IV. Trío.

Ya había pasa un mes desde su ingreso a Jeong. Desde entonces TaeYeon había logrado, por lo menos, tener un contacto más allá del académico con Tiffany. Y para la castaña eso era todo un logro. Por lo general en la escuela media tardaba al menos medio año para conseguiralgún amigo. Aunque claro, estos casos no podían compararse, pues intentar ser amiga de Tiffany era lo último que  TaeYeon trataba hacer. Al menos no realmente.

Flashback.

— ¿Por qué estás tan segura de que aceptaré? ¿Qué ganaría tu padre con esto? —
— Lo harás. Veo la ira en tus ojos desde hace años, TaeYeon. Siempre ha estado allí, esperando por un culpable. Y ahora que conoces al culpable está más ferviente que nunca. Puedes ocultar la luna con el dedo, pero la luna aún seguirá allí. Es tu oportunidad cariño, ¿no es acaso lo que siempre has querido? Vengar a tus padres. —suspiro. — Y sobre lo último… pienso que es bastante obvio ¿no crees? Si logras desenmascarar la verdad sobre esa familia automáticamente estarás eliminando la competencia de mi padre. Además, como ya dije, la deuda que tienes estará salada.—  

Fin del flashback.
 

La cabeza de TaeYeon era un manojo de líos y contradicciones, discutiendo entre ellas como abejas asesinas. Y así habían sido esas últimas semanas. Si bien todo el plan la asqueaba. La mentira, la falsedad, la corrupción en la que desconocía vivir y ahora había salido a relucir, SooYoung tenía razón. A ese punto la sed de venganza ya se había apoderado de todo su sistema. Y no había manera de que lo pudiera controlar. Ni siquiera aquel desliz de vulnerabilidad que había tenido hace un par de días.

Por quinta vez en el día TaeYeon daba un vistazo a la carpeta que se le había dejado para estudiar detalladamente a la familia Hwang. Estaba sentada en uno de los asientos más apartados del metro, por lo que no se molestaba en poner esfuerzo tratando de ocultar sus cosas. Su mirada recorría las páginas una y otra vez. A simple vista no parecían una mala familia. Aunque eso era claro, a simple vista. Cualquiera que se esforzará un poco conocería los secretos. Y a juzgar por la información en aquella carpeta, alguien ya lo había hecho. Ahora simplemente se necesitaban pruebas. TaeYeon estaba allí para conseguirlas. SeolHee Hwang, actriz famosa, cinco años de fallecida, causa incierta. JungHee Hwang, senador y candidato a presidencia: corrupto, obsesionado con el dinero. Y por último Tiffany Hwang… nada en las páginas concordaba con lo que TaeYeon hasta el momento conocía… ¿Quién era realmente ella? ¿Quién era Tiffany Hwang?

— ¿Está vació? —
TaeYeon se sobresaltó. Tenía que dejar vagar tanto en sus pensamientos de esa manera.
— Disculpa, no quise asustarte. —
Frente a la bajita, un rostro conocido la volvía a la realidad de golpe. Enseguida una leve sonrisa se instaló en sus labios. Aquel rostro no lo veía hace tiempo. Casi podría decir que lo había olvidado. Pero no, eso era imposible.
— ¿Tú? Vaya, eres tú. No te veo desde la escuela media. Descuida, siéntate…—

Que pequeño parecía ser el mundo, y qué irónico a la vez. Quizá un rostro familiar la distraería un poco. Al final aquella inesperada coincidencia le termino alegrando la mañana a la bajita. Caminando a la escuela, como de costumbre pues ningún autobús llegaba hasta la cima de la montaña del prestigioso colegio Jeong, se mantuvo pensando en las casualidades, y cómo quizá no se basaban en el azar, sino en el destino. Aquella pregunta la mantuvo casi durante toda la mañana en clases. Hasta que claro, la realidad volvió a caer sobre ella.
 

— Señorita Kim, ¿le importaría pasar al tablero a resolver este ejercicio? — nuevamente la misma profesora. TaeYeon empezaba a creer que tal vez no le agradaba mucho tenerla allí.

Sin más se levantó, dejando caer de su mesa un lápiz que rápidamente JinAh tomó, regalándole una retadora sonrisa al entregárselo. Al parecer la rubia no tenía intenciones de dejarla en paz. Ni a Tiffany, ni a ella. 
 

— ¿Señorita Kim? La estamos esperando… Si no sabe solucionar el problema simplemente dígalo y vuelva a su lugar. —

Aquel último comentario hizo a TaeYeon fruncir el ceño, dándole a su profesora una mirada bastante despectiva. Que la subestimaran de tal manera era probablemente una de cosas para TaeYeon más difícil de tolerar. Camino hasta la repisa, tomo el marcador y después de darle una mirada al ejercicio planteado, comenzó a solucionarlo como si se tratara de una simple suma. A sus espaldas no sólo su maestra, sino también sus compañeros quedaban asombrados con la agilidad mental que la bajita aparentemente mostraba. Para dejarle en claro el no volver a subestimarla TaeYeon continúo con el siguiente ejercicio, y el siguiente, hasta llenar el tablero de números y gráficas. ¿El resultado? Todo estaba correcto, no había ni el mínimo error. Al girarse TaeYeon se encontró con la expresión de asombro de todos sus compañeros. Pero la que más disfruto fue la de su profesora.

— Bien, señorita Kim. —se limito a decir, casi inaudible.—  Aunque muy claro le pedí únicamente solucionar el primer ejercicio. —añadió, con petulancia.— Siéntese, ¿O quiere dar la clase? —
TaeYeon estuvo a punto de responder, pero alguien más logró predecir esto, saliendo en su rescate. Se trataba de Tiffany.
— Disculpe profesora, no comprendo aquello…—
Consciente de la ayuda de Tiffany, la bajita simplemente prosiguió a sentarse. Ni una sonrisa, ni una mirada. 

Las horas pasaron entre clases de física e inglés. Está de más decir que esta última hora TaeYeon la ocupo en tomar una siesta, pues poco comprendía de lenguas y poco estaba interesada en comprender. A excepción de claro, cuando Tiffany tenía la palabra, pues de ser el caso, era la primera que alzaba a la mirada a observarla sin que siquiera ella misma lo notara. Había decidido ser totalmente profesional, si es que se podría llamar así. Dejar que Tiffany le viese llorar había sido un error, y no volvería a pasar. Toda esa semana TaeYeon había pensado en cómo hablarle sobre las tutorías, ¿Sería muy arriesgado acaso pedirle que fuese en la casa de la menor? ¿Acaso eso se vería algo… sospechoso? Se hacía este tipo de preguntas, que la hacían correr en circulos.

— Es todo por el día de hoy, no olviden dejar sus trabajos con Tiffany, ella los recogerá. —
Tan pronto la profesora dejo el aula, los demás se dispusieron a salir. Todos dejando con Tiffany sus trabajos. A excepción de claro, TaeYeon. Al final su plan salió de improviso. Si todo iba como la más bajita predijo, Tiffanny no tardaría en seguirla. Cosa que después de un par de minutos logró confirmar.
— Hey… Tae. —
‘’Tae’’ eso la detuvo en seco. Era la primera vez que escuchaba a Tiffany llamarla así.
—Sí… ¿qué pasa? —
Fingió ingenuidad. Eso siempre se le había dado muy bien.
— Olvidaste entregarme tu trabajo —
— Oh... sí, sobre eso quería hablarte… —
— ¿Qué pasa? —
— Escuche que dabas tutorías de inglés. Bueno, creo que necesito unas…—
Inconscientemente, una sonrisa se plantó en el rostro de Tiffany.
— Claro, ¿Es por eso que no entregaste el trabajo? —
TaeYeon asintió. Quiso seguir con la conversación, pero tan pronto como abrió la boca, a las espaldas de Tiffany unas piernas largas le cortaron la respiración. Su expresión se mostraba tan sorprendida que incluso Tiffany volteo a mirar.
— Oh vaya, pensé que llegaba en dos días…—
Un pesado suspiro salió de los labios de Tiffany.
— ¿Tú… sabes quién es? —

Al parecer ambas allí sabían muy bien quién era aquella chica, pero ninguna quiso decir una palabra más. Portando el uniforme escolar de la Institución Jeong se encontraba Choi SooYoung, a unos cuantos metros de Tiffany y TaeYeon. La segunda en mención se encontraba en shock, tratando de darse una idea –aunque era bastante claro- de la aparición de SooYoung en la Institución, pero no quería aceptarlo. En qué demonios estaba pensando. Quiso correr hasta ella y gritarle, pedirle una explicación de por qué se encontraba allí, pero se limitó a irse sin decir una palabra más. Tiffany no la siguió.

Las clases pasaron y la expresión de TaeYeon parecía ser más sombría cada minuto. No era difícil notarlo, tenía una energía bastante diferente a la que naturalmente irradiaba. Y no miro a Tiffany ni una sola vez. No hasta que el esperado momento llego.

— Muy bien chicos, el día de hoy tenemos a una nueva estudiante transferida. —con una seña el profesor le indico pasar, dejando ver a SooYoung caminando hacia el centro a paso lento pero seguro. Dio una leve inclinación y sin más prosiguió a presentarse.— Mi nombre es Choi SooYoung, pero pueden llamarme Soo. Espero que todos nos llevemos bien. —

Lo siguiente que se pudo escuchar fue las pisadas de alguien caminando hacia la puerta. Se trataba de TaeYeon. Ni siquiera el maestro pudo alcanzar a decir algo cuando ella ya se encontraba fuera del salón. SooYoung sonreía, y Tiffany por su lado empuñaba sus manos, como tratando de contener su deseo por seguir a la más bajita.

Las clases prosiguieron naturalmente y nadie sabía dónde estaba TaeYeon. En dos ocasiones Tiffany busco la forma de excusarse para salir de clase con el objetivo de buscarla pero no la encontró. Quiso llamarla pero recordó que no le había pedido su número. Se maldijo por eso. Mientras tanto SooYoung discretamente no le quitaba la mirada de encima. Una vez el timbre sonó y la sala se desocupo la alumna nueva deicidio aprovechar la privacidad.

— Hey, phsyco. —
— ¿Disculpa? ¿Sabes que tengo un nombre, verdad? —
— Si… no me importa, ¿se te perdió algo? Te veo preocupada…—
Tiffany soltó un bufido, incrédula. Estaban a tan solo unos centímetros de la otra. 
— ¿Qué quieres? —
Cuestiono sin más.
— A TaeYeon, ¿Sabes a dónde está? —
Tiffany dudo por unos segundos.
— ¿TaeYeon? ¿Para qué la quieres? —
Una cínica sonrisa se dibujó en el rostro de SooYoung.
— Oh, ¿tengo que darte explicaciones? Presidenta. Oh sí, la chica esa, tu ex… ¿Cómo era su nombre? —SooYoung parecía divertirse con la situación. Por suerte para Tiffany el salón se encontraba vació, y sólo las paredes eran testigos de lo que estaba por pasar. — ¿JinHee? ¿JinAh? Sí, sí ¡JinAh!, fue muy amable conmigo para ser mi primer día. Me conto varías cosas. Es bastante linda a decir verdad. ¿Por qué fue que terminaron? Oh, claro… Creo que ella está bastante herida, ¿sabes? —
Antes de que SooYoung dijera una palabra más Tiffany levanto rápidamente su mano, tirándola con fuerza a la que sería la mejilla de la más alta que, si antes no hubiese reaccionado para agarrar su muñeca ahora tendría una fea marca en el rostro. La ira ahora se apoderaba de ambas.
— ¿Qué pasa? ¿A dónde fue la damisela en peligro? —
Nuevamente la sonrisa burlona aparecía. Y vaya que Tiffany tendría que acostumbrarse a ella, porque no sería la última vez que la vería.
— Sólo déjame en paz… no quiero problemas SooYoung —
 

Una vez dicho esto Tiffany se soltó de su agarre. Aproximándose al pupitre de TaeYeon, tomo dos de los libros que había dejado tras salir del salón y se acercó a la más alta nuevamente, ésta la observaba expectante.

— ¿Y ahora qué? ¿Quieres que te enseñe a dar una cachetada? —
— Son de ella, si tanto quieres verla aquí tienes, toma, no necesitabas siquiera venir a preguntarme dónde estaba ¿O sí? —su voz parecía más serena.— ¿O es que acaso… tratas de intimidarme? ¿Por qué estás aquí SooYoung? ¿Por qué lo haces tan complicado? —
— Porque me importa. —
Esta vez fue Tiffany quien sonrió. Finalmente algo sincero había salido de la boca de la contraría.
— Pues a mí también. Y ahora que estás aquí tendrás que lidiar con eso, porque siempre ha sido así—