Why So Serious?

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Why So Serious?

Jennie

 

 

Tu punto de vista.

 

Dentro del asilo mental, los días pasan como si se trataran de eternidades. Tomas en cuenta cada hora, cada minuto y cada segundo. Observando hacia el vacío en espera de que termine el día.

 

 

Me mantuve despierta toda la noche hasta que finalmente llego jueves, mi día favorito.

 

 

Hoy era el día en el que conseguía la oportunidad de abandonar mi celda, después de una larga semana de encierro. Ese era mi castigo. No tenía la mejor reputación dentro de este lugar y mi comportamiento no ayudaba en lo absoluto. No era capaz de controlarlo, pero tampoco lo intentaba. Solía tener un poco de libertad, claro, eso fue antes de asesinar a mi antiguo psiquiatra.

 

 

Ahora pagaba el precio. Lo que solían ser gritos y ordenes de los guardias, pasaron a ser golpes y azotes. No me molestaba, para mi suerte, podría decirse que lo disfrutaba. Aumentaban la fuerza y la dureza al notarlo, y a cambio solo obtenían marcas y una sonrisa de mi parte.

 

 

Cada jueves tocaba ir con mi psiquiatra, pero ya no había uno al cual visitar. Los rumores de alguna forma siempre llegaban y el último trato sobre como un nuevo psiquiatra para mi llegaría hoy, esto sería divertido.

 

 

La puerta de mi celda se abrió y una enfermera entro, en sus manos sostenía un vaso de agua y tres pastillas rosas, como siempre.

 

 

Trate de sentarme con el mayor esfuerzo, pero la cadena que me ataba a la cama por el pie lo hacía casi imposible. Abrí mi boca esperando a que las colocara dentro. Esto de usar camisa de fuerza no es tan malo después de todo, hacen todo por mí.

 

 

Una vez trate de evadir tomar esas pastillas, pero la enfermera me atrapo escupiéndolas y ahora nunca deja la habitación hasta que le muestre el interior de mi boca para comprobar de que tome todas.

 

 

“Ten.” La enfermera coloco el vaso de agua cerca de mis labios esta vez.

 

 

Tome un sorbo y trague, sintiendo como las pastillas se deslizaban por mi garganta. Ella se inclinó cerca de mí, checando si en verdad había tomado todas y una vez que se aseguró, tomo mi brazo arrastrándome junto con ella fuera de la celda.

 

 

“Es hora de asistir a tu cita.”

 

 

Fuera de la celda, guardias esperaban para escoltarme. No que no haya sido escoltada antes, todos los pacientes lo eran, pero esta vez requirieron de cuatro guardias para llevarme, lo cual no es muy encantador si puedo decirlo.

 

 

Todo esto a causa de la muerte de mi psiquiatra anterior.

 

 

El era la definición de fastidioso y patético, siempre me molestaba hasta hacerme perder la cabeza. No podía hacer mucho al respecto, pero aun así debía ser amable con los pacientes.

 

 

Cada que nos veíamos, me recordaría que no soy más que una paciente con problemas mentales que merecía estar aquí encerrada por el resto de mi vida. Y la última gota que derramo mi paciencia, fue cuando en nuestra última sesión se refirió a mi como una psicópata demente.

 

 

Aquellas palabras hicieron hervir mi sangre. No lo soporte más y tome el collar de su camisa, atrayéndolo a mí para clavar en su cuello una hoja de vidrio que guardaba en mi bolsillo desde que “accidentalmente” rompí uno de los espejos del baño. Atravesó completamente su garganta, cortando su yugular en el paso y obteniendo una muerte definitiva. Su sangre se disparó contra mi cuerpo, manchando mi rostro junto con mi uniforme, el cual se empapo debajo de ella.

 

 

La ira corría por mis venas y una de las enfermeras tuvo que inyectar un tranquilizante en mí. Lo último que sentí fue como dos de los guardias me tomaban por los brazos y me arrastraban lejos de la oficina, alejándome de mi logro recién antes de desmayarme.

 

 

Esa es la razón por la que ahora debo vestir una camisa de fuerza para controlar mis impulsos.

 

 

(…)

 

 

Era una oscura, tormentosa y depresiva noche. Los truenos se podían escuchar a la distancia y los destellos de los rayos iluminaban la oscuridad dentro del asilo mental.

 

 

Jennie Kim, una psiquiatra experta especializada en encontrar tratamientos e identificar las enfermedades mentales que sus pacientes padecían, hacia su camino por los pasillos del asilo, marcando el sonido de los tacones a cada paso que avanzaba.

 

 

Recientemente había sido asignada a tratar con una paciente que sufría de psicosis y trastorno de personalidad, y eso es lo que la traía aquí ahora. Ella creía verlo visto todo, por lo que no tuvo ningún problema en aceptar la petición del asilo mental Argent.

 

 

No veía a sus pacientes como “locos”, para ella tenía mucho sentido las causas de sus comportamientos, por lo que intentaba pensar como ellos con el objetivo de ayudarlos.

 

 

Uno de los guardias caminaba a su lado, llevándola en dirección hacia su nueva oficina. Gritos y gemidos provenientes de las celdas, hacían eco en todo el edificio. El guardia en algunas ocasiones golpearía su bastón contra las puertas y gritaría para que los pacientes guardaran silencio.

 

 

A lo lejos, otros dos guardias fuera de una puerta llamaron la atención de Jennie, supuso que allí era donde mantenían a su nueva paciente.

 

 

¿Acaso era necesario?

 

 

“Hemos llegado.” Hablo el guardia que la acompañaba una vez que se detuvieron frente a la puerta.

 

 

“Supongo que esta sería mi oficina entonces.” Jennie tomo un vistazo a la puerta, como si tratara de ver que había detrás de ella. 

 

 

“Así es, la paciente se encuentra esperándola adentro en este momento.” Antes de entrar, el guardia se volvió hacia Jennie. “Oh, y Dra. Kim… _____ es una asesina en serie. La seguridad nacional la traslado aquí hace un año, ha cometido severos crímenes en el pasado. Ha demarrado sangre de inocentes y es responsable de grandes masacres. La única razón por la que sigue con vida y no ha sido condenada a pena de muerte, es debido a su salud mental, por lo que permanecerá aquí dentro lo que le resta de vida. Le sugiero que tenga cuidado.”

 

 

Lo primero que llegaba a la cabeza de Jennie al escuchar casos como aquellos, eran las causas o traumas que tuvieron que haber sufrido para llevarlos a cometer tales actos. 

 

 

Los otros guardias abrieron el paso, permitiéndoles abrir la puerta de la oficina y adentrarse en ella. Jennie ajusto su bata antes de entrar y al caminar dentro de la habitación semi – iluminada , inmediatamente su mirada capto a la chica sentada en la silla.

 

 

Tenía el cabello ligeramente desordenado y vestía una camisa de fuerza que inmovilizaba cualquier movimiento. A su lado, se encontraba otro guardia más y una enfermera que vigilaban de ella. Jennie noto las esposas en el pie que encadenaban a la chica en su propia silla, y ella considero para sí misma antes de llamar a uno de los guardias para removerlas. 

 

 

“Pe-pero Dra. Kim, uhm, ¿está usted segura?” Pregunto el guardia observando a _____ cuidadosamente.

 

 

La chica comenzó a sonreír para sí misma, como si se riera de una broma interna.

 

 

“Si.” Jennie respondió firmemente y observo cuidadosamente como el guardia no convencido desbloqueaba las esposas.

 

 

“Está hecho.” El guardia procedió a guardar las esposas ya que ahora no le serian útiles.

 

 

“La camisa de fuerza también… y voy a necesitar que abandonen la habitación, incluyéndolos a ustedes.” Jennie dirigió su mirada al otro guardia y a la enfermera que presenciaban sus acciones.

 

 

“Dra. Kim, eso podría ser muy riesgoso y peligroso.” El guardia abrió los ojos con sorpresa como si hubiese entrado en un estado de shock.

 

 

“No puedo trabajar con mi paciente teniéndolos aquí dentro mientras se encuentra casi paralizada. Quítensela, ahora.” La seriedad nunca abandono la voz y el rostro de Jennie.

 

 

El guardia no vio otra opción más que obedecer y se rindió, llamando a su compañero para que lo ayudara a remover la camisa de fuerza.

 

 

Después de varios forcejeos, ambos lograron quitarla con éxito y _____ sintió como sus músculos se relajaron. Todos obedecieron abandonando la habitación, aunque Jennie sabía por seguro que solo se quedaron fuera de la puerta, escuchando y vigilando en caso de cualquier señal que indicara problemas.

 

 

Jennie se sentó frente a _____ del otro lado del escritorio, colocando su archivo de expedientes sobre el. “Lo siento por eso. De todas formas, mi nombre es Dra. Jennie Kim y seré tu nueva psiquiatra, estoy aquí para ayudarte.”

 

 

“Con que tú eres la nueva, no sabía que mi psiquiatra sería... una mujer, me gusta.” Una sonrisa destello en el rostro de _____. “Es un gusto conocerla… ¿Jennie Kim? Ese es un nombre terriblemente formal. Dime, ¿tus amigos te llaman Nini? Yo creo que es mucho más lindo.” Con sus manos ahora libres, jugo con un mechón de su cabello mientras examinaba a la doctora frente a ella. 

 

 

“Para ti solamente soy Dra. Kim.” Respondió Jennie secamente, observando el archivo en sus manos.

 

 

Abrió el expediente para checar el perfil de la chica frente a ella. Lo escaneo con rapidez como lo haría usualmente.

 

 

Lee _____. Veinticuatro años de edad. Problemas de ira, psicosis y trastorno de personalidad. Altamente peligrosa. Paciente del asilo mental Argent durante un año.

 

 

“Hmm ya veo, no te gusto. ¡Oh, ya se! ¿Qué te parece si te llamo dulzura?” Ella se inclinó un poco más hacia el escritorio, sin desviar su mirada de Jennie.

 

 

Jennie la observo detenidamente en caso de que algún movimiento brusco se presentara, pero su paciente solo se mantuvo en la misma posición observando cada rasgo de ella.

 

 

Tal vez solo era una señal de afecto, o algo más.

 

 

“Basta con los apodos, yo seré quien haga las preguntas aquí.” Aclaro su garganta tratando de enfocarse en su trabajo.

 

 

“Oh vamos, ¿por qué tan seria? Usted aún no ha preguntado por mi nombre, seria de mala educación no presentarme… ¿no cree Dra. Kim?” Molesto con diversión, haciendo énfasis al decir su nombre.

 

 

No necesitaba escuchar su nombre, ella ya lo sabía… pero esta vez tendría que seguir la corriente.

 

 

Jennie dejo escapar un suspiro de sus labios. “Bien… ¿cuál es su nombre?”

 

 

“_____. Mi nombre es _____.” Se presentó cruzando su mirada con la de Jennie y manteniéndola fijamente ahí.

 

 

“_____.” Jennie repitió suavemente.

 

 

En el rostro de la paciente se dibujó una sonrisa amplia, muy amplia de oreja a oreja. “Maldición… me encanta.”

 

 

“¿Tu nombre?” Una pizca de confusión se hizo notar en la voz de Jennie.

 

 

“Solo cuando tú lo dices.”

 

 

Un calor desesperado se presentó en el estómago de la psiquiatra, el cual desearía poder ignorar. Trato de mantenerse profesional, a pesar de sentir incomodidad por la situación en la que se encontraba.

 

 

Jennie rompió el contacto visual, bajando su mirada hacia los papeles en el escritorio. Tomo un respiro profundo y se incorporó en su asiento, tratando de que aquel sentimiento abandonara su cuerpo.

 

 

“_____... me gustaría mantener esta conversación profesionalmente, así que paremos de bromas.” La seriedad había vuelto a la voz de Jennie.

 

 

Alzo la mirada cruzándose de nuevo con la de la paciente, manteniéndola arriba y firmemente sin mostrar alguna emoción. _____ tomo un último vistazo a sus ojos antes de asentir ligeramente.

 

 

Ella no sabía exactamente de qué se trataba, pero Jennie la hacía sentir segura y en confianza por primera vez desde que llego a este sitio. Era como si podía ser ella misma, sin la necesidad de los medicamentos que lo hicieran por ella. Afortunadamente sus delirios y alucinaciones no se habían puesto en su camino desde que la doctora había llegado.

 

 

Definitivamente había algo en ella que atraía su atención.

 

 

“Bien, empecemos con esto de una vez.”

 

 

“Bueno, ¿cómo has estado _____? Realmente me gustaría escuchar sobre eso.” Dijo Jennie poniendo el archivo lej

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Comments

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panchi2013
#1
Chapter 6: Feliz año! y esto tendrá segunda parte? En verdad me encanto mucho, tal como las historias anteriores. Sigue asi ;)
BlinkJack8
#2
Chapter 4: CONTINUA PRONTO!
BlinkJack8
#3
Chapter 2: Va a continuar? Parte 3? Pls~
BlinkJack8
#4
Chapter 1: ME GUSTÓ MUCHO! ES TAN ORIGINAL, NO ME ARREPIENTO DE VOLVER A ÉSTA PÁGINA!