El incidente de la pelea circulo por todo el colegio, en todos los grados se rumoreaba del tipo de relación que tenia Choi So Eun con Kim Hyung Joon, porque nadie defendería a una simple amiga contra Lee Nichkhun. A pesar de que el festival había sido hace dos meses atrás nadie dejaba de tocar el tema, cuando veía pasar a la niña se apartaban y otros la miraban con envidia, unos pocos sentían algo de lastima ya que solo tenía tres amigos, pero que amigos, la cuidaban de cualquiera que deseaba hacerle daño, excepto cuando estaba en clases, solo en esos momentos, justo cuando estaba sentada al lado JunHo sentía la miseria, si antes no se hablaban ahora él la ignoraba por completo, además ese día había perdido algo más que un amigo, había perdido la cosa más valiosa que tenia, el collar del anciano, lo había perdido entre el revuelo de la pelea y el beso. Ji Eun se había sentido responsable de aquella perdida, se supone que ella debía guardarlo durante la presentación, pero So Eun la disculpo completamente, sabía que su amiga nunca tendría malas intenciones con ella.

Sus amigos eran de lo mejor, aunque hubiera deseado no tener esa mala reputación… de chica problema, todos decían que si eras amigo de Choi So Eun te iría mal, por lo mismo en la clase sus compañeros la hablan solo cuando era necesario.

-So Eun…- escucho desde su asiento y en la puerta estaba su amiga, con esas gafas y la tímida expresión de su cuerpo.-

-ah!...- se levanto pasando por entre sus compañeros.- ¿sucede algo?...- le pregunto a su amiga, por lo general no la venia a buscar a la sala, siempre se encontraban en el pasillo.-

-esto…- murmuro la tímida.- yo…- saco un sobre de su bolsillo y se lo dio.- esto de cumpleaños…- le dijo mirando el suelo.-

-ajaja si…- So Eun se sonrió tomando la tarjeta, al parecer la estaba invitando a su cumpleaños, sería extraño estar con todas las chicas de clase alta pero por ella… iría a todas partes.- yo…- le dijo metiendo su mano en el bolsillo, no podía comprarle joyas, ni tampoco nada costoso, pero sabía que a ella no le importaban esas cosas.- hice esto para ti…- era un brazalete con algunas conchitas recogidas de su antiguo hogar, se había tardado un poco porque su padre tenía que hacerle agujeros a las conchitas.- espero que te guste.-

-lo hiciste… para mi…- Ji Eun estaba mirando el brazalete con tanta ilusión, nadie se tomaba tantas molestias por ella, ni quiera su hermana. Le daban cosas que encargaban a una tienda o que ella misma pedía, pero nunca había recibido algo con tanto cariño. La miro con esa carita de cachorro.- Gracias!...- le dijo tomando el presente y abrazándola.-

-¿Qué pasa aquí?...- le cuestiono Hyung Joon. Cuando So Eun se tardaba en verlos, simplemente iba a buscarla, sabía que Nichkhun aprovecharía cualquier oportunidad para hacerla sufrir y no le dejaba opciones para hacerlo. Llego justo cuando las chicas se daban abrazos.- ¿Por qué le das regalos y abrazos a ella?.- su tono era algo serio pero su cara mostraba la broma, era un poco celoso con respecto a ella, muchos mal interpretaban su preocupación.-

-Sunbae, no hagas esas bromas…- En esos meses se habían llegado a conocer muy bien, y podía diferenciar entre su tono de molestia y su tono de broma.- recuerda que es el cumpleaños de Ji Eun-sii –

-¿y cuando sea el mío me darás un abrazo y un regalo como a ella?...- le pregunto cómo todo un celoso.-

-por supuesto…- le respondió algo divertida.-

El trió estaba disfrutando de las ocurrencias de Hyung Joon cuando llego la profesora de So Eun, venia corriendo cosa rara para ella. So Eun la miro porque estaba pálida, pero nunca se imagino nada malo… no hasta que interrumpió entre sus amigos y la tomo del hombro. La chica se asusto un poco cuando la profesora la jalo.

-So Eun, vamos…- le dijo sin explicarle nada…-

-Profesora…- le cuestiono cuando ella le agarraba con fuerza el hombro. La profesora vio que la niña puso un rostro extraño, y se agacho para quedar a su altura, se quedo callada por unos segundos.-

-tú madre vino a recogerte…- le explico para que no siguiera perdiendo el tiempo.-

-sí…- le dijo obediente y se metió dentro del salón tomando su bolso con sus cosas, se despidió de sus amigos con la mano y siguió a la profesora que caminaba a zancos.-

Los dos niños se quedaron mirando, pero fue Hyung Joon quien se apuro a seguir a So Eun, claro que cuando llego a la puerta de la academia no lo dejaron pasar, se quedo mirando por detrás de la puerta de cristal como la madre de ella la abrazaba y su amiga se deshacía en sus brazos, ¿estaban llorando?, que había pasado… se sentía intranquilo viéndola llorar. La profesora se quedo acompañándolas hasta que las dos se fueron. Él no se despego del cristal, se quedo incluso hasta después de que el timbre sonara. La profesora volvió a entrar y se encontró con Hyung Joon de frente, el niño no se tardo en interrogarla.

-¿Por qué la mamá de So Eun vino por ella?...- la profesora se quedo callada, no creía que fuera buena idea de que los niños se enteraran de los asuntos personales de una alumna, pero entonces.- ¡PORQUE!.- le grito, el niño, no le gustaba quedarse aparte.-

-el padre de So Eun…- dada las circunstancias del accidente y de la estrecha relación que él tenía con ella era mejor decirle.- tuvo un accidente… es grave.- le dijo brevemente.- es mejor que regreses a tu salón, no puedes hacer nada por ella..- le dijo consolándolo con una mano en su hombro.-

De nada servía ese gesto miserable de su parte, claro que podía hacer algo, no iba a quedarse sentado en una silla esperando a salir de clases y ver como el tiempo avanzaba, ese no era su estilo. Se fue a la dirección y exigió irse del colegio, una petición que fue aceptada de inmediato, en menos de diez minutos había un auto esperándolo afuera.

Diez, once… doce… So Eun contaba en su mente, cada vez que el reloj cambiaba su número, la niña sumaba uno más para el de ella, no sabía que tan mal estaba su padre, pero la mano de su madre la sujetaba con fuerza, eso era malo, su madre nunca estaba nerviosa, pero ella miraba al frente con los ojos vacios y opacos, no lloraba pero se notaba que lo había hecho, estaba rojos. El taxi las dejo en el hospital, corrieron por los pasillos blancos inundados de ese olor de antiséptico, su madre la tenia firmemente hasta que llegaron a la puerta correcta, detrás de esa puerta blanca estaba su padre, nadie les había explicado la condición de él, más allá de que era grave. La puerta se abrió, desde dentro salió un hombre de bata, el médico… pero la cara que puso al verlas, no había que decir nada, su madre cayó al suelo y por primera vez en toda su vida la vio llorar con desesperación, el miedo, el dolor… era horrible, no sabía si lloraba a si se había perdido, todo se puso blanco…

Cuando pudo ver algo, estaba sentada en una de las sillas del hospital, una enfermera la acompañaba y fue la primera sonrisa que vio desde que supo que su padre estaba en el hospital, fue… reconfortante. Le dolía la cabeza pero aun así se levanto, quería buscar a su mamá, seguro que estaba con su papá, seguro que estaban juntos y bien… seguro... pero algo, ese llanto que brota desde el interior, que no puedes detener aunque te esfuerces, las lagrimas, los gemidos se transformaron en gritos desesperados... ¿Dónde estaban?, la enfermera la tomo en sus brazos, la estrecho y le hablo al oído.

-todo estará bien…-

¿Cómo podía decir eso?, como podía decirle eso cuando no tenía a ninguno de sus padres, cuando estaba sola en una sala de hospital y nadie le decia nada… ¿Qué pasaba?, ¿Dónde estaba su madre?. Pero esa pregunta se respondía sola, delante de ella caminaba como un fantasma, era su madre, con la expresión más triste en sus ojos, como si la vida la hubiera dejado esperando en la esquina. Se soltó para ir corriendo hacia ella, el choque desesperado de su cuerpo contra el de ella, las manos de su madre moviéndose tan lento para consolarla, pasándola con un peso muerto por sus cabello, So Eun levanto el rostro mirándola, pero Min So seguía con la vista perdida. Se quedaron quietas en medio del pasillo, abrazadas una con la otra, pero no había calor, sus manos y las de ella seguían tan frías como si estuvieran en pleno invierno, no pensó que había pasado más de un segundo desde que se encontraron pero llevaban casi media hora en ese estado, el médico se acerco a Min So quien recién pareció entrar en razón, pestaño un par de veces asintiendo a lo que susurraba el médico en su oído, So Eun seguía pegada a su madre y ella empezó a cantarle una canción, la misma que cantaba por las noches cuando estaba asustada… So Eun levanto nuevamente el rostro, pero no fue como antes. La tomo por los hombros y luego la beso en la mejilla.

-Papá… falleció…-

A So Eun se le partió el alma en dos, no era cierto… no podía ser cierto, comenzó a golpear a su madre, no era verdad, ella mentía… su padre no podía haber muerto, hoy le dio un beso, estaba bien… ¿Por qué le decia esas cosas?.

-eres una mentirosa!...- le grito mientras lloraba, ya no tenía fuerzas para seguir luchando contra eso, se rindió y su madre la levanto en sus brazos, era tan ligera.- ¿Por qué?, porque… nos dejo…- le pregunto abrazándola por el cuello mientras sus lagrimas se escurrían por sus mejillas.-

-no lo sé…- le respondió su madre, tenía la voz apretada y dolida.- pero yo voy a cuidarte… no tengas miedo…- el consuelo de su madre era tan… poco, casi vacío, ella no quería quedarse sin su padre.

La noticia de la muerte de Sang Don fue inmediata, un trabajador común muerto por fallas en los equipos, aunque la noticia fue así al principio, pero luego los medios culparon al trabajador de no hacer bien su trabajo, al final la culpa fue humana y la empresa se libro de cualquier tipo de compensación para la familia. Min So y So Eun estaban solas, sin nadie quien las ayudara… en el funeral aparecieron varios arreglos florales dando las condolencias para la familia, pero nada de eso servía, ahora que él había muerto las dos debían dejar la casa donde Vivian, no tenían dinero para regresar a su antiguo hogar, ni tampoco amistades en Seúl para recurrir a ellos. Se sentía tan sola, tan dejada de Dios.

Antes de que salga el sol, la oscuridad es más profunda, Min So parecía estar hecha de piedra, no lloro en el funeral, ni siquiera desespero cuando comenzaron a empacar sus pocas pertenencias, no tenia donde ir… pero no importaba, ella debía cuidar a su hija, era lo único que le quedaba de él, la iba a proteger contra todos. Sonó el timbre de su casa y supuso que debía ser algún representante de la empresa, claro… para echarlas a la calle eran muy puntuales. Abrió la puerta con una expresión dura, no quería que nadie viniera a advertirles, ellas tenían suficiente orgullo como para no rogar.

-Sra. Choi.- le dijo un hombre con mucha presencia, estaba vestido elegante.- disculpe interrumpirla, se que está pasando por momentos muy difíciles y le extiendo mis condolencias, a usted y su hija.-

-muchas gracias..- le dijo ella, sus ojos se suavizaron, estar enfrente de él le calmo un poco, pero no bajo la guardia.-

-Mi hijo es un buen amigo de So Eun..- él sonrió un poco, desde que se enteraron de la noticia su hijo había dejado de comer, se notaba muy decaído y le dolía horriblemente verlo así.- él… está muy preocupado por ella…-

-So Eun… está bien.- un pequeño ahogo la invadió, pero logro calmarlo.- nosotras… nosotras saldremos adelante..- le dijo con mucho orgullo, a pesar del dolor de la perdida Min So era fuerte, ella podría hacerlo, estaba segura.-

-estoy seguro de eso.- le respondió él.- pero quiero brindarles mi apoyo… verá usted..- él continuo.- su hija se ha vuelto como una hermana para Hyung Joon, a pesar de mis intentos mi hijo no está tranquilo, él… - se hizo a un lado y señalo la limusina negra aparcada afuera de su casa.- me ha comentado que ustedes han quedado en muy mala situación, yo solo vengo a ofrecerles lo que mi hijo me ha pedido, que acepte mi ayuda.- el hombre se notaba sinceramente preocupado, en la ventana del vehículo se asomaba el rostro del niño, de pronto el abrió la puerta y salió corriendo hacia donde estaban los dos adultos.-

-So Eun…- la llamo, pero ella estaba en su cama, no se había levantado en todo el día, no había dicho nada desde el funeral, no tenía fuerzas ni motivos para hacer nada. Se paso de largos a los adultos y volvía a llamarla.- So Eun!…- le dijo mientras subía las escaleras y entraba en el primer cuarto, donde había un bulto tirado en la cama.- So…- no alcanzo a llamarla porque la visión de ella era tan deprimente, se acerco despacio y se sentó en la cama, primero no supo como acercarse, Hyung Joon era un niño, pero sabía que ella estaba muy mal, lo sentía en su corazón.- Hermanita…- le llamo y entonces ella rodo los ojos hacia él, ¿acaso era un sueño?, que hacia él en su casa…-

-Sunbae…- le dijo llorando, el pequeño cubo en el que estaba se quebró, las paredes de rompieron en pedazos y finalmente alguien la saco de su depresión, se abrazaron y consolaron mutuamente.-

Los padres de ambos estaban viéndolos desde afuera del cuarto, Min So estaba a punto de quebrarse, su era lo primero que escuchaba decir a su hija, como un milagro. Ella lo miro y asintió con la cabeza, ese gesto, un simple gesto de una mujer desconsolada cambio el futuro de una niña y todos a quienes rodeaba.

Los adultos bajaron al comedor, la casa estaba casi vacía, todo estaba en cajas pues debían dejar la propiedad en un corto plazo. Los niños se abrazaban y Hyung Joon se encargaba de darle consuelo a su pequeña hermanita. Mientras eso pasaba el padre de él intercambiaban un par de palabras con la Min So, él hombre conocía bien el dolor de una perdida… era viudo hace cuatro años y sabia que su hijo comprendía el dolor de So Eun, por eso mismo estaba tan preocupado por ella. Ambos dejaron que sus hijos combatieran juntos los dolores y esperaban que así superaran la perdida.