Él caminaba, a unos relajados pasos lentos y marcados. Sus manos se escondían tímidamente en los bolsillos de su buzo azul. Su mirada tan profunda y sincera, también un poco siniestra al mirarlo fijo. Lucía una extravagante sonrisa, que a simple vista era solo una de esos arlequines a los que temías por las noches a tu edad infantil. Pero en verdad era una sonrisa llena de dudas. ¿tan grande? ¿era fingida? Era su expresión mas usual en él. Era él, su alma era representada por su lunática sonrisa. Un perro de la calle pasó por al lado, sin prestarle atención, paseando, muy concentrado viendo una envoltura de caramelo en el suelo, acercándose un poco y olfateando si este estaba a su disposición. Chan Yeol lo observó con curiosidad y le regaló al aire una risotada muy sonora que, como consecuencia, hizo que el perro, e incluso personas que pasaban en ese momento por la vereda de en frente, se alejaran con mirabas perturbadas acusándolo de... ¿demencia? Él, sin observar la reacción del resto, siguió su camino acelerando el paso para llegar pronto a su casa, ya que el hambre le ganó esta partida.

A dos cuadras de su casa había una panadería de barrio. Compró pan casero recién sacado del horno, que humeaba mucho y el aroma era inigualable. El chico agradecía esa tienda cada vez que se iba, no solo por la buena atención o por los sabrosos productos, sino que por lo accesible que era comer cosas muy ricas.

Finalmente llego a su casa, entrando en un absoluto silencio casi imposible de lograr. Con suavidad cerró la puerta principal. Era una casa muy grande, pero él cada tanto sentía claustrofobia y huía de ahí. Por suerte en esos instantes reinaba la paz y tranquilidad. Solo podía oír su sangre irrigar en forma cesante. Se dirigió hasta su habitación, olvidando por completo la bolsa de panes. Debía dejarlo en su lugar. Dio un par de zancadas hasta la cocina, y posó la bolsa en una mesa de vidrio con muchas sillas alrededor de ella sacando un bollo, dándole un mordisco. Caminó nuevamente hacia su habitación, abriendo la puerta. Arriba de él, un balde de pintura unificó al coreano. Por desgracia, antes de que cayera todo sobre él, miro hacia arriba y del asombro agrandando sus ojos, dejó entrar bastante pintura en ellos. Sus lágrimas brotaron del ardor que sentía. Desde el pasillo risas burlonas se oían haciendo eco y penetrando la habitación. Chan Yeol se frotó los ojos con brusquedad, queriendo eliminar toda la pintura. Se pudo apreciar una voz gangosa diciendo al resto – Esta vez se pasaron, ahora voy a tener que llevarlo al hospital.- frunció el ceño. – Que sea la ultima vez, o los castigaré con cosas peores. – Kris aulló en su coreano desastroso, regañando a los creadores del mal chiste. Chan Yeol se desesperó al no poder ver más que manchas de colores por donde miraba. Sus ojos enrojecidos se cerraron fuertemente – ¡No! Kris, no hace falta, no se preocupe por mi... –. El chico más alto apoyó su mano en el hombro del otro lleno de pintura – No me preocupo por usted...- lo empujó con la otra mano, dirigiéndolo hasta la puerta de entrada. Chan Yeol seguía con el pan en la mano – Yo sólo quería comer el pan en mi habitación viendo F.R.I.E.N.D.S.. – Mágicamente, su sonrisa volvió. Kris lo ayudó a entrar a la parte de atrás del auto.

En el hospital, después de dos horas de espera, Chan Yeol fue atendido.

En el auto, Kris colaboró para abrochar el cinturón del casi tuerto – Cuando lleguemos limpie todo... les voy a decir a Luhan y a Sehun que lo ayuden. – Chan Yeol asintió con la cabeza y con una pequeña sonrisita – Gracias. – Kris lo miró por el espejo retrovisor – No me agradezca, si yo no lo salvo, nadie lo hará... es por que somos compañeros, sólo hago mi trabajo. – Chan Yeol sosteniendo la pequeña sonrisita - Yo soy la diversión de todos, el círculo rojo en la tabla de dardos. Desde que estoy acá sólo soy eso, yo...- hizo una leve pausa sin quitar los ojos de Kris, manteniendo la mueca -sólo hago mi trabajo. – Desde ese último comentario no se dijo nada mas hasta llegar a la casa.

A la hora de comer, la cena estaba preparada. Suho ponía la sal en la mesa y, mientras que algunos se sentaban, otros traían vasos. Como todos los días, Luhan se peleaba con D.O por sentarse en la silla de la punta. Tao sacó un libro – Esto va a ser eterno.- se metió el tenedor con comida dentro de la boca, acomodando con el mango sus anteojos que estaban deslizándose casi hasta el final de su nariz, leyendo atentamente un libro que se titulaba “Fisiología en China”. Luego de gritos y discusiones, Luhan se sentó a un costado de la mesa, fijando su mirada, fulminándolo a D.O que había ganado la batalla innecesaria. Kris dijo en tono monótono – Tao, no coma cuando faltan personas en la mesa, mal educado.- Tao, compenetrado en la lectura, miró de reojo a su líder – Sólo falta Kai, seguramente está escuchando SUM 41 y programando en C++... – volvió la vista a la página – no va a venir.- agregó introduciendo más comida en su boca.

Todos habían terminado de comer, Chan Yeol miró su plato casi vacío. Se levantó instantáneamente, su rostro apuntó a la entrada de la cocina. Una voz autoritaria lo desconectó – No se lo lleve, asi jamás aprenderá. – Chan Yeol agachó la cabeza, lamentando no poder ayudar a su compañero que permanecía en su habitación. Tomó varios platos, ayudando a Lay a ordenar el comedor. Kris, con una sonrisa de lado – Hoy les toca limpiar la cocina a Luhan y a Sehun. – Luhan dio un golpe a la mesa – ¿Y si no quiero?. – Kris enrojeció por la falta de respeto del rubio. - Debe hacer lo que yo digo, soy su líder.- le respondió levantando un tono la voz. Luhan, arrogante - líder de las vergas, no mío.- Antes de seguirle la pelea, Kris se retiró a su habitación haciendo un fuerte estruendo con la puerta. Por otro lado LuHan, victorioso y con una sonrisa de deseo, repitió en su cabeza los anteriores sucesos. XiuMin mordió su labio inferior, desaprobando la acción - Limpie la cocina, yo se lo digo por ser mayor a usted.- El rubio, sorprendido por la actitud que tomó el mayor, desgastó con la mirada los ojos de XiuMin. SeHun posó la mano en el hombro de LuHan - Debemos limpiar, quiero acostarme temprano.- El demonio dentro del rubio desapareció, eran dos contra uno, no le quedaba otra que hacer lo que debía.

Todos estaban en sus habitaciones, el resto de la casa estaba en silencio y a oscuras. Chan Yeol se dejó caer en su cama con sábanas azules. En la mesita de luz habían porta retratos de su familia. La foto que él más apreciaba era de su hermana y él, la habían tomado antes de que él comience a trabajar en la SM. Estaban en una sala blanca, su hermana estaba acostada en una camilla de hospital, y él la abrazaba con fuerzas, apoyando su mejilla sobre la de ella. Dentro del porta retrato, delante de la foto, había una notita que decía: "Cumpla sus sueños, y no lo haga por mi, hágalo por usted. Yo seguiré aquí esperándolo con los brazos extendidos". Sostuvo el marco con ambas manos y se lo apoyó en el pecho rodeándolo con fuerza, luego lo besó y, con una sonrisa, lo puso en su lugar.

En la habitación de Kai se oían insultos. Chan Yeol dedujo que estaba perdiendo el nivel en el World of warcraft. En la habitación de D.O se escuchó la ventana abrirse de par en par, luego un sonido sordo como si alguien o algo hubiera caído por la ventana hacia la calle, y unos pasos ligeros haciendo eco en la noche. Chan Yeol puso sus manos entre su cabeza y la almohada - Tsk, lo de siempre.-

Tao te amo, Channie gracias por inspirarme.