Ahora que habían derribado la barrera del tacto, parecía que ésta jamás volvería a levantarse. Ninguna de las dos quería, así que pasaban el mayor tiempo posible juntas, a excepción de las horas de trabajo de Joohyun.

Seulgi había notado el cambio también, veía a su amiga mucho más feliz de lo que había estado nunca.

—¿Pero no tienes quien haga eso por ti? —Preguntó Wendy, haciendo una expresión demasiado adorable como para resistirse.

—Sí, Seungwan, pero no puedo esperar que mis empleados trabajen si no muestro el ejemplo. Serán solo un par de horas, además no es como que no puedas visitarme siempre que quieras.

Wendy sonrió. Tenía razón, pero era precisamente aquello lo que tanto le molestaba. Sin embargo era lo suficientemente buena como para que no se le notara.

Irene se inclinó para besarle levemente antes de irse.

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Para cuando el investigador regresó, Joohyun ya se había olvidado de él. Había pasado más de un mes, tal vez; no lo sabía con certeza.

En el fondo sabía que nada bueno podía salir de aquello.

—Hazle pasar, Joy.

El hombre parecía cambiado, ya fuese a un nivel físico o emocional. Definitivamente traía noticias.

—Espero no interrumpirla, Miss Bae. —Se disculpó, tomando asiento frente a ella.

—Para nada. ¿Qué lo trae de vuelta?

Una frase formada por palabras hirientes hacia ella habría sido mejor, puesto que nada podría herirla tanto como la respuesta del hombre.

—La encontré.

Joohyun sabía que ella misma se había hecho daño, porque estaba pensando en la felicidad de Wendy y no en la suya. En realidad no importaba qué tanto se quisieran (aunque no se lo hubiesen dicho nunca), sabía que no había amor suficiente en el mundo que llenara el vacío que sentía Wendy por la vida que se le había escapado.

Si era lo correcto, entonces ¿por qué sentía como si estuviera muriendo por dentro?

—T-tengo que irme… —Murmuró, soportando el deseo de gritar. —Puede dejarle a mi asistente Joy toda la información al respecto. Me pondré en contacto con usted más tarde.

La empresaria no esperó respuesta, no estaba pidiendo permiso. Le dio unas cuantas indicaciones a Joy, quien le observó preocupada, y salió corriendo.

Casi causa un accidente camino a casa de lo ansiosa que se sentía. Sabía que esto era bueno, era lo que quería desde el momento en el que sintió el sufrimiento de la chica; aun así no se sentía bien.

Luchó con las llaves, dejándolas caer un par de veces.

—¿Seungwan? —Preguntó.

Fue recibida con silencio.

—¡¿Wendy?! —Dijo más alto esta vez, asustada.

No parecía haber señal de la chica por ninguna parte, mientras Irene le buscaba frenéticamente por todo el lugar.

—Por favor, no me hagas esto otra vez… —Murmuró, como una plegaria a quien fuera que le estuviese escuchando.

En el furor del momento, había olvidado cerrar la puerta.

—¿Joohyun? ¿Qué está pasando? —Preguntó Seulgi, viendo a su amiga al borde de las lágrimas. —Joy me llamó. Dijo que no te veías bien y mencionó algo sobre un investigador.

La chica cerró los ojos, intentando calmarse para poder pensar con claridad. ¿A dónde podía haber ido? Eran las seis de la tarde y no habían quedado de verse, así que en la oficina no podía estar. Descartó rápidamente los lugares para una persona normal.

—No puedo hablar ahora. —Respondió Irene, cogiendo el abrigo y las llaves del auto.

—¡Espera! ¡Joohyun, no puedes conducir así!

Pero a ella no le importaba, solo sabía que debía encontrar a la chica antes de que fuese muy tarde (si es que ya no lo era).

No escuchó las protestas de Seulgi mientras arrancaba el auto en dirección al único lugar en el que Wendy podía estar.

Se le hacía extremadamente lejos. El tiempo pasaba muy lento. La vida era cruel.

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Seungwan se sentía desorientada, sentada como estaba sobre la hierba que cubría su lápida. No sabía cuánto tiempo llevaba así, allí.

—¡Seungwan! —Escuchó llamar.

Se giró para ver a Irene corriendo hacia ella, empapada por la lluvia que había comenzado a caer hacía unos minutos.

Wendy se puso de pie, recobrando su compostura. —¿Joohyun?

Irene no le dio tiempo de reaccionar, lanzándose sobre la otra chica y cayendo juntas al suelo.

—¡¿Por qué te fuiste?! Pensé que… que… —Exclamó Irene, siendo interrumpida por las lágrimas. Se sentó, cubriéndose el rostro.

—Lo siento, solo… aparecí aquí. No entiendo, Joohyun.

—Juro que te lo iba a decir, pero luego… —Irene hizo un gesto con las manos, refiriéndose a ellas.

—Por favor no llores, me estás asustando. —Murmuró Wendy, empujando a Irene para que se pusiera a cubierto. Llovía muy fuerte.

—Contraté un investigador privado hace un par de meses. Quería que tuvieras paz. No planeaba… enamorarme. —Lloró con más fuerza.

—¿Me…? —Las palabras se atoraron en la garganta de Wendy.

—Te encontré. Creí que así podrías irte en paz como tus amigos. Pero ahora… no creo que pueda vivir sin ti. —Dijo Irene —No quiero ser egoísta.

Wendy hizo levantar a Irene, acercandola.

—Escúchame. —Pidió. —Joohyun, mírame.

La chica levantó el rostro, a centímetros del rostro de la persona que más quería.

—Me has hecho más feliz que cualquier otra persona mientras estuve viva. —Empezó, viendo las lágrimas mezclarse con las gotas de lluvia sobre el rostro de Joohyun.

—Por favor no te despidas… —Interrumpió Irene, desconsolada. —Por favor no me digas que esto es el fin.

Wendy sintió que estaba llorando también, pero no podía saberlo con certeza. No sabía siquiera si aquello era posible.

Irene puso su mano sobre el rostro de Wendy, aferrándose a un sueño del que pronto despertaría.

—¿Así se siente el amor? —Preguntó Wendy, cerrando los ojos al contacto.

Irene sonrió levemente. —Eso creo.

Esta vez fue Irene quien se acercó primero. Ninguna de las dos lo decía, pero era un beso de despedida.

Le besó exactamente así, como si fuese el último que se darían. Sabía salado, a lágrimas, y a algo más dulce que no ubicaba. Sus labios se acomodaron a los otros como si estuviesen hechos específicamente una para la otra.

Abrieron los ojos a la vez, separándose muy lentamente.

—Gracias. —Dijo Wendy. —Por favor no estés triste, de todas formas no quería que sufrieras y que desperdiciaras tu vida por mi culpa.

—Daría lo que fuera por cambiar lugares, regresarte tu vida. —Dijo Irene. —Eres lo mejor que me pudo haber sucedido, debería darte las gracias yo.

Wendy sonrió una última vez.

—Creo que… ya me tengo que ir. —Dijo lo más delicado posible.

—Por favor no me hagas esto. No puedo.

Wendy acercó sus labios en un beso una última vez, mientras Irene le veía desaparecer.

—Sí puedes. Tienes amigos que te quieren y se preocupan por ti. Nos volveremos a ver, espero, en otra vida tal vez.

Irene asintió, sintiendo cómo su corazón se rompía.

—También espero eso. —Dijo.

—Adiós, Joohyun. —Murmuró Wendy.

Entonces, Irene no pudo sentirla más. No pudo hacer nada más que ver mientras desaparecía en el aire, sonriéndole.  

—Adiós, Seungwan. —Dijo. Cuando ya no pudo verle más, añadió: —Te quiero.

Las lágrimas llenaron sus ojos nuevamente, la lluvia creciendo exponencialmente.

Se dejó caer nuevamente al suelo, sobre la tumba de Wendy, sabiendo que esta vez se había ido para siempre.

¡Hola! No, no, este no es el final, but i as well do it, porque son 180 vistas pero 5 comentarios y me da derecho a ser mala jejeje. El final no lo tengo escrito todavía, así que puede que cambie de parecer. Tengo varias ideas. 

Para los interesados escucho Moonlight Melody y Kingdom Come de Red Velvet on repeat cada vez que necesito escribir algo triste. 

¡Nos vemos!