¿Cómo es que esas palabras salieron de mi boca? ¿En qué me acababa de meter? ¿Estar con alguien sin amarla? Pero Tiffany se veía tan feliz, y no es como si yo no sintiese una mínima atracción por ella siquiera. Y SooYeon… Ella merece ser feliz, sin fecha de caducidad.

— Te prometo que te haré feliz, muy feliz. —La mayor ya estaba abrazada a mí, así que a duras penas le correspondí.

La enfermera entró buscándola, luego llego otra con el almuerzo, así que nos despedimos con un simple movimiento de mano… Qué incómodo. Recuerdo mi primer beso con SooYeon, en realidad, fue mi primer beso en toda la vida.
 

Con la ayuda de SooYeon entré al equipo de vóley, ella estaba a punto de graduarse y yo acababa de ingresar a la escuela superior. Pensé que al estar en grados diferentes nuestra amistad se vería afectada, pero ella siempre iba a buscarme en los descansos, almorzábamos juntas y volvíamos a casa de la misma manera. Me gustaba. SooYeon tenía un aura tranquilo, pero a la vez fuerte. Las pocas veces que reía lo hacía conmigo y siempre era por alguna bobada que se me salía. Ella iba a ver mis entrenamientos, a veces llevaba a su novia, otras simplemente éramos las dos.

Era el cumpleaños de SooYeon, a mis padres no les gustaba que me junte con ella, ya que se rumoreaba que era lesbiana y no querían que se me “contagie”. A mis quince años no tenía la suficiente independencia como para hacer lo que quisiese y enfrentar a mi madre era un dolor de cabeza. Soo me contó que YuRi, su novia, iba a llevarla a un club nocturno. ¿Por qué no me cae la estúpida de YuRI? ¡Eso! Siempre la lleva a cosas como esa, a cosas para mayores y me pregunto si algún día la meterá en problemas.

El pequeño club era clandestino también, solo algunos vecinos sabían de él, yo era uno de ellos y es que quedaba a unas cuadras de la única cancha en toda la villa, ¿sabes por qué? Porque la gran mayoría de casas eran Hanok, es decir, las tradicionales. Y el club era de los lugares comerciales. Salí a jugar esa noche, SooYeon pasó por ahí antes de llegar a la fiesta.

— ¿Y? ¿Qué tal me veo? —cuestionó dando una vuelta sobre su eje, tan perfecta en ese vestido negro y yo en uniforme con una sudadera viéndome como un pitufo.
— Muy bonita…
— Es el tercer vestido que me he puesto… Le envié unas fotos a Yul y dijo que quería algo más revelador.
— Yo creo que te ves bien en todo.

Ella sonrió y se despidió cuando la morena pasó a recogerla, ella sí llevaba algo revelador. Podías notar que ella no era de aquí, YuRi era de Seúl y muy pocas veces venía a visitarla.
Los últimos meses vi a SooYeon seguir con su relación por simple costumbre, me daba rabia, pero la opinión de una chica de quince años no era muy tomada en cuenta que digamos.

Habrán pasado dos horas, estaba a punto de ser medianoche, tenía diez llamadas perdidas de mi mamá y un mensaje de texto de papá. Yo quería esperar a que SooYeon saliese de ese lugar, en la mañana ya habíamos celebrado su cumpleaños entre las dos, pero de todos modos quería asegurarme de decírselo de nuevo antes de que vaya a casa. El fin de semana ella viajaría a ver a su familia a Seúl lo que nos dejaba a cientos de kilómetros lejos.

— ¡TaeYeon! —Allí venía ella, sonreí, pero mi sonrisa se fue desvaneciendo al verla llorar. Corrí hacia ella y la abracé, la abracé mientras asimilaba la situación.
— ¿Qué pasó? ¿Te hiciste daño? —La miré de pies a la cabeza, luego a los ojos y ahí me detuve.
— ¡YuRi me engaña! ¡YuRi tiene novia! —La voz se le quebró cuando quiso continuar, solo la abracé más fuerte y dejé que se descargara en mi hombro.

Yo sabía que esa chica no era de fiar, y no me esperaba que el tiempo me diese la razón de esa forma. Habían muchas dudas en mi cabeza: cómo  lo descubrió, qué le dijo y quién era.
Nos quedamos así por unos cuantos minutos más, yo nunca había tenido el corazón roto y no sabía mucho menos cómo se sentía estar en su lugar. Ella ya se estaba calmando, se fue li