Why So Serious? (Parte II)

Jennie

 

 

Punto de vista de Jennie.

 

Recién había terminado una reunión con mi actual jefe y ahora me dirigía hacia mi oficina con ligera prisa. Solamente trató de preguntas sobre cómo llevaba mis días aquí, a lo que yo respondí que no tenía nada por lo que preocuparse.

 

 

Hoy tocaba tener la segunda sesión con mi nueva paciente, _____. De alguna manera me sentía un poco ansiosa por este encuentro, no podía esperar por verla de nuevo.

 

 

Esta vez encontré mi oficina por mí misma sin ser acompañada por nadie, menos mal, no podía evitar sentir un poco de incomodidad y mala espina al estar junto a ellos. Tome el pomo de la puerta y la abri para adentrarme en ella.

 

 

A diferencia de la última sesión, fui yo quien llego primero ahora. Camine hacia mi escritorio y coloque todos los papeles que cargaba sobre él. Se trataba de toda la información obtenida sobre mis pacientes del exterior, los que no eran parte de un asilo. Comencé a organizarlos buscando los pertenecientes a _____, ya que muy pronto los necesitaría.

 

 

No mucho tiempo después, la puerta de mi oficina se abrió revelando a una _____ sin esposas o camisa de fuerza. Solo había sido escoltada por un solo guardia y una enfermera, justo como lo había sugerido ya que encontraba innecesario tanta vigilancia.

 

 

“Adelante, puedes pasar y tomar asiento.” Tome un último vistazo de ella para volver a mis papeles de nuevo.

 

 

Sus encargados permanecieron fuera mientras _____ cerró la puerta detrás de ella.

 

 

Click.

 

 

Pude escuchar como había bloqueado la puerta, no le tome mucha importancia, suponiendo que solo se trataba de querer más privacidad.

 

 

“¡Jen, es bueno verte de nuevo!” Ahí estaba ese apodo de nuevo.

 

 

“Lo mismo digo.” Respondí sin alzar la mirada.

 

 

Escuche como sus pasos avanzaban, haciéndome creer que se dirigía hacia el asiento de enfrente.

 

 

“He oído lo que has hecho por mí.” De repente pude escuchar su suave voz tan cerca mío, justo detrás de mí.

 

 

Me sobresalte un poco y con rapidez me di la vuelta topándome con su mirada.

 

 

“¿A-A que te refieres?” Aclare mi garganta mientras trataba de mantener la calma.

 

 

“Hablo de mi liberación tontita.” Explico con una sonrisa juguetona como si fuera obvio. “Me siento muy agradecida, nunca nadie hubiese hecho eso por mí.” Aquella sonrisa juguetona paso a ser la más dulce que me pudo haber dado.

 

 

Pude sentir mi corazón derritiéndose, como si se tratara de un helado bajo el caluroso sol de verano.

 

 

“No tienes por qué agradecerme, me alegra haberlo hecho.” Sonreí de vuelta.

 

 

Su rostro se suavizo como si se tratara de lo mejor que hubiese escuchado en su vida. Me forcé a mí misma a suprimir el calor que crecía en mis mejillas.

 

 

De pronto, su rostro parecía perder la suavidad que poseía hace unos segundos para convertirse en completa seriedad. Sus ojos se oscurecieron, mirando fijamente los míos como si viera mi alma en ellos. Note como bajaron a observar mis labios por un momento, para después volver sus ojos a los míos.

 

 

Antes de que pudiera reaccionar, sentí como mi parte trasera se encontraba contra el escritorio. La distancia entre nosotras era corta. Trague con fuerza, encontrandome clavada en mi lugar. Quería alejarme antes de perderme yo misma pero mi cuerpo no parecía responder, mis sentidos se habían desvanecido y ya no podía pensar correctamente.

 

 

Sus dedos encontraron mi nuca y ella se acercó a mi oído, susurrando roncamente provocando escalofríos correr por mi cuerpo.

 

 

“¿Puedo besarte, Dra. Kim?”

 

 

Sin pensarlo dos veces, me deje llevar. “S-Si...”

 

 

Eso fue todo lo que ella necesito oir para que sus labios descendieran finalmente a los míos.

 

 

Sus labios rozaron los míos, no inocentemente, más bien de una manera tentadora y ardiente. Mi corazón latía con fuerza contra mi pecho, gritando por que la brecha entre nosotras fuera cerrada.

 

 

Estaba esperando que en algún momento se alejara de mí y se riera en mi cara debido a mi expresión, pero eso no sucedió.

 

 

“Por favor, no me odies por esto.” Susurro sin aliento contra mis labios, conectándolos con los de ella y cerrando la distancia por completo.

 

 

Cerré mis ojos disfrutando de este sentimiento que corría por mis venas. Mi mente parecía olvidar como respirar cuando los labios de _____ chocaban contra los míos. Sus labios eran dulces pero exigentes. Sabía que al igual que ella, este beso era peligroso pero adictivo.

 

 

Ella era tan dañina, tan peligrosa, tan sádica, pero tan irresistible.

 

 

Empezó dulce y lento para pronto aumentar el calor. Me besaba suave pero feroz a la vez, tan profunda y desesperadamente. Su mano en mi cuello hizo su camino hacia mi cintura, mientras mis dedos se enredaban en su cabello. Su cuerpo presionaba el mío, manteniéndome firmemente contra el escritorio.

 

 

No sé de dónde vino pero tome su labio inferior entre mis dientes y mordí suavemente, tirando y succionando de el ligeramente. Esto me hizo ganar un gemido ahogado de su parte. Nunca había escuchado a alguien gemir antes, pero envió un hormigueo en mi estómago. Me encantaba la manera en la que sonaba y no quería nada más que escucharlos una y otra vez.

 

 

Mi cuerpo la anhelaba y mi mente me suplica no dar un paso atrás. Veía la diferencia en ella ahora, sabía que no era igual a los demás. Ella era todo lo que quería, todo lo que necesitaba, y de repente ella se detuvo.

 

 

¿Qué? No. No te detengas.

 

 

“¿Dra. Kim? ¿Todo en orden allá dentro?” Escuche una voz proveniente del otro lado de la puerta mientras forzaba por abrir.

 

 

“S-Si, todo está bien. ¿Qué necesitan?” Hable luchando por encontrar mis palabras.

 

 

Mire a la chica enfrente de mí, sus mejillas ligeramente sonrojadas mientras su pecho subía y bajaba tratando de recuperar el aliento.

 

 

Aquella vista de alguna manera me encendía aún más, pero tenia que mantenerme controlada.

 

 

“Hemos encontrado el expediente de la paciente Lee _____ olvidado en la oficina del jefe, venimos a entregárselo.” Explico el guardia que se encontraba afuera.

 

 

Volví a mirar a _____ antes de responder. “En este momento no lo necesito, pasare por él una vez que la sesión haya terminado.”

 

 

Esperamos unos segundos y escuchamos como los pasos de aquel guardia comenzaban a alejarse de nosotras.

 

 

“Eso estuvo cerca.” _____ me tomo acercándome a ella, nuestras frentes casi tocándose. “Ahora estamos cerca.”

 

 

Ella no estaba haciendo ningún esfuerzo por ocultarme sus emociones. No podía soportarlo más, la anticipación me estaba matando.

 

 

Mis manos tomaron su rostro y lo atraje hacia el mío, conectando nuestros labios una vez más. Ahora se trataba de un beso apasionado y hambriento. Coloque mi mano detrás de su cabeza en busca de más acceso mientras sus puños tomaban los extremos de mi bata, atrayendo nuestros cuerpos aún más. Sentí su muslo presionando ligeramente mi entrepierna provocándome jadear en el proceso.

 

 

“_____...” Solté en forma de gemido con mi voz entrecortada, sintiendo como mis rodillas se debilitaban.

 

 

Esto pareció encenderla aún más. Me tomo por la cintura poniendome sobre el escritorio y ella se coloco entre mis piernas. Una de sus manos comenzó a desabrochar mi camisa mientras que la otra masajeaba mi muslo con suavidad.

 

 

Separo sus labios de los míos y para llevarlos a mi cuello. Viajaron solo un poco por el hasta que encontro mi punto débil. Ella mordió, succiono y beso esa área mientras sus manos vagaban por mi abdomen, provocándome soltar pequeños gemidos.

 

 

Sabía que esto estaba mal, pero se sentía tan bien.

 

 

Esta sería una larga sesión y estaba dispuesta a continuarla.

 

 

(…)

 

 

Tu punto de vista.

 

Días habían pasado desde mi último encuentro con Jennie y no podía dejar de pensar en él.

 

 

Su voz, su rostro, sus labios y sus ojos, todos estaban en mi mente. Mi corazón se aceleraba solo con pensar en ella. Este sentimiento era desconocido y nuevo para mí, pero a la misma vez agradable y fascinante.

 

 

Justo una semana había pasado, lo que significaba que debia ver a Jennie de nuevo.

 

 

Mis oídos se animaron cuando escuche la puerta de mi celda abriéndose. Nunca antes me había sentido tan emocionada por asistir a una cita con mi psicólogo, pero este era un caso especial.

 

 

Ella era especial.

 

 

“Hora de asistir a tu cita con la Dra. Kim.” Menciono la enfermera y rápidamente me puse de pie.

 

 

Inmediatamente comencé a seguirla junto al guardia como lo hacía habitualmente al salir al baño, a la cafeteria e incluso al patio, todo gracias a la chica que creyó en mí.

 

 

Un sentimiento de emoción corría dentro de mi cada que nos acercábamos más a la oficina. No sabía cómo sería a partir de ahora nuestra relación como paciente y psiquiatra, y eso me tenía muy ansiosa.

 

 

Lo mejor sería mantenerme segura.

 

 

Una vez frente a la oficina, la puerta fue abierta y todo sentimiento de felicidad fue reemplazado por uno de confusión. Una misteriosa chica de cabello negro se encontraba en el escritorio recibiéndome con una sonrisa.

 

 

Esa no era Jennie.

 

 

“Uhh, debe de haber un error aquí.” Deje escapar una risa nerviosa. “Ella no es la Dra. Kim.”

 

 

“Lo es, Jennie Kim ha pedido cambio de paciente así que dale la bienvenida a tu nueva psicóloga, Kim Jisoo.” Respondió sin intereses la enfermera a punto de irse.

 

 

“No, eso no puede ser posible…” Mi mente comenzaba a nublarse. “Exijo hablar con Jennie ¡AHORA!”

 

 

Al igual que veces anteriores, comencé a sobre pensar las cosas. Mi mente se puso en blanco e imágenes borrosas destallaban a través de ella. Una risa espeluznante llenaba mis oídos. Intente cubrirlos y cerrar mi