primeras veces que inventé algo le llevé el objeto a mi padre para que viera que las mujeres también podemos hacer cosas. Sin embargo, luego le atribuyó el mérito a mi hermano mayor, así que en nuestra aldea mi hermano es “el inventor” y yo soy “la inútil”. Qué guay…

Ay, odio el hanbok… Es demasiado aparatoso para andar con él. Cada dos por tres me estoy tropezando con él. Pronto acabaré comiéndome el suelo… Pero no le puedo decir nada a mi madre, de lo contrario lo más seguro es que acabe llevándome una torta…

Ahora mismo, estamos en guerra. Japón nos ataca, China nos ataca… Tenemos que estar atentos porque en cualquier momento nuestra aldea podría ser destruida. Y lo peor de todo es que no te enteras hasta que no es demasiado tarde. ¿Por qué? Sobre todo, por los ataques chinos. Ahí es donde empieza mi historia.

Caminaba sin ver exactamente hacia donde iba. Simplemente iba de un lado a otro. Lo que me había dicho mi madre me había trastocado.

-Hija, ven aquí.

-Decidme, madre.-dije sentándome al lado de ella.

-El hijo del ministro Young ha venido a pedirnos tu mano. Naturalmente, le hemos dicho que sí.

Aquella noticia me cayó como un jarro de agua fría. ¡Yo no quería! ¡Quería seguir teniendo libertad!

-Madre, yo no…

-¡Cuida tus palabras!-amenazó con fuerza.

-Yo no… quiero… casarme…-dije con una voz apenas audible.

¡Paf! De repente, sentí un escozor intenso en mi mejilla, que estaba roja a causa del golpe. Desconcertada, me llevé la mano hasta la piel de mi cara.

-¡Ni te atrevas a decir que no quieres casarte! ¡Ese es el destino de toda mujer! ¡Y si te casas con el hijo del ministro, por lo menos nuestra familia sería capaz de subir de clase social!

Ay… Necesitaría un milagro para poder librarme de aquella monótona vida…

-¡¡NOS ATACAAAAN!!-gritó el centinela desde lo alto de la torre.

Miré hacia el cielo. Totalmente oscuro. Ni una luz en el cielo. Ni estrellas, ni luna. Así es más fácil que acaben con nosotros…

La aldea se volvió un caos. Gente corriendo de un lado a otro, casas incendiándose, carreteras siendo destrozadas… Era una mujer, así que para asegurar mi supervivencia se suponía que debía dirigirme al refugio bajo tierra. Pero yo tenía en mente otra cosa.

Sin pensarlo dos veces, corrí hacia mi casa. Había estado trabajando estos últimos días en un artilugio que sería capaz de proteger al pueblo. Se trataba de una catapulta que lanzaba unas cuerdas que lograban atrapar cualquier cosa que volara. “¿Volar?”, te preguntarás. Sí, ahora te lo explico.

Cuando llegué a mi casa, me detuve al lado de la puerta y abrí la trampilla que se encontraba en el suelo. Luego tiré y tiré de la cuerda atada a la catapulta, intentando levantarla. Esto hubiera sido más fácil si yo tuviera algo de fuerza…

Después de mucho forcejear, logré sacar la catapulta y esquivar una bola de fuego que venía hacia mí a tiempo. Sin miedo en mis ojos, dirigí mi mirada a los dos cristales relucientes que me miraban desde el tejado de la destrozada casa de enfrente. No te tengo miedo.

Debajo de los ojos se abrió una gran boca que lanzó lava alrededor de la casa. Apunté mi catapulta hacia la criatura, pero cuando estaba a punto de disparar, una voz me sorprendió haciendo que errara el tiro.

-¡¡¿MINJUNG?!! ¡¡¿¿QUÉ HACES AQUÍ??!!

Puf. Se fue.

-¡Padre, no me distraigáis! ¡Estaba a punto de matar a un dragón!

Sí, ese es el ataque de las tropas chinas. Han aprendido a dirigir a los dragones cuando vuelan, siempre a una distancia prudente, pues de lo contrario ellos también podrían acabar pereciendo.

-¿Tú? ¿Matar dragones?-dijo mi padre riéndose con carcajadas burlonas.

-¡Aparta!-dijo mi hermano al tiempo que cogía los mandos.

Y era un inútil. Por más que intentaba calibrar los mandos, era demasiado manazas como para poder controlarlo bien. Después de un par de tiros fallidos, le dio una patada a mi catapulta y se alejó de aquel lugar con mi padre, maldiciendo lo mal que había construido aquel cachivache…

-No es un cachivache…-dije para mí.

¡Pum! Una explosión cortó el aire, acompañada de un haz de luz azul.

-Es… Un Furia Nocturna…

De repente, las nubes que cubrían el cielo se quitaron de en medio, dejando que la luz de los astros iluminara todo el lugar.

¡Flash! Una llamarada azul.

¡Flash! Otra llamarada azul mucho más lejos de la anterior.

¡Flash! Adivinad. Otra llamarada azul. Y más lejos que las dos anteriores.

-Maldita sea… Se mueve demasiado rápido…-dije mirando por el objetivo de la catapulta.- Que sea lo que la suerte quiera.

Así que con esperanzas apreté el botón de la catapulta y unas cuerdas con piedras en sus extremos salieron volando, girando por el cielo.

Oí el rugido de la criatura, y me pareció ver algo cayendo a unos cuantos kilómetros de aquí. ¿Le había dado? Eso que había caído era el Furia Nocturna, ¿verdad? ¿Verdad?

-¡Le… le di! ¡Le he dado a un Furia Nocturna!-dije lanzando las manos al aire.

Después de unos minutos, poco a poco los dragones fueron abandonando la aldea, y los hombres apagaron los incendios que quedaban. Pronto llegaron a mi casa mi padre, mi hermano y mi madre. Ilusionada por lo que había hecho, empecé a saltar alrededor de ellos sin pensar en las otras veces que había logrado hacer algo.

-¡Padre, madre, le he dado! ¡Le he dado a un Furia Nocturna! ¡Había un Furia Nocturna volando y le he dado con mi catapulta!

Pero tal y como pensaba (y no en ese momento), mi madre se acercó a mí y de un tortazo me quitó toda la emoción y la ilusión. En su rostro se podía ver la decepción, y estaba a punto de echar a llorar.

-¡Deja de decir sandeces! Lo primero de todo, no intentes quitarle el mérito a tu hermano, esa catapulta es suya, nos dijo que la estaba construyendo desde hace una semana.

Miré a mi hermano con una expresión dolida. Maldita sea, me había visto construyéndola…

-Segundo, ¿de verdad que quieres destacar tanto que te inventas que has matado a un dragón? ¡Y no cualquier dragón, un Furia Nocturna!

Miré hacia abajo intentando hacer que las lágrimas no salieran. Nadie me creía. Nunca me creían.

-Y aunque le hubieras dado, las mujeres no luchan. Para eso están los hombres.

Tenía muchas ganas de preguntarle por qué. ¿Por qué una mujer no podía valerse por sí misma? ¿Por qué un hombre necesitaba a una mujer? ¿Los hombres tenían algún gen que les impidiera cocinar, que les impidiera limpiar, o cuidar de los niños?

El sol empezaba a asomar por el horizonte. Pronto amanecería, y mi madre se pasaría todo el día preparándome para llevarme junto al hijo del ministro Young. No creo que nos casen hoy, pero me dirá algo estilo “tiene que conocerte antes”. No le tengo que conocer yo, eso no importa. Yo puedo casarme con un completo desconocido. Pero él sí necesita conocerme a mí. Desde luego…

-¡Entra a casa!-ordenó.

-Sí, madre…

Al llegar a mi cuarto cerré la puerta con llave y me dirigí a mi pared secreta. Le di un pequeño golpe, y el sistema de engranajes que había construido hizo que se levantara y se echara a un lado, mostrando uno de mis primeros inventos. Una superficie pulida de manera que quedara lo más lisa posible, y una fina capa de plata por encima. Para conseguir la plata había fundido un par de joyas que tenía. La bronca que me llevé de mi madre por haberlas perdido ese día fue monumental…

El resultado, sin embargo, estuvo a la altura de mis expectativas. La superficie era tan lisa que la luz al rebotar salía igual de recta. Y la plata hacía que los colores rebotaran mejor. Todo esto se traduce en que el “espejo”, que es como decidí llamarlo, hace que haya un reflejo perfecto, así que puedo verme.

Derrotada, miré mi cara, mi pelo y mi hanbok.

Yo tenía el pelo negro, ojos almendrados, de un color ocre oscuro, piel blanca como la nieve. El problema era que todas las chicas éramos así. He estado investigando unas sustancias que lograrían cambiarme el color del pelo y hacerme diferente,  pero todavía es muy pronto para probarlo. Y no sé si mis padres aprobarían eso tampoco…

Mi hanbok era muy sencillo. Parte de arriba rosa pálido. Parte de abajo rojo. Con telas no excesivamente lujosas. Normales.

Y yo no quería ser esa chica. Yo quería ser alguien.

Miré por la ventana. Sí. Ya había suficiente luz fuera. Le di un golpecito a la pared de al lado para abrirla, dejando al descubierto mis armas. Cogí una daga y un escudo que no pesara mucho. Me esperaba un buen viajecito. Si mi madre me buscaba, no creo que hoy me encontrara.

Cerré todas las paredes y abrí la puerta secreta que conectaba mi cuarto con el exterior. Lograría matar a un dragón. Lo haría.

Y eso era muy fácil de decir, pero más difícil de hacer. A medio camino empecé a reducir la velocidad de mis pasos, a pensar mejor lo que estaba a punto de hacer. Sí, en mi cabeza, yo podía ser muy valiente. Pero en la realidad, ¿a quién pretendía engañar?

Yo era menudita, apenas tenía fuerza, y era bastante torpe. Pero si no hacía nada, no lograría librarme de lo que me había preparado mi madre.

Hoy no lucía el sol. Unas grandes nubes cubrían el cielo, y una niebla hacía del bosque por donde caminaba ser más tenebroso.

-No sé, para qué busco… Puede haber caído en cualquier sitio. Eso suponiendo que le di…

Enfadada y frustrada conmigo misma, le di un golpe a lo que tenía más cerca de mí, lo que resultó ser una rama. Y claro, como soy tan torpe, no me di cuenta de que si golpeas una rama, luego viene hacia ti otra vez, así que terminé comiéndome la rama.

-No me lo puedo creer…-dije tocándome los arañazos.

Me fijé mejor en la rama, y vi que el árbol no estaba bien. Estaba partido en dos, y más de la mitad del árbol estaba en el suelo. Si seguía la mirada por el rastro de destrucción, podía contemplar que en el suelo había un surco bastante grande, del tamaño de un dragón.

-No estoy lejos…-dije cogiendo aire y levantando la falda del hanbok para no tropezarme con ella.

Seguí por el surco hasta llegar a una parte que había una pequeña colina. Sigilosamente me agaché y empecé a andar a gatas, ensuciándome todo el hanbok, hasta llegar a lo más alto. Mi madre me iba a matar cuando llegara a casa…

Al dirigir mi mirada hacia abajo cuando llegué a la parte más alta, sentí un pinchazo en el pecho y contuve la respiración.

El Furia Nocturna.

Estaba tirado en una pequeña llanura, cerca de unas rocas. Era enorme, casi tres veces más grande que yo. Tenía las alas un poco estiradas, y descansaba tumbado de lado en la tierra.

Bueno, había llegado el momento. Metí la mano por dentro del top del hanbok y saqué la daga que guardaba allí, sin parar de temblar. En cualquier momento se me iba a caer. Parecía que tenía párkinson.

Estaba tan asustada y tan ensimismada con la idea de matarlo que se me olvidó por completo que tenía un escudo, el cual dejé olvidado a un lado.

Bajé caminando el camino lleno de piedras, no sin tropezar un par de veces. Sentía cómo el corazón estaba a punto de salirme por la boca, y sentía una sensación de electricidad en todas mis articulaciones. Era esa sensación que yo tan bien conocía. Era miedo.

Apoyé mi espalda contra una roca enorme que había delante del dragón, y avancé despacio. Lentamente, asomé la cabeza y me atreví a mirar el dragón de cerca.

Mi invento había sido todo un éxito. El dragón yacía en el suelo totalmente inmovilizado por las cuerdas, que sujetaban sus alas, haciendo que no las pudiera extender completamente. Sus patas también estaban amarradas. Y menos mal, porque sólo con ver lo afiladas que eran sus garras me entraban náuseas. Un zarpazo y podría lanzar mi cabeza a unos cuantos metros de aquí.

Pero estaba en el suelo. Incapaz de hacer nada, por lo que me sentía más segura. E incluso orgullosa de mí misma.

-Lo conseguí. ¡Lo conseguí! Tendría que buscar la manera de que la gente creyera que yo lo he matado, ¡pero lo he conseguido!-dije poniendo una pierna sobre el dragón sin pensar. Mala idea.

El dragón gruñó al sentir el peso de mi pie encima de él, lo que hizo que casi me diera un ataque al corazón y saltara hasta ponerme a una distancia prudente. ¿Todavía estaba vivo?

Con la daga por delante de mí, me acerqué lentamente al dragón. Estaba vivo. Pero no podía moverse. Sin embargo, era difícil controlar el temblor de mis manos.

Lo tenía a tiro. Un movimiento y acabaría con su vida. Pero cuando me puse más cerca, el dragón abrió los ojos. Y me miró, pero no con desprecio o con odio. Su expresión me daba… Lástima.

Miré a esos grandes ojos. Eran verdes, y en el centro una fina línea negra me observaba. Parecían los ojos de un gato.

-No es un gato gigante, Minjung. Es un dragón. Ellos han matado a muchas personas que querías.-me dije a mí misma.

Cogí aire y me preparé para asestar el golpe que me convertiría en una heroína. El Furia Nocturna era el dragón que más destrozos causaba. Si lo mataba, nuestra aldea podría prosperar, e incluso podría demostrar que las mujeres somos capaces de más de lo que los hombres pensaba. Todo eso si mataba al dragón. ¿¡ENTONCES POR QUÉ DEMONIOS NO PODÍA HACERLO!?

¡No! ¡Yo sí podía hacerlo! Con decisión, empuñé la daga con las dos manos y la subí por encima de mi cabeza, preparándome para acabar con la vida de aquella inmunda criatura. El dragón, al ver mis intenciones, cerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia atrás, sabiendo que le esperaba un cruel destino.

-Recordad siempre, familia, el destino de los dragones es morir. Si se meten con los humanos, su destino es morir. Aunque resistan y parezca que son más fuertes que nosotros.

-Padre, yo cuando sea mayor mataré muuuuuuuchos dragones, y estarás orgulloso de mí.-dijo mi hermano.

Un cruel destino. ¿Ese era el destino de los dragones? ¿Morir?

Resoplé y bajé la daga. Uno, estaba intentando cambiar mi destino haciendo que se cumpliera el destino de otra criatura. Ambos destinos no muy alentadores. Dos, ¿a quién iba a engañar? No soy lo suficientemente valiente como para matar a un dragón. No tengo un corazón sanguinario como los hombres, sino que siento lástima por él. A lo mejor es por esto que las mujeres no son guerreras…

Miré a mi daga y luego a las cuerdas. No sé por qué estaba haciendo esto… Empecé a cortar todas las cuerdas que inmovilizaban al dragón, hasta que un par de minutos después estuvo completamente libre. Mala idea. No debería haber estado tan cerca de él.

El dragón, al verse por fin capaz de mover sus extremidades, saltó sobre mí, dejándome contra el suelo. Ahora sí que estaba perdida. Podía sentir su aliento cálido sobre mi cara, y sus ojos me miraban llenos de furia. Genial, Minjung, sí que te gusta meterte en líos…

El dragón abrió sus fauces y dejó ver sus blancos y afilados dientes. Mi final estaba cerca.

Pero ocurrió algo que no me esperaba.

El dragón, en vez de arrancarme la cabeza o comerme o algo por el estilo, me rugió con todas sus fuerzas y luego salió volando. Bueno, volando… No sé si eso se podría llamar volar, porque no podía mantener la estabilidad, por lo que iba chocando con los árboles, intentando levantar el vuelo.

Cuando se alejó de mí, pude respirar por fin. Habían sido unos segundos, pero yo había visto pasar mi vida por delante de mis ojos como si fuera una película. Me levanté lentamente, sintiendo cómo me fallaban las piernas, y decidí volver a casa. Y aunque sabía que mi madre me mataría al llegar por el estado de mi cara y de mi hanbok, ahora solo tenía una idea en mi cabeza.

El dragón no me había matado.

¿Por qué? ¿Tuve suerte? ¿El dragón se apiadó de mí tal y como yo me apiadé de él? Pero eso no sería posible… Durante toda mi vida me han dicho que los dragones son máquinas de matar. No son animales racionales, e igual que un perro intentará matar a un gato cuando lo ve, los dragones matan a los humanos. Siempre ha sido así.

Después de dos horas caminando, logré llegar a la aldea. Veía bastante revuelo, ya que muchas personas cruzaban corriendo el lugar de un lado para otro. Cuando me vieron, todos se acercaron a mí.

-¡Minjung! ¿Dónde estabas? ¡Tu madre lleva todo el día buscándote!

Es verdad. A juzgar por el hambre que tenía y por la luz que había, era por la tarde. ¿Pero cómo podía explicar el que viniera magullada y con mis ropas sucias y rotas?

-Yo… Yo…-se me ocurrió atacar con lo único que tenía.- Un dragón… Un dragón… ¡Un dragón me atacó!

Empecé a llorar desesperadamente. La verdad, todo lo que había pasado me había dejado el cuerpo mal, así que no fue difícil fingir. Es que ni siquiera estaba fingiendo. Aunque lo que decía era mentira, las lágrimas del susto eran reales.

-¡Pobre niña! ¡Normal que venga así!

-¡Llevadla con el médico de la aldea!

-¡Buscad a ese dragón!

La aldea empezó a alborotarse todavía más. Espero que mi mentira no hiciera que se creara un problema muy grande.

-No te preocupes, niña. Le explicaremos a tu madre lo del dragón.-dijo uno de los aldeanos.

Y gracias a mi excusa, logré que mi madre incluso sintiera pena por mí y decidiera cancelar mi visita al hijo del ministro Young. Mi padre se enfadó mucho con ella, pero desde mi cuarto podía oír a mi madre gritándole y defendiéndome, diciendo que si su hija había sufrido el ataque de un dragón, la boda estaría unos cuantos meses más lejos. Por suerte para mí, mi madre ya había sufrido un ataque de dragón.

Después de un par de minutos, mi madre entró a mi cuarto con unas tortitas y leche caliente.

-Hija, te he hecho esto. No te preocupes por el hijo del ministro Young, ahora simplemente descansa.

Cogí el vaso y me las arreglé para no derramar toda la leche, porque todavía tenía el susto en el cuerpo, lo que hacía más real mi mentirijilla. O mentirijota.

-Madre, me gustaría dormir.-dije con voz cansada.

-Por supuesto, hija. Te cerraré las cortinas. Descansa.

Después de que se fuera y asegurarme de que no había nadie cerca, me dirigí a mi escritorio y encendí la luz de la vela. Luego cogí un libro en blanco que había en uno de los cajones, y empecé a dibujar la forma del dragón, el mapa del lugar donde lo habría encontrado… Por muy raro que pareciera, quería volverlo a ver. Esa manera de volar no era normal. Eso y que no tengo nada mejor que hacer que ir a ver una criatura que podía acabar con mi vida. Lo normal.

Al día siguiente, al levantarme desayuné y le dije a mi madre que me iría a dar una vuelta para reflexionar, y quería estar sola. Mi padre se mostró indignado, pero mi madre me dijo que sí. Antes de irme, aproveché y le pregunté a mi padre:

-Padre, ¿hay algún dragón que no haya matado a un humano al verlo?

-No, hija. Los dragones son criaturas sanguinarias, como ya te he contado. Todos, todos, TODOS, los dragones te matarán si te ven. Y por cierto, ya que estamos con el tema de los dragones… ¿Qué dragón te atacó? ¿Y cómo lograste escapar?

Miré a los lados nerviosa. Tenía que inventar algo creíble. Pero…

-He oído que fue un Furia Nocturna.-dijo mi hermano con risa burlona. Genial, él había descubierto que mentía…

-¿Es eso cierto?-dijo mi padre.

-Sí… Vino por la mañana. Logré escapar de milagro porque caí por un agujero que había en el suelo, y después de esperar y esperar el Furia Nocturna se marchó. Ahora, si me disculpáis, me voy a dar un paseo…

-No te alejes mucho, hija.

-Sí, madre.-dije sonriendo.

Una hora caminando hasta el lugar donde estaba el dragón. La otra vez la sola idea de tener que luchar contra él hacía que mis pies caminaran arrastrándose por el suelo, pero ahora iba como una flecha. Concretamente lo más rápido que el hanbok me permitía caminar sin tropezarme. 

Detrás de la llanura de ayer, había una gran depresión formada por el relieve, la cual tenía árboles, hierbas y matorrales con flores por toda su extensión. Los rayos de sol se colaban entre las altas ramas de los árboles, formando pequeños haces de luz que bajaban hasta el suelo. Por el aire, unas mariposas revoloteaban. Y en el centro de aquel lugar había un lago con agua tan cristalina que se veía el fondo desde aquí. Aquel lugar era increíble, y me sorprendió que no hubiera venido nadie antes hacia aquí.

Miré a mi alrededor. No había nadie. ¿Por qué quería venir aquí, en primer lugar? Ah, sí, para ver el dragón que no me mató. La verdad, no soy muy inteligente…

-Ha sido una estupidez…-dije dispuesta a darme la vuelta y volver a casa.

Pero una sombra negra me sorprendió. Pasó volando por encima de mí, pero no lograba volar hacia arriba. Frustrado, el Furia Nocturna planeó hasta el fondo de aquella depresión. Al verlo, la emoción que me había conducido hasta este lugar volvió en mí, y miré hacia abajo. Saltando de piedra en piedra sería capaz de bajar.

El dragón intentó emprender el vuelo de nuevo. Agitó las alas y subió, pero cuando estuvo a una considerable altura del suelo, se tambaleó y volvió a planear hasta llegar abajo. Algo le impedía volar.

Aprovechando que estaba a cierta distancia, saqué mi libro y mi carboncillo y me dispuse a dibujar el dragón con detalles. Su cola medía una vez y medio su cuerpo, al igual que las alas. Pero había algo que me sorprendió. No era totalmente simétrico. Al final de la cola solo tenía un alerón y no dos, como el resto de los dragones que había visto.

No se rendía. Emprendía el vuelo una y otra vez, y volvía a caer al suelo. Devastado, se acercó al borde del lago para intentar pescar algo, pero estaba demasiado cansado.

Todo era perfecto, pero claro, en momentos como éste mi torpeza tiene que salir a la vista. El carboncito se deslizó entre mis dedos y cayó abajo, haciendo ruido y atrayendo la atención del dragón hacia mí. Mierda.

Pero el dragón no me miraba con odio. O por lo menos no con mucho odio. Según mi padre, todos los dragones matan a los humanos nada más verlos. Pues tenía la sensación de que si me acercaba a él no me mataría. No mucho.

Al llegar a casa lo primero que hice fue buscar el libro de dragones que tenía mi padre. Había muchas especies, más de las que pensaba. Despellejaban a sus víctimas, quemaban a sus víctimas, enterraban a sus víctimas, asfixiaban a sus víctimas. Todos con esta frase: “Extremadamente peligroso, matar nada más ver”. Todos menos el Furia Nocturna. Mi padre nunca lo había visto (bueno, ni él ni el resto de la aldea), ya que el que lo había visto no había vivido para contarlo, así que no había dibujo.

Velocidad de vuelo, llamarada… Todo lo del Furia Nocturna era peligroso. Y según el libro, más valía no encontrarte nunca con un Furia Nocturna de frente.

Sin embargo, yo no estaba segura de que lo que estaba en el libro fuera correcto.

Cuando salió el sol al día siguiente desayuné, me puse mi hanbok y decidí ir hasta donde estaba el dragón, no sin antes coger una daga por si acaso necesitaba defenderme, y un pescado para comer allí. Bueno, para dárselo al Furia Nocturna. Hoy me acercaría al dragón.

Pero, igual que dije antes, eso es más fácil de decir que de hacer. Al llegar a la depresión me guardé la daga y salté de piedra en piedra hasta llegar hasta la parte baja. Igual que ayer hacía un sol espléndido, pero los árboles solo dejaban pasar un par de rayos. Hacía un poco de frío ya que era bastante temprano, pero la aparatosa falda del hanbok me daba calor. Suerte para mí que había crecido en el último año y que la falda no arrastraba por el suelo.

Caminé despacio con un pez en la mano, buscando el dragón. Pronto oí un suave gruñido detrás de mí, y al girarme vi al dragón subido encima de una roca, extendiendo sus alas para mantener el equilibrio.

Lentamente fue avanzando y se bajó, acercándose cautelosamente a mí. Mi corazón iba a salirme del pecho, pero tenía que ser valiente. El dragón no tenía pinta de querer matarme.

Me miró, y luego miró al pescado. Luego dio un paso hacia delante, y otro, y otro, hasta que se quedó a una distancia tan cerca de mí que era capaz de apreciar que, a pesar de que su pelaje estaba compuesto por escamas, parecía suave. Lentamente abrió la boca, pidiéndome con los ojos que le diera el pescado. No tenía dientes… Pero yo recordaba…

De repente, el dragón se puso en posición defensiva y retrocedió. En ese momento recordé que tenía la daga conmigo, así que la cogí y, esperando que no me hiciera nada, la tiré a un lado. Así podría ver que yo no era peligrosa. Con un pie la levanté y la tiré al agua. Después de eso, la fina línea de las pupilas del dragón se hizo más redonda, y abandonó esa tensión que tenía en el cuerpo.

Volví a intentar acercarme a él, así que cogí el pez con las dos manos y las extendí hacia él. El dragón me miraba desconfiado, pero también hambriento.

Finalmente, decidió acercarse a mí, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, en su boca aparecieron los dientes y me arrebató el pescado de las manos.

Después de engullirlo se fue acercando cada vez más a mí, haciendo que tuviera que retroceder.

-Ya… ya no tengo más…-dije tartamudeando.

El dragón me acorraló contra una roca, pero no parecía que me iba a hacer daño. Después, empezó a moverse de manera que parecía que estaba atragantado, y cuando menos me lo esperaba regurgitó un trozo de pescado.

-Qué asco…-dije con el pez encima de mí.

Decidí sentarme en la roca para poder ver al dragón mejor. Y él decidió imitarme, así que se sentó sobre sus patas traseras, plegando las alas. Después de un ratito, miró al pescado y después a mí.

No… ¿No querría que…? ¡No! No me lo puedo creer… Lo que tengo que hacer…

Aguantando la respiración para no vomitar le pegué un mordisco al pescado. Ahí se quedaba la cosa. O eso pensaba yo. Porque aunque estuviera a punto de echar la pota, el dragón hizo una señal para indicar que me lo tragara, así que como no me quedaba más remedio lo hice. Puaj…

Pero bueno. Había logrado acercarme al dragón. Y no me había matado. Simplemente pensar en ello hizo sonreír sin que me diera cuenta. Supongo que estos animales aprenden repitiendo, porque después de sonreír yo, el Furia Nocturna subió las comisuras de la boca para formar algo parecido a una sonrisa. Un poco. Si era mono y todo…

Esta vez sin miedo alcé mi mano hacia él para intentar tocarle, pero en cuanto se dio cuenta de mis intenciones sus ojos volvieron a convertirse en dos líneas negras finas, y se alejó de mí planeando. Bueno, un comienzo es un comienzo.

El dragón le prendió fuego a las hierbas del suelo y las apagó rápidamente, haciéndose una cama improvisada. Cerca de allí había unos pájaros surcando el cielo, y me fijé que los miraba con anhelo. Él quería volar. ¿Por qué no podría?

Ya estaba segura de que no me haría daño, por lo menos si no hacía acciones muy bruscas, así que me acerqué a él y me senté en el suelo. Al verme, (y estaré empezando a alucinar) pero juro que el dragón puso una cara estilo “ya estás aquí otra vez”, para después cubrirse con sus alas y su cola. Acerqué mi mano a él, pero sintió mi presencia y levantó la cola para mirarme, por lo que tuve que fingir que estaba caminando por ahí sin prestarle atención.

Las horas pasaron. El azul del cielo poco a poco fue desapareciendo para dar paso a los rojos y naranjas del atardecer. Por suerte para mí me acordé de que hoy mi padre, mi madre y mi hermano iban a ir a la ciudad más cercana, por lo que estaría sola unos cinco o seis días. Mejor, así podría acercarme al dragón sin estar pendiente de luego explicar por qué llegaba tan tarde a casa.

Empezaba a aburrirme, así que cogí una ramita y a dibujar en el suelo. Una raya, otra, otra… Sin darme cuenta empecé a dibujar la cabeza del Furia Nocturna…

¡Grrr! Noté que justo al lado mío estaba el dragón, pero decidí no mostrar que me había dado cuenta que estaba junto a mí, y seguí dibujando. Podía sentir cómo la criatura miraba con curiosidad su versión en dos dimensiones que estaba en el suelo.

De repente, el dragón se alejó de mí y acto seguido oí el sonido de la madera partiéndose. ¿Pero qué…?

Y lo que yo decía de imitar. El dragón cogió el tronco de un árbol con su boca y empezó a deslizarlo por el suelo, haciendo unas líneas en espiral que ríete tú de nuestro mejor artista. Me puse de pie y miré el dibujo del suelo. Al otro extremo el Furia Nocturna me miraba expectante.

Empecé a caminar y sin querer pisé una de las líneas, haciendo que el dragón empezara a gruñirme. Dándome cuenta de lo que había hecho, levanté el pie, y dejó de gruñir. ¿De verdad? ¿El dragón se estaba enfadando porque le estaba pisando el dibujo?

Volví a pisar la línea para asegurarme, y efectivamente volvió a gruñir. Al levantar mi pie, dejó de gruñir. Volví a pisarla, pero esta vez sentí cómo tentaba a la suerte porque el dragón se estaba empezando a cansar de mi jueguito.

Me levanté la falda para ver por donde caminaba, y empecé a caminar esquivando las líneas del suelo, de manera que parecía que estaba bailando en círculos. No me fijaba por donde iba. Ponía el pie en un sitio, y luego el otro en un sitio diferente. A esto me refería yo cuando decía que quería ser diferente. ¿Cocinar y tejer? Pfff… Eso es aburrido. Yo soy más de bailar con dragones.

Sin darme cuenta empecé a avanzar, hasta que salí del dibujo y me quedé de espaldas al dragón, el cual estaba tan cerca que podía sentir su aliento en mi nuca. Lentamente, me di la vuelta. Era enorme…

Extendí el brazo para tocarlo, pero hizo un amago de salir corriendo, así que me frené. Dejé que fuera él el que decidiera. Miré hacia el suelo y dejé el brazo extendido. Y pasó lo que nunca hubiera pensado que pasaría: el dragón se acercó a mi mano.

Y le toqué la cabeza.

Bueno, así queda inaugurado oficialmente mi segundo fanfic!

 

Es verdad que estos dos primeros capítulos son prácticamente iguales a la peli, pero luego empieza lo bueno. Que yo recuerde, en la peli el dragón no se transformaba en un asiatico de 1,90, rubio y cuadrado. 

 

 

Ay, me encanta la banda sonora... Que esa es otra. Como no puedo poner el fanfic (ni este ni el otro) con la banda sonora de UNA película sola (ni dos, ni tres, es muy poco), decidme bandas sonoras de películas o de series (hay doramas con muy buenas bandas sonoras, sobre todo japos) que creais que quedarían bien. Porque con las de Piratas del Caribe, un par de doramas japos que tengo por ahí, Brave, El Rey León, Rooftop Prince, Secret Garden y Madagascar no es suficiente. ^^ Va en serio.

 

Estoy trabajando en el segundo capi. A ver si lo subo pronto. Un chu <3

 

 

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Comments

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unnie-san #1
Chapter 5: Hola ´u`
Me registré acá solo por ti, y para decirte que ojalá sigas con tu fanfic :c según veo, el comentario anterior a este comentario es de hace un mes atrás, ¿no?, aaahhh, espero que no hayas dejado este fanfic en el olvido, es oro puro (para mí por lo menos) ;_; animo, espero con ansias el siguiente capítulo <3
Agent_after #2
Chapter 5: Hola~
Debo decir que me ha ENCANTADO,pero así en mayúsculas y con todas las letras. Si antes quería un Furia Nocturna, por culpa de este fic mis ganas se han multiplicado por mil xD
Me gusta la vida de nómadas que llevan Kris y Minyoung, ha sido la mejor decisión, y me ha gustado sobre todo la que le lían a las señora Kim, ¡buenísima!
Espero con ganas el siguiente :3
Agent_after #3
Chapter 4: En este tenía que comentarte sí o sí porque soy la única que lo hace y me siento mal si no lo hago.
Me ha encantado el capítulo desde el punto de vista de Kris, es tan genial *^* Me muero de ganas por verlo convertido en humano. Y a ver como arreglan ahora la que han preparado en la boda, ya les vale, aunque fue un buen plan, debo admitir.
En fin, en cuanto lo subas y yo pueda me leeré el siguiente capítulo, porque ahora con los exámenes está la cosa chunga...
Hasta la próxima :)
Agent_after #4
Chapter 2: ¡Pero no me subas otro capítulo cuando te acabo de comentar en el primero! >.< Nah, es broma, me encanta xDD La verdad, que no tengo mucho más que decirte de este, salvo que la parte del vuelo: guau. Increíble. Yo quiero un dragón. Y es genial la relación que tienen ahora Minyoung y Kris, son muy monos.
A ver como hace nuestra protagonista para evitar que maten a su amigote.
Nos vemos en el siguiente capítulo :D
P.D.: Voy a terminar por descargarme la BSO de la peli, me estoy volviendo adicta a ella xD
Agent_after #5
Chapter 1: ¡Es simplemente genial! ¿Pero cómo puede ser tan mono un bicho tan grande? Sobre todo cuando lo del dibujo, aunque siendo Kris no sé si quiero ver su obra de arte xDD Además el personaje de la chica: genial; y la ambientación muy buena. Me encanta. Y sí, se parece a la película, pero es genial y, como tú has dicho, el dragón no se convertía en un tío que está para mojar pan y repetir (ya quisiéramos muchas una mascota así...) Una cosa, creo que se te ha olvidado poner el link a la segunda canción.
Respecto de las bandas sonoras, a mí me encantan las de Danny Elfman, mayormente las de las pelis de Tim Burton pero tiene muchísimas, y te recomiendo la del drama "To the beautiful you", hay canciones muy buenas. Estaré atenta a ver si recuerdo/encuentro alguna más.
Gracias por animar mi tarde; esperaré pacientemente al siguiente capítulo :3
Agent_after #6
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¿Es normal que me haya puesto a dar saltos de alegría como una fangirl loca cuando he visto esto? Supongo que sí, soy yo xDD Y eso que Kris ni siquiera es mi bias, pero le quiero igual.
Me alegro de haberte dado el empujón para escribir esto. Estoy segura de que saldrá genial y de que sabrás compaginar ambas historias. Ahora esperaré tranquilamente a que subas el primer capítulo, mientras pienso en las ganas que tengo de que llegue la parte de los reptiles en anatomía animal, porque salen dragones de Comodo que es lo más parecido a estos seres imaginarios que sigue existiendo y quiero estudiar esos bichos e.é
Así que aquí estoy si quieres/necesitas algo :3