Puesta de sol

If That Was You [Sunmi x ChungHa]

La princesa Lee se encontraba recibiendo clases de literatura de uno de los profesores reales, aquel hombre era mucho mayor que ella, podía deducirlo por el tono de su voz, ya que, como era costumbre, un manto dividía a princesa y profesor para que no se viese el rostro. 

—Su poesía es hermosa, princesa Lee.

Comentó el profesor Kim casi al terminar sus lecciones. Sunmi simplemente hizo una reverencia, tenía ordenado no emitir palabra alguna.

—Espero no escape más, se volverá una salvaje inculta como los pueblerinos, sobre todo esos bailarines de danzas salvajes que solo causan problemas como en la fiesta de su padre. 

Ah no, Sunmi no se mordería la lengua. —Ellos tienen su propio modo de vivir porque el reino los descuida, si supieran las danzas que se les enseña a princesas, consortes y damas reales, no pensaría lo mismo. 

—¡Princesa Sunmi! —no crean que Sunmi podía ir libremente por el palacio sin vigilancia, no, junto a ella siempre estaba la Dama Kim y no dudó en detenerla, sabía que podía hablar más de la cuenta y no quería tenga más problemas. 

—No puedo creer que el Príncipe esté interesado en alguien así, me retiro.

Sunmi ladeó un poco la cabeza, no había entendido bien a lo que se refería el cascarrabias de su profesor, así que lo dejó pasar por un momento. Claro que no guardó sus dudas hasta estar a solas con su Dama real mientras paseaban por el palacio. —¿Sabes a qué se refería el profesor Kim con eso del principe?

La Dama real suspiró pesado, sabía que no podía guardar secretos con Sunmi, era como su hija también, pero no le correspondía decir algo. —No se preocupe por eso, ya está mayor y no soporta que le den la contra.

—Si, pero no tiene sentido. 

—No piense en eso, vamos a prepararla, su padre la espera, ¿recuerda?

—No entiendo este misterio, ¿seguiré castigada? Ya estoy cansada de esos dos siguiendonos —Sunmi giró la cabeza encontrando a dos guardias reales custodiando, si, la Dama Kim no era suficiente para controlar a la revolucionaria princesa Lee Sunmi.

No muy lejos del palacio, la joven bailarina Kim Chanmi se encargaba de comprar algunas verduras y más para la cena, su madre por fin pasaría tiempo con ella y tenía que encargarse de hacer un gran banquete con lo poco que tenían. Su padre no llegaba hasta la noche, pero no necesariamente por trabajo, lastimosamente la situación llevó a la perdición al hombre, pues después de trabajar, gastaba lo poco que tenía en tragos y apuestas. 

—Chanmi, no te había visto hace semanas —Dahye, amiga de la adolescente, no dudó en saludar. —¿Qué hacer por aquí?

—Me metí en varios problemas, pero salí viva y ahora busco algo para preparar esta noche. 

La adolescente era muy positiva respecto a su vida complicada, además de ser un imán para los problemas. 

—Ya veo, pensé que querías ver al Príncipe Cha Hyunseung, dicen que es el prometido de la princesa Lee. 

Chanmi arrugó la nariz en forma de desaprobación. —Sigo pensando que eso de unirte con alguien que no conoces es un asco, pobre chica —comentó sin mucho ánimo, mientras escogía algunas verduras y pagaba por ellas.

Sin embargo, el lugar donde ambas jóvenes se encontraban era uno de los mejores, pues por aquel camino pasaba la gran caravana que traía consigo el Príncipe. Fue inevitable que Dahye arrastre a Chanmi a la gran multitud que veía con asombro la cantidad de personas que acompañaban al príncipe quien se encontraba en un anda muy bien protegido. 

—Es hermoso. —Comentó Dahye suspirando de amor. 

—Yo no le veo la cara —Chanmi se soltó del agarre de su amiga, más una idea llegó a su mente. —Iré a averiguar qué pasa, quiero ver quien es la princesa.

—¿Estás loca? Solo la veremos cuando se comprometa, además puedes meter en problemas a tu mamá.

—Tranquila, tengo una amiga dentro, pasaré desapercibida. 

Chanmi sonreía de oreja a oreja, el plan era simple. Ingresar al palacio junto con el príncipe que poco le importaba en realidad, ellos si tenían todas las comodidades y el pueblo no, era injusto.

Dahye giró para reprender a Chanmi por su idea, pero al hacerlo no encontró a nadie. —No sé por qué me molesto con ésta niña. 

*** 

—Princesa Lee, el Rey Yeonsangun la espera. 

La dama Kim irrumpió en los aposentos de la princesa quien simplemente se dedicaba a practicar su escritura en espera de ser llamada. 

Sunmi asintió con la cabeza y se colocó de pie para salir de su habitación encontrando a un grupo de otras seis damas reales fuera. Solo pasaba eso cuando había algún acontecimiento importante ya que, a solicitud de la princesa, solo accedía a ser acompañada por la dama Kim. 

Y así fue como Sunmi junto a su séquito de  Damas reales, caminó por el palacio con destino al gran salón del trono, donde su padre y demás funcionarios se encontraban. Sin embargo, algo le decía a Sunmi que no estaba bien, tenía miedo de alguna u otra forma. 

—La princesa Lee está aquí, su majestad —informó un guardia abriendo las puertas de par en par para que Sunmi y sus damas ingresen. 

Pero no ingresó, Sunmi no movió ni un solo músculo, ¿por qué? Es sencillo de explicar, dentro de palacio se encontraba gente que ella no había visto en su vida, pero si alguien que se le hacía conocido. 

Con mucho esfuerzo, la dama Kim llamó la atención de Sunmi y por fin ingresaron al salón. Después de los respectivos saludos y presentaciones, Sunmi miró confundida a su padre y madre, quien extrañamente estaba ahí. 

—¿Qué le parece, Rey Cha? ¿No es la mujer mas bella de Corea? 

El Rey rompió el silencio señalando a su hija quien solo miraba confundida a su padre. Aquél Rey se encontraba sentado junto a su padre y unos metros adelante se encontraba quien suponía era un príncipe por sus vestimentas, ni siquiera Sunmi había estado tan cerca de él en el último año. 

—Ciertamente ha heredado la belleza de la Consorte Real Suk-ui —el rey habló y miró a quien sería el príncipe, que se veía igual de nervioso que Sunmi, solo asentía con la cabeza de vez en cuando. —El príncipe Hyunseung es muy afortunado. 

Y es ahí cuando la princesa Sunmi entendió todo. Las princesas siempre eran comprometidas con reyes o príncipes para expandir los reinos, por cuestiones políticas, intereses, pero muy pocas veces por amor. Las otras princesas ya estaban casadas, solo quedaba Sunmi y la princesa Sooyoung, ambas eran grandes amigas a pesar de la pequeña diferencia de edad, sin embargo Sooyoung esporádicamente visitaba el palacio ya que el palacio de su familia real se encontraba en Busan. 

Así que la única princesa que podía comprometerse era Sunmi, era su primera presentación ante su prometido, tendría que vivir con él, ir a su palacio, ser sometida, ella no quería eso. 

—Hija mía, el príncipe Cha Hyunseung será tu futuro esposo, ¿qué te parece?

—Creo que la princesa está sorprendida, ¿qué tal si los dejamos solos para que se conozcan? 

—Es cierto, los jóvenes de ahora son muy complicados. 

—¡No!  —Sunmi elevó la voz por primera vez logrando enojar a más de uno —yo no quiero esto y no es contra el príncipe, ni siquiera lo conozco, disculpe —aquellas palabras las pronunció mirando al joven quién se veía asustado por la situación. —No quiero casarme, no así, es injusto que me impongan algo cuando ni siquiera me consultan. 

Unas sonoras carcajadas interrumpieron a Sunmi quien estaba a punto de llorar por el miedo y rabia. ¿De qué se reían los viejos del consejo real, su padre y el rey Cha? Pues se reían de Sunmi, les parecía absurdo el comportamiento de la princesa. 

La pobre princesa no aguantó más y salió corriendo del lugar sin importar nada, ni siquiera el posible castigo que podía recibir, no se casaría de esa forma. 

Sunmi corría y corría lejos del salón principal donde el rey bromeaba y pedía perdón por la actitud de su hija. Por otro lado, cuando estuvo lo suficientemente lejos de todos, Sunmi empezó a sacar todos los accesorios de oro que portaba en su cabello con cierta molestia, se sentía un objeto. 

Más algo llamó la atención de la sensible princesa. 

—Creo que llegué en un mal momento, ¿no? 

Una voz femenina interrumpió el lamento de la princesa que se contenía de llorar a pesar que de sus ojos pequeñas lágrimas caían.  —Chanmi.

En efecto, no sabía cómo, pero Chanmi estaba sentada sobre el semi muro que tiempo atrás había saltado con su ayuda. La plebeya al ver la situación de Sunmi, no dudó en saltar y caminar hacia ella, en menos de dos segundos Sunmi ya la tenía rodeada en un abrazo empezando a llorar con fuerza. 

—¿Qué pasó? —Chanmi no dudó en corresponder al abrazo por más extraña que le parecía la situación —¿Te lastimaron? ¿La princesa te hizo algo? 

Fue inevitable que Sunmi sonriera con amargura, en momentos como esos le hubiese encantado ser como Chanmi la veía, ser solo una dama real y no la princesa. 

—Solo tengo problemas. 

Después de varios minutos de silencio en los que Sunmi intentaba calmar sus lágrimas, por fin se animó a hablar. 

—Tu problema es estar aquí siendo tan joven con responsabilidades de adulto, no tienes que contarme lo que pasó, pero te propongo algo. 

—Te escucho. 

Sunmi ni siquiera se había separado del abrazo a pesar de sentirse más tranquila, necesitaba mucho de una amiga. 

—Salgamos de aquí, hoy es el festival de las luces, ven conmigo.

—¿El qué?

Chanmi dejó escapar una carcajada incrédula por las palabras de Sunmi. —Te enseñaré. 

Si, tal cual lo imaginan, Sunmi y Chanmi escaparon juntas, pasearon por los alrededores del palacio. Chanmi le enseñaba las calles a Sunmi, dónde encontrar lo que necesita, le mostró todo lo que podía, pero Sunmi no se quedaba atrás pues ella era la que sorprendió a Chanmi al leer un cartel de un puesto, cosa que no se esperaba. 

—Así que me dejarás enseñarte a leer, ¿cierto?

Cuestionó Sunmi tomando asiento junto a Chanmi en el pasto, se encontraban en una pequeña colina cerca del puente principal de la ciudad, ahí se llevaría a cabo el festival de las luces. 

—¿Por qué tanta necesidad? 

Recrimina Chanmi en tono burlesco mientras preparaba el papel que utilizarían para hacer la linterna de luz.

—Porque quiero que veas las cosas de otra forma, ¿qué pasaría si engañan a tu padre con los terrenos solo por no saber leer? —Chanmi guardó silencio —¿Ves? Es importante.

—Bien, entonces mañana nos vemos aquí a ésta hora, no creo que la princesa necesite algo en las noches, ¿cierto?

Sunmi negó con una sonrisa, había olvidado por completo todo lo que pasó solo con la presencia de Chanmi, le gustaba mucho tener una amiga. 

—Tenemos tiempo aún, te enseñaré a hacer tu lampara. —Chanmi rompió el silencio al ver cómo el sol poco a poco se escondía. 

—¿Podemos ver la puesta de sol un momento?

—Tienes muchos días por delante para ver las puestas de sol que desees. 

Sunmi se colocó junto a Chanmi para tener una mejor vista, era algo simplemente hermoso. 

***

—¿Para qué es la tinta? —Cuestionó Sunmi curiosa

—Escribe un deseo en la lámpara y luego la sueltas. 

Explicó la adolescente terminando de armar su linterna, vaya que Sunmi era algo torpe para eso, se tardaron más de lo planeado armando la de la princesa. 

—¿Tu no escribirás el tuyo? —cuestionó Sunmi ganando una mirada indignada por parte de Chanmi. —Ah, cierto.

No sabía escribir.

—Bien, a la cuenta de tres soltamos las linternas. 

Sunmi contó lentamente una vez terminó de escribir "Encontrar alguien a quien amar libremente". 

—¡Mira! —Chanmi tomó la mano de Sunmi de inmediato y señaló el cielo, una lluvia de estrellas se hacía presente aquella noche y, a su vez, las linternas de ambas adolescentes subían al cielo sin separarse a comparación del resto. 

 

***

 

 

3:40 a.m.

—Encontré a quien amar, pero no libremente. 

Sunmi suspiró cerrando lentamente la puerta de la habitación de Chungha, no quería hacer ruido. Otra vez tenía aquellos sueños, o mejor dicho, recuerdos. 

 

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