I. KIM TAEYEON. 

— Ahora, sin más que agregar, es momento de cantar el himno de la institución. —

La melodía comenzó a sonar y por consiguiente los estudiantes se dedicaron a entonarla. TaeYeon, desde su lugar, no podía dejar de pensar en lo ridículamente excesiva que parecía ser aquella escuela. Enormes instalaciones, cafeterías que parecían supermercados, aulas con lo último en tecnología. Solo hacía falta sentir su uniforme de cachemira para comprender que ese no era un lugar para ella.

El himno termino y enseguida los estudiantes comenzaron a dirigirse a sus respectivas aulas. Sin embargo, TaeYeon no tenía intenciones de hacer lo mismo. A diferencia de ellos la castaña poseía un objetivo, y aquel no envolvía precisamente estudiar.

— Hey, hola. —
Una voz a sus espaldas la hizo girar.
— ¿Eres nueva, verdad? —
Nada.
— Lo siento, ¿te sorprendí?  —
Aún nada. Ni una sola palabra salía de los labios de TaeYeon.
— Tu… ¿Acaso no puedes hablar? —
Finalmente, tras asimilar la situación, TaeYeon asintió.
— Puedo hablar. Bueno, es obvio, acabo de hacerlo. —''torpe'' se maldijo mentalmente.—Yo… soy TaeYeon. Kim TaeYeon. — 
— Encantada TaeYeon, me llamo Tiffany Hwang. —sonrió con cierta dulzura natural.— Pertenezco al consejo estudiantil y también soy delegada del curso en el que vas. —agrego, algo apenada ante la extensa introducción.— Lo siento, es el protocolo. —aclaró.— ¿Te parece si te muestro el camino a clase? —

Nada, TaeYeon no respondió. Sin embargo, asentir fue suficiente para que Tiffany tomase aquello como un sí. Para la bajita las cosas habían resultado tan fáciles que se le hacía difícil creerlo. No había tenido que esforzarse, ya tenía a Tiffany allí, a su lado. La chica de la carpeta. Ahora venía la parte más difícil: actuar, pretender, reprimir las ganas contenidas que tenía de gritar que su padre, el padre de la chica que caminaba a su lado, era un asesino. 

— Y cuéntame, ¿te transfirieron? —
TaeYeon se enderezó, recuperando la compostura. 
— Algo así. —
 

Flashback.

— ¿Qué es esto? —
— Tu nuevo uniforme. Asistirás a la Academia Jeong. —
— ¿A qué te refieres? —
— Veo que no has leído todo lo que hay en la carpeta aún, querida —
— ¿Qué esperas que te diga? Me la diste hace dos días. Junto con la verdad de lo que sucedió con mis padres. Creo que he estado algo ocupada pensando en otras cosas, ¿no crees? —
SooYoung suspiro.
— Tiffany Hwang estudia allí. Sé que no eres buena haciendo amigos pero... —
— Hablas como si me conocieras. — interrumpió, cortante.
— Mira simplemente encuéntrala, acércate a ella, haz que confíe en ti. Una vez sean lo suficientemente cercanas mi padre te hará saber lo que tendrás que hacer después. Por ahora ella será tu objetivo. —

Flashback.

— Entonces Tiffany… — pauso, buscando organizar sus palabras. — ¿Eres acaso la hija del candidato a presidencia? Hwang JungHee. —
Tiffany sonrió, pero no parecía muy feliz con el comentario. 
— Así es, él es mi padre. Últimamente se me pregunta mucho eso. Creo que aún no me he acostumbrado. —

Nuevamente el silencio gobernó. TaeYeon sin tener idea qué contestar y Tiffany mostrando una apariencia tan tranquila que parecía estar en otro mundo. Se limitaron a caminar juntas por los pasillos, ajenas a los demás, absortas en sus propios pensamientos. Ahora que el plan comenzaba a volverse real y las cosas empezaban a pasar, por primera vez desde aquella conversación con SooYoung, TaeYeon sintió miedo. 

''Acércate, hazla tu amiga, y logra que confié en ti'' se repetía una y otra vez en su cabeza, donde todo sonaba más fácil de lo que realmente era. ¿Cómo había podido Kim TaeYeon olvidar lo mal que se le daba hacer amigos? En escuela media, en la preparatoria. Es más, incluso en kindergarden había sido complicado para ella entablar la más mínima conversación. Entonces, ¿Cómo se supone que lo haría ahora? Por más que se esforzó nada salió de su boca. No de la suya.

— ¿Qué dijiste? Disculpa yo estoy algo ida hoy — se excusó.
Tiffany sonrió, comprensiva. 
— Te dije que ya hemos llegado. Esta es tu aula, 6B. Yo también voy allí, así que nos veremos después del receso. Tengo un par de asuntos que solucionar. Hasta pronto — sin decir más se giró y se fue, dejando a TaeYeon nuevamente muda y con un manojo de líos internos que la acompañarían un buen rato.

Después de eso su día no pudo ser más aburrido. Tras haberse presentado como estudiante de transferencia las clases continuaron con naturalidad. No vio a Tiffany durante todo el transcurso de la mañana y no hacía más que preguntarse en dónde estaba y qué estaba haciendo. Era como si sin ella su existencia en esa institución no tuviese sentido alguno. Se vio obligada atender a clase y tolerar a los pretenciosos niños ricos mientras que con lo que le sobraba de tiempo se maldecía al recordar su patética primera impresión frente a Tiffany. ¿Así cómo llegaría a hacer su amiga?

Las horas pasaron y como era de esperarse TaeYeon se quedó dormida en clase. Nunca le había interesado mucho la lengua inglés, o en general los idiomas. Por suerte no era la única, al parecer a la mayoría de los estudiantes no les interesaba estar allí. Después de todo ellos no tenían por qué prestar atención, la escuela no debía ser algo por lo que preocuparse cuando se nace con la vida prácticamente resuelta. Los únicos números que esos chicos verían en su vida serían los dígitos de sus tarjetas de créditos.

Finalmente el timbre sonó, sacando bruscamente a TaeYeon de sus borrosos sueños. Sin mucha prisa se dispuso a guardar sus libros dentro del maletín y darle un vistazo a su celular, pero de repente, algo más capto su atención. Por la única ventana del salón pudo ver corriendo a una considerable cantidad de estudiantes hacía una misma dirección. ‘’¿Una pelea, quizá?’’ se preguntó. Fuera lo que fuera, no esperaría a que saliera en el periódico escolar para averiguarlo. Tomo su maletín y rápidamente corrió en dirección a los estudiantes. Tenía una mala sensación. 

No tardó mucho en llegar a la azotea, donde pudo afirmar que efectivamente se trataba de una pelea. Se acercó más pero debido a su altura y la cantidad de gente rodeando a los involucrados no pudo ver mucho. O por lo menos hasta que lo que sonó como un golpe congelo el ambiente y a sus espectadores al rededor. Esta vez, sin delicadeza alguna, TaeYeon se hizo espacio entre los estudiantes, encontrándose con…aquella mala sensación. 

— La hija del candidato a presidencia, nuestra presidenta estudiantil, la alumna estrella. Acaso… ¿Quieres llorar?—
En el suelo y de rodillas yacía Tiffany, con la cabeza abajo y sus temblorosas manos apoyadas sobre las piernas. La situación no podía ser más humillante. Y TaeYeon no se podía sentir más asqueada por el número de gente entretenida con tal acto. En ese instante, sintió como su corazón se aceleró y sus manos se hicieron puño. No lo entendía ¿No había leído acaso, en esa estúpida carpeta llena de información, que Tiffany era una de las chicas más populares de la escuela? Entonces por qué…

— Oh vamos, levanta tú rostro, no lo estás haciendo nada divertido para nosotras.— detrás de quien parecía ser la líder del grupo, tres chicas más parecían entretenidas con la situación, con una sonrisa tan retorcida como amplia en sus rostros.
Eventualmente Tiffany obedeció.

‘’¿Acaso no tiene orgullo? ¿Por qué demonios hace lo que le pide? ¿Por qué nadie hace nada?’’  TaeYeon estaba consciente de que aquella era la hija del hombre que le había quitado a sus padres, y estaba siendo humillada de la peor forma pero... por alguna razón no podía evitar temblar de ira.
 

— Muy bien, muy bien. —
Se agacho a la altura de Tiffany.
— Ahora qué tal si nos cantas un poco. SuHo me dijo que tienes una voz estupenda. — agregó con un notorio odio en su voz. — Aunque claro, eso antes de que nos enteraramos que tu voz no era lo único que disfrutaba... —

Los ojos cristalinos de Tiffany solo se contrastaron más cuando de repente, ésta sonrío. Sin embargo, no se trataba de una sonrisa burlona como la de la mayoría en esos momentos. Ni tampoco de odio, o resentimiento. No, era una sonrisa genuina, como la que le había mostrado a TaeYeon esa mañana cuando se presentó. De alguna forma y aunque no lo entendía, a la más bajita aquello le dolió. Se vio a ella misma reflejada.

— Eres tan cínica… ¿Te parece gracioso? Maldita sea Tiffany…—
A medida que las preguntas por parte de la rubia avanzaban, el enojo de TaeYeon crecía. Hasta que al fin, un golpe, nuevamente propagado por la rubia alta hacía Tiffany fue suficiente para colmar toda su ira. Todo ese espectáculo había sido suficiente. 

Tan rápido como Tiffany cayó al suelo, TaeYeon ya se encontraba en dirección a ella. En su camino robo un refresco de uno de los estudiantes presentes, se acercó a la rubia que le había proporcionado el golpe a Tiffany y sin pensarlo por un segundo más, tiro sobre ella hasta la última gota de granizado que yacía en el recipiente. Seguido de esto y sin importar lo que cualquiera tuviera para decir, extendió su mano hacía Tiffany, quien se encontraba observándola atónita.

 
— Ni se te ocurra darles el gusto, levanta la cara, límpiate los ojos y vámonos de aquí, ya fue suficiente. —