Al despertar Dara ya no estaba a mi lado, de hecho no había nadie en la habitación. Me puse de pie y subí a la azotea.

-Vaya por fin despertaste. –Solo Bom se encontraba ahí.

-¿Dónde están los demás?

-Afuera, supongo. –Bom miraba hacia abajo. –Sí, de hecho los veo desde aquí.

-¿Algún motivo por el cual estar sola aquí?

Bom negó en silencio.

-Entonces iré con los demás.

Baje hasta llegar al exterior del edificio.

-¿Bom sigue ahí? –Minzy se acercó. -¿Aún sigue enojada?

-Sí… un momento ¿Enojada? ¿Qué demonios le hiciste?

-Nada… bueno yo nada.

-¿¡Y!?

-Y… Dony se comió… su última lata de elotes.

Miré a Dony.

-Un momento. No sabía que era de ella. Estaba entre las demás latas, pensé que ustedes preferirían la carne enlatada y decidí comerme esos elotes… no lo hice apropósito.

-¡Genial! –Entré al edificio. –Solo esto faltaba.

Tomé mi mochila y me aseguré de cargar el revolver. Miré el bate de beisbol.

-Chae… ¿Qué haces?

-Iré por otra lata. No tardo.

-¿Otra lata? ¿A dónde iras por ella?

-Desde la azotea pude ver unas cuantas casas cerca. Es obvio que en estos departamentos ya no hay nada porque los gemelos tomaron todo. Pero dudo que hayan ido a revisar esas casas.

-Es probable que encuentres comida, pero ¿Elotes? Sin no estoy mal, Bom dijo que encontró esas latas en un supermercado.

-Ya veré tal vez encuentre algo que le quite ese berrinche.

Salí a toda prisa.

-¡Espera! –Una voz me hizo voltear. Era Dara.

-Te dije que no tardaba.

-¿No puedo acompañarte? –Me miraba con el ceño fruncido.

-Claro. –Seguí avanzando.

Aparte de la maldita lata de elotes, tenía que encontrar agua, si podía otra ropa… esta me quedaba bastante grande.

-Y yo que pensaba dejarte descansar, quien iba a decir que ibas a salir corriendo por una lata de elotes…

Me detuve.

-También iré por agua.

-Sí tú lo dices… -Dara comenzó a caminar delante de mí.

Me acerque y la detuve del brazo.

-¿Qué te pasa?

-Nada. –Ella se soltó de mi agarré y siguió caminando.

-¿Es por lo de Bom? –Siguió caminando sin detenerse. -¡Dara! –La alcancé y detuve de nuevo. –Dara.

-¿Qué? Estar bajo el sol ardiente no es nada agradable CL.

-Nadie te dijo que vinieras.

Ella me miró con la boca abierta.

-Tú…

-Lo siento. No quise decir eso… Estas celosa y lo sé… déjame explicarte.

-No hay nada que explicar. –Continúo caminando. -¡Y no estoy celosa!

-Bom es importante para mí.

-Sí, ya me di cuenta.

-Es mi hermana.

Ella se detuvo.

-Es mi hermana… Lo sé debí decirte antes. Pero no pensé que fuera necesario.

-¿Tú hermana?

-Sí, no de la misma madre… pero si del mismo padre. Prometí cuidarla. Y lo sé a veces es un poco berrinchuda, pero es mi única familia… ¿Me entiendes ahora?

-Creo… Hay muchas cosas que no sé de ti…

-Lo sé. –Me acerqué y la tomé por la cintura. –Dime, ¿Qué piensas que soy? O más bien, que era antes de todo esto.

-La verdad es que no sé. Sabes disparar, usar varias armas, pelear cuerpo a cuerpo… y Bom… Bom no se queda atrás.

Sonreí.

-¿Son de la mafia? ¿Tu familia pertenecía a una?

-No.

-¿Y entonces…?

-¿Me creerías si te dijera que mi padre era solo un simple profesor? Ven. –La tomé de la mano. –Te cuento en el camino.

++

-¿Bom? –Subí a la azotea. -¿Bom? ¿Dónde estás? Chae… Chae fue por otra lata.

-¿Qué Chae hizo qué? –Ella salió de la nada.

-Sí, se fue con Dara.

-En todo caso el que debió ir sería Dony.

-Tal vez quería estar a solas con Dara… yo que sé.

-¿Y dejaste que se fueran solas? Bueno… ya sé que entre ellas hay algo, cosa que Chaerin aún no nos dice. Pero es peligroso.

-No pasa nada. Ven, esperémoslas abajo.

Ella asintió.

++

-¿Profesor?

-Así es. –En todo el camino no habíamos tenido encuentro con algún infectado. –Creo que mi padre siempre supo de esto.

-¿A qué te refieres?

-Nos pagó a mí y a Bom, cursos de defensa personal. Para usar armas de fuego… nos llevaba a acampar. Nos… nos preparaba para algo.

-¿Y él…? ¿Los infectados?

-No. Mis padres murieron en un accidente. Su carro se salió del camino. Pero un día antes me llamó. Me pidió que cuidara de Bom…

-Esa casa. Revisemos esa.

Era hora de terminar esta charla. Aún había cosas de las cuales no quería hablar…

-Sí.

-Cuidado. –Escuché a Dara decir. La miré con una sonrisa tranquilizadora. Quise abrir la puerta pero algo lo impedía. Empujé la puerta con mi hombro.

-¿Qué ocurre? –Preguntó Dara.

-Algo la está bloqueando.

Empujé con más fuerza. La puerta se abrió apenas unos centímetros. Di unos pasos hacia atrás, corrí contra la puerta. Por fin se abrió lo suficiente para que pudiera entrar.

-Un maldito mueble estaba bloqueando la puerta. –Escuché un ruido. –Hay algo dentro. No te separes de mí. –Saqué el bate.

Uno de ellos bajaba las escaleras. Lo golpeé con todas mis fuerzas.

-Listo. Revisemos a ver que encontramos.

Al revisar los estantes encontré latas de sopa, comida para perro. Pero no elotes.

-¡Maldición! Maldito Dony.

-Tranquila Chae… encontré esto. –Dara tenía unas botellas con agua. Las tomé sonriendo. –Y esto. –De su mochila sacó frasco lleno de gomitas en forma de osos. –Creo que esto la pondrá muy feliz.

-Dara… -La abracé con fuerza. –Gracias. –Aproximé mi rostro al suyo y la besé. Sus labios me embriagaban. Ella se apartó un poco.

-De verdad que necesitaba un momento a solas contigo mi amor. –Sonrió.

-Yo igual. –Volví a besarla. –Pero está oscureciendo. –Dije entre besos. –Debemos volver.

-Ya quiero ver la cara de Bom cuando vea esto.

Me tomó de la mano entrelazando nuestros dedos.

+++

-Ahí están.