Una Nueva Vida

Cómo Entrenar a tu Dragón [español]

Cuando por fin pude recobrar la consciencia, abrí los ojos lentamente. Sin embargo, lo único que fui capaz de ver fue negro. Negro y más negro. ¿Eh?

La cabeza me latía, y tenía todo el cuerpo dolorido. ¿Qué había pasado? A ver... Kris... Le dije a Eunji que fuese por mí... Mis padres...

La boda.

Asustada, moví los brazos y las piernas. ¿Dónde estaba? ¿Me había casado con aquel tipo?

Sin embargo, al moverme, en vez de encontrarme con una sala de madera y decoraciones dignas de un noble, estaba dentro de una cueva. El negro se retiró, y dejó paso a la brisa mañanera de primavera, y los primeros rayos de sol se colaron por la entrada, acariciando mi cara.

Me quedé mirando un rato a la escena que tenía delante de mí. Unas montañas verdes surcaban el paisaje, y detrás de ellas, a lo lejos, podía ver al sol asomándose por el horizonte. ¿Dónde estaba?

Confundida, me giré. ¿Eh? ¿Kris?

Estuve un par de minutos analizando la situación. En las juntas de los pedales había unas ramas, seguramente para inmovilizar todo el mecanismo que controlaba a la cola. Y la rama del pedal derecho estaba partida, lo que indicaba que se había forzado de alguna manera. ¿Kris había estado volando solo? ¿Quién había...?

Justo en ese momento, el gran dragón negro se despertó, desperezándose cual gato.

-Hola, Kris.

Kris, al verme, se lanzó encima de mí y empezó a darme lametones en la cara.

-¡Sí, yo también me alegro de verte!-dije entre risas.

Sin saber muy bien, qué decir o hacer, miré al amanecer, dejando que el tiempo pasara y simplemente pensando. ¿Qué podía hacer con mi vida ahora? Ya no podía volver a mi casa, ni a mi aldea. Ni siquiera podía acudir a algún pueblo en busca de ayuda, ya que ahora mismo no tenía nada.

-Si tan solo hubiera un sitio donde pudiéramos vivir sin ser juzgados...-dije acercándome a Kris y acariciándole la cabeza.

Lentamente, empecé a caminar hasta salir de la cueva y llegar al borde del suelo. Decidí dejarme llevar, así que cerré los ojos y disfruté de la brisa mañanera.

El sol todavía no había salido del todo, pintando de tonos violetas y rosas el cielo. En lo más alto, una bandada volaba sin separarse mucho los unos de los otros, mientras Kris la miraba con anhelo.

Cuando abrí los ojos, me encontré con la decisión más difícil que tenía que tomar.

A uno de mis lados estaba la dirección que me llevaría de vuelta a casa. Eso supondría volver a la aldea que me vio crecer, y que conoce a mi yo falso. Ese yo sumiso, que siempre hace caso a los demás, e incapaz de hacerle daño a nadie. Ese yo del que se esperaba que se casase son un futuro ministro, y que trajera prestigio a la familia y a la aldea en sí. Ese yo prisionero del destino.

Al otro lado, el sol que empezaba a asomar por el horizonte me dejaba ver un sinfín de tierras sin explorar. Tierras donde no me conocían. Tierras donde podía ser yo misma. Donde yo podía escribir mi propio destino.

Pero no era todo tan fácil. Era verdad que si me iba no volvería ver a la madre con quien siempre hablo con una sonrisa pintada en la cara, ni a ese padre que no reconoce mis inventos, ni al petardo que tengo por hermano, siempre queriendo atribuirse el mérito de todo lo que yo hago. Sin embargo, si me voy, nunca más volvería ver a Eunji.

Y si me iba de verdad y empezaba de nuevo, lo haría desde cero. No tendría casa, ni ropa, ni comida, ni jabón, ni mis inventos... ¡Por favor, que por no tener, no tenía ni una daga con la que defenderme!

Estaba teniendo una pelea interna cuando un gruñido me devolvió a la realidad. Kris estaba dando vueltas alrededor de mí, saltando felizmente. No dejaba de agitar las alas, señal de que quería echarse a volar, y que fuese cual fuese mi decisión, que la hiciera rápido.

Indecisa, miré hacia el amanecer.

-¿Qué hago?

Como si una fuerza divina me hubiera oído, justo en ese momento empezó a soplar un fuerte viento, empujándome en dirección contraria a mi aldea. Tuve que hacer algún que otro esfuerzo para mantenerme en pie, porque no esperaba semejante vendaval tan de repente.

Una a una, empecé a quitarme los pines que sujetaban mi larga melena en un recogido pegado a mi cabeza. Y he de decir que nunca me había quitado tantos pines del pelo. Al cabo de cinco minutos, bajo mis pies no había más que metal. Después, cogí mi hanbok desde la parte alta, y me lo quité de tal forma y tan rápidamente que casi lo rompo.

Esta era yo. Traje ceñido oscuro ceñido al cuerpo hecho por mí, y larga melena hasta la altura de la cadera. Sin ataduras. Sin adornos.

Con tristeza, le eché un último vistazo a la aldea que me vio crecer. Aunque quisiera irme, sabía que la iba a echar de menos.

¡¡GRRRRR!!

Kris empezó a agitar las alas cada vez con más fuerza, esta vez llegando a despegarse del suelo un par de metros.

-¡Ya va, impaciente!-dije corriendo hacia él.

Una vez que me encontré encima del dragón, miré para el hanbok arrugado en el suelo junto con todos los pines. En el último momento, me acerqué corriendo al hanbok y rompí la falda de forma que me quedó un gran trozo de tela cuadrado. Dejando lo que me sobraba junto con la parte de arriba al lado de los pines, esta vez sí me subí encima de Kris.

-Adiós.-le dije a la vieja yo.- ¡Vamos, Kris!

Aprovechando el viento que estaba soplando, y con toda la fuerza que el Furia Nocturna tenía dentro de sí acumulada, los dos salimos despedidos hacia arriba. Kris agitaba sus alas con fuerza, mientras yo jugaba con los pedales para que él pudiera controlar hacia donde volaba. Al poco tiempo, los dos nos encontramos por encima de las nubes, escondidos en el cielo.

Era majestuoso. Desde aquí arriba, todo se veía como si fuera una maqueta. Las personas eran hormiguitas yendo de un lado para otro, y los vastos campos que rodeaban mi casa cabían en la palma de mi mano. Nunca habíamos volado tan alto.

No sé cuánto tiempo pasó, pero al cabo de unas horas mi estómago rugió. No había comido nada desde ayer (eso suponiendo que hubiera sido ayer cuando perdí el conocimiento), así que echaba en falta algo para llevarme a la boca.

-¿Y ahora?-me dije a mí misma.

Llevábamos mucho tiempo volando, y ni siquiera sabía cómo decirle al dragón que quería parar para comer. Bueno, en realidad, ni siquiera sabía qué podía comer. ¿Frutas? No me quedaba más remedio, ya que no tenía manera de conseguir carne... No tenía nada...

De repente, Kris empezó a bajar poco a poco, de forma que al rato estábamos sobre la superficie de un río. Con un movimiento rápido, el dragón sumergió apenas la cabeza en el agua, sacando un pez y comiéndoselo sobre la marcha.

-Yo también tengo hambre...-dije bajito, frotándome la barriga.

Después de que Kris comiera, nos acercamos a una de las orillas del río, aterrizando sin yo entender nada y casi matándonos porque si no sé lo que el dragón va a hacer, pues es difícil controlar la cola.

-¿Qué pasa?-le pregunté a Kris.

En sus patas delanteras, Kris sostenía un par de pescados, los cuales los soltó a mis pies. ¿Eh?

Me quedé parada delante de él sin entender nada. ¿Por qué me había puesto esos pescados ahí?

El dragón, que pareció comprender que no me estaba enterando de nada, me hizo una señal con la cabeza de que esos pescados eran para mí.

-¿De verdad?-dije sin podérmelo creer. Un dragón tenía más consideración conmigo que mi propia familia.- Mm... Pero esto así no va a funcionar...

Mirando a mi alrededor, me puse a caminar buscando unos trozos de madera. No iba a comerme los pescados crudos... Fue fácil divisar un par de troncos, y con algo de dificultad, ya que yo era más bien menudita, los llevé hasta colocarlos cerca de los pescados. Luego, con unas ramitas más finas, me hice una parrilla chapucera bastante improvisada.

-Kris, ¡fuego!-dije señalando para los dos troncos grandes.

El dragón, al oírme entendió perfectamente lo que le quería decir, así que tras cargar un poco lanzó un fogonazo azul al tronco que lo encendió de inmediato. Después, yo puse los pescados sobre la parrilla y, tras un momento, estaban asados y listos para comer.

Me comí todo en menos de diez minutos, de una manera tan salvaje que si mi madre me hubiera visto me hubiera dado una colleja diciendo algo como “¡Las señoritas no comen así!”. Pues esta señorita tiene hambre.

Kris, que ya estaba saciado, decidió esperarme jugando con una hierba alta que había cerca de nosotros. Ya que no era necesario, le quité la silla de montar, ya que era un peso innecesario que llevaba encima, y también lo intenté con la prótesis de la cola, pero no hubo manera, pues Kris no me dejó. El dragón, divertido, saltaba de un lado a otro, apareciendo y desapareciendo entre la verde espesura. Era un espectáculo bastante divertido.

Cuando terminé con el pescado me hice una trenza en el cabello, ya que aunque no soportaba tener el pelo recogido, si lo dejaba suelto mientras volaba la travesía se iba a hacer bastante incómoda. Cosas del viento y pelos que tienen manía por meterse en la cara.

-Kris, ¿seguimos?

¡GRRRRRRRRR!

Nunca había sentido tanta libertad en mi vida. Tener el poder de elegir lo que quiero hacer es algo que nunca me dieron, y las cosas que elegía lo hacía a escondidas del mundo. Empecé a inventar cosas porque quería salir del cascarón que mis padres estaban construyendo alrededor mío. Quería matar a un dragón para demostrarle a mi padre que podía ser como él. Me hice amiga del dragón para demostrarme a mí misma que podía ser como yo quisiera ser.

Y aquí estaba yo, volando encima de un Furia Nocturna, el cual me rescató de un matrimonio de conveniencia, y embarcándome en un viaje que a saber adónde me llevaría.

PERO.

¡Estaba encantada de comenzar con mi nueva vida! Tantas posibilidades ante mí... Tantas cosas por hacer...

El sol pasó por encima de nuestras cabezas, y a paso lento, pero sin detenerse nunca, se puso por detrás de nosotros y desapareció por el horizonte, tiñendo las nubes de naranja. Nunca me cansaría de esto.

Sin embargo, pronto me encontré con mi primer problema.

En cuanto cayó la noche, los dos bajamos a tierra para buscar un sitio tranquilo donde poder dormir. Y aunque puse una hoguera para calentarme (ya que el reptil de sangre caliente no lo necesitaba), y aunque usaba la falda del hanbok como manta, me estaba helando de frío.

Justo esa noche el viento decidió soplar lo suficientemente fuerte para que yo notara una sensación térmica menor de la temperatura real. Estaba empezando a tiritar bastante fuerte, y el frío se me estaba empezando a colar en los huesos.

Grrrr..., oí a mi lado.

Sin apenas fuerzas abrí los ojos y miré para Kris. El Furia Nocturna había abierto una de sus alas haciéndome una señal para que me acercara a él. Tiritando, empecé a arrastrarme por el suelo hasta llegar a la piel cálida y suave de Kris. Tras ponerme mi manta por encima, el dragón cerró su ala para protegerme del viento y del frío. Oh, así sí...

No sé cuanto tardé en quedarme dormida, pero no creo que fuera más de un par de segundos. Lo siguiente que recuerdo fue abrir los ojos, y el frío de la noche había sido reemplazado por una brisa mañanera, todavía fresquita, mientras que la oscuridad había dado paso a un amanecer donde el sol iba llegando poco a poco a todos los rincones del bosque.

-AAAAHHhhhhhhhh....-bostecé a la vez que me estiraba, quitándome de encima el ala de Kris.

El dragón, al notar que me movía, abrió los ojos cual gato y miró para mí.

-Buenos días.-dije acariciándole la cabeza.

Bueno, mi primera noche fuera de casa no había sido tan mala. Si no me he muerto todavía, puedo optar a llevar una vida nómada.

Justo delante de mí, había varios árboles con frutas diferentes, pero que no había visto nunca en mi vida. Con hambre, me levanté y decidí que éste sería un buen momento para desayunar. Pero en cuanto me acerqué a un árbol y extendí el brazo para coger uno de sus frutos, Kris empezó a gruñir de forma exagerada.

-¿Qué pasa?-dije asustada.

El dragón empezó a mover la cabeza apuntando hacia los árboles de la derecha.

-¿Allí?

En cuanto cogí una de las frutas de esos árboles, Kris dejó de gruñir y sus ojos dejaron de ser dos líneas finas para convertirse en dos círculos negros. Supongo entonces que las frutas de los otros árboles serían difíciles de comer, o a juzgar por la reacción de Kris, incluso venenosas.

No había probado nunca esa fruta, así que cuando me la llevé a la boca tuve una explosión de sabores que hizo que lamentara no haberla comido antes. Era ácida, pero a la vez dulce, y con un sabor bastante fuerte. No podía empezar el día de mejor humor.

-Vamos Kris, encontremos un lugar con espacios grandes para echar a volar.

Llevábamos poco tiempo volando juntos, así que todavía el aterrizaje y el despegue eran cosas que debíamos trabajar. Mejor hacerlo en una explanada, por si hubiera que corregir algo no estrellarnos contra un árbol o una roca.

Fuimos andando por la espesura del bosque, apartando de delante ramas y hojas. Debido a lo altos que eran los árboles, apenas llegaba luz al suelo, así que avanzábamos con dificultad. Al poco tiempo, me pareció escuchar voces de otras personas.

-Kris, una cosa. Si alguna vez ves humanos acercarse a mí, escóndete. Si descubren que me he hecho amiga de un dragón, a mí me cortan la cabeza por bruja, y a ti para ponerla como trofeo en lo alto de una casa de algún noble.

El dragón pareció entender lo que dije, porque tan pronto como se apartó de mí y se ocultó tras unas hojas, noté una palmadita en la espalda.

-Buenas, señorita. ¿Puedo preguntar qué hace una muchacha como tú sola en el bosque?

Detrás de mí había dos mercaderes con sus guardaespaldas. Y los dos no dejaban de mirarme de arriba abajo. ¿Qué...? Ah, sí, el traje.

-Vivo aquí.-dije intentando parecer lo más confiada posible.

-Oh... Eso explica la vestimenta.

No quería quedarme allí. No me gustaba ni un pelo las miradas que me estaban echando. Así que, como quien no quiere la cosa, giré sobre mis talones y empecé a caminar, alejándome de allí.

-Oye, ¿no habías dicho que el burdel de tu hermana necesitaba más muchachas?-le dijo uno de los mercaderes al otro susurrando, pero lo suficientemente algo como para que yo lo oyera.

Con un susurro, inaudible para los dos mercaderes, pronuncie la palabra “Kris”, para que viniera a ayudarme. Más de una vez había presenciado lo que podía hacer el finísimo oído del dragón, así que esperé que esta vez me hubiese oído. De lo contrario, la situación se iba a poner peliaguda.

Y tal y como predije, justo delante de mí surgió el gran Furia Nocturna de entre los arbustos, asustando a los mercaderes y a sus guardaespaldas, olvidándose de mí. Uno de los guerreros cogió su arco y apuntó al dragón, pero uno de los mercaderes le gritó:

-¡Olvídate de la chica! ¡Es un Furia Nocturna, no hay nada que hacer! ¡¡HUYAMOS!!

Así que ese grupo de hombres hechos y derechos salieron corriendo cuales niñas pequeñas, dejando todas sus armas y provisiones detrás.

-Gracias, Kris.-dije guiñando un ojo.

Con cuidado, levanté las bolsas que los mercaderes y sus guardaespaldas habían dejado caer. Dentro había panes, huevos (los que no estaban rotos, claro), vino, carne y un sinfín de cosas más.

-Esto me puede venir bien.-dije cogiendo una de las bolsas y poniéndomela en el hombro. Después, teniendo cuidado de no dañar nada, examiné los alimentos que tenía ante mí uno a uno, y metí en la bolsa los que tenían mejor pinta y los que parecía que se conservarían mejor. Por último, miré a los arcos con una chispa de curiosidad en mis ojos. Siempre me ha gustado saber cómo funcionan las cosas, y ese trozo de madera curvado con una cuerda siempre ha llamado mi atención. Nunca me dejaron usarlo porque “las chicas no deben manejar armas”.

Bueno, vamos a ver qué tal se le da a una chica manejar un arma.

Con paso lento pero decidió avancé por el suelo, teniendo cuidado de no pisar ninguna flecha. Ante mí, desparramados por el suelo había varios arcos: unos muy grandes, otros más finos… Algunos eran demasiado pesados para mí, otros eran demasiado grandes, pero después de buscar durante un buen rato, di con un arco que no era ni muy grande ni muy pequeño.

Éste era el momento. Cogí una de las flechas que tenía bajo mis pies y la coloqué en la cuerda con cuidado. La parte de delante de la flecha se me iba hacia arriba y hacia abajo, pero después de pelear un rato con ella, logré dejarla pegada al cuerpo del arco. Cerré un ojo para apuntar mejor, solté la cuerda y…

Y fallé estrepitosamente.

Estaba apuntando a un árbol a unos tres metros de mí. Sin embargo, la flecha fue directa al suelo. Ni siquiera avanzó un poco. Se quedó justo delante de mí. Molesta y frustrada, empecé a dar pataditas en el suelo.

-¡¡Jooo…!!

Kris se acercó a mí y me dio un lametón en la cara. Al mirarle en los ojos parecía que me estaba diciendo “anímate, ya te saldrá”.

-Tienes razón. Nadie nace aprendiendo. Seguro que el resto de los hombres cuando empiezan también les pasa lo mismo…

Tenía que practicar para poder utilizar el arco. Mm, creo que me voy a llevar éste. Luego de ponerme el arco en el hombro, cogí empecé a reunir todas las flechas sanas que encontré.

-Vamos, Kris.

Después de caminar un buen rato, encontramos un sitio perfecto para despegar. Tras salir del bosque nos encontramos con unos grandes prados, sin obstáculos a la vista. Y lo más importante, sin nadie que pudiera ver a una chica montando en un dragón. Después de subirme encima de Kris, el dragón empezó a correr con las alas extendidas, para coger cualquier ráfaga de viento que pasara sobre nuestras cabezas.

¡¡¡GRRRRRR!!!

¡Ahora! Con el pedal cambié la posición de la cola, y los dos los elevamos en el aire a tal velocidad que casi me caigo de la silla. Tras coger una altura considerable miré a mi alrededor, intentando decidir dónde ir.

¡Oh! Ésa de ahí abajo es la casa de la señora Kim. No creo que pueda existir señora más antipática que ella. Mi madre trabajó para ella como sirvienta, y como tiene una de las casas más grandes de todo el país además de muchas riquezas, piensa que cualquier persona que no tenga un mínimo de dinero no tiene derecho a ser tratado con respeto.

Dentro de esa casa hay cientos de siervos y doncellas. A todos los trata fatal, y para colmo les paga una miseria. Cómo si no tuviera dinero con qué pagarles…

Bueno, no creo que si le quito algo de jabón para lavarme el pelo y el cuerpo se dé cuenta. Y un pequeño sustito no le vendría mal tampoco…

-Kris, baja allí. Vamos a divertirnos un poco.

No podemos quemarle la casa ni quitarle riquezas, porque si no los primeros perjudicados son todas las personas que trabajan para ella. Pero una jugarreta sin mala intención… Eso no pasa nada…

Nada más llegar a los alrededores de la casa, le quité a Kris todo lo que llevaba encima, incluida la cola artificial. Me costó un poco, pero sería dudoso ver a un dragón con un trozo de hierro encima.

-¡Salta!-dije susurrando/gritando, señalándole hacia el tejado. Antes de que el dragón subiera, me agarré a la cola para ir yo también.

Con sigilo echamos a andar por el tejado de la casa, mirando todo lo que pasaba en esa casa, pero sin ser vistos. Muchos de los cristales que tenía dejaban ver desde fuera hacia dentro, pero no al contrario.

-¡¡TE DIJE QUE QUERÍA EL CINTURÓN PARA EL HANBOK DE COLOR ROSA PALO!! ¡¡ESTO ES SALMÓN!!-dijo la señora Kim dándole una severa paliza a una joven sirvienta. No creo que esa chica tuviera más de 15 años. Pobrecita…

Grrrrrrr…, gruñó Kris mirando bastante mal a la señora Kim.

-Lo sé. Es tan sólo una niña, y no creo que esté allí porque quiera. ¿Los dragones sois bastante juguetones, verdad?

Kris, al oírme empezó a saltar, moviendo el trasero de un lado a otro cual gato. Sí, sí son bastante juguetones.

-Pues vas a jugar a un juego con la señora Kim. Así mientras tanto yo puedo coger lo que necesito. Escucha bien…

Después de explicarle el “juego” a Kris, miré desde el tejado el espectáculo que estaba a punto de comenzar. La cosa es que el dragón, cuando iba a hacer lo que le había dicho, se paró en seco delante del estanque de la señora Kim y empezó a comerse todos los peces que había en él. El estanque era una de las posesiones más preciadas de la señora Kim, y seguro que le había traído algún quebradero de cabeza a los siervos. Bueno, pues ya no hay peces…

Lo del jabón va a tener que esperar. Emocionada, decidí sentarme conteniéndome la risa, porque sólo con pensar la cara que se le iba a poner a la señora Kim cuando viera a su estanque…

-¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHH!!!

Sí, exacto. Esa era. ¡Buajajajaja!

-Un… Un… Furia Nocturna…-dijo señalando para el dragón.

Kris, tal y como le había dicho, tan pronto como le vio la señora Kim se escondió entre las sombras de aquella casa de tamaño colosal. Los siervos y las sirvientas, al oír el grito de su ama corrieron hacia ella lo más rápido que pudieron.

-Señora Kim, ¿qué ha pasado?-dijo un siervo alarmado por la expresión de la vieja.

-Un… Un Furia Nocturna…

¡Jajajajajaja! ¡No era capaz de decir otra cosa!

Todas las personas que trabajaban en la casa empezaron a buscar al dragón, muy asustados. Claro está, no lo encontraron. El Furia Nocturna es un maestro del camuflaje.

-No hemos encontrado nada, señora Kim.-dijo una sirvienta.

-¿¡Me estás llamando mentirosa!?-dijo levantando la mano para pegarle.

La chica se encogió, esperando el golpe, pero la señora Kim se detuvo justo antes de golpearle. Detrás de todos los siervos estaba el dragón, mirándola. La mujer se quedó de piedra, ante la mirada confundida de sus siervos y sirvientas que no entendían nada. Creo que se puso tan pálida como la nieve que caía en mi pueblo.

-¡¡El dragón!!-gritó cuando por fin pudo articular palabra, señalando para Kris.

Pero claro, el Furia Nocturna es el dragón más ágil y veloz que existe. Antes de que todos los que estaban en la sala giraran sus cabezas, a Kris le dio tiempo a esconderse otra vez.

-Señora Kim, allí no hay nada.

-Pe-pe… Pero…

-Con su permiso, nos retiramos para seguir con nuestras obligaciones.

Así que uno a uno los siervos se fueron retirando, dejando a la señora Kim sola, la cual no entendía nada.

-Bueno, creo que será hora de ir a por lo que tenía que coger.-dije levantándome y dirigiéndome hacia uno de los baños de la casa.

Llegué enseguida, pero al bajar casi me mato. En mí, la agilidad brilla sobre todo por su ausencia, así que intentar bajar desde una pared de dos metros fue bastante complicado. Aún así, logré llegar al suelo sin romperme ningún hueso.

La habitación estaba completamente vacía, y sería más o menos el triple que mi antigua casa. En el centro había una gran bañera, con un montón de botes con líquidos y jabones alrededor.

-Le voy a coger éste, éste, éste…-dije metiéndolos en la bolsa.

Cuando terminé, me encontré con el problema de que no podía subir por donde mismo había bajado. No hay manera de que yo llegara ahí arriba.

-Bueno, pues habrá que salir por alguna ventana…

Y tras abrir la puerta del baño me encontré con la señora Kim, despeinada y con pinta de estar a punto de volverse loca.

-Tú… ¿Cómo has entrado aquí?

-Eh… Yo entr--

-¡¡¡AAAAAAHHH!!

-¿Qué pasa?-dije alarmada.

-¡¡EL DRAGÓN!!

-¿Qué dragón?-dije dándome la vuelta, fingiendo no saber nada.

-¡¡NO ESTOY LOCA!! ¡¡ESE DRAGÓN ESTÁ APARECIENDO CONSTANTEMENTE DELANTE DE MÍ!! ¡¡Y CUANDO LES DIGO A LA GENTE QUE MIRE, EL DRAGÓN NO ESTÁ!!

-Sí lo estás.

La señora Kim me miró con ojos inyectados en sangre. No creo que nunca le hubiera dicho algo como eso, por la sencilla razón de que no se atrevían. Pero tengo una idea.

-Yo… No existo.-dije lo más convencida posible.

-¿Eh?-dijo la señora Kim, todavía más confundida.

-Soy un espíritu.

¿Se lo tragará?

-De… ¿De verdad?

Se lo tragó.

-¿Te acuerdas de mí?

La señora Kim me miró de arriba a abajo una y otra vez, y tras un rato sus ojos se hicieron tan grandes como platos.

-Minyoung… No es posible…

 

-¡Mamá! ¡Mamá!-grité, temiendo no volver a mi madre nunca más.

Ya que mi madre trabajaba en la casa de aquella señora teníamos que vivir allí, porque la podía llamar en cualquier momento del día. Normalmente solía jugar con los hijos de los demás sirvientes, pero hoy me habían echado del juego, así que corrí desconsolada a por mi madre.

De repente, noté cómo me chocaba contra alguien, y acto seguido me caía de culo, rompiendo un carísimo jarrón con mi caída.

-¡¡NIÑA!!-gritó la persona que tenía delante de mí.

Cuando abrí los ojos, me quedé paralizada de terror. Era la señora Kim. Y cualquiera que se metiera en problemas con la señora Kim tenía un doloroso castigo garantizado.

-¿Estás bien?-dijeron unas sirvientas levantándome.

-¡¡MI JARRÓN!! ¡¡SÓLO HABÍA UNO IGUAL EN EL MUNDO!!-dijo la mujer recogiendo los pedacitos de porcelana del suelo.-¡¡COGED A LA NIÑA ESA!! ¡¡VEINTE LATIGAZOS!!

-Señora Kim, es una niña… ¿Cómo puede…?

-¡¡DIEZ LATIGAZOS Y LOS OTROS DIEZ PARA LA SIRVIENTA QUE SE ATREVE A DEFENDERLA!!

 

-Tú…-balbuceó la señora Kim.

-Si no tratas mejor a tus siervos y sirvientas, los latigazos de aquel día no serán nada comparado a tu castigo.-dije con ira. Ya no estaba actuando, el recuerdo de aquel día me hacía daño de verdad.

Kris, al oír mi voz se asomó, dejándose ver.

-¡¡AAAAAAH!!

-¿Ves a este Furia Nocturna? Ésta es la raza de dragón más mortífera. Es capaz de arrancarle la cabeza a un humano con un simple zarpazo.

La mujer tragó saliva mientras miraba a Kris con miedo.

-Si no cambias tu actitud, me encargaré personalmente de que mi dragón te tenga por cena.

-¡¡CAMBIARÉ!! ¡¡CAMBIARÉ!!-dijo la mujer arrodillándose.

-Señora Kim, ¿con quién habla?-dijo un siervo.

-CON ESTA CHI--

No, ya hacía tiempo que tanto Kris como yo habíamos desaparecido. Ahora mismo, estábamos en lo alto del cielo, siguiendo la dirección que nos mostraba el viento. Desde que era pequeña me había querido vengar de la señora Kim. Quién hubiera pensado que un día lo conseguiría…

-Kris, ¿te gustó el juego?

El dragón gruñó contento y divertido.

Escucha bien. Vas a jugar con la señora Kim al escondite. Tienes que dejar que te vea. Pero cuando vaya a por ti, debes esconderte lo más rápido que puedas. No puedes dejar que te vea. Cuando parezca que ya no te va a buscar, vuelve a dejar que te vea. Entonces tienes que esconderte otra vez. ¡Recuerda que no puede pillarte!

El dragón saltó emocionado, y bajó del tejado planeando. Esto va a ser increíble.

-No hay nada como hacer que alguien crea que está loco. Sobre todo si te cae mal. Si algún dragón te ha hecho alguna vez una jugarreta, tú dímelo. Te ayudaré encantada.

¡GRRRRR!, gruñó el dragón medio ofendido medio… ¿riéndose?

-Ah, es verdad, que el señor dragón es el rey del reino. Nadie se atreve a meterse contigo…-dije moviéndole las orejas para molestarlo un poco.- Nadie excepto una humana…

El dragón, al ver dónde me estaba metiendo decidió que él también sabía jugar a ese juego. De repente, Kris plegó las alas y la cola, cayendo en picado.

-¡¡VALE!! ¡¡NADIE SE ATREVE A METERSE CONTIGO!!

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Comments

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unnie-san #1
Chapter 5: Hola ´u`
Me registré acá solo por ti, y para decirte que ojalá sigas con tu fanfic :c según veo, el comentario anterior a este comentario es de hace un mes atrás, ¿no?, aaahhh, espero que no hayas dejado este fanfic en el olvido, es oro puro (para mí por lo menos) ;_; animo, espero con ansias el siguiente capítulo <3
Agent_after #2
Chapter 5: Hola~
Debo decir que me ha ENCANTADO,pero así en mayúsculas y con todas las letras. Si antes quería un Furia Nocturna, por culpa de este fic mis ganas se han multiplicado por mil xD
Me gusta la vida de nómadas que llevan Kris y Minyoung, ha sido la mejor decisión, y me ha gustado sobre todo la que le lían a las señora Kim, ¡buenísima!
Espero con ganas el siguiente :3
Agent_after #3
Chapter 4: En este tenía que comentarte sí o sí porque soy la única que lo hace y me siento mal si no lo hago.
Me ha encantado el capítulo desde el punto de vista de Kris, es tan genial *^* Me muero de ganas por verlo convertido en humano. Y a ver como arreglan ahora la que han preparado en la boda, ya les vale, aunque fue un buen plan, debo admitir.
En fin, en cuanto lo subas y yo pueda me leeré el siguiente capítulo, porque ahora con los exámenes está la cosa chunga...
Hasta la próxima :)
Agent_after #4
Chapter 2: ¡Pero no me subas otro capítulo cuando te acabo de comentar en el primero! >.< Nah, es broma, me encanta xDD La verdad, que no tengo mucho más que decirte de este, salvo que la parte del vuelo: guau. Increíble. Yo quiero un dragón. Y es genial la relación que tienen ahora Minyoung y Kris, son muy monos.
A ver como hace nuestra protagonista para evitar que maten a su amigote.
Nos vemos en el siguiente capítulo :D
P.D.: Voy a terminar por descargarme la BSO de la peli, me estoy volviendo adicta a ella xD
Agent_after #5
Chapter 1: ¡Es simplemente genial! ¿Pero cómo puede ser tan mono un bicho tan grande? Sobre todo cuando lo del dibujo, aunque siendo Kris no sé si quiero ver su obra de arte xDD Además el personaje de la chica: genial; y la ambientación muy buena. Me encanta. Y sí, se parece a la película, pero es genial y, como tú has dicho, el dragón no se convertía en un tío que está para mojar pan y repetir (ya quisiéramos muchas una mascota así...) Una cosa, creo que se te ha olvidado poner el link a la segunda canción.
Respecto de las bandas sonoras, a mí me encantan las de Danny Elfman, mayormente las de las pelis de Tim Burton pero tiene muchísimas, y te recomiendo la del drama "To the beautiful you", hay canciones muy buenas. Estaré atenta a ver si recuerdo/encuentro alguna más.
Gracias por animar mi tarde; esperaré pacientemente al siguiente capítulo :3
Agent_after #6
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¿Es normal que me haya puesto a dar saltos de alegría como una fangirl loca cuando he visto esto? Supongo que sí, soy yo xDD Y eso que Kris ni siquiera es mi bias, pero le quiero igual.
Me alegro de haberte dado el empujón para escribir esto. Estoy segura de que saldrá genial y de que sabrás compaginar ambas historias. Ahora esperaré tranquilamente a que subas el primer capítulo, mientras pienso en las ganas que tengo de que llegue la parte de los reptiles en anatomía animal, porque salen dragones de Comodo que es lo más parecido a estos seres imaginarios que sigue existiendo y quiero estudiar esos bichos e.é
Así que aquí estoy si quieres/necesitas algo :3