El comienzo de las pesadillas
El Último de Nosotros.Seguía arrodillada junto al cuerpo de Jessica, mis lágrimas ya se habían secado.
-Chaerin… tenemos que seguir moviéndonos… -Escuché a Jiyong decir… -Vamos…
-No…
-¿No?
-¡NO!
Miré el cuerpo de Jessica… de pronto recordé…
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-¡Solo tú quieres ser incinerada! Yo quiero que me entierren como a mi abuela. –No estaba de todo segura pero creo recordar que mi respuesta entre risas fue. –Está bien, está bien, pero seguramente yo moriré primero.
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-Debo… debo enterrarla…
-¿Con que? –Jiyong se acerca. –No hay nada por aquí Chaerin…
Con mis manos comencé a cavar.
-Chaerin… Chaerin no… -Jiyong se alejó. –Espera, ahora vuelvo.
Mientras cavaba los recuerdos de Jessica venían a mi mente… y las lágrimas volvían a rodar por mis mejillas…
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-Lo siento ya salgo con alguien. –Dijo Jessica evitando mi mirada.
-Lo sé y su nombre es Chaerin.
-¿Chaerin? –Preguntó ella con el ceño fruncido
-Sí. –Respondí con esa sonrisa que la cautivo. –Encantada. ¿Tú cómo te llamas?
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Las lágrimas siguen cayendo sobre la tierra. Escuché unos pasos a lo lejos.
-Con esto será más fácil. –Jiyong me acercó una pala. –De la otra forma solo te estás lastimando las manos.
Tomé la pala y continúe cavando. Clavaba con fuerza la pala en la tierra. Al cabo de unos minutos los brazos me dolían.
-Puedo ayudarte…
Negué con la cabeza. Mi playera húmeda por el sudor ya se había adherido a mi espalda. Al terminar de enterrarla me dejé caer sobre el montículo de tierra.
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-Pues bien este es nuestro nuevo hogar. –Dejé las llaves sobre la mesa. Jessica dejó caer sus maletas y se abalanzó sobre mí.
-Te amo. –Dijo depositando un beso sobre mis labios.
-Y yo a ti.
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Sacudí la cabeza. “Los sentimientos ya no sirven para nada… solo para sobrevivir.
-Ahora debemos continuar.
Asentí en silencio y me puse de pie.
-El puente no está muy lejos.
Caminamos bastante. ¿Cuánto? No sabía. El tiempo ya no importaba.
-Ahí está. –Jiyong sonreía apuntando hacia un muro con muchas luces. –Vamos.
Quise dar un paso pero fue inútil caí de rodillas.
-Chaerin que sucede. –Jiyong se acercó. Toqué mi costado derecho. Húmedo… -¡Oh dios! Tranquila. –No puedo más mis ojos se cierran, la oscuridad me ciega por completo.
**
Una fuerte luz hizo que abriera los ojos. Me encontraba sobre una camilla. Quise girarme para mirar mejor y el dolor en mi costado izquierdo lo impidió. Baje la mirada y vi un parche sobre la herida, mi playera estaba levantada hasta donde comenzaban mis pechos.
-Creí que no lo ibas a lograr. –Jiyong. Él estaba parado en la entrada de la habitación.
-¿Cuánto tiempo?
-¿Cuánto tiempo estuviste inconsciente? Dos días. –Jiyong me acercó una botella con agua. –Debes de tener sed.
El agua estaba fresca, revitalizante.
-¿Dónde estamos? –Pregunté.
-En casa de una persona llamada John. –Jiyong se sienta al borde de la cama. –Después de… de lo que paso con Jessica… confiar en los militares no es buena idea.
Militares… esos malditos. Quise ponerme de pie, pero el dolor me lo impidió.
-Es mejor que no se mueva. -Un hombre estaba parado detrás de Jiyong. –Las suturas podrían romperse. Así que eres Chaerin. Yo soy John.
Asentí en silencio.
-¿A qué te dedicabas antes Chaerin?
¿A que me dedicaba antes…? ¿Debería decirle a esta persona a la que apenas conocía?
-Está bien, no hay problema trata de descansar. Mi esposa tiene ropa y estoy seguro que te quedaría. –El hombre salió de la habitación.
-Tenemos que irnos de aquí. Bom…
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