Le daré mi apellido, pero no pienses que me casaré contigo. Las palabras causaban un eco en su mente. Esa no era la respuesta que necesitaba, tan solo era un triunfo parcial.

-Será como tú quieras, Taeyeon-La pelirroja sonrió ampliamente ante el expectante hombre.

-De acuerdo, Stephanie-el castaño no estaba convencido de que ella hubiese aceptado tan rápido; sin embargo no sabía que Tiffany estaba inconforme con el resultado. Pero, la americana tenía que actuar fríamente y mostrar un ligero interés para mantener el poder en la negociación. Ella conocía el modo de pensar de los hombres, tenía que hacerle creer que aceptó su decisión y él, por su confianza, no sospecharía que ella idearía un plan para poder casarse.

-Antes de retirarme quiero pedirte algo-comentó fingiendo que revisaba un mensaje en su iPhone, haciéndose la interesante-Hace unos días visité una boutique especializada en artículos para bebés y encargué varias prendas y diversas cosas para nuestro hijo. ¿Podrías acompañarme a hacer el pago final y solicitar que envíen todo a New York?

-Sí, iré contigo, pero… ¿New York?-preguntó el varón sin entender.

-Claro, es donde viviré con nuestro hijo-respondió la hermosa pelirroja con una suave sonrisa, tomando su bolso de piel oscura y poniéndose de pie.-Puedes recogerme a las 5 pm, en esta dirección-depositó en el escritorio una tarjeta.-Nos vemos, Taeyeon-se despidió y apenas había dado tres pasos cuando sintió un fino agarre en su antebrazo. Tiffany giró lentamente su rostro y, con una ceja elevada, lo observó fijamente.

-No quiero que mi hijo viva en otro continente, tan lejos de mí-explicó el castaño con calma.

-Pues…creo que no puedes hacer nada para evitarlo-comentó con una ligera risa. La pelirroja estaba feliz, Taeyeon le había dado la clave, sería él mismo quien uniera sus vidas…sólo había que esperar.

El hombre estaba a punto de replicar cuando sonó su teléfono.-Permíteme-pidió a la mujer antes de caminar hacia su escritorio y responder. Era su secretaria quien le comunicaba de la llegada de sus hermanas. Cuando finalizó la llamada, descubrió que ella se había marchado. Tendría que esperar para exponer su punto de vista.

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-Tae-oppa, ¿quién es esa mujer a quien vimos salir de tu oficina?-preguntó una bella castaña en cuanto vio a su hermano mayor.

-¿Eso es lo primero que le dices a tu hermano a quien no veías desde hace meses?-reprendió a su hermana quien acababa de terminar sus estudios en Japón-Dame un abrazo, Jiyeon-pidió con un puchero antes de abrazarla fuertemente y cargarla.

-¡Oppa! Te extrañé demasiado~-exclamó la chica correspondiendo a la muestra de afecto de Taeyeon.

-Taeyeon, asfixiarás a nuestra maknae-comentó la elegante rubia que sonreía al ver a sus hermanos.

-Tú también ven aquí-pidió el varón a Hyoyeon, rodeándola con su brazo derecho, formando un abrazo grupal. Taeyeon, Hyoyeon y Jiyeon Kim, los tres hermosos hijos del matrimonio Kim, tan unidos como todo el tiempo.

-Se siente muy bien estar los tres juntos, como antes-comentó la hermosa rubia con una brillante y sincera sonrisa. Habían tomado asiento en la sala de la oficina y el mayor se olvidó por completo de sus pendientes, sus hermanas siempre habían sido su prioridad.

-Ahora que estoy de regreso, nos divertiremos demasiado-prometió Jiyeon, quien amaba asistir a cuanta fiesta hubiese.

-No todos tenemos tiempo para esas cosas, Jiyeonnie, algunos trabajamos-se burló el mayor sacándole la lengua.

-Hyo-unnie, oppa me está molestando-se quejó la menor, haciendo ojos de cachorrito.

-Taeyeon, deja a Jiyeon en paz-pidió la hermana de en medio entre risas. Extrañaba mucho estos momentos que pasaba con sus hermanos.

 -Ok, ok, oppa se comportará-prometió jugando con el terso cabello de su hermana.- Y espero que estas bellas damas acepten que las invite a almorzar-comentó poniéndose de pie para arreglar su corbata, cerrar su saco y ofrecerle un brazo a cada una de sus hermanas, quienes lo aceptaron gustosas.

-¿Cómo en los viejos tiempos?-preguntó la rubia cuando se dirigían al elevador.

-Como en los viejos tiempos-respondió el castaño más que feliz. Ellas eran dos de las cinco mujeres que más adoraba en la vida y le encantaba poder pasar tiempo a su lado.

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-Ahora sí, oppa. Dinos quien es esa mujer que estaba en tu oficina antes que nosotras-Hyoyeon sacó a colación el tema que tanto ella como Jiyeon morían por discutir.

-¿Ummm?-el castaño comía su helado de chocolate con tranquilidad. Observó las miradas curiosas de sus hermanas y supo que tendría que hablar. No podría ocultar el embarazo de Stephanie Hwang por mucho tiempo y prefería contárselo ya a sus hermanas, quienes seguramente lo apoyarían…Además, necesitaba su consejo, porque no le había hablado a nadie de su problema.