Capítulo 1

Comenzando de cero (spanish)

Blanco, todo blanco. Así era mi nuevo piso, un lienzo en blanco sobre el que comenzar a dibujar mi nueva vida.

Tras años deseando salir de mi país, había conseguido el dinero suficiente para irme a vivir una temporada a la ciudad que más deseaba visitar en el mundo, Seúl, Corea del Sur. Me había tomado un año sabático en la universidad dejando la carrera a medias y con expectativas de volver a retomarla a la vuelta, si es que volvía, porque había tenido que convencer a mis padres de alguna manera para que aprobaran esta decisión y solo podía ser con la promesa de mi vuelta.

En cuanto tuve el dinero necesario para mi proyecto, que había conseguido trabajando en donde había podido aunque fuera por una miseria, busque el piso y el billete de avión. El idioma por lo menos ya lo llevaba aprendido de antes. Entre algunos cursos que había dado de coreano y la cantidad de dramas que había visto tenía un nivel considerable para defenderme por mi sola.

Sucedió todo en un abrir y cerrar de ojos, Maleta, pasaporte, avión y vida nueva. Ahora me encontraba en la entrada de mi piso, el cual me estaba enseñando la dueña de la casa que me había alquilado el piso por un precio bastante bajo para la calidad que parecía tener.

El edificio en el que estaba no era muy grande, cinco plantas con ascensor, y cerca del centro de la ciudad y a un cuarto de hora a pie del río Han. Mi apartamento estaba en el quinto piso. Un salón, una cocina, un dormitorio y un baño; para mi sola no necesito nada más.

Las puertas, tanto la de todo el edificio como la de mi piso, se abrían por código electrónico, una cosa que me parecía muy rara ya que en mi casa necesitaba una llave, al menos esto evitaría el problema de dejarme las llaves olvidadas y no poder entrar en casa. Nada más entrar había un pequeño armario para zapatos y abrigos. El suelo de esta especie de hall, aunque demasiado pequeño como para llamarlo hall, era diferente al resto de la casa. En el resto de la casa el suelo estaba un poco más levantado que aquí y era de madera, mientras que aquí era de baldosa. Desde donde estaba podía ver un pasillo a mi derecha que parecía llevar al salón.

A mi lado tenía a una mujer de unos treinta años, no parecía mucho mayor que yo, se podría confundir con una persona mucho más joven, pero la forma en la que me hablaba la delataba. Se había presentado como Choi Yewon y desde que nos habíamos presentado no ha dejado de hablar.

“¿No serás claustrofóbica? Si lo fueras no estarías muy cómoda en este piso porque es un poco pequeño. No es una jaula, para una jovencita sola es suficiente, pero no es precisamente un palacio. Como ves, está bastante bien. Deja los zapatos en este armario. No sé si en tu país tenéis costumbre de hacer esto, cuando yo no este puedes hacer lo que quieras, pero te ahorra tener que estar todo el día limpiando.” No paraba de hablar la mujer, en cualquier momento parecía que se fuera a quedar sin aire de lo deprisa que hablaba, a duras penas la entendía.

Yewon me estaba dirigiendo por el pequeño pasillo de paredes blancas hasta llegar al salón. Este era pequeño con un gran ventanal que daba a una galería. Había un único sofá para dos personas, una mesita de café y una estantería con una televisión. El salón conectaba directamente con la cocina, donde como mucho habría espacio para cuatro personas de pie. Entre el salón y la cocina había una barra con tres taburetes, uno hacia la cocina y dos hacia el salón.

    “Está muy bien. Me gusta mucho la luz que hay”. Mis palabras sobresaltaron a la mujer que paró directamente su discurso. No había hablado desde que habíamos entrado al apartamento por lo que le había asustado. Por un momento me pareció que no le había gustado  mucho que la interrumpiese, pero al segundo se dibujó en su cara una sonrisa de oreja a oreja.

“¡A que sí! Es una de las mejores cosas de esta casa. Como está en el último piso le da el sol de lleno, ¡además está orientado hacia el este! El único inconveniente es que en verano hace un poco de calor, pero como tienes aire acondicionado no supondrá un problema. Bueno, mira, aquí tienes la cocina…” Y comenzamos de nuevo con el monólogo.

Mientras Yewon se iba hacia la cocina, me llamó la atención la galería. A través del ventanal (para aclarar, en el ventanal hay una puerta también de cristal) se podía acceder a una galería de un tamaño similar al salón y desde la que se podía ver la ciudad. La galería también daba a la galería del piso colindante, o eso supuse, ya que en el muro derecho viste un molinillo de viento que dedujiste que sería de mis vecinos, puesto que Yewon no había dejado ningún objeto decorativo en la casa.

    “Unas vistas preciosas verdad”. De repente me sobresalte  al escuchar la voz aguda de Yewon cerca de mi. Estaba asomándose por mi hombro y mirando hacia el ventanal.

“Creo que a partir de aquí ya puedes explorar tu sola la casa. Detrás de esa puesta está el baño y allí el dormitorio.” Parecía otra persona, hablando calmadamente y mirándote directamente.

“Vale. Antes de que te vallas, ¿hay algo más que deba saber sobre el edificio, el barrio…?”

“Mmm… El barrio es bastante tranquilo, salvo en hora punta que se pone un tráfico horroroso, por eso yo prefiero ir en autobús o metro. Si quieres ir a comer a algún sitio, ves a un restaurante que hay en el callejón al lado del portal. Es el restaurante de la señora Yoon y tiene unas sopas deliciosas.”

“De acuerdo. ¿Algo más? ¿Sobre el edificio? ¿Qué tal son los vecinos?”

“La mejor manera de describirte este edificio es que tiene mucha vida. Ahora no lo entiendes, pero poco a poco lo entenderás.”

Lo que te había contado Yewon te había confundido. ¿Tiene mucha vida? ¿Eso exactamente qué significa? Al ver tu cara de confusión Yewon se rió, una risa nerviosa que fue seguida por un susurro

    “Espero que a esta no la espanten”

    “Perdona, ¿qué has dicho? No te he entendido.”

  “¡Ah! Nada. Bueno, Alexandra, ya nos veremos. Si necesitas cualquier cosa estoy en el 1ºA para lo que necesites.” Y con estas palabras salió del apartamento dejándome sola. Mi nombre sonaba raro en sus labios, no lo conseguía pronunciar del todo bien.

Tras llevar mi maleta, que antes había permanecido en la entrada, a mi dormitorio, me senté en el sofá. Estaba cansada por el viaje y ya era mitad de tarde. Las cosas que me estaban sucediendo no parecían reales, aun me tenía que acostumbrar a los cambios. Sentada en ese sofá, en silencio, todo parecía tan extraño, pero a la vez cómodo. Sentía que las cosas podían salir bien y que iba a ser así.

De repente se escuchó un estruendo que me asustó. Me puse recta sobre el sofá, atenta. Lo siguiente que oí fue un grito

    “¡¡KWON SOONYOUNG!!”

 

Hola gente

Esta es mi primera historia así que intentaré hacerlo lo mejor que pueda, pero seguro que cometo algún error. Si no entendeis algo o veis que algo esta mal, comentarmelo. Os lo agradecería mucho. Como es el primer capítulo es un poco más pesado de lo que serán los siguientes, porque tengo que describi el apartamento y eso. En los proximos capítulos ya comenzará la acción.

¡Espero que os guste! 

B.

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Comments

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hoelang #1
Chapter 2: i like it