Mercancía perdida.
El Último de Nosotros.Ya han pasado 3 años desde que la epidemia se desató, el caos invadió el mundo, la comida empezó a escasear. Se crearon zonas de cuarentenas en varios puntos de Estados unidos, donde los militares eran los que tenían el control sobre los alimentos y sobre las personas. También existía un grupo de personas que se hacían llamar las luciérnagas, eran la luz en la oscuridad. Ellos estaban dedicados a encontrar una cura a esta epidemia y eran considerados traidores, porque no seguían las ordenes de los militares, ellos tenían un propio líder.
-¡JESSICA! –Me desperté gritando y toda agitada, todas las noches tengo la misma pesadilla.
Alguien tocó la puerta de mi habitación.
-Ya voy. –Respondí. Abrí y era Teddy, me fije que tenía varios moretones en el rostro.
-Tengo noticias interesantes –Me dijo mientras se sirvió un vaso de whiskey.
-¿Dónde estabas Teddy? –Llevaba varios días de no verlo.
-Distrito Este, tenía una entrega que hacer ahí. –Se bebió todo el trago de un golpe.
-A ver si adivino, por las marcas de tu cara quiere decir que el asunto se fue a la mierda y el cliente se largó con la mercancía. –Estaba muy enojada, él siempre quería hacer las cosas por si solo y no siempre salían bien.
-¿Es así? –Le pregunté pero él solo soltó una carcajada.
-El asunto fue de maravilla, estaba regresando con la mercancía, pero… un par de sujetos me asalto ¿vale? –Se tocaba el rostro con un pañuelo mojado con el whiskey justo donde tenía los moretones.
-Dame eso. –Le quité el pañuelo y empecé a pasárselo por los moretones.
-¿Sabes quiénes eran? –Le pregunte, mientras él se servía mas whiskey.
-No, pero estoy seguro que el maldito de Seungri los envió. –Le quité el vaso de la mano.
-Y sabes que CL, se dónde se oculta, está en un viejo almacén de la zona cinco –Dijo con una gran sonrisa en el rostro.
-Bueno pues yo estoy lista, así que vayamos por nuestra mercancía –Lo único que quería en ese momento era recuperar la mercancía que le robaron a Teddy.
-Pues vamos. –Tomé mi mochila y salimos a la calle.
-El punto de control cinco está abierto, démonos prisa. –Teddy caminaba a gran prisa, ya que los puntos de control de las diferentes zonas solo se abren determinadas horas.
Atención. Los ciudadanos deberán estar identificados en todo momento. Es obligatorio cumplir las órdenes del personal de la ciudad.
Se escuchó en los altavoces que los militares habían colocado por toda la zona.
-Mira eso, aún no han empezado a repartir las raciones. Debe de haber escasez otra vez. –Me dijo Teddy mientras apuntaba a una larga fila de personas que esperaban por sus alimentos. Seguimos avanzando hasta llegar a la zona de control.
-Identificaciones por favor. –El militar me pidió mi identificación para poder dejarme acceder a la zona 5, ya que yo soy de la zona 4.
-¿A que han venido? –Me preguntó mientras revisaba la identificación.
-Tenemos el día libre, para ver a un amigo. –Respondí.
-Está bien, pasen. –El militar se hizo a un lado y nos dejó el paso libre, de pronto un camión de soldados estalló dentro de la zona 5, y las rejas se cerraron automáticamente, sin dejarnos pasar.
-Largo de aquí. –El militar corrió hacia el vehículo en llamas.
Atención el puesto de control número cinco estará cerrado ha
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