— ¿Matrimonio? Es acaso esto una broma ¿ah? —las dos chicas se miraron la una a la otra. Tenían cara de pánico, habían viajado a California y Jeonju para darles la notica a sus respectivos padres. Los primeros serían los Hwang. La bajita estaba nerviosa, el padre de Tiffany siempre la había puesto de esa manera y es que la mirada inquisitoria de Tiffany, era igual a la de su suegro.

—No, Tae me pidió matrimonio hace dos semanas, mira —la rubia alzó su mano derecha mostrando el precioso anillo que se posaba en su dedo anular. Michelle se tapó la boca e inmediatamente se levantó y abrazó a su hermana. Después abrazó a la bajita.

—Estoy tan feliz por ustedes —las chicas sonreían abiertamente ante la emoción de la hermana de Tiffany. Minutos después el padre de Tiffany habló.

— ¿Qué les puedo decir? —Suspiró y miró los ojos ónices de la castaña —Te has ganado mi respeto, TaeYeon. Has tenido las —pero la hermana de Tiffany intervino.

— ¡Papá!—el hombre rodó los ojos.

—Has tenido el coraje de proponerle matrimonio a mi hija y debo decir que eso es tener pantalones —la bajita sonrió tímidamente, —ven acá, enana —le dijo el hombre mientras extendía sus brazos para abrazar a la bajita. —Si la haces sufrir, juro que conocerás la furia de un padre enojado —le susurró en el oído a la chica. —Bienvenida a la familia, TaeYeon —dijo elevando su voz y tomando a la chica de los hombros. La bajita seguía con los ojos abiertos. Con trabajo, TaeYeon pasoó saliva y sonrió nerviosamente.

—Vamos a celebrar —las chicas sonrieron y caminaron hasta la mesa principal. TaeYeon tomaba la mano de su ahora prometida ante la mirada un tanto prepotente de su suegro.

…

—Esta noche iremos con tus padres, TaeYeon —la chica miró a su prometida.

— ¿Por qué? —la americana rodó los ojos. Se acercó hasta TaeYeon la cual estaba acostada en la cama leyendo un libro.

— ¿Acaso me estás tomando el pelo, TaeYeon? —la bajita sonrió y bajó el libro y miró los ojos marrones de su novia.

—No digo para qué vamos a ir, sino, ¿por qué esta noche? Podemos ir mañana. Quiero descansar Tiffany —la rubia miró a su bajita, —ya sé que te mueres por decirle a mi madre que al fin lograste tu cometido, pero esperemos mañana. Nos iremos en la mañana, Tiffany —la americana suspiró.

—Si no te levantas temprano por ti misma, te despertaré con un balde de agua fría —la rubia sonrió. —Estoy hablando en serio.

—Bien, bien, ahora duerme.

…

Habían tomado el vuelo de las 9 de la mañana y eso porque TaeYeon no se había levantado temprano, Tiffany hizo lo que toda mujer desesperada tenía que hacer, levantó a su novia con agua fría. Durante el vuelo, la bajita había estado estornudando, la americana simplemente sonreía. Por más que TaeYeon quería estar enojada con ella, no podía.

Al llegar a Jeonju, tomaron un taxi el cual las llevó a la casa de los Kim. La rubia se había puesto nerviosa y la bajita no podía estar más. No todos los días ibas con tu familia y les decías: “Hey me voy a casar.”

—Por fin te dignas a venir, TaeYeon —la castaña abrazó a su madre con todas sus fuerzas.

—Lo siento madre, pero el trabajo —las chicas pasaron. TaeYeon suspiró, extrañaba ese aroma que la casa de su madre desprendía.

—Tiffany, es un gusto volver a verte. Estás hermosa —la rubia se sonrojó y abrazó a su suegra. Las tres mujeres pasaron a la sala. El silencio se hizo presente, la americana movió la pierna de la chica y esta asintió.

—Mami —la rubia rió ante la voz aniñada de la otra chica. —Hemos venido porque tenemos algo importante que decirte.

—Oh Dios —TaeYeon dio un suspiro y miró los ojos de su madre.

—Esto es grande, mamá.

—Solo dilo, TaeYeon.

—Tiffany y yo nos vamos a casar —los ojos de su madre se abrieron completamente. De su boca no salió ningún sonido, actuó por impulso y se acercó a su pequeña hija.

— ¿Es acaso una broma? —TaeYeon enarcó una ceja.

— ¿Por qué todos piensan que es una broma? —preguntó la pequeña rubia y la madre de TaeYeon sonrió.

—Será porque nunca nos imaginamos, al menos yo nunca imaginé que ustedes dos terminarían casadas.

—Bueno, aún no estamos casadas, estamos comprometidas, ¿ves? —le mostró la bajita la mano de su novia.

—Oh TaeYeon, ¡qué feliz me haces! Le ganaste a Jiwoon —en eso el chico entra a la casa de la mano de su novia.

—Hey, pero si aquí está tu cordera —la castaña se levantó y abrazó a su hermano —y ese milagro que vienes a tu corral —Tiffany sonrió. —Hola, Tiffany —la rubia abrazó al hermano de su novia.

—Hola, Kira, ¿cómo estás? —la castaña saludó a la novia de su hermano.

—Muy bien, TaeYeon. Hola, Tiffany —saludó tímidamente la chica a Tiffany.

—Hola.

— ¿Y a qué se debe a que estés aquí?

—Si quieres me voy.

—Uy, ¿desde cuando eres tan agresiva? Recuerda que los corderos son tiernos y dulces —dijo con una gran sonrisa el chico. La bajita solo rodó los ojos.

—Siempre tan en tu papel del hermano mayor, Jiwoong —el chico sonrió.

—Se nos casa, Jiwoong. Mi pequeña se casa —el chico abrió la boca y dio un gran grito de felicidad. Su hermana abrió los brazos para recibir ese gran abrazo, pero nada. Volteó y su hermano tenía a su chica por los aires mientras daba vueltas en el mismo lugar.

—Por fin vas a hacerla normal ¡Dios mío! Al fin tendré una hermana normal. Ven acá pedazo de cordero enamorado —la bajita sonrió ante la sarta de cosas sin sentido que su hermano estaba diciendo.

—Jiwoong, ¿qué cosas dices? —le regañó su mamá al chico.

—Mamá, no todos los días la hija rara viene y te dice que está comprometida y mucho menos que lo está con una de las chicas más ys de todo Corea —la bajita golpeó el brazo de su hermano. —Hey.

—Estás hablando de mi novia, casi esposa. Ten más respeto —el chico rodó los ojos. Minutos después toda la familia estaba sentada en la sala platicando. Tiffany miraba toda la acción sin decir alguna palabra. En verdad adoraba a esa chica y todo lo que la rodeaba. Aun se le hacía surreal que todo lo que estaba pasando, sería la esposa de Kim TaeYeon.

. . . . . .

—Supongo que ya tienen una fecha para la boda —después de una semana de estar fuera de Seúl, las chicas se reunían con Yuri, Jessica, Hyoyeon y Sunny. Las cuatro chicas estaban sumamente emocionadas ante la idea de ver a las dos chicas tan enamoradas y listas para dar el siguiente paso.

—Tenemos planeado para el 20 de julio —estaban a principios de marzo. Tenían alrededor de 4 meses para organizar la boda de ensueño.

—Bueno, tenemos que ir organizándola si es que la quieres para esa fecha —terminó de decir Yuri. Ambas chicas sonrieron. Sabían que sería una boda épica. Las dos eran tan diferentes, las dos tenían un pelicular estilo, en pocas palabras, si querían que esto funcionara de manera pacíficamente tendrían que ceder en algunas cosas.

Marzo

Había sido un caos total ese mes. Entre escoger la mejor planeadora de bodas, entre callar a Yuri con sus absurdos temas o el tener a la madre de TaeYeon susurrándoles a los oídos lo que tenían que hacer, fue sumamente estresante.

La ceremonia se llevaría a cabo a las afueras de Beverly Hills, en una mansión que a ambas chicas les había fascinado. El tener como vista un hermoso atardecer y un aspecto tan pacífico y campirano había enamorado a las chicas.

Aun parecía un hermoso sueño, de esos en los que quieres estar para siempre dormida y nunca despertar. Pero para Tiffany y TaeYeon, no era un sueño, era su realidad, una que estaba a su favor. El haber declarado su relación públicamente no fue un revuelo hace casi tres años y mucho menos había sido la noticia de la boda.

El cumpleaños de la bajita había llegado y con eso, un paro en los preparativos de la boda, había tenido una pequeña fiesta con amigos, familia y por supuesto su gran amor. El corazón de TaeYeon bombeaba felicidad a todo su cuerpo, ¿Qué más le podía pedir a la vida?

Abril

Lo difícil ya había pasado, las chicas no habían tenido problemas, al menos hasta ahora. Todo marchaba bien, Lauren, la organizadora del evento había estado cien por ciento dedicada a realizar la boda de ensueño para ambas chicas.

Tiffany, con su cierta adicción a los reality shows, había estado perturbando a la chica con lo hermosa que quería que fuera su boda, como un cuento de hadas, como la boda real, como esas bodas que ves en la televisión y sueñas algún día con que tu boda sea igual o mejor.

TaeYeon por su parte, estaba emocionada, por supuesto, era su boda. Sin embargo ella trataba de no perturbar a la pobre de Lauren. Con la americana llamándola cada hora era más que suficiente para también añadirle otra llamada más. A diferencia de Tiffany, la bajita quería una boda sencilla, los lujos no se necesitaban para demostrar a una persona cuanto amor se tenían la una a la otra, al menos ella eso pensaba.

Mayo

Habían recorrido todas las tiendas de Los Ángeles, habían viajado a Nueva York y recorrido todas las tiendas posibles y ningún vestido había convencido a Tiffany, ¿por qué tenía que ser tan difícil escoger un vestido? Sí, era el vestuario más hermoso que una mujer puede escoger o llegar a usar, pero con Tiffany siempre eran los extremos.

Desde Chanel hasta Dior, ninguno había convencido a la ahora pelinegra. La bajita solo suspiraba, ella a cambio, su vestido ya tenía. Un hermoso vestido de seda, strapless, color hueso, largo obviamente. Simplemente perfecto, se amoldaba tan bien al cuerpo de la castaña.

Vera Wang era la última opción de Tiffany. Si un vestido de aquella mujer no lograba convencer a la americana, estarían perdidas. Colección 2015, ni siquiera había salido al mercado los diseños de la mujer, ese era el momento definitivo.

—Tiffany, hemos visto alrededor de 15 vestidos. Tienes que decidirte por uno —la bajita estaba sentada mirando como la chica se miraba en el espejo. El equipo de la casa de modas estaba desahuciado, nunca pensaron que hubiera una mujer tan indecisa, hasta que conocieron a Tiffany Hwang.

El último vestido se dejaba ver. Un precioso vestido blanco, sin tirantes, ceñido del estómago hasta la cadera, con un vuelo impresionante y una cola larga. Los ojos de la americana se iluminaron, el vestido gritaba "Tiffany Hwang" por cada tela. La bajita miró la cara de su chica y sonrió abiertamente, ese era el vestido para Tiffany.

Junio

—Oh Dios mío, solo un mes más y listo. Seré la Sra. De Kim —la castaña miraba a la pelinegra. La sonrisa que en esos momentos tenía valía todo el dinero del mundo.

—Y yo la Sra. De Hwang. Es tan surreal, siento que estoy en un sueño, y en ocasiones en una pesadilla —la americana rodó los ojos a