Luego de lo que pasó entre Tiffany y yo, me sentía más cómoda a su lado. Yo creo que algo como tu primera vez es tan especial que de inmediato tus sentimientos por esta cambian… Al menos para mí, si lo he hecho con ella significa que confío en ella, porque le  he entregado una parte muy íntima de mí, porque he dejado que vea mi desnudez que me avergüenza. Creo que las cosas con ella mejoraran… Y tendremos un final feliz, porque sí tenemos un final. Aunque todavía no entendía por qué sentí el perfume de SooYeon. Era indiscutible el aroma floral, ella sabe lo mucho que me recuerda al campo y por eso siempre lo usa.

“¿No crees, unnie?”

Estaba tan perdida en mis pensamientos que no escuche la conversación que YoonA tenía con Stephanie, ambas me miraban esperando una respuesta y yo solo asentí sin saber de qué se trataba.

“Bien, entonces descansaremos primero para quedarnos despiertas hasta tarde”.

La menor giró su rostro mirando el panorama de la ciudad y Tiffany aprovechó para tomar mi mano con una sonrisa cómplice, le besó en la mejilla y ella me devolvió el beso. Podía vivir así por un mes.

En cuanto llegamos, las mucamas nos recibieron con bebidas mientras el Sr. Kwon bajaba la única maleta que trajimos entre la cumpleañera y yo. Nunca había observado con detenimiento aquella casa, desde el verde pasto hasta la mayólica del piso.
Tiffany estaba al lado de YoonA subiendo a lo que sería la habitación de esta por los dos días que nos quedaríamos, así que yo solo iba detrás de ellas, admirando cada cosa que me encontraba. A comparación de mi pequeña casa, esto era realmente enorme y lujoso.

Dejamos a YoonA descansando en su habitación, bajo el cuidado de dos mucamas que parecían tener conocimiento sobre las pastillas que un paciente delicado como ella debía tomar, supuse que eran simples reglas que el padre de Tiffany al ser doctor les había enseñado o informado.

Por primera vez conté el número de habitaciones, recordaba que la de la mayor tenía la puerta blanca, mas no que al lado se encontraba una puerta totalmente negra y con detalles de árboles pintados de blanco a los bordes.

— Tiff… ¿Qué es eso? —pregunté a medida que me acercaba a girar la perilla.
— Era la habitación de mi hermana menor. —Me detuvo de abrirla y me arrastró hacia su habitación. — Nadie tiene permitido entrar. A papá no le gusta.
— Oh, está bien. ¿Qué pasó con ella? Si se puede saber, claro.
— Se fue a vivir con mamá.
— Ah… Oye, nunca me has hablado de tu mamá. Es actriz, ¿no?
— Sí, no solemos hablar de ella. La verdad es que hace mucho que no la veo, y la verdad tampoco tengo intenciones de hacerlo. —Noté cierta tristeza en el tono de voz que usó. Yo y mi madre no nos llevábamos bien, pero no imaginaría mi vida alejada de ella, o eso creo. — ¿Tú también vas a descansar?
— Uhm… Creo que sí, esperaré hasta que sea la hora de almorzar.
— Genial, porque debo comprar algunas cosas para más tarde. Quédate aquí, ¿de acuerdo?
Asentí y la miré irse con bastante entusiasmo, me preguntaba cuál era la verdadera razón, pero aquella duda desapareció de mi cabeza en cuanto se fue.

Tiffany era totalmente lo opuesto a mí, con la habitación rosa, el espacio